Desde hace poco más de cuatro años las luces de alerta comenzaron a sonar en la lechería. Primero fue una caída abrupta de los precios internacionales, luego la crisis venezolana terminó de darle el golpe de gracia a un sector productivo que venía tambaleándose. A pesar de un leve repunte, bajo influjo de los precios, en el último tiempo, los productores señalan la falta de competitividad con el mundo y los altos costos del Estado como las principales fallas del sistema. A la hora del análisis, lejos de ver esperanza en el horizonte, sólo divisan nubes negras sobre la pradera.
Por Anahí Acevedo | @Anahiacepov
En el año 2007, Eduardo (nombre ficticio ya que el productor prefirió mantener el anonimato) compró un campo de 600 hectáreas en Sarandí Grande, Florida, una zona que se destaca por ser típicamente lechera. Luego de la inversión en los procesos y tecnologías, adquirió 600 vacas para ordeñe. El proyecto poco duró: en mayo de este año cerraron sus puertas. El paisaje se ensombreció hace poco más de cuatro años, pero no fue el único productor que quedó por el camino.
Entre 2013 y 2016 los precios internacionales de los lácteos sufrieron una abrupta caída, sobre todo en el caso de la leche en polvo, que disminuyó su precio casi en un 50%. A esta realidad debió sumarse la crisis económica de Venezuela, uno de los principales clientes de Uruguay en este sector y que obligó a que nuestro país realizara un viraje con sus productos hacia mercados que pagaban menos.
“Hacía cuatro años que veníamos perdiendo mucho dinero, siempre esperando a que el gobierno brindara alguna ayuda para los tamberos o tomara cartas en el asunto”, explicó en diálogo con Empresas & Negocios. En un comienzo, fueron los tambos más pequeños los que cerraron sus puertas; luego, continuaron lo de mediano porte.
Los problemas económicos relacionados con los costos de producción, “totalmente distorsionados con la realidad del país junto con la conflictividad laboral”, a entender del empresario, ha desanimado a los productores. La ausencia de acuerdos comerciales y la competencia con Nueva Zelanda en el mercado chino también complican las perspectivas. Ello obligó a que en el quinto mes de este año debiera rematar el tambo. “Vendí las vacas viejas engordadas, que no producían más leche, a un precio mucho mejor que a las lecheras con una hembra al pie”, describió para ilustrar la situación que vive el sector.
Añadió que el negocio actualmente se concentra en pocas manos dado que en un momento de dificultades “lo único que puede salvar es la escala”, lo que impulsó a que los tambos grandes incorporen más rodeos. Sin embargo, indicó también que las faenas de animales de raza holando también se acrecentaron. “Estos proyectos de país que estamos viviendo no tienen lugar en Uruguay, sino en empresas grandes, que disminuyen sus costos de producción”, acotó.
Según datos del Instituto Nacional de Leche (Inale), en 2018 hubo un aumento en la faena de vacas lecheras del 17.5%, con respecto al año anterior, alcanzando las 96.089 cabezas. El mayor mes de faena fue abril, con 9.253 vacas, y el menor, febrero, con 6.140.
Al respecto, Ruben Urchitano, director de Escritorio Urchitano Negocios Rurales, confirmó a Empresas & Negocios que la venta de ganado lechero se encuentra estancado, dado que la mayoría de los animales van directo a frigorífico. “Los tambos que cierran, en lugar de comercializar los vacunos como lecheros, los pasan directo a la industria”, aseguró.
Motivo de ello, explicó, son los buenos valores de los frigoríficos, superiores a los que los tamberos podrían pagar en la liquidación. Esta situación es una tendencia que desde hace algunos meses tiene lugar y que aumenta el desánimo de los productores. “Están, ahora, con un problema sindical en plena primavera, cuando hay más producción de leche”, comento respecto al paro nacional general que la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea tiene en mira realizar en octubre, que cuenta con un promedio de participación estimado de 500 afiliados.
