El Banco de Desarrollo de América Latina: Una región de retos

Desarrollo

Foto gentileza de CAF

José Carrera, vicepresidente de Desarrollo Social y Ambiental de CAF – Banco de Desarrollo de América Latina


En un espacio dividido por fronteras que corresponden más a la historia que a la geografía, se tiende una misión importante: sortear las barreras de la inequidad para lograr un desarrollo, independientemente de los ingresos con los que se cuente.

Por Anahí Acevedo | @PapovAnahi

El Banco de Desarrollo de América Latina – CAF es una institución que promulga una agenda de desarrollo renovable, orientada hacia una estabilidad macroeconómica y una eficiencia microeconómica. Se rige bajo una mirada inclusiva que beneficie a las mayorías y sea respetuosa con el medio ambiente en un marco adicional de transformación productiva.

En entrevista con Empresas & Negocios¸ José Carrera, vicepresidente de Desarrollo Social y Ambiental de CAF, indicó que este organismo brinda la posibilidad de aprender entre pares, a través de la experiencia de un país o ciudad con similares características a quien solicita la ayuda. “La gran diferencia que trae a la mesa un banco como CAF no es solamente el financiamiento, que es importante, sino el cómo hacerlo bien”, describió.

Los retos que tiene América Latina corresponden a los procesos de desarrollo dispares y con falta de oportunidades para grupos importantes de la sociedad, según Carrera.

“Debemos apostar e invertir en una educación, servicios básicos, generar condiciones de bienestar y percepción de justicia social para cada uno de nosotros en la región, pero  hay que hacer un esfuerzo individual y colectivo para aportar a nuestras comunidades”, apuntó

A la hora de brindar ayuda, CAF elabora una agenda inclusiva que contempla las buenas prácticas de las ciudades teniendo en cuenta la formación del capital humano y la educación, la dotación de servicios básicos, la conectividad del transporte público y la temática institucional y de gobernanza.

Joven, urbana  y productiva

En América Latina uno de los factores claves es la urbanización. En este sentido, más del 80 por ciento de las personas viven en ciudades, y dentro de ellas, entre un 25 y 55 por ciento lo hacen en condiciones precarias con falta de servicios básicos. Es decir, 200 millones de seres humanos viven en asentamientos espontáneos que no cuentan con sus necesidades básicas satisfechas.

Al mismo tiempo, es una región joven. Se estima que entre los años 2025 y 2030 se tendrá una mayor cantidad de adultos y jóvenes en capacidad de trabajar, que niños y ancianos. Esto representa la posibilidad de un interesante bono demográfico solamente si estas personas están vinculadas a mercados laborales.

“La inclusión social es la mejor lente para precisar políticas públicas directamente a los ciudadanos, sin perjuicio de que también se atiendan los temas de inequidad”, opinó Carrera.

No obstante, esto no sucede, menos aún en los jóvenes -donde figura el grupo de los denominados “Ninis”-, que abarcan a 20 millones de habitantes, dentro de los cuales dos tercios son mujeres.

En este contexto, en las urbes se producen dos terceras partes del Producto Bruto Interno (PBI) de la región. En los últimos años, seis de cada 10 de las ciudades más importantes de Latinoamérica están creciendo más lentamente que el promedio de crecimiento de sus respectivos países. Carrera opina que parece ser que las grandes metrópolis se convierten en los vagones de cola que frenan el desarrollo potencial de cada una de las localidades.

Para el ejecutivo de CAF, la situación de la región se debe, en parte, a la economía de escala y la conectividad de las ciudades que obliga, en algunos casos,  a perder un promedio de tres horas y media para recorrer un par de kilómetros debido a la mala calidad del transporte.

Por otra parte, los gobiernos latinoamericanos están haciendo un esfuerzo importante en términos de servicios básicos, afirmó Carrera. No obstante, hace falta avanzar efectivamente en los esquemas de integración. “Tenemos las mejores condiciones para que tengamos un desarrollo importante, pero hay que poner también todo el esfuerzo a nivel individual”, subrayó.

Una deuda en educación

América Latina tiene una tarea pendiente respecto a educación, señaló Carrera. La región está mucho más abajo en cuanto a calidad de acuerdo a las pruebas estandarizadas tipo Pisa a nivel mundial. Para que este aspecto se revierta, CAF considera que es importante trabajar la cobertura, la calidad y la pertinencia.

