Mario Bergara, precandidato por el Frente Amplio
“Somos contrarios al ajuste fiscal y a un shock de austeridad”, remarca el economista. El planteo que hace apunta a evaluar los componentes gruesos del déficit, entre los que se encuentra el régimen de seguridad social, “que es lo que explica los aumentos de gasto en los últimos tiempos”.
Por Oscar Cestau | @OCestau y Magdalena Raffo | @MaleRaffo
¿Cómo analiza la situación fiscal del país? El gobierno se ha propuesto metas y no las ha podido cumplir. ¿Qué ideas tiene en el caso de ser presidente?
Es imprescindible ir a una reducción gradual del déficit. Ya lo ha dicho el gobierno y se han tomado medidas en el terreno tributario, en el terreno del gasto, pero el déficit está duro de matar. No creo que lo vayamos a resolver esencialmente por el lado tributario. Por el lado del gasto, lo que hay que evaluar son los componentes gruesos del déficit, que son los que realmente mueven la aguja. Podemos hablar demagógicamente de recortar un montón de cosas… los celulares, los autos. Eso, si hay que hacerlo, será por otras razones, pero no porque vaya a resolver el tema financiero del Estado. Nosotros somos contrarios al ajuste fiscal y a la política de shock que pregonan precandidatos de otros partidos, o un shock de austeridad. ¿Qué es un shock de austeridad? ¿Vamos a hacer un shock de corte de gasto público? ¿Dónde? ¿Cómo? ¿Qué impactos va a tener? Eso, además, tiene consecuencias muy negativas en una de las cosas que después va a ayudar a resolver el problema, que es el crecimiento económico. Claramente, quien tenga esa visión no tiene en mente una estrategia de crecimiento.
¿Qué componentes del déficit mueven la aguja?
Un punto central tiene que ver con la adecuación del régimen de seguridad social, tanto el general como la Caja Militar, la Caja Policial, etcétera. Es uno de los componentes que tiene rigidez en el gasto y su dinámica está siendo muy preocupante. Hasta hace unos pocos años el fisco no tenía que transferirle dinero al BPS, y hoy le está transfiriendo US$ 600 millones. La Caja Militar tenía un déficit de US$ 200 millones y hoy es de US$ 450-500 millones. O sea, hay una dinámica que si uno no corrige, va a estar muy mal en el futuro, entonces, además de dar fortaleza al régimen de seguridad social con una reforma de sus parámetros, también va a ayudar de manera decisiva a mejorar los resultados financieros del Estado.
Por lo que dice, no habría margen para aumentar impuestos.
Lo que dije fue que la resolución sustancial del déficit no va a venir por la vía tributaria. Nosotros hicimos una reforma tributaria muy discutida con la sociedad durante mucho tiempo. Se generó un nuevo sistema con objetivos bien definidos, que son los de equidad, racionalidad, eficiencia y consistencia con los estímulos a la inversión. Creo que la reforma ha sido exitosa; el nuevo sistema tributario funciona adecuadamente. Desde el principio planteamos que no era una cuestión rígida, y de hecho ha habido muchas variantes en parámetros, en el IRPF, en el Impuesto a la Renta Empresarial, en el Impuesto al Patrimonio, pero sin cuestionar el esqueleto del sistema ni los objetivos y los principios básicos. Por lo tanto, puede haber señales de equidad. Por ejemplo, el programa del Frente Amplio (FA) tiene planteado evaluar el impuesto a las herencias elevadas. A mí me parece bien, es una señal en clave de equidad, ahora, en términos recaudatorios, no mueve la aguja. Puede haber alguna variante simbólica en ese sentido, pero que no va a modificar sustancialmente la capacidad recaudatoria. No creo que haya margen para cambios tributarios que realmente signifiquen una modificación sustancial en la recaudación.
No hay dos opiniones de la importancia de acceder a nuevos mercados. Este es un país con un consumo limitado, entonces no nos queda otra que salir a mirar al mundo y buscar otros destinos. Ahora, ¿cuál es la forma?
Uruguay está inserto en el mundo, exportamos a más de 150 países y eso está muy bien, o sea que ha habido una estrategia de inserción, de diversificación de mercados y de productos. El país recibe financiamientos a nivel internacional con suma fluidez y en excelentes condiciones financieras, y tiene una excelente relación con los organismos multilaterales y acceso total al financiamiento por esa vía también, así como una muy buena percepción de riesgo por parte de las calificadoras y de los inversores, que son los que ponen el dinero. Hay dificultades para acceder a algunos mercados, o condiciones desfavorables a pesar de que el acceso al mercado está abierto. No necesariamente hay que salir a hacer TLC integrales, ambiciosos, de última generación con todo el mundo. A veces, acuerdos más modestos, menos ambiciosos, también pueden dar buenos resultados. Está claro que eso lo planteamos así porque tenemos la restricción referida a la pertenencia del Mercosur, y la dificultad de que Uruguay negocie aisladamente o de que otros países negocien con nuestro país un TLC si no está en el marco de objetivos más relevantes para ellos, como puede ser Brasil o Argentina. En otros rubros que son cada vez más importantes en nuestra exportación, que son los servicios, tenemos el mundo a disposición. Es decir, Uruguay vende al exterior una multiplicidad de servicios globales basados en capital humano; servicios financieros, profesionales, software, audiovisual, etcétera, que han crecido enormemente, y esa es otra vía de inserción externa relevante.
“No creo que haya margen para cambios tributarios que realmente signifiquen una modificación sustancial en la recaudación”.
¿Cómo se mejora el gasto público?