La zafra de remate otoñal había comenzado con incertidumbre, pero finalmente se comercializó a precios normales. Pero, en definitiva, el ganado holando, en todas sus categorías, incluido los nuevos, configuran el menor precio de la cadena.
Además, en 2018 la remisión de leche fue de 2.063 millones de litros, lo que significa un incremento de sólo un 7% si se compara con el año anterior. El precio promedio, al productor, fue 2% superior en pesos, mientras que descendió 5% en dólares. En definitiva, el año cerró con el mismo nivel de precios con el que comenzó.
El aumento de 13% en el Índice de Costos con el índice de Precio de la leche que se mantuvo a nivel de los tambos, desembocó en que el poder de compra de la leche cayera un 11%. A la vez, el 83% de la leche remitida a planta fue captada por las tres principales industrias, y el 72% del total fue exportado a un precio un 7% por debajo del valor obtenido el año anterior.
En cuanto a las exportaciones, las mismas aumentaron un 6% respecto al año anterior, totalizando US$ 683 millones. El volumen colocado en leche equivalente aumentó un 22%. La manteca y le leche en polvo entera fueron los productos que registraron aumentos. Argelia, con un 31% del total exportado, fue el principal destino, seguido por Brasil, con un 20%, Rusia con 12% y México con 7%. En cuanto a las importaciones, se observó un descenso de un 8%.
Walter Frisch, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche, señaló asimismo a Empresas & Negocios que el sector se encuentra en una ecuación con margen cero. “Estamos con graves problemas financieros debido a la gran inversión que debemos hacer, mes a mes, por la intensidad que tiene esta actividad”, explicó.
El tipo de cambio fue otro de los problemas que se subió a un barco que ya fondeaba y más unidades productivas mermaron su marcha. “En estos últimos años ha habido un ajuste a la baja en el número total de tambos que cierran. Hoy llegamos a la cifra a nivel nacional de menos de 3.000 tambos”, indicó Frisch.
En esta línea, fueron creados los fondos de garantía con el mismo precio de la leche, administrados por el Banco de la República. “No fue algo voluntario, sino que lo decidió el Poder Ejecutivo. Nosotros debidos hacer una renuncia a cobrar el precio de la leche”, explicó.
Pero, en cuanto a los resultados, pocos han sido los productores que han visto la luz gracias a ello, mencionó. “Hay problemas de límites mínimos y productores que lamentablemente están quedando relegados. Estamos en negociaciones con el Poder Ejecutivo para considerar a los más pequeños que están dejando el sector, para que puedan tomar esta herramienta financiera”, argumentó.
En concreto, el sector ha debido hacer sacrificios varios para continuar en el ruedo debido a lo intenso de su actividad, mientras que predios medianos y grandes han reducido el personal. En el año 2018 los precios internacionales empeoraron en términos promedio comparados con los recibidos en el año anterior, afectados por la pérdida de valor registrada durante el segundo semestre del año.
A fines del año pasado, la empresa láctea Pili cerró sus puertas enviando a sus trabajadores al seguro de paro. “Hay renuncias muy importantes en la parte industrial y se está dejando a mucha gente en la calle”, describió. Actualmente, los tambos remiten un 10% menos de leche en comparación al 2018 debido al menor número de animales y a la menor inversión en alimentación. El volumen de leche procesada en planta industrial el pasado año aumentó un 7.2% comparado con el valor de 2017 y se situó un 16.2% por encima del valor de 2016.
De igual forma, Inale señala que en la última década la remisión creció a una tasa acumulada anual del 3.0%, lográndose un volumen 35% mayor que el de 2008. En diciembre de 2018 ocurrió una caída del 2.4% en la cantidad de remitentes de leche en comparación con el año anterior. En otoño ocurrieron los mayores incrementos respecto al año anterior -en abril y mayo superaron 14% de aumento-.
