Ha estado siempre vinculado a la política. Dio sus primeros pasos siendo un niño, acompañando a su padre en actividades del Movimiento Nacional de Rocha. Luego de recibirse de médico otorrinolaringólogo, participó en Salto en una lista que apoyaba a Alianza Nacional, hasta que en 2011 anunció que se sumaba a Aire Fresco, el sector de Luis Lacalle Pou. Fue candidato a la intendencia de Salto pero no logró el objetivo, aunque adelantó que seguirá dando batalla para gobernar el departamento. Hoy es el presidente de la Comisión Técnico Mixta de Salto Grande, desde donde trabaja en pos del desarrollo de esa zona del litoral. En una extensa charla con Empresas & Negocios, Albisu relata sus vivencias, establece su pensamiento político y habla del futuro.
Carlos Albisu es médico otorrinolaringólogo. Fue presidente del Sindicato Médico de Salto, representante gremial de la Regional Norte por FEMI (Federación Médica del Interior) y director de Salud e Higiene en la Intendencia de Salto. Entre 2005 a 2010 fue edil y posteriormente, entre 2015 y 2020, delegado en la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande (CTM). Desde 2020 hasta el momento es el presidente de dicho organismo.
Escribe: Oscar Cestau | @OCestau
Nació en Salto y se crió en el barrio Arenitas Blancas, ubicado a cinco kilómetros de la ciudad. “Prácticamente viví toda la vida ahí, con mis padres”, rememora.
Sus progenitores -padre odontólogo y madre ama de casa- siempre tuvieron una vida social intensa. Su padre fue presidente del club Salto Uruguay, integró el Club de Leones, fue edil del Partido Nacional, representando al Movimiento Nacional de Rocha, y Jefe de Policía de Salto en los 90. Su madre estuvo muy vinculada a trabajos sociales en diversas instituciones, como centros CAIF, escuelas para niños con discapacidades, y colaborando con sociedades de fomento de escuelas públicas. Hasta el final de su vida trabajó en un liceo católico salteño, ubicado en un barrio carenciado, con características similares al Liceo Jubilar.
Carlos hizo la Escuela Pública Nº3, José Pedro Varela, y concurrió al Liceo Público Ipoll (Instituto Politécnico Osimani y Llerena), y también cursó en el Liceo Piloto.
Con 18 años, en 1992, se trasladó a Montevideo para continuar los estudios en la Facultad de Medicina, eligiendo la especialidad en Otorrinolaringología.
“Si bien mi padre fue odontólogo, mi tía abuela fue la primera mujer médica del interior, en 1928, y también la primera pediatra mujer en el país. Además, mis tíos y padrinos siempre estuvieron en la medicina”, explica, dejando claro los motivos de su elección para la vida profesional.
¿Cómo se vinculó a la política?
Por un lado, mi padre siempre estuvo vinculado a la política. Yo lo empecé a vivir posdictadura… Primero lo vi trabajar en el plebiscito del SÍ y el NO, y después, en el 84, acompañándolo en el Movimiento Nacional de Rocha; yo ahí tenía 11 años, pero ya iba con él. Después, por 1989 estuve en la juventud del Partido Nacional. Cuando me fui a Montevideo me involucré en la juventud del Movimiento de Rocha; estábamos mucho en la Casa de los Lamas, en charlas con Carlos Julio Pereira…
Aquel era un momento de cartas, entonces recuerdo que mi papá desde la jefatura me mandaba cartas para que se las entregara personalmente a Carlos Julio Pereyra. Su despacho quedaba en la parte de atrás del Palacio Legislativo, y daba hacia la Facultad de Medicina. Yo llevaba las cartas en mano, y eso, de alguna manera, me fue vinculando.
Trabajé fuertemente en el año 1994 en esa elección, y el tiempo que le dediqué le sacó espacio a mis estudios, entonces perdí el año. Ahí dije ‘hasta que me reciba no quiero saber más nada de política’, y así fue; no me involucré más en temas políticos, me dediqué a mi carrera, me recibí de médico y entré en el residentado de Otorrinolaringología. Terminada esa etapa me volví a involucrar en una agrupación de la Lista 92 de Salto, que tenía a Larrañaga como candidato en aquel momento. Ya como edil suplente me enfoqué en muchos temas de salud, trabajé muy fuerte en todo el tema deun IMAECardiológico, que recién entre 2016 y 2017 terminó siendo una realidad en Salto.
¿Cómo continuó la historia?