El FA hizo múltiples reformas estructurales; cada una fue acompañada no solo en el cambio de las reglas de juego y las estructuras de incentivos, sino también en la institucionalidad del Estado. O sea, hubo muchas reformas del Estado en todos estos años, y mejoras de eficiencia en el gasto y de transparencia. No hay nada más transparente en Uruguay que el Estado. Hay muchísimas áreas en las que se ha mejorado enormemente la eficacia y la calidad del gasto, ahora, cuando vos medís el gasto público en términos globales, ¿dónde están los ejes? Como decía, seguridad social; esas cosas gruesas en las que gastás cada vez más por una cuestión del diseño del régimen, pero no porque el proceso sea ineficiente o haya un problema de calidad del gasto. Habrá que rediscutir el régimen de seguridad social, y eso es lo que explica esencialmente los aumentos de gasto en los últimos tiempos. En empresas públicas también se ha mejorado el gasto; sí hubo procesos de ineficiencia como el caso de Ancap, y puede haber alguno más. Pero más allá de casos en que hubo derroche o inversiones que podían haberse postergado, en términos gruesos, en la administración central ha mejorado la eficiencia del gasto.
El mundo hoy vive un debate sobre el reparto de la riqueza, y algunos especialistas dicen que ni el capitalismo ni el socialismo le han encontrado la vuelta al tema. Hay corporaciones que facturan en un día el PIB de un país pequeño o de mediano porte. Se han generado movimientos como los chalecos amarillos, el brexit, de gente que está descontenta incluso con la clase política. ¿Qué pasa en Uruguay?
La lucha por la redistribución de la riqueza es permanente. El mundo tecnológico de hoy genera un nuevo mapa de oportunidades y riesgos. Para aprovechar las oportunidades tenés que tener capacidades; al que las tenga le puede ir muy bien, y al que no las tenga le puede ir muy mal. El proceso que estamos viviendo hoy de dinámica tecnológica trae aparejada una presión importante en la desigualdad. Si el Estado no tiene políticas sociales compensatorias, los resultados en materia de equidad pueden ser negativos. Uno procura corregir las desigualdades que se generan en la distribución del ingreso. Yo creo que el FA ha trabajado mucho en esa dirección, y si no lo hubiera hecho, el desafío de la redistribución del ingreso sería muchísimo mayor. Hoy tenemos indicadores de equidad sustancialmente mejores que hace 14 años, pero siempre hay desafíos. Las tendencias a la inequidad en toda esta cuestión tecnológica también son desafíos adicionales que el próximo gobierno va a tener, no solamente en el aprovechamiento de la dinámica tecnológica para el bienestar, sino también para evitar retrocesos. Las tendencias inherentes del sistema económico y del régimen capitalista son hacia la desigualdad y la inequidad. La sensibilidad sobre la equidad que hay en Uruguay no existe en ninguna otra parte de América Latina.
¿Cómo ve el futuro del trabajo? ¿Qué medidas propone para los cambios que se vienen?
Las 10 empresas más dinámicas del mundo de hoy tienen 15 años de vida como máximo, y las 10 empresas más dinámicas de la próxima década todavía no fueron creadas. ¿Qué capacidades tienen que tener los trabajadores? Transmitir información es irrelevante, ya la tienen en el bolsillo (por el celular); transmitir conocimientos es importante, pero sabés que van a quedar obsoletos rápidamente porque no sabemos qué se va a producir ni cómo. Es importante que aprendas lo que se hace hoy, pero más lo es generar capacidad para aprender lo que se necesita hoy, mañana y pasado mañana. Los contenidos son la excusa para generar capacidades. A un chiquilín que sale del sistema educativo, con esta dinámica tecnológica, el mundo le va a cambiar drásticamente cinco veces, entonces lo relevante de la educación no es tanto los conocimientos específicos, que van a ir quedando obsoletos, sino las capacidades de moverse en ese mundo. Un economista de mi generación entraba al Banco Central y era como entrar en el paraíso; iba a morir ahí porque era el sumun de su carrera. Ahora los chiquilines te dicen: “yo, más de dos o tres años en el mismo lugar, no me veo”. La educación tiene un desafío importante porque ese es el tipo de enfoque que hay que desarrollar.
Recapacitar a los trabajadores
La dinámica tecnológica genera desafíos enormes en el mundo del trabajo, como los empleos que progresivamente van a ir quedando obsoletos, pero a su vez, otros empleos van a ir fortaleciéndose y generando nuevas oportunidades. Así lo dijo Bergara, y opinó que una política sustancial para afrontar esa situación es masificar o potenciar las políticas de recapacitación de los trabajadores, donde el Inefop tiene un rol creciente. “Ya hay conciencia en el mundo del trabajo de esta problemática; hay Consejos de Salarios que no solo negocian salarios y condiciones de salud ocupacional, sino también cláusulas con perspectiva de género y convenios de recapacitación de trabajadores”, destacó. En ese sentido, indicó que para que más uruguayos generen las capacidades necesarias para aprovechar las oportunidades de este nuevo mundo, las políticas de recapacitación tienen que estar en las prioridades iniciales del gobierno.
PERFIL
Edad: 54 años.
Profesión: Economista y contador.
¿Con quién vive? Solo, obviamente vienen mis hijos a quedarse dos o tres veces por semana.
¿Cuáles son sus hobbies? La música, ver deporte. Hasta el 1º de marzo del 2005 jugaba al fútbol y al básquetbol, después se me acabó. Escucho mucha música y estoy en el coro del Banco Central. También me gusta ver películas, Netflix, ir al cine.
En el 2019 espera… que el FA llegue al cuarto gobierno.