Carolina Ache Batlle, subsecretaria de Relaciones Exteriores
Desde niña tuvo claro qué quería hacer. Por eso, después de estudiar abogacía, se formó en derecho internacional y comercio exterior. La irrupción de Ernesto Talvi en el espectro político fue la llave para que llegar a Cancillería, acompañando al entonces líder de Ciudadanos en Relaciones Exteriores.
En una extensa charla con Empresas & Negocios, Ache hizo un repaso de su vida y ahondó en temas vinculados a la tarea que desempeña. Su gusto por la política, el rol como vicecanciller, así como también los pasos dados desde la cartera en materia de comercio exterior y los objetivos de su gestión, fueron temas a los que también aludió.
Por Oscar Cestau | @OCestau
Nació y se crió en Montevideo, en el barrio Pocitos, en la zona de Bulevar España y la rambla, y allí transcurrió toda su infancia.
De esa etapa de su vida guarda gratos recuerdos, sobre todo de los domingos en la casa de sus abuelos, rodeada de tíos y primos.
Estudió en el Colegio Saint Catherine´s, donde hoy está el St. Brendan’s. Posteriormente hizo la Universidad Católica, y luego realizó un Master en Bolonia, Italia.
De niña siempre tuvo claro que quería ser diplomática, gusto que la llevó, después de hacer abogacía, a especializarse en derecho internacional y comercio exterior. En cierta forma, además, fue la llave para que hoy sea vicecanciller de la República.
“Siempre tuve interés en la integración cultural y social. Me atraía conocer más de las distintas culturas, vivirlas y entenderlas. No es lo mismo irse de viaje que vivir las distintas realidades, que ayuda a ensanchar la mirada y eliminar prejuicios. El nuestro es un país formado por una oleada de inmigrantes, y creo que esto hace que busquemos las raíces o desarrollemos esa parte nómade de nuestros antepasados. Pero más que nada me interesaba conocer esa diversidad cultural y entenderla”, expresó al explicar la opción que tomó de cultivarse en esas ramas del derecho.
Se crió en un hogar donde la política era algo cotidiano…
La política estuvo presente durante toda mi vida, desde que nací. Era algo natural en mi casa. La política, y el fútbol por parte de mi padre, eran un poco los temas predominantes en la mesa familiar. Pero la política bien entendida. Al principio acompañaba a mi madre… Ella siempre fue muy cercana a Jorge Batlle, y terminó siendo su secretaria en la Presidencia.
¿Cuánto influyó el apellido y que su tío abuelo fuera Jorge Batlle por ese gusto suyo por la política?
Lo que uno vive en su casa, obviamente, influye, y eso se puede ver en múltiples profesiones. Si bien nunca tuve ningún tipo de presión, sino todo lo contrario, tiene que haber generado algún impulso.
¿Tuvo charlas políticas con él?
Muchas, más que nada en los últimos tiempos de su vida. Me acuerdo de su vitalidad… Estando con Jorge, hablando con él, te olvidabas de los años que tenía. Generalmente, cuando uno habla con gente de esa edad las conversaciones están enfocadas en sus vivencias y en el pasado, sin embargo, él estaba siempre proyectándose al futuro. Más allá de su edad, cuando tuvo el accidente, te parecía que le quedaban muchos años por vivir porque tenía esa manera muy enérgica de pensar todo el tiempo en el futuro del país, del Partido Colorado. El consejo primario que me dio fue que en caso de tener que optar por dos caminos, pensara que el correcto es donde haya más libertad.
¿Cuándo comenzó su militancia?
Concurría a las instancias políticas con mi familia. Desde chica iba a todos los actos, a los clubes. Después, con las primeras elecciones juveniles del partido, saqué una lista; nos fue muy bien, y fui convencional nacional por primera vez. Ahí empecé a ir a las convenciones, comencé a hablar en público –algo que no me gustaba mucho al principio-, así que me tuve que ir puliendo, animando. En ese entonces ya tenía 25 o 26 años, y ahí me di cuenta de que me gustaba ese mundo. Fui secretaria de actas del CEN (Comité Ejecutivo Nacional del Partido Colorado), y más allá de que siempre estuve vinculada de una u otra forma, si tengo que marcar el inicio de una carrera política, ese fue el momento, en esas primeras elecciones juveniles.
Viene de Ciudadanos, el sector que armó en su momento Ernesto Talvi. ¿Qué la llevó a sumarse a ese grