Omar Paganini, ministro de Industria
A pesar del golpe que significó la pandemia para la industria manufacturera, este año el sector logró situarse en niveles superiores a los de 2019. Por otro lado, el Ministerio de Industria (MIEM) alcanzó importantes avances en diversos objetivos, como el desarrollo del hidrógeno verde y del rubro audiovisual. Para el año próximo, se espera progresar en materia de movilidad eléctrica, conectividad y competitividad, entre otras áreas.
¿Qué balance hace del año 2021 en lo que respecta a la gestión del Ministerio?
El 2021 fue un año particular porque significó el inicio de la recuperación después del fuerte golpe que recibió en 2020 la economía local y mundial, y de un primer semestre complicado en términos sanitarios, donde tuvimos el impacto de la primera ola de covid-19. Con esa salvedad, a nivel económico es un balance positivo porque se pudo avanzar en la reactivación del tejido productivo para la segunda mitad del año, desde los sectores más golpeados como fue el del comercio y los servicios, pero también de sectores estructuralmente importantes como la industria manufacturera, que logró situarse este año en niveles incluso superiores a los de 2019, el último prepandemia.
Esa mejora de la economía tuvo correlato en las cifras de desempleo y de seguro de paro, que en general tienen un rezago en las mejorías, por lo que también hay un balance positivo en ese sentido.
A nivel de gestión, el Ministerio pudo avanzar en varios aspectos que son centrales. Quizás el más significativo, por lo novedoso y por el potencial que tiene para el país, es la definición de una estrategia para que Uruguay comience a insertarse en el mercado del hidrógeno verde, uno de los energéticos del futuro. El país tiene ventajas comparativas y varias fortalezas para ser un jugador clave en el concierto global, en particular cuando vemos la importancia que le están dando al tema los países europeos –con Alemania a la cabeza- y otras potencias económicas globales.
También se logró consolidar el desarrollo del sector audiovisual, que tuvo un importante auge durante la pandemia gracias a que Uruguay mantuvo un estatus sanitario especial y una mayor flexibilidad para el ingreso de personas, a lo que se sumó un atractivo incentivo fiscal. Todo eso permitió que se llevaran adelante en el país rodajes de contenidos a cargo de las principales plataformas del mundo. Netflix, HBO, Amazon, Sony, entre otros, descubrieron Uruguay como un mercado que les ofrece todo lo que necesitan, desde locaciones variadas, talento local, hasta una red de productoras que han apostado a ganarse un lugar en un mercado competitivo y exigente. El Programa Uruguay Audiovisual, que fue potenciado en este período con hasta US$ 12 millones en la modalidad de cash rebate, fue un llamador fundamental para consolidar esta corriente, que esperemos se mantenga. Para el MIEM es una industria estratégica porque es fácilmente escalable, y por su alto valor agregado. Este año las horas de rodaje se triplicaron respecto a las de 2020, por lo que es esencial continuar apoyando al sector.
La atracción de talentos y el desarrollo de la economía digital fue otro de los puntos altos que nos dejó este año. Tuvimos la oportunidad de que gigantes de la región como Globant ampliaran su presencia en Uruguay creando empleos de calidad, algo que ya venía haciendo también Mercado Libre, entre otras empresas de primer nivel.
Conseguimos, además, sellar una alianza con el centro de innovación Newlab de Brooklyn, que permitirá instalar en el LATU –junto a la ANII y con el apoyo de empresas privadas-, una plataforma que servirá de base de lanzamiento para la internacionalización de las startups tecnológicas uruguayas.
Logramos, asimismo, estrechar la relación con gigantes tecnológicos como Google y Amazon, y tuvimos la concreción de inversiones relevantes de empresas que continuaron apostando a invertir en el país con una visión integrada a la región. El ejemplo más reciente lo vimos en la alianza de Ford con Nordex, que implica el retorno al país después de 35 años de la marca con la producción del modelo utilitario Traffic, que será vendido a toda la región.
¿Cuáles son las proyecciones que maneja para el año próximo en cuanto al funcionamiento y las actividades del organismo?
Queremos avanzar en la segunda transformación energética. Esto involucra la electromovilidad, el hidrógeno verde y la economía circular. En el caso del hidrógeno verde, queremos hacer un llamado público en los primeros meses del próximo año para un proyecto piloto, que nos va a permitir tener una primera experiencia con una flota pequeña de camiones u ómnibus. Además, intentaremos consolidar alguno de los proyectos de mediana escala para los cuales sabemos que existe interés.