“No tenemos dinero para sostenernos”, aseguró Frisch. Mientras tanto, el transporte de los productos es complejo y desde el sector piden “cierta paridad” respecto a otros mercados. Fuentes del sector aseguraron a Empresas & Negocios que se encuentran estudiando plantear la mayor devolución de impuestos, de forma tal de lograr mayor competitividad. “El mundo está más barato que Uruguay y el país todo tiene que rever los altos costos que tiene”, dijo un empresario de la industria láctea al ser consultado sobre el tema.
Aranceles en rojo
Álvaro Ambrois, presidente de Conaprole, la mayor empresa del rubro, también remarcó a Empresas & Negocios que el mayor problema radica en los valores que el sector toma del mundo. “El sector es claramente exportador y nuestra competitividad está en dificultades desde hace cuatro años, lo que afecta, sin duda, al sector en forma diferencial”, indicó.
Ante ello, la inserción internacional es clave y los aranceles no juegan a favor. Los acuerdos comerciales están dados más que nada en el Mercosur y, en menor medida, con México y Estados Unidos. En las últimas semanas trascendió la noticia de un acuerdo con la empresa china Yili, una de las compañías lácteas más importantes del mundo, luego de años de negociaciones. De esta forma, Conaprole exportará 4.000 toneladas de leche en polvo al gigante asiático. Sin embargo, el mismo no viene a paliar la situación. “El acuerdo es muy bueno. China significa el mercado más importante del mundo y el de más potencial, pero Uruguay tiene que pagar aranceles para entrar. Esta es una muestra de las dificultades que tenemos”, aseveró.
El trabajo en conjunto en líneas de investigación y manejo de análisis de calidad entre ambas empresas, por otro lado, aportará lo suyo y sumará potencial al colectivo.
Con miras de mejorar la inserción internacional es que los pedidos del sector al gobierno han sido reiterados. Ambrois aseguró que, en el actual momento electoral han planteado sus inquietudes a los presidenciables. “Todos son conscientes de que lo que hemos hecho ha sido trabajar por nuestros medios. Ejemplo de ello ha sido China, pero continuamos con la desventaja de los aranceles”, observó.
Guillermo Berti es presidente de la Sociedad de Productores de Leche de Villa Rodríguez, en San José. Desde hace 80 años su familia se encuentra en el sector lechero. Primero trabajó con su padre y actualmente, junto a su esposa, poseen cuatro establecimientos en la zona de Capurro, en San José. Su realidad, según dijo, también es compleja. “El precio del dólar nos está pegando fuerte porque casi el 70% de nuestros insumos son en esta moneda, desde semillas hasta fertilizantes”, lamentó a Empresas & Negocios.
El panorama los ha obligado a producir más y ser más eficientes. Pero, en su caso, lo que más preocupación le genera es el mercado interno que, si disminuyen las ventas, repercute directamente en el precio del litro de la leche.
Made in Europe
En tanto, el potencial del tal mentado acuerdo de libre comercio entre la Unión Europea y el Mercosur no vendría a mejorar las cosas y, a entender de algunos productores, es desproporcionado. “No nos favorecerá en nada y, de hecho, perderemos en competitividad a nivel de los productores europeos, donde sí hay medidas paliativas y un amplio subsidio”, acotó Frisch. A la vez, volvió a hacer referencia a los altos aranceles que se deben pagar en los más de cincuenta mercados del mundo a los que se accede.
“Nosotros no pedimos subsidios, sino medidas con paridad con lo que son la producción a nivel internacional, por ejemplo, en un aumento en la devolución de impuestos, es donde nuestro sector se ve relegado debido a que no hay ningún acuerdo comercial con los más de medio centenar de destinos comerciales que hay hoy en día en el ámbito lechero”, dijo Frisch.
