* Darío Andrioli y Natalia Silva
El año que finaliza deja para 2024 una línea de partida para la actividad empresarial con nuevos e importantes desafíos y oportunidades. Acontecimientos climáticos, geopolíticos, económicos, el avance tecnológico y los nuevos requerimientos determinan la necesidad de analizar el contexto para adaptar las estrategias y operaciones de las empresas uruguayas.
El denominado entorno VUCA, utilizado para describir la volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad del marco donde actúan las empresas, está dando paso al llamado entorno BANI. Este pretende reflejar el escenario actual caracterizado como frágil, ansioso, no lineal e incomprensible.
Contexto económico y financiero
En un mundo que en 2023 creció en forma moderada, nuestro país terminará con muy leve crecimiento de la actividad económica, bastante menor a las expectativas de principio de año de 2.5%, por el efecto de la sequía. Los datos del tercer trimestre muestran que si bien el PIB creció 1% respecto al trimestre anterior desestacionalizado, bajó 0.2% en relación a igual trimestre de 2022 y en los primeros nueve meses del año el producto se contrajo 0.4%.
Se observan desempeños sectoriales no homogéneos, con algunos sectores con caídas de actividad significativas en el año, como agro, energía y construcción, mientras que crece transporte y comunicaciones.
También ha habido cambios desde el enfoque del gasto. La demanda interna, impulsada por el incremento del salario real, muestra en los primeros nueve meses un aumento del consumo de 3.4%, pero orientado al turismo de compras en Argentina, mientras que las inversiones en activos fijos bajaron 4% en dicho período.
Por su parte, la demanda externa presenta caída de exportaciones, en particular las ventas al exterior de bienes cayeron 14% en la comparación interanual de los primeros once meses, aunque en los últimos dos meses ha parado de caer. Actualmente, los principales mercados de destino son Brasil y China, seguidos de Estados Unidos y la Unión Europea.
Las expectativas para 2024 son de repunte de la actividad impulsada por la producción de la segunda planta de UPM y el rebote productivo del agro, con un aumento del producto del orden de 3%, algo por encima del crecimiento potencial de nuestra economía.
Respecto a los precios, un cambio importante del año fue la reducción del nivel de inflación, que se ubica en 5% en los últimos doce meses a noviembre, dentro del rango meta. Las expectativas de mercado para el año próximo son que se acelere a tasas algo mayores al 6%.
Por su parte, la cotización del dólar a mediados de diciembre se ubica algo por debajo del final de 2022, e incrementa la caída de la competitividad-precio. A octubre, la caída global es de 6% en los últimos 12 meses y acumula 16% en el último quinquenio. Si bien éste no es el único factor de competitividad, el encarecimiento relativo afecta a exportadores, turismo y consumo.
En relación al financiamiento de las empresas, en general presenta buen desempeño, aunque tiene mayor costo por el incremento de las tasas de interés observado desde mediados de 2022. Según los últimos reportes financieros del BCU, la morosidad, si bien aumentó algo, se mantiene en niveles bajos e inferior al 2% y la calidad de los créditos ha mejorado (las categorías 3, 4 y 5 con dificultades en su capacidad de pago bajaron al 10%).
Entorno tecnológico
Además de las condiciones del contexto económico, el entorno global relevante para las empresas es amplio e incluye la tecnología y la ciencia.
Sin dudas, el desarrollo de la tecnología presenta oportunidades y desafíos, y brinda herramientas nuevas a las empresas, como big data, internet de las cosas, inteligencia artificial, robótica y sistemas expertos de predicción, entre otros. Estos instrumentos contribuyen a la innovación, promueven la automatización de las operaciones y la competitividad por reducción de costos y mayor productividad y eficiencia.
En particular, en el año que finaliza la inteligencia artificial impacta con la aparición del Chat GPT y nuevas aplicaciones, que representan un cambio importante para las empresas y personas. El desarrollo digital de los negocios como nuevo modelo de gestión en particular, brinda oportunidades de optimizar procesos a agronegocios, retail e industria.
Para mejorar la capacidad de competir las empresas requieren innovar en sus productos y procesos. A partir de nuevos conocimientos científicos y tecnológicos deben implementar cambios para mejorar sus resultados y generar valor. Como lo expresa el Prof. Ricardo Pascale en su nuevo libro, una economía basada en el conocimiento es la clave para el desarrollo de los países.
