Ignacio Bartesaghi, Doctor en Relaciones Internacionales, Decano de la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Católica del Uruguay (UCU) y director del Departamento de Negocios Internacionales e Integración de la UCU
El Covid-19 disparó una crisis a nivel global, tanto en los sistemas de salud como a nivel económico. A nivel internacional, hay quienes hacen comparaciones con la recesión financiera de 2008, mientras que, a nivel regional o más local, se remite a la del 2002. Entre otras cosas, según Bartesaghi, se corre el riesgo de que la crisis amplíe las medidas proteccionistas que van en contra del libre comercio, lo que “podría afectar a los países más pequeños”, advirtió.
– La pandemia desatada por el coronavirus Covid-19 pone un freno a la economía mundial. La incertidumbre y la volatilidad se mueven a lo largo y ancho del planeta, con caídas en algunas bolsas europeas que han sido hasta de dos dígitos. A nivel individual, ¿cuáles serán las naciones más perjudicadas y cuáles son los motivos?
– Todos los países se verán afectados por el Covid-19 sin excepción. Se trata de una tormenta perfecta que afecta a la economía internacional por la vía del comercio de bienes y servicios, las operaciones logísticas, el turismo, además de producir una crisis financiera y bursátil. Debido a la lógica de las cadenas globales de valor, muchas empresas enfrentan dificultades para seguir adquiriendo sus productos intermedios, lo que ha generado cuellos de botella en la producción.
Los precios internacionales de muchos productos bajarán. También se enfrentan devaluaciones en muchas monedas debido al corrimiento hacia activos más seguros como por ejemplo el dólar y el oro.
A la crisis externa, hay que agregarle la interna, generada por las medidas que los gobiernos deben tomar para combatir el virus y que en algunos casos han, literalmente, paralizado la economía. Eso enfrenta a los gobiernos a una baja en la actividad comercial y los servicios, lo que lleva a un aumento del desempleo. Por otro lado, la importante devaluación puede generar brotes inflacionarios, además de que los países ya enfrentan restricciones fiscales, lo que empeorará por las medidas de apoyo que se implementarán para mitigar la crisis.
En suma, todos los países se verán afectados y la economía internacional sufrirá, lo que afectará las proyecciones de crecimiento esperadas. La buena noticia es que eso no ocurrirá al mismo tiempo. Mientras China se recupera, Europa está en su peor momento, Estados Unidos algo ha avanzado, pero en América Latina la crisis recién inicia.
– ¿Qué industrias sufrirán las mayores pérdidas?
– El comercio interno y los servicios se verán muy afectados; allí se sentirá el mayor golpe. Es esperable que los sectores asociados con el comercio exterior sufran menos, siempre y cuando las medidas tomadas por el gobierno uruguayo y los principales socios de Uruguay no sean muy extremas en ese sentido.
– ¿A qué momento del mundo es comparable esta crisis?
– Muchos la comparan con la crisis de las hipotecas de 2008, otros dicen que en la región será peor que la sufrida en 2002, o incluso hay economistas que la comparan con otras vividas muchas décadas atrás. Me parece que estas comparaciones son inútiles, porque Uruguay no es lo que era en 2002 o 2008, y el mundo tampoco es igual al de décadas atrás. Será una crisis profunda, de la cual se saldrá como se ha salido de muchas otras. Hay analistas que fomentan una visión caótica del futuro, incluso aseverando que el mundo ya no será igual… Discrepo totalmente; la crisis se va a superar y seguramente tendremos más información para cuestionarnos algunos temas. Entre otros, hasta qué nivel es bueno mantener una dependencia comercial tan profunda con otro país, qué rol está jugando el comercio electrónico, como se ha operado en estos meses con el teletrabajo, qué nivel de productividad laboral se ha alcanzado, cómo impactan en la vida diaria de los ciudadanos los asuntos sanitarios, cuáles son las debilidades de los sistemas sanitarios o cuál es el rol del Estado en momentos de crisis.
– En su opinión, ¿cómo se sale de este mal trance?
– Primero se deberá contener la expansión de la pandemia en los países. Eso permitirá la reactivación de la economía. Por otro lado, el Estado volcará los apoyos necesarios para impulsar la recuperación. Esto pasará especialmente en China, Estados Unidos y la Unión Europea (UE), lo que progresivamente nos llevará a la normalidad en el resto del mundo.