En tanto, Berti sostuvo que el lechero será uno de los sectores que no se beneficiará con este acuerdo y mencionó la importancia de desarrollar un camino alternativo que amortigüe un empeoramiento de la situación. “Habrá que trabajar, en los próximos meses hasta que se concrete el tratado, para que los productores lácteos de Uruguay sean más rentables”, aseguró.
“Si fuera por la lechería, yo desearía que el acuerdo nunca se apruebe”, señaló Eduardo, el exproductor que aportó su historia al principio de este informe. El ingreso de grandes cantidades de quesos, el bajo precio de venta de los productos y la renuncia a utilizar determinado tipo de nombres de marcas por parte de los uruguayos son algunos de los palos en la “si uno tiene que producir con ese costo y rigidez, enfrentando el desafío de ni siquiera poder llevar la dirección de la empresa, porque debe codirigirla con un sindicato politizado que no piensa en la compañía, es imposible”, opinó.
Última década de la lechería uruguaya
(Informe elaborado por el Departamento de Consultoría de Carle & Andrioli Contadores Públicos, firma miembro independiente de Geneva Group International, en setiembre de 2019)
En los últimos 10 años el subsector lechería de nuestro país ha tenido cambios significativos. En esta década el precio de la leche al productor ha tenido importantes variaciones y creció su producción, aunque se estanca en los últimos años. Esto ha determinado una rentabilidad y situación financiera muy disímiles en el referido período.
Producción lechera: remisión a plantas
Los productores lecheros remiten a plantas tres cuartos de su producción. Respecto a 10 diez años los litros remitidos a la industria creció 35%, a una tasa promedio anual de 3%, de acuerdo a la información de Inale.
Sin embargo, la gran parte de ese incremento se dio en el quinquenio 2009/2013, donde creció 32% con una media anual de 5.7%. Por su parte, en todo el último quinquenio el aumento de remisión es de sólo 2%, apenas una tasa anual promedio de 0.4%.
En la última década la remisión anual promedio fue de 1.850 millones de litros. Como se aprecia en el gráfico se destaca la caída del año 2016 y recién en 2018 se supera los 2.000 millones de litros, nivel de actividad de los años 2013 y 2014.
En particular, en 2018, la remisión es de 2.063 millones de litros, 7% superior al año anterior. Sin embargo, los litros remitidos por los tamberos a las plantas industriales cayó 7% en los primeros siete meses del presente año.
Precio al productor
En base a información de Inale, en la última década el precio promedio percibido por el productor fue de U$S 0.34 por litro, con un nivel mínimo en los años 2009, 2015 y 2016 y valores máximos en los años 2013 y 2014 (U$S 0.42). La caída de los precios internacionales de los lácteos y la discontinuación de exportaciones a Venezuela determinaron la significativa caída de los precios al productor lechero.
El gráfico siguiente muestra recuperación de los precios en 2017 (U$S 0.34). Sin embargo, en 2018 el precio del litro de leche recibido por los tambos de U$S 0.33, fue 3% menor al año anterior, al de hace 10 años y al promedio de la década.
Por su parte, en los siete meses enero/julio 2019 el precio promedio del litro es de U$S 0.30, menor 6% al de igual período de 2018.
Costos productivos y poder de compra de tamberos
Los principales costos de la producción lechera, según la paramétrica de Inale son: raciones e insumos y mano de obra.
La caída de los precios determinó pérdidas de rentabilidad y del poder de compra de los insumos del tambero. Inale elabora un índice de poder de compra, definido como la relación entre el precio recibido por el productor y una canasta de costos de producción de leche (base marzo 2014=100).
Como se aprecia en el siguiente gráfico, en los últimos cinco años hay una caída de más de 20% en lo que los tamberos pueden comprar de insumos productivos con un litro de leche.
Debido a que un tercio de sus costos productivos son en moneda nacional, sus costos en dólares se incrementaron por el menor aumento de la cotización de la moneda estadounidense respecto a la inflación. En los últimos 10 años el tipo de cambio aumentó 63%, mientras que el índice de precios al consumo lo hizo 115%.