Después, en 2010, a 45 días de las elecciones, saqué por primera vez una lista propia con compañeros del partido, todos jóvenes para lo que era el espectro político del momento. Fue una muy magra elección en lo departamental en Salto y nosotros, así y todo, tuvimos una buena votación y pudimos entrar a la Junta Departamental.
Con un gobierno del Partido Colorado, encabezado por Germán Coutinho, se formó una coalición y fui como director de Higiene, donde estuve aproximadamente tres años. Renuncié para dedicarme a la elección del 2014.
A fines de 2010 conocí a Luis Lacalle y a Álvaro Delgado. Vinimos a Montevideo, tuvimos una reunión y ese fue el comienzo. Si bien nuestra agrupación venía de filas de Alianza Nacional, era más departamental, y empezamos a tener con Luis -quizás por un tema generacional porque los dos somos del 73- muchas coincidencias. Comenzamos a trabajar juntos y el 15 de octubre de 2011 estábamos haciendo una conferencia de prensa en Salto, informando que nos alineábamos con Aire Fresco, que en ese entonces tenía solamente dos agrupaciones, una en Montevideo y la otra en Canelones. La nuestra fue la primera agrupación fuera del área metropolitana en empezar a trabajar con ellos. Eso nos dio una confianza realmente muy buena, y con el tiempo es como que jugás de memoria, nos vemos y ya sabemos qué está pensando cada uno.
Para el momento fue una jugada arriesgada.
Sin dudas. Mucha gente se acercaba a mi padre y le decían ‘todo bárbaro lo de Carlitos, pero muy inexperiente; justo en este momento, y termina con estos gurises’. Porque Larrañaga en ese momento era el boom, sobre todo en el litoral alto –Paysandú y Salto-. Lo que buscábamos era la comodidad de estar, de sentirnos cómodos con lo que hacíamos sin mirar los números. En todos los equipos con los que he trabajado, desde los equipos de salud, en mi profesión, hasta mi especialidad en Salto Grande, siempre he buscado que todos estén cómodos, que sientan la libertad para crear y desarrollar sus proyectos, y en Aire Fresco sentimos eso. Siempre hemos tratado de buscar la comodidad en el buen sentido, de poder desarrollarnos y crecer y que crezcan todos los que están trabajando con nosotros, porque es la manera de que progresen los equipos.
Cuando estudiaba veía -y hablo en la medicina en general- esas grandes cátedras que teníamos de tipos que eran Grado 5, y que capaz técnicamente no eran los mejores, pero sí sabían darle el lugar a cada uno y que todos pudiéramos desarrollarnos y crecer. Sin embargo, también veía otras cátedras con profesores muy buenos técnicamente pero que generaban continuamente ese ambiente de que nada crezca alrededor. Siempre me enseñaron no solo a aprender de los aciertos sino, sobre todo, de los errores propios y ajenos, sacar enseñanzas de lo que no se debe hacer. En ese sentido, en la vida siempre he tratado de que se sientan cómodos los de al lado en la tarea que hacen y con la libertad que necesita cualquier ser humano para poder desarrollarse y crecer, con el convencimiento de que en ese crecimiento crecemos todos.
No consiguió el respaldo de los votantes para ser intendente. ¿Por qué?
En Salto veníamos de un golpe muy grande dentro del Partido Nacional: en 2005 había sacado 28.000 votos, en 2010, 10.000 votos, y en 2015, 5.000 votos. Eso no fue solamente una disminución del peso electoral del partido, sino también desde la dirigencia uno veía que había temas generacionales. Dirigentes de muchos años se iban y venía una nueva generación, donde estaba yo. Con ese contexto, para 2019 empezaron a trabajar mi candidatura a la intendencia. El Partido Nacional pasó de los 5.000 votos de 2015 a 33.000 votos, con un crecimiento franco, pero no dio para ganar. Pasó que, y sin buscar culpables, la coalición no se juntó. Si eso hubiera pasado, hoy habría un gobierno de coalición con 15 puntos de diferencia a favor, cosa que no solamente tentaba al triunfo, sino también íbamos a tener un peso en la Junta Departamental muy importante. Ahora, ¿por qué digo culpables o no culpables? Porque no se dio el contexto ni la preparación previa que tiene que tener todo esto. No es aquello de que ‘nos juntamos’ para sumar y ganar algo, sino el por qué y cómo creás; y el interior es diferente. Creo que como experiencia le sirvió al Partido Colorado, que en esa elección sacó 18.000 votos, y a nosotros. Esta coalición de gobierno que se dio a nivel nacional ayudó mucho a que entendamos que podemos hacer y proyectar cosas en conjunto porque hay más cosas que nos unen que las que nos separan; y esas cosas que nos unen van a favor de un departamento que hoy, después de 20 años, sigue siendo el número uno en desocupación a nivel país.