“Cuando uno les pregunta a los empresarios cómo les va en sus procesos de contratación, normalmente dicen que entre un 30 y un 40 por ciento de sus plazas de trabajo tienen dificultad de llenarlas porque los jóvenes no tienen la competencia que requiere la industria de la región”, subrayó.

“La región tiene un gran espacio de crecimiento y potencialidad pero tenemos que hacerlo de manera inteligente. Hay que lograr que cada producto agroindustrial que se realiza sea aquel que agregue el mayor valor para esta sociedad”

Por lo tanto, dijo que se debe ayudar a los jóvenes que han abandonado el sistema a adquirir competencias para incorporarse en el mercado. La formación que se les debe de dar debería ser aquella que la industria local está demandando, junto con un acompañamiento para que logren dotarse de herramientas.

Al mismo tiempo, el 30 por ciento de las infraestructuras educativas, a todo nivel, es deficiente y de mala calidad, indicó Carrera, quien agregó que está comprobado que estudiar en un buen ambiente apoya a la mejora de la enseñanza. De igual forma, aseguró que CAF seguirá financiando infraestructuras para institutos educativos en los próximos años.

Según explicó, para mejorar la calidad de la educación en la región se deben tomar en cuenta tres elementos: el estímulo de los niños que tienen entre 0 y 3 años, el grado de lectura y capacidad de comprensión de aquellos que tienen entre 6 y 8 años y la capacidad docente.

En este sentido, Carrera hizo hincapié en que los primeros tres años de vida de las personas tienen impactos importantes en el futuro. Agregó que el tener una velocidad de lectura promedialmente más lenta recae en que no se comprenda la frase siguiente y confirmó que la diferencia entre un deficiente maestro y uno bueno deriva en dos años lectivos de conocimientos menos en los niños.

El desafío de la inequidad

Carrera entiende que el objetivo fundamental de las sociedades es tener al ciudadano como el centro de la visión y de estrategias de desarrollo nacional y urbano. Por lo tanto, la llave está en cómo hacer para que las condiciones de bienestar y calidad de vida sean mejoradas independientemente de los ingresos y las diferencias que puedan existir.

Entre el año 1990 al 2002 la inequidad aumentó en América Latina, pero del 2002 al 2010 la misma se revirtió y comenzó a disminuir. Este año, debido a las condiciones que ofrece el mundo en este momento, hubo una estabilización de la desigualdad. De todas formas, es esta región una de las pocas del mundo que está mejorando las condiciones de equidad.

Para Carrera, el punto de inflexión que tuvo lugar en el año 2002 se dio, por un lado, al cambio en el ciclo económico que permitió procesos de empleo permanente activos. Igualmente, mencionó el proceso de incrementación de los salarios mínimos que favoreció, sobre todo, a las mujeres. A ello se le suma el sistema de transferencias monetarias condicionadas y la mejora de un ingreso permanente generado a través del empleo, que acarreó una mejor calidad de vida. La cuestión está, ahora, en mantener esta tendencia y no revertirla en una situación de condiciones menos favorables a las que se tenían en un pasado.

“El reto en los próximos años será ser muy objetivo, no decir el bonito discurso, sino que hay que medir, comparar, evaluar, analizar y aprender. La región no solamente puede ayudarse a sí misma compartiendo las mejores prácticas, sino que es una antesala de lo que está ocurriendo en otras regiones del mundo, como Asia y África”,  declaró.

Desde esta perspectiva, CAF incluye la visión de género, donde reconocen la desigualdad que existe entre los dos sexos. “Las mujeres no solamente están desempleadas, sino que tampoco tienen las mismas oportunidades que se les brinda a los hombres, por lo que necesitamos una participación activa de la sociedad para ir cambiando eso”, subrayó.

Foto gentileza CAF
Foto gentileza CAF

Una oportunidad agroproductiva

Latinoamérica posee un tercio de las reservas de agua dulce del mundo. Empero, más de 34 millones de habitantes no tiene acceso a sistemas de agua de calidad y más de 100 millones no poseen un sistema de cloacas. Asimismo, apenas el 20 por ciento de las aguas residuales de la región no son tratadas.

A este panorama Carrera agregó: “Tenemos el agua como elemento importantísimo, pero la geografía de la región ha hecho que en algunas circunstancias esta no esté donde se necesita”.  Es en esta línea que CAF impulsa una cobertura hídrica universal a través de distintos proyectos  desarrollados en países como México y Perú.

Carrera aseguró que si se invierte el 0.3% del PBI, en el año 2030 se podría poseer una cobertura universal de agua y alcantarillado junto con un tratamiento de aguas residuales superior al 30%.