En particular, los costos de los salarios rurales se incrementaron en términos reales y en dólares en la última década. En el período 2007/17, de acuerdo a Opypa, los salarios de la categoría peón común del sector en términos reales se duplicaron, con aumento promedio anual de más de 6% por encima de la inflación. Luego, se moderaron los incrementos, con ajustes de 9.2% en julio de 2018 y 7.8 % en julio de 2019.
En el marco indicado de precios y rentabilidad, de acuerdo a DIEA, el costo promedio del arrendamiento por hectárea de la lechería ha descendido. En 2018 fue de U$S 145, un 19% menor al año anterior y 26% inferior al valor máximo de 2014 (U$S 196 promedio por hectárea).
Deuda bancaria de la lechería
El monto adeudado en el sistema bancario por los productores lecheros presenta una tendencia creciente hasta 2018, donde llega a U$S 327 millones.
Luego, principalmente por razones de oferta del crédito desciende algo. De acuerdo a información del Banco Central del Uruguay (BCU), los tamberos adeudan a bancos U$S 278, un 8% menor a hace un año, y representando 12% del total de los préstamos al agro con instituciones bancarias.
La situación financiera antes indicada ha determinado además dificultades de cumplimiento del servicio de deuda para los productores lecheros. De una morosidad media de 0.5% hasta 2015, ha pasado al 5% promedio de 2017 a 2019. De acuerdo a la última información disponible del BCU sus créditos vencidos actualmente se sitúan en 4.2% de los préstamos bancarios.
Los problemas de rentabilidad de los tamberos también ha determinado la utilización de Fondos Lecheros en los últimos años. En el marco del Fondo de Garantía Lechero, el BROU anunció que brindará préstamos a cinco años de plazo a pequeños productores lecheros (menos de 480.000 litros anuales) que remitan su producción a industrias que comercialicen leche tarifada.
Exportaciones lácteas
Los valores de exportaciones lácteas crecen hasta 2013 donde se llega a U$S 900 millones. Luego se dan tres años de caídas, que se interrumpe en 2017.
Por su parte, en 2018 las exportaciones de productos lácteos fueron de U$S 683 millones, similar al promedio anual de la última década, 15% superior al año 2017, pero 24% por debajo del valor máximo exportado.
Además de variaciones de los valores exportados, en la última década se observan cambios importantes en el mix de productos lácteos exportados y en los mercados de destino. Los quesos, que llegaron a representar casi 40% de las exportaciones lácteas, hoy tienen una incidencia de menos de 20%, creciendo la participación de las exportaciones de leche en polvo entera, que actualmente llega a 63%. Por su parte, los principales destinos de las exportaciones lácteas en 2019 son Argelia, Brasil, Rusia, México y China.
En los primeros ocho meses de 2019 se exportaron U$S 404 millones, monto similar a igual período del año anterior. En lo que va del año es el cuarto producto exportado y representa 8% de los valores totales de exportaciones de bienes.
Consideraciones finales
En el último quinquenio las plantas lácteas, por los precios internacionales y costos de industrialización, han tenido que ajustar a la baja los precios transferidos a los productores. De esta forma, la incidencia del costo de la materia prima en el precio de venta de la industria láctea se mantiene en el orden de 58%/60%.
Esos menores precios para el productor han determinado que en los últimos tres años disminuyan el número de tamberos y se incremente la faena de vacas lecheras.
A pesar de las dificultades de los últimos años, el subsector lechero y la cadena láctea (con 20.000 empleos) son relevantes dentro de los agronegocios. En los últimos años la producción lechera ha representado casi 10% de la producción agropecuaria, las exportaciones lácteas constituyen el 12% de los envíos al exterior de base agropecuaria y los productos lácteos se ubican en el top 5 de productos exportados por nuestro país.