Pero ese es un tema de larga data en Salto.
Antes de fin de año, en un evento organizado por Ceres, veía que Uruguay está con 7,8% desocupación y Salto por arriba de 13%, número uno en informalismo, con 29%. Yo no puedo decir que esto es culpa de este gobierno que hoy hay a nivel departamental en Salto,porque es un problema que tiene 20 años. Hacerlo sería absurdo. Sí entiendo que necesitamos un intendente más atento al departamento y tratando de pelearla, que esté menos en Montevideo o en otros lugares del país haciendo campaña para el 2025 y más en Salto. Porque no le está poniendo el interés y la fuerza que se necesita en el departamento.
Algún colega suyo me ha dicho ‘bueno, pero este gobierno nacional no es del mismo color que el departamental’, y sí es verdad, pero también lo es que estuvo cinco años con un gobierno de su mismo partido. Es más, el intendente ha reconocido en algún medio de comunicación que esta administración le ha dado mayor importancia y corte que el que le dio su propio gobierno en el pasado.
Salto tiene múltiples unidades productivas y actividades que deberían mostrar otro desarrollo del departamento. Los números que manejó antes escenifican esta situación. ¿Hay que echarle todas las culpas de todos los males al contrabando?
Hoy el tema de la frontera es una realidad con precios y diferencias cambiarias históricas, y por ahora no se ve en el horizonte un cambio. Se han buscado algunas medidas, sobre todo en lo que respecta a los combustibles; el descuento de Imesi primero estaba un 24% del precio de venta y ahora está un 30%. Pero eso no va a mover la aguja. Se están buscando otras alternativas, con la microimportación, por ejemplo, pero todos son eslabones de una gran cadena. Como lo dijo el propio presidente de la República y también la ministra de Economía, podemos impulsar muchas de estas medidas que son paliativas, pero nunca vamos poder estar al mismo nivel de precios porque eso es algo imposible; y esa es la realidad con la que hay que manejarse.
Desde la Dirección de Aduanas hay un control del contrabando, pero no deja de permear porque hay cosas que son medibles, son tangibles, pero después está la oferta de servicios y ante eso nada se puede hacer. Hoy mucha gente está yendo a atenderse del otro lado desde el punto de vista médico, estético, peluquería o a arreglar un auto. Entonces, todo eso, que muy difícil de medir, está sucediendo, y es dinero que se va desde un lugar para otro.
Ahora si tú me preguntas ¿esa es la causa de la desocupación? Yo creo que es una parte de la causa, pero el tema tiene una base mucho más amplia. Salto es uno de los lugares con mayor porcentaje de gente en asentamientos, entonces el encare no es solamente económico ni apuntando a la vivienda, sino que también debe tener un foco fuerte en lo social y en la educación. Yo te voy a dar un ejemplo de por qué te digo que no solamente el tema es la vivienda… Mi señora es médica pediatra, trabaja en un centro regional de prematuros con patologías complejas, congénitas, y muchas de ellas en contextos muy críticos. En algún momento se han conseguido para esas familias determinadas viviendas, que eran las que necesitaban esos niños para poder vivir en un lugar que esté a la altura de las circunstancias dada su patología, y cuando se los fue a visitar las habían vendido a un tercero a pocos pesos. ¿El tema es solamente económico? Creo que la base tiene que ser mucho más grande y, a través de la educación y de lo social, apadrinar a esa parte de la población que hoy necesita que se le esté hablando al oído tratando de ayudarlos, porque la brecha es cada vez más grande, y no es un asunto de este gobierno, sino que es un tema regional y mundial.
Además de esto que me dice, ¿cuál es el camino, entonces, para transformar la realidad de Salto?
Estamos hoy en una encrucijada importante en un departamento que tiene todo para andar bien. En horticultura es de los más desarrollados, es el mayor productor de lana del país, tiene ganadería, dos empresas muy grandes de chacinados, producción de arándanos, citricultura, cáñamo medicinal, la mayor extensión de paneles solares, energía eólica, la empresa hidroeléctrica más grande del país y la tercera de Sudamérica, el turismo, las bodegas… Cuando ves esto es que te empezás a preguntar qué está pasando. Porque hay departamentos que no gozan de estos temas naturales y de producción y, sin embargo, están mejor desde el punto de vista estructural y del trabajo.