En cuanto a este último punto, subrayó la necesidad de tenerlo debido al riesgo biológico y medioambiental que se corre. Por un lado, muchas de estas aguas no tratadas son utilizadas en la agricultura en zonas cercanas a las ciudades y afectando a la población con enfermedades gastrointestinales. Por otro, afectan los caudales donde se vierten dañando al sistema ecológico que allí reside.

“Tenemos las mejores condiciones para que tengamos un desarrollo importante, pero hay que poner también todo el esfuerzo a nivel individual”

Asimismo, expresó que este recurso no debe ser visto bajo una visión de economía lineal. “Las nuevas tendencias a nivel mundial van hacia la reutilización del recurso luego de un tratamiento. Lo importante no es el pasado del agua, sino la calidad de la misma”, apuntó.

Por otra parte, respecto a la agroindustria, dijo que Latinoamérica es una de las regiones que tiene el mayor potencial de crecimiento en cuanto al sistema de la industria alimentaria. Esto se debe, en un sentido, por la gran disponibilidad de agua y tierra. No obstante, señaló que tan solo el 20% de la superficie cultivada en la región se hace mediante procesos de irrigación.

“Simplemente expandiendo el área cubierta con irrigación, y con el uso tecnificado del riego, se podría aumentar fuertemente la producción agroindustrial de la región”, observó.

Además, señaló que este territorio tiene la posibilidad de expandir sus fronteras agrícolas sin afectar los temas ambientales, puesto que algunas regiones del mundo, sobre todo la península arábiga, continuarán demandando fuertemente alimentos. Esto responde a la decisión de importar sus alimentos en lugar de cultivarlos para dirigir sus recursos acuíferos solamente hacia el consumo humano.

“La región tiene un gran espacio de crecimiento y potencialidad, pero tenemos que hacerlo de manera inteligente. Hay que lograr que cada producto agroindustrial que se realiza sea aquel que agregue el mayor valor para esta sociedad”, reflexionó.

De todas formas, Carrera opinó que la problemática del agua ha llegado a la agenda de los gobiernos latinoamericanos y resaltó el esfuerzo que realizan los países en apostar a este líquido para consumo humano y elemento de producción

“Es un elemento vital en las agendas de las políticas públicas. No son inversiones irreales ni utopías, son perfectamente manejables y que algunos países están asumiéndolas con creces”, consideró.

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El futuro

De todas formas, Carrera es optimista cuando se trata de vislumbrar el futuro de América Latina y asegura que el mismo será “brillante”. Igualmente, reconoce que la región está “más madura” y que posee sistemas políticos más estables y democráticos.

Al mismo tiempo,  resaltó que los países han reconocido la importancia del manejo ordenado de las finanzas públicas y que se tiene un compromiso por mantener la inflación baja.

Sin embargo, afirma que queda un reto pendiente, y que para lograrlo se debe construir una agenda estatal con una visión de largo plazo que trascienda las circunstancias y los vaivenes políticos del gobierno que está en funciones.


Latinoamérica unida como Europa

Según Carrera “definitivamente” se podría unir toda América Latina a través de un transporte público. En este sentido, expresó que ven que las condiciones son cada vez mejores y, aunque  todavía falta mucho por desarrollar, es hacia allí donde comenzó a caminar la región.

“Estamos en una región donde muchas veces la práctica supera a los esquemas políticos que estamos avanzando. Muchas ciudades de frontera son metrópolis hermanas que solamente las divide un hito geográfico. Los procesos de comercio estimulan una integración efectiva entre las distintas regiones de América”, concluyó.


La percepción de la inseguridad

La inseguridad es un tema fundamental para el desarrollo sostenible y equilibrado de las sociedades, explicó Carrera. En este sentido, la percepción de seguridad es una escala que tiene cada comunidad respecto a sí misma en comparación con niveles aceptables.

Por lo tanto, aunque los niveles de inseguridad de una comunidad sean inferiores a los de otra de la región, si la sociedad siente que es un problema se debe trabajar con la misma seriedad. “Todos dependemos de las cuestiones de percepción de nuestra comunidad y del bienestar de quienes vivimos en ella”, aseveró.


Uruguay lleva las mejores prácticas

Carrera reconoce los avances que ha realizado América Latina para reducir la pobreza y la inequidad. En este sentido, resaltó el caso de Uruguay al decir que realizó las mejores prácticas y experiencias de Latinoamérica. De todas formas, la región continúa siendo la más inequitativa del mundo.