GUSTAVO TRELLES, COUNTRY HEAD DE SANTANDER URUGUAY
Entre los grandes desafíos que tiene el sector está seguir potenciando el rendimiento digital para masificar los servicios financieros y llegar a públicos a los que actualmente no se tiene alcance, indica Trelles. A su vez, remarca la necesidad de que haya reglas de juego iguales para todos los actores que se desenvuelven en el sistema regido por las nuevas tecnologías, haciendo alusión a las fintech.
¿Qué hitos destacaría en el sector bancario uruguayo en los pasados 40 años?
Visto desde el 2021 y transcurridas ya casi cuatro décadas, al observar el devenir del sistema financiero uruguayo, hay dos momentos ineludibles: el rompimiento de la “tablita” en 1982 y la crisis del 2002. Fueron dos episodios duros en la historia económica del país, con afectación en el sistema productivo, el empleo, los salarios y también en la actividad de los bancos. No obstante, es justo remarcar que pudimos salir adelante, fortalecidos y maduros en múltiples aspectos.
Si hablamos de recuperación y cambios significativos, en la década del 80 se modificó el régimen cambiario, mientras que en 2002 se afianzó una variación hacia un sistema financiero más sólido, con una mejor estructura y modernizado, acoplado a lo que exige el mundo del siglo XXI.
En el mencionado lapso, nos enorgullece haber protagonizado uno de los hitos más significativos. La fusión en 2008 permitió a Santander convertirse en el primer banco privado del país, lo que hoy lo lleva a ser la entidad financiera privada más grande de Uruguay. Ya son más de 40 años de historia y trabajo en plaza, marcados por el esfuerzo, el crecimiento sostenido y una vocación de servicio innegociable, todos elementos que nos obligan a seguir profundizando nuestro liderazgo.
Es oportuno señalar el rol que los bancos hemos desempeñado durante la emergencia sanitaria. Canalizamos la ayuda de los gobiernos a las empresas y familias; generamos fórmulas para atender las necesidades de financiación y liquidez de nuestros clientes; ofrecimos servicio ininterrumpido por medios digitales, contact center y oficinas. Para Santander, la prioridad fue y será mitigar los efectos de la pandemia, primero desde el punto de vista sanitario, y segundo, en el impulso del rebote de la economía.
Por su parte, la digitalización ha sido la tendencia más clara en términos operativos. La posibilidad de gestionar la actividad bancaria a través de medios digitales ha sido un paso muy grande que aún se mantiene en evolución. El espacio de crecimiento y la agenda de innovación no tienen otro límite más que la personalización del servicio. No podemos perder nuestra esencia: el estar cerca, escuchar y proponer herramientas financieras de valor. En Santander seguimos confiando en la atención que brinda nuestra amplia red de sucursales en todo el país.
En un mundo tan cambiante como el de hoy, ¿cuáles son los principales desafíos estratégicos que tiene el negocio de Banco Santander en el largo plazo?
El sistema financiero está transitando y asimilando la irrupción de la digitalización, interactuando al mismo tiempo con el potencial y el dinamismo que ofrecen las fintech.
Uno de los grandes desafíos está en seguir potenciando el rendimiento digital para masificar los servicios financieros y llegar a públicos a los que actualmente no se tiene alcance. El resultado será un sistema más accesible e inclusivo.
Santander, con aciertos y errores, está volcado plenamente a dichas etapas, y en ese camino nuestra estrategia es universal, porque contempla a todos los segmentos. El cliente Santander puede optar por la atención física o digital, sin distinciones ni obstáculos. La innovación es nuestra filosofía, y más allá de que se asocia a la innovación con la tecnología, entendemos que se pueden hacer las cosas distintas con y sin sistemas. Hay mucho por hacer, confío en el potencial de nuestro equipo y el rumbo que ya estamos marcando.
En la ciberseguridad sigue habiendo un importante desafío en la educación y prevención. De un tiempo a esta parte, y considerando el nuevo esquema digital que produjo la pandemia, nos abocamos a profundizar la comunicación para generar conciencia a través de todos nuestros canales.
Es importante que los usuarios digitales conozcan nuestras recomendaciones para la debida protección online. Las nuevas modalidades de fraude se asocian a las nuevas modalidades de comportamiento y usos de la sociedad. En el futuro se generarán muchos más delitos por vías tecnológicas que por las físicas pues la operativa de la gente se ha trasladado hacia nuevos canales.