La solución no es de la noche a la mañana, y quizás el punto de partida es invitar a todo el espectro político para trabajar en conjunto. En octubre de 2021 hicimos una reunión en Salto Grande, donde se invitó al intendente, a la Junta Departamental, a los tres representantes de la bancada, a la presidenta de la Junta, que es del Frente Amplio, a todos los diputados, al senador Coutinho, a la parte regional de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), para hablar de algunos temas que hacen al departamento. Porque aparte de ese plus que hablamos, vemos en Salto un lugar estratégico desde el punto logístico. Es la única unión ferroviaria con Argentina, pero también con Paraguay y Bolivia. Tenemos un río que es navegable al norte de la represa… El 13 de marzo de 2020, en Colonia Palma, estuvimos -junto con el presidente de la República, el secretario de presidencia, autoridades del Ministerio de Ganadería, de cancillería, del Ministerio de Industria- reunidos con productores brasileños e integrantes del gobierno de Brasil, los cuales nos manifestaron de la necesidad, por un tema logístico, de empezar a bajar carga por el río Uruguay. Ahí nos explicaron de la saturación en los puertos de Santos, de Pelotas y de Porto Alegre, así como la distancia y demora para llegar a los mismos. Además, según lo manifestado por ellos, había algunos temas de seguridad para que esa producción llegara a esos puertos, que algunas veces incluso salía del campo pero nunca llegaba a puerto, desaparecía en el camino. Todo eso llevó a manifestar la necesidad de empezar a usar otra vía de salida. A la tarde de ese viernes 13 aparecieron los primeros casos de covid en nuestro país, pero pasado ese primer impacto se siguió trabajando en el tema. Estuvimos el 8 de agosto en Porto Alegre reunidos con el secretario de presidencia de Brasil, Onyx Lorenzoni, quien también manifestó la importancia de esto; ahí fuimos nosotros con empresarios que pretenden hacer un muelle de barcazas al norte de la represa de Salto Grande. Esos empresarios después fueron a São Borja y a Uruguayana, donde se reunieron con los prefectos y con empresarios brasileños. Posteriormente, estos empresarios estuvieron acá y se reunieron con TCP (terminal Cuenca del Plata) pensando ya en la logística para bajar la producción en barcazas a través del río Uruguay hasta la zona del lago, y después trasladarla en camiones al puerto de Montevideo.
A ese centro logístico que usted menciona se le agrega el aeropuerto…
Exacto. Las obras para construir un nuevo aeropuerto comienzan después de la feria de la construcción y en septiembre va a estar pronto.
El convencimiento de Albisu de que Salto tiene todas las condiciones para ser un hub logístico regional hace que el tema vuelva una y otra vez a la charla y en cada ocasión agrega un aspecto más de su viabilidad.
Hoy, además de lo que viene de Argentina, somos la entrada de toda la carga de Paraguay y la que llega desde Bolivia y Chile. Son alrededor de 35 mil camiones que pasan por el puente anualmente. Pero también hay algo a tener en cuenta: el puente de Paso de los Libres, en Uruguayana, también tiene una saturación importante con camiones muy demorados, y eso lo debemos aprovechar.
En ese sentido, ya está concesionado a una empresa un puerto seco. El trámite tiene dos etapas: una en el Ministerio de Industria y otra en el Ministerio de Economía, porque también ahí iría el primer free shop en la historia del departamento. Fíjate que toda la frontera tanto con Argentina como con Brasil en nuestro país tienen free shop, incluso también hay en alguna no terrestre como Colonia, sin embargo, en Salto no. Aduanas ya dio el visto bueno, lo pasó a Economía y estamos también atrás de que salga eso. Y un puerto seco ahí lo vemos como algo estratégico.
En esa reunión que tuvimos con todo el espectro político cinco empresas uruguayas y alguna internacional presentaron proyectos para esa zona, y después le fue comunicado al presidente de la República. Fue ahí que le dijimos ‘este es el proyecto que queremos para Salto’: un hub logístico multimodal, con un puerto seco, con un free shop, con un depósito aduanero particular, que se está terminando de realizar a pocos kilómetros de la represa, en el puerto de barcazas.
Estamos en esos procesos, y aunque sabemos que los tiempos van más lentos de lo que queremos, necesitábamos dar señales de políticas de Estado, porque ningún empresario que vaya a hacer una gran inversión y a poner su dinero lo hace por un período. Hoy hay un gobierno nacional de coalición y un gobierno departamental del Frente Amplio, que son situaciones que pueden cambiar en el próximo período, pero esa gente sabe que esté quien esté tiene la seguridad de que van a poder trabajar tranquilos y desarrollar sus negocios.