– Estados Unidos anunció que sale al rescate de la economía y apuntala a los mercados con una inyección de liquidez multimillonaria a través de diversas vías. ¿Cómo impacta esto a nivel mundial?
– Es importante que las principales economías mundiales se recuperen y no entren en recesión. Estos fondos cumplirán ese rol, pero en muchos casos serán subsidios que afectarán el comercio mundial. El riesgo es que esta crisis nos lleve a una ampliación de las medidas nacionalistas y proteccionistas que van en contra del libre comercio. Esta realidad podría afectar a los países más pequeños.
– ¿Cuáles son los efectos de la pandemia en la economía local? ¿En qué áreas se verá más afectado nuestro país?
– En el comercio interno y los servicios, especialmente el turismo y el transporte. Pero los efectos también se darán en la industria y el agro, si bien en este caso en menor medida porque el comercio exterior agrícola podría recuperarse a partir de China. El desafío es intentar tomar medidas sanitarias que no paralicen de forma generalizada el sector externo, ya que Uruguay puede seguir colocando sus productos en el exterior, especialmente teniendo en cuenta que el gran porcentaje de ellos son alimentos que necesariamente seguirán siendo demandados por los países.
– ¿Qué políticas debería implementar el nuevo gobierno para paliar la situación?
– Ya se están tomando. Por ejemplo, las que tienen que ver con la flexibilización del régimen laboral, apoyos a las empresas más pequeñas, la postergación del pago de algunos impuestos, mejores condiciones de financiación, entre otras. Se irán anunciando cada día más medidas.
– Parece inminente un ajuste de tarifas. Algunos analistas dicen que hay que postergarlo y otros que se debe hacer ahora. ¿Cuál es su opinión?
– Se trata de un tema muy discutido. Ocurre que la postergación de las tarifas no necesariamente favorece a los sectores mayormente afectados por la crisis. Lo que sostiene el gobierno es que mantendrá el aumento, pero implementará medidas más focalizadas que favorezcan a los sectores más vulnerables.
De cualquier forma, dependerá del nivel de crisis que enfrente Uruguay, lo que está asociado a si es necesario o no implementar una cuarentena obligatoria muy amplia. Es probable, y quizás conveniente, que se implemente una cuarentena obligatoria en algún momento, pero dadas las características del mercado uruguayo, será necesario que muchos sectores se vean excepcionados y puedan seguir operando, ya que, en caso contrario, el efecto económico podría generar nuevas demandas, aumentando el descontento social.
– ¿Cómo puede impactar este momento económico en el sistema financiero?
– El sistema financiero en Uruguay es sólido. El país cuenta, además, con un suficiente nivel de reservas y liquidez. Hay fortalezas para superar la crisis, pero dependerá de qué duración y expansión tenga, si bien no es esperable un riesgo mayor en este sector.
– ¿Ve riesgos de que se interrumpa la cadena de pagos?
– No es un escenario que se esté manejando. Naturalmente que es difícil proyectar el impacto final que tendrá esta crisis, ya que dependerá de cómo termine afectando a la economía global y en especial a la región. Aquí dependerá también de la flexibilidad que se tenga en la renegociación de los plazos y compromisos. Se deberá facilitar al deudor para evitar llegar a ese escenario.
– Aumento del dólar e inflación parecen ir de la mano. ¿Cuál es el panorama futuro?
– En marzo la inflación se verá afectada por el dólar y en abril se espera un impacto por el aumento de las tarifas, por lo que es esperable que alcance dos dígitos. También hay muchos salarios que tienen ajustes automáticos si la inflación alcanza determinados niveles, y eso preocupa. En algunos mercados pueden darse desajustes de precio por compras excesivas, pero debería ser un fenómeno muy focalizado.
Nada es casualidad
– ¿Es casualidad que justo en este momento, donde se lucha contra la pandemia de coronavirus, aparezca una guerra en el mercado del petróleo? ¿A quién beneficia y a quién perjudica esta crisis del petróleo?
– No es casualidad, ya que atrás de hechos de esta naturaleza siempre existen muchos intereses económicos y geopolíticos; el coronavirus es funcional a los mismos.
La baja tan pronunciada del petróleo afecta especialmente a los productores y exportadores de este producto, pero favorece a otros que necesariamente lo deben importar, como por ejemplo Uruguay. Para nuestro país es una buena noticia, pero muchos otros países acentuarán aún más la crisis por este motivo. El precio de otros commodities también se están viendo afectados y eso sí impactará a Uruguay.