Hoy las empresas tienen la necesidad de vigilar el ambiente tecnológico y adaptarse en forma rápida a las nuevas tecnologías. En ese marco, las decisiones de inversión tienen que incluir proyectos de innovación ya sea incremental o radical, considerando incentivos de la Agencia Nacional de Investigación e Innovación y los beneficios de proyectos promovidos por Comap.
El desarrollo digital de los negocios también genera desafíos, requiere de la evaluación de un nuevo riesgo respecto a los activos de información críticos y de la implementación de acciones para la seguridad cibernética, como lo muestran algunos casos conocidos este año en nuestro país.
Marco social y ambiental
En octubre se dio a conocer que el Banco Mundial otorgó a Uruguay un préstamo con reducción de tasas de interés sujeto al cumplimiento de disminuir la emisión de gas metano en la producción de carne. Ahora, al terminar el año, el BID aprobó un crédito, en condiciones especiales de plazo e intereses, para la gestión de agua y residuos, considerando aspectos de sostenibilidad, economía circular y mitigación del cambio climático.
A fines del año pasado Uruguay había emitido un bono indexado a indicadores de disminución de gases de efecto invernadero y de conservación de los bosques nativos, que fue ampliado en 2023. Estos financiamientos soberanos muestran los actuales enfoques de los inversores respecto a la sostenibilidad y son orientativos para las empresas.
Los inversores y financiadores cada vez más consideran los denominados factores ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) y requieren que las empresas equilibren los temas económicos con los objetivos sociales y relacionados al medio ambiente. En este contexto, si bien las instituciones financieras en nuestro país han desarrollado aún pocos productos, las empresas tendrán en el mediano plazo la oportunidad de los nuevos instrumentos de finanzas sostenibles como fuente alternativa de financiamiento.
Una de las oportunidades para las empresas que está comenzando a utilizarse son los bonos de carbono, mecanismo de compensación que permite a algunos proyectos obtener ingresos adicionales de fondos por capturar o evitar la emisión de dióxido de carbono.
En definitiva, en el corto plazo las empresas, ya sea por convicción, conveniencia o regulación, deberán incluir la perspectiva social y ambiental en sus decisiones de inversión y considerar los riesgos financieros por la transición a una economía sostenible y por los eventos climáticos extremos. Además, deberán medir y reportar sistemáticamente sus impactos a los grupos de interés. En este sentido, en 2023 se publicaron normas internacionales de información financiera para las revelaciones referidas a la sostenibilidad y el cambio climático.
Consideraciones finales
Las empresas deben balancear crecimiento, beneficio y sostenibilidad. El Banco Central ha desarrollado una “hoja de ruta de sostenibilidad” para acelerar su consideración en las decisiones de financiamiento e inversión. Por su parte, Cepal, en su reciente informe sobre la región, destaca que el crecimiento económico puede ser afectado por el cambio climático de no realizarse inversiones para la adaptación y mitigación.
Las empresas hoy deben tener las capacidades de siempre como visión estratégica y foco en los mercados, pero además en forma rápida deben incluir en su agenda relevante nuevos temas, desarrollar capacidades para adoptar el avance tecnológico y adaptarse a los valores emergentes y cambios del escenario económico.
La incertidumbre del contexto actual pone a prueba la capacidad de las empresas de innovación y de adaptación a las nuevas tecnologías. Adicionalmente, la incertidumbre económica las conduce a la planificación emergente con consideración de escenarios alternativos.
Encastres
Para mejorar la capacidad de competir las empresas requieren innovar en sus productos y procesos. A partir de nuevos conocimientos científicos y tecnológicos deben implementar cambios para mejorar sus resultados y generar valor.
Los inversores y financiadores cada vez más consideran los denominados factores ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) y requieren que las empresas equilibren los temas económicos con los objetivos sociales y relacionados al medio ambiente.
En el corto plazo las empresas, ya sea por convicción, conveniencia o regulación, deberán incluir la perspectiva social y ambiental en sus decisiones de inversión y considerar los riesgos financieros por la transición a una economía sostenible y por los eventos climáticos extremos.
*Darío Andrioli: Contador Público. Diploma Program Management Development, Esade Barcelona. Socio Director de Carle & Andrioli, firma miembro de Geneva Group International Global Alliance. Mentor de Endeavor y Profesor de Universidad ORT.
*Natalia Silva: Contador Público. Certificado de especialización AMP Advanced Management Program de Esade Business School Barcelona. Socio- Gerente de Consultoría de Carle & Andrioli, firma miembro de Geneva Group International Global Alliance. Mentor de Endeavor y Profesor de Universidad ORT.