El país encaró la obra del Ferrocarril Central, y hablando con el sector privado que está detrás de su construcción adelantaron que han presentado proyectos para extender y poner a punto la línea férrea desde Paso de los Toros hasta Salto. ¿Eso está contemplado, lo han hablado?
Eso lo hemos hablado con el presidente de la República, con el ministro Falero, con el subsecretario Juanjo Olaizola y con José Pedro Pollak, presidente de AFE. Como comentaba antes, desde Salto Grande llego a Buenos Aires, a Misiones, a Corrientes, a cualquier punto de Argentina, y en ese sentido, por ese tema, hemos tenido reuniones en plena pandemia con la gente de Grano Carga, con la de Migraciones de la República Argentina, con personal de Cancillería, del Ministerio de Obras de Entre Ríos, y con el propio gobernador de esa provincia, Gustavo Bordet. De Salto Grande puedo salir a todos esos puntos, ahora, ¿qué pasa entre Salto Grande y Queguay, que son 70kilómetros? Eso quedó trunco por ese préstamo Focem donde, según tengo entendido, hubo un error de cálculo. Era un préstamo para unir dos países, pero quedó trunco. De todas formas, el gobierno entiende que si el puerto de Montevideo necesita ganar más carga, tenemos que buscar las vías para que esa carga llegue, y hoy hay una voluntad política para que esto suceda. Es una obra que va empezar en este período y terminará en el que viene y tendrá un costo de US$ 70 millones, pero queda atrás otra área que está en la zona de Chamberlain, que son entre 10 y 12 kilómetros de vía que se debe terminar. Con eso unimos todo y esa carga que hoy está saliendo por puertos argentinos, con la saturación ya conocida, podemos sacarla, con la misma trocha, por el puerto de Montevideo.
Hablemos de Salto Grande. ¿Qué representa para el país y para Salto?
Para el país, hoy Salto Grande representa un 40% de la producción de energía. Para el salteño y la gente de la región, cuando uno habla de energía ellos esperan otra cosa… Festejamos el aniversario de Salto Grande, que empezó el 30 de diciembre de 2021 y terminó el 30 de diciembre de 2022 porque se cumplieron 75 años de la firma de las cartas reversales de ambos países. Esa represa salió con un movimiento popular y ciudadano de Salto y Concordia, acompañado por la región, porque se veía en esos saltos de agua una posibilidad para una represa hidroeléctrica, pero no lo veían como una producción de energía sino como una posibilidad del desarrollo de esas regiones. Cuando se hace y se escribe el librito que tenemos, que es como la Constitución de la represa, el principal punto era el aprovechamiento de las aguas pero pensado en el desarrollo de la región. El punto dos era la navegabilidad, y el punto tres, la producción de energía… Este último, por excelencia, se desarrolló y bienvenido sea. Estamos en el debe en los puntos uno y dos, que tiene 75 años, y ahí es donde uno trata de buscar la manera de ser un dinamizador de la zona. Ahí es donde vemos que hay un punto importante, un llamador para atraer inversiones. Hablábamos de la logística, y lo estamos haciendo a través de eso. Hoy se habla cada vez más del hidrógeno verde, porque se necesita agua, energía limpia y un lugar estable. Estamos dentro de un cuadrilátero donde se maneja y se estabiliza toda la energía de la región que brinda ese contexto. Actualmente, gracias al ministro de Industria, Omar Paganini, que nos apoya, se pone a Salto Grande junto con Ancap, UTE y Uruguay XXI en el tema de la ruta de hidrógeno verde. Como Salto Grande hemos tenido una reunión hace dos semanas en Bariloche con la gobernadora de Rio Negro, ministros de Industria y Ambiente de la región porque hay inversiones que están golpeando la puerta de Rio Negro dado que la provincia tiene salida al mar y vientos para eólica. Están buscando socios porque ven en Uruguay un aliado confiable y estratégico que también puede ser parte de un gran proyecto. El mundo y algunas empresas venían a otro ritmo, y se veía el desarrollo del hidrógeno verde para más allá de 2030, o más cerca del 2050, pero la guerra de Ucrania aceleró todo. Hoy estamos con una crisis energética que se veía lejos, pero la guerra apuró los pasos y algunas empresas se están aprontando. Lo vemos en puertos como los de Holanda u otros lugares de Europa, que se están preparando para recibir el hidrógeno que actualmente no se produce, pero hoy en esta zona del mundo tenemos un potencial para hacerlo. Tenemos que estar preparados y buscar la cooperación.
Eso va de la mano, imagino con el Polo Binacional.
Exacto. Cuando hablamos de logística e hidrógeno verde todo eso va de la mano con el Polo Educativo, Científico, Tecnológico y Productivo, de nombre muy largo pero muy abarcativo y binacional, que se inauguró el 7 de septiembre de 2020 con presencia del presidente de la República. A la actualidad se han hecho más de 60 cursos, con 16 mil participantes, en su mayoría de forma virtual, en otros mixtos y en otros presencial. Ahí buscamos preparar gente para el trabajo del futuro. Nosotros conversamos y tuvimos varias reuniones con Orlando Dovat en Zonamerica hablando de que muchas veces la parte geográfica de donde estemos ubicados o la logística es importante, pero el recurso humano es tan o más importante que eso, que hoy es un problema que tenemos en el mundo y en el país. Hoy en Uruguay hay un déficit de 5.000 puestos de trabajo en programadores y personal especializado en temas tecnológicos, pero si movemos la aguja y llegamos a esos 5.000, mañana van a ser 10.000. Con esto estamos buscando soluciones, y lo hacemos entrelazados con universidades públicas como la UdelaR, la de Entre Ríos, y empresas privadas como Huawei, y organismos como el BID y la OEA con diferentes cursos de ciberseguridad. También a la parte productiva con el cáñamo, que es algo que venía con impulso y ahora el gobierno está tratando de que no se apague.
¿Cómo es la relación con la delegación argentina? Porque uno se imagina el litoral años atrás en momentos de cortes de puente, movilizaciones; la primera movilización fue en abril de 2005…
La relación es excelente, y eso lo tienen como ejemplo en ambas cancillerías.
Hay algo que no se deja hacer, que es pelear por los intereses de cada país, pero uno tiene maneras de hacerlo; hay formas y formas. Nosotros creemos que hemos caminado por una línea de respeto, de tratar de ver cuáles son los puntos en común y avanzar sobre eso para no dejar estancados ni de rehenes a grupos de individuos, o ciudades incluso. Con Bordet, en mayo de 2020, sentados tomando mate por separado debido a la pandemia, salió en conjunto el polo educativo. Lo del tren sale también conversando en esos términos. En diciembre de 2021, con él, la delegación argentina y el embajador Alberto Iribarne estuvimos reunidos con el presidente Lacalle hablando de diferentes temas binacionales.
Cuando se cerraron los puentes, en 2005, el único que permaneció abierto fue el de Salto-Concordia. Eso ya genera, más allá de lo político, un buen relacionamiento. En diciembre pusimos una placa por los 75 años de la firma de las cartas reversales y nos acompañaron las autoridades de los centro comerciales de Salto y Concordia, lo que marca que hay una integración real.
El turismo es una actividad muy importante para Salto y al Uruguay, que al igual que ocurre con el comercio esa diferencia cambiaria afecta la dinámica ¿Cómo se hace para mantener viva esa actividad en medio de ese contexto?
Es un tema complicado, sobre todo cuando hoy hablábamos de que hay gente que va al médico, a la peluquería, a adquirir determinados servicios. Hoy hay una competencia como no había en otras épocas, pero con ese agregado de la diferencia cambiaria, que se hace a veces muy difícil competir. Por eso, lo que hablamos muchas veces con el Centro Comercial y con algunos operadores turísticos es que hay que mostrar algo. Es necesario tener un llamador, esto no puede ser solamente un tema de agua caliente, tenés que darle otras cosas al visitante. Seguramente este año se va inaugurar algo que se empezó en 2019, pero que la pandemia enlenteció y también se estancó porque no había un plan estratégico, un plan de negocios. Se trata de un museo de cuarta generación, que se llama Energimundo, que está en Salto Grande, con una inversión de US$ 2.500.000 y este año se va a poner en funcionamiento en conjunto con el LATU, que ya puso oficinas en Salto Grande el año pasado y va a hacerse cargo de todo el plan de negocios y el funcionamiento de ese lugar, que va a ser un llamador. Ese es un parque temático, pero busquemos otros. Se cerró el zoológico de Salto hace dos años, entonces hagamos algo al respecto. Acá no hay mucho para inventar pero sí para copiar y pegar. Gramado es un lugar muy lindo, pero el llamativo que tiene son cuatro o cinco parques temáticos. Entonces, mostremos algo nosotros. Como en toda crisis, hay que ponerle cabeza a algunos temas y estar en el radar. Hoy estamos trabajando en una mesa de turismo Salto Grande y Centro Comercial… Muchos pueden decir: ¿Salto Grande qué tiene que ver con el turismo? ¿Qué tiene que ver con ANDE que está trabajando en conjunto con el Centro Comercial? Con OPP, con Inacoop, con Unasev, con el Mides, con la Secretaria Nacional de Deportes, con ASSE, con INAU… ¡Ese es el verdadero desarrollo regional! Ser facilitadores y tratar de trabajar con todas esas instituciones, dándoles infraestructura y alojamiento para poder llevar adelante todo tipo de actividades. Por ejemplo, en el caso de ANDE, la de Salto Grande es de las oficinas que mejores resultado y números está dando a nivel país; los propios directores nos lo hicieron saber.