Al mismo tiempo, es imposible no estructurar una planificación del negocio ajena a lo que sucede en nuestro entorno. Nuestro compromiso es claro. Al inicio de la emergencia sanitaria canalizamos la ayuda del gobierno a las empresas y familias, y buscamos fórmulas, repito, para atender las necesidades de financiación y liquidez que tenían nuestros clientes. Además, continuamos ofreciendo servicio por medios digitales y en formato presencial. Es decir, movilizamos todos nuestros recursos para apoyar a las personas, con responsabilidad y escucha activa. Afrontamos los primeros impactos de la crisis sanitaria, paliamos los efectos del confinamiento y ahora estamos netamente enfocados en impulsar el rebote de la economía. Hicimos mucho, pero sabemos que podemos hacer más.
Más allá del negocio, ¿cómo ve preparado al país –y sus diversos sectores- para ser el soporte de esos desafíos que tiene el banco?
Uruguay es un país que se destaca por la muy buena conectividad de su población. El acceso a internet en el país se ha universalizado en la última década y hoy nueve de cada 10 personas tienen conexión a la red.
Esta buena infraestructura no solo ha permitido el desarrollo de las personas con el acceso a educación, formación en diferentes áreas y facilidades para realizar trabajos, sino que también ha potenciado el talento innovador, la creatividad y productividad, que se reflejan, por ejemplo, en el éxito internacional de empresas nacidas en Uruguay, como es el caso de dLocal.
Para salir adelante, el país cuenta con una hoja de ruta muy clara. El sistema emprendedor es muy potente y puede dar mucho más, por eso fomentamos diferentes acciones y apoyos concretos: cuentan con nosotros. Trabajamos codo a codo con las pymes y grandes empresas para poder brindarles el respaldo que necesitan para convertirse en protagonistas que lleven hacia adelante al país.
Creemos mucho en la actividad agropecuaria en Uruguay, la ganadería, la agricultura y todo lo que tenga que ver con el sector agroexportador. No hay dudas de que es uno de los motores más importantes de generación de ingresos y económica del Uruguay. Por eso nos vemos en la obligación de sumar esfuerzos. ¿Cómo? Tratando siempre de innovar y apoyar, haciendo las cosas de una manera diferente, disruptiva. Tenemos herramientas para el productor y nuestros procesos son cada vez más sencillos. El acceso al crédito es una muestra. Es la forma real de confirmar nuestra misión, la de ser un banco que llega a todo el Uruguay y abierto a todos los productores.
¿Qué se necesita y hoy no está vigente en materia de regulación para avanzar en estos desafíos?
Luego de la crisis de 2002 se estableció una normativa mucho más moderna, con una actualización de las estructuras de control. Eso ha generado un sistema financiero mucho más sólido.
Entiendo que en forma urgente debería haber un nuevo impulso hacia el futuro, para lo que sería conveniente afinar la normativa que debe adecuarse justamente a hacia dónde va el mundo: lo tecnológico, lo virtual, el procesamiento en la nube, lo remoto. Si se pretende un sistema financiero moderno es imperiosa la necesidad de una regulación que converse con las nuevas modalidades de procesos y comportamientos que se están dando a nivel del mundo.
Por supuesto, se necesita una normativa que mantenga la seguridad, estructura y respaldo con el que cuenta el sistema financiero actualmente, pero también haciendo viable el futuro de este, limitando rigideces, aumentando capacidades y oportunidades para lograr mayor flexibilidad, inclusión y procesos más ágiles que le permitan competir justamente con nuevas normas de competencia que el regulador está impulsando.
Por otra parte, es necesario que haya reglas de juego iguales para todos los actores que se desenvuelven en este sistema financiero regido por las nuevas tecnologías. Las fintech han sido muy importantes para el desarrollo del sector, pero el pedido de los bancos a nivel internacional, al que Santander también se suma, es el de contar con una normativa que las contemple.
Si hay una fintech que toma o presta dinero, debería tener las mismas regulaciones, condiciones, normas y limitaciones que tenemos los bancos. Santander se ha adaptado siempre a las reglas de juego y a las normas establecidas y así lo seguirá haciendo.