En nuestra gira por Europa quedó claro que hay una escala de proyectos que para el mundo son medianos, pero grandes para Uruguay, que están cerca de concretarse y significan unos cuantos millones de dólares de inversión. El primer paso en la transición energética hacia el hidrógeno son combustibles verdes, que se producen con hidrógeno y algún otro componente y que se pueden usar en motores a combustión comunes, sin mayores modificaciones. Hacia eso se está yendo, por ejemplo, en el sector aeronáutico y naval, y creemos que hay posibilidades de poder contar con algún anuncio en ese sentido el año que viene.
También queremos avanzar en la electromovilidad, que es la otra pata de la segunda transición energética. Tenemos un 97% o 98% de generación eléctrica en base a renovables, pero en la matriz energética total del país todavía hay entre 37% y 40% que depende de combustibles fósiles. La mayor concentración de ese consumo se da en el transporte, y es el más difícil de atacar. Allí estamos trabajando en la promoción de la movilidad eléctrica a baterías, que es el modelo más eficiente y comercialmente viable para las cortas distancias y el transporte particular y público. Ya dimos un paso importante este año en ese sentido, bajando a cero el Imesi para los vehículos eléctricos, y reduciendo la carga impositiva para los híbridos.
También queremos avanzar en la conectividad. Un objetivo es sustituir el 100% del cableado de cobre en las telecomunicaciones para llegar con fibra óptica a todo el país. Nos proponemos llegar a todo el territorio con cobertura de telefonía móvil, que era uno de los debes. Y avanzar en la implantación comercial del 5G, que va a permitir mejorar la conectividad en general y el desarrollo del internet de las cosas. Hay muchas oportunidades en ese sentido, pero para ello debemos subastar algunas frecuencias del espectro radioeléctrico que son claves para eso. Estamos viendo cuál es el mejor momento para llevarlo adelante, porque hacerlo en medio de la pandemia tampoco era la mejor opción.
Por otra parte, queremos mantener la agenda de mejora de la competitividad avanzando en la transparencia del mercado de los combustibles y comenzar la revisión de costos en el mercado eléctrico. Para eso se va a profundizar la tarifa inteligente y se buscará desarrollar la generación distribuida, como contribución a dinamizar el mercado mayorista.
Finalmente, el mundo está en un proceso acelerado de transformación digital y Uruguay cuenta con ventajas y trayectoria para destacarse en esa área. Nuestro sector de TIC tiene que continuar creciendo con un acelerado nivel de innovación para seguir siendo competitivo y cada vez más reconocido. Desde el Ministerio tenemos que apoyar el desarrollo de tecnologías para las distintas verticales, lo que requiere fomentar ecosistemas; que se puedan probar soluciones integrando hardware, software e inteligencia artificial en ambientes complejos. Para eso, estamos diseñando instrumentos que permitirán a las empresas de tecnología contar con bancos de prueba y herramientas que contribuyan a profundizar su internacionalización.
¿Qué desafíos vislumbra en el horizonte en la industria nacional, en una economía muy inestable, no solo local, sino a nivel mundial, y donde la pandemia ha tenido gran impacto? ¿Qué le depara el futuro al empleo en el sector?
Creo que un contexto desafiante como el que vivimos abre la puerta a nuevas oportunidades. Hemos podido ver que además de ser fuertes y competitivos en el sector agroexportador, existe también todo un universo de servicios de alto valor agregado que es válido promover y desarrollar. Uruguay tiene que apostar a la innovación y a la búsqueda de nichos específicos porque no tiene demasiadas oportunidades de generar economías de escala. Las industrias creativas, las biotecnologías, las ciencias de la vida, las telecomunicaciones, las energías renovables, son sectores en los que podemos destacarnos.
Y hacia allí también tenemos que mirar al momento de definir políticas de formación y de generación de capacidades laborales. Hoy estamos viendo una mejora de los números de empleo y desempleo, y ya estamos en niveles mejores que los anteriores a la pandemia. Pero debemos comenzar a generar las condiciones para que los jóvenes que se van integrando al mercado laboral, que son nativos digitales porque forman parte de la generación del Plan Ceibal, puedan continuar su formación en las nuevas tecnologías.