Salto va ser sede de Termatalia, esa feria mundial de turismo termal, y Salto Grande, por su infraestructura en cuanto a lo que son las salas y la logística, será uno de los lugares donde se llevará a cabo este evento. Porque también habrá un congreso binacional –hasta ahora hubo uno en el mundo entre España y Portugal- en los primeros días de octubre. A veces no es solamente desde el punto de vista económico la colaboración, sino también desde la infraestructura, la logística, tirar ideas, unir partes, que es un poco lo que también estamos llevando adelante a través del desarrollo.
Es un hombre del Partido Nacional desde los orígenes. ¿Cómo ve la marcha del país? ¿A que le pone buena nota y, en contrapartida, a que califica con un ‘puede rendir más? desde el punto de vista macro?
Creo que desde el gobierno se está haciendo un gran esfuerzo. Uno ve la región, escucha números de Brasil, de Argentina, del resto de Sudamérica, incluso algunos datos de Estados Unidos o de otras partes del mundo y Uruguay viene bastante bien, ya sea en el tema de la inflación o del desempleo a nivel macro.
Siento que se va en buen camino, pero también creo que falta. Siempre podemos rendir más, porque aquel que piensa que ya está pletórico, que ya hizo todo, es que tiene poco para adelante. Creo que ahí está el esfuerzo que tenemos que dar… Este es un gobierno que recién está en mitad de período, y donde el 75% de ese tiempo transcurrido fue dentro de una pandemia. Así y todo se movió, pudo hacer cosas. Además, con una guerra que también tiene sus implicancias. Con todo ese panorama en contra ha tenido la virtud de buscar fortalezas para poder salir adelante. Un poco como bien dijo el presidente cuando fue a buscar la vacuna: «Como chiquitos que somos, tratar de colarnos».
Entonces, creo que se va bien, por buen camino, se está haciendo un buen trabajo, pero no hay que sentirse satisfechos. Hay mucha necesidad en el país, entonces hay que ir hasta el último uruguayo para tratar de que mejore. Hay que dar lo máximo de nosotros en el lugar que estemos y con la responsabilidad que tengamos.
En lo personal, ¿qué le gustaría ser, a futuro, políticamente?
Me gustaría llegar a ser intendente de Salto. Me hubiera gustado serlo en el período pasado. Entendía que ahí alineábamos con el gobierno nacional mucha cosa, para trabajar de otra forma por el departamento a través de esa sintonía. Uno va a los departamentos que están en la zona –Río Negro, Paysandú, Artigas- y nota que sus calles están en buen estado, que la ciudad es limpia, iluminada, que han solucionado sus temas de vertedero, y eso no lo veo en Salto.
Por eso vamos a seguir dando batalla con el objetivo y la aspiración de gobernar el departamento cinco años, y mostrarle al salteño que en ese tiempo las cosas pueden hacerse de manera diferente y bien.
Estar en el día a día
Usted ha sido definido como el hombre del presidente en el norte del país. ¿Siente eso como una responsabilidad?
Estoy desde 2011 trabajando junto al presidente Lacalle y al secretario de Presidencia, Álvaro Delgado; nos conocemos, y ellos saben que recorro no solamente Salto, sino que me muevo por toda la región. Trabajo desde el 2004 en Young como médico, conozco la zona, pero a la vez tengo un buen relacionamiento con la gente de Artigas, y desde un alcalde, un dirigente o un paciente, todos saben que formamos parte de un gobierno nacional. Salto también es un lugar regional desde el punto de vista médico porque ahí se atiende a gente de Artigas, de Bella Unión, y uno está en contacto con todos. Ellos ven ese relacionamiento que uno tiene con el presidente a través de las redes sociales y demás, y terminás siendo un referente. Siempre le digo a mis compañeros de la CTM que quizás el tiempo que uno dedica no es el 100%, porque a tu tarea vas sumando temas que tienen que ver con el Ministerio de Desarrollo Social, con ASSE, algún tema del Ministerio de Economía por algo que nos están pidiendo, o atrás de un IMAE para el departamento -como ahora que se está atrás de un IMAE oncológico de cirugía láser de cabeza y cuello-, o diferentes temas del Ministerio del Interior, de Defensa.
Uno está permanentemente llamando a ministros y a directores de entes solicitándoles algo para un barrio, para gente que necesita ayuda, y terminás teniendo determinado rol, pero eso es más por el acercamiento con la gente que por el mote de decir que uno es el hombre del norte. En mi caso, me toca estar en el día a día, en la calle, en ese vínculo que ven cercana la gestión. Eso, además de mucha responsabilidad, da satisfacciones, pero también algunas frustraciones; porque en un lugar que tiene un alto porcentaje de desocupación, cuando no puede dar solución a ciertos temas te da ansiedades. Porque ese 13% de desempleo tiene cara, que es el de aquella madre, abuelo o la propia persona que te está pidiendo un trabajo porque no tiene. También te da esas ansiedades un comerciante que ve que se le está yendo su vida, su futuro -o el de sus hijos- a través de una frontera. Eso nos hace correr todo el tiempo tratando de buscar soluciones con responsabilidad, con satisfacción, pero con frustración. Me pasa de ir en una recorrida en un barrio y salir con una carpeta de currículum, y lo mismo cuando vas a atender a una policlínica. Es una realidad que pesa.
Señas de identidad
¿Edad?
Carlos Albisu tiene 49 años, está casado y tiene tres hijos –Martina, de 21 años; Ignacio, de 15; y Benjamín, de 13-.
Cuanta que a manera de hobbies jugó al básquetbol y al fútbol, pero que hoy en día se cuida mucho ante posibles lesiones. Para mantenerse en forma y con la mente fresca sale a correr.
¿A qué imagen de su infancia le sacaría una foto para encuadrar?
La foto de mi infancia es con mis padres… Tuve una muy linda infancia, muy acompañado, con muchos amigos. El hecho de no tener hermanos a veces te hace un ser muy sociable, te ralacionás con todo el mundo. Pero la foto que elijo es terminando un año de la escuela, el momento cuando te entregan la carpeta en presencia de tus padres. Son recuerdos imborrables. Lo viví después con mis hijos.
¿Mate, café o té?
Mate.
¿Una comida?
Milanesa con puré.
¿Una bebida?
Agua.
¿Tiene alguna frase de cabecera?
Más que una frase cabecera yo entiendo que todas mis frases no tienen un punto final. Todo lo dejo abierto porque creo que las cosas se dan permanentemente, entonces ponerle un punto es como cerrar algo. Entiendo que encerrarse en una frase no es, quizás, mi filosofía de vida, que es más diversa, abierta, de estar en muchas cosas; eso es lo que me hace sentir vivo. Vivo todo intensamente, desde la medicina a la política. Tengo una vida social con muchos amigos que los conservo de toda la vida. Duermo poco, arranco a las 5:00 y hasta las 23:00 o las 00:00 no paro. Y además de lo que hago, trato hacer tiempo para estar con mi familia porque hay etapas que pasan muy rápido y no hay marcha atrás.
¿Quién le dejó las mejores enseñanzas a lo largo de la vida?
Mis padres. Mi madre hablaba mucho y mi padre poco. Eran personas muy distintas en su forma de ser pero se complementaban perfectamente En el caso de mi padre, realmente me enseñó mucho solo de verlo en actitudes, decisiones, en cosas que a veces son muy caras para la vida de uno. Creo que ahí están los dos pilares fundamentales que he tenido.
¿Quién influyó en materia política?
Luis Lacalle Pou.
¿Cuál es ese sitio en Salto que, aunque vaya solo o acompañado diga: ‘este es mi lugar’?
Es un lugar en la campaña que se llama Mataojo o Pueblo Fernández, tiene los dos nombres, le dicen de las dos formas. Queda en el medio de la Cuchilla de Haedo. Está en un valle, y es un pueblito de 500 habitantes. No sé si son las energías o qué, pero hagas lo que hagas salís de ahí descansado y con una fuerza muy particular.
¿Qué tres características cree que lo definen?
Soy ansioso, honesto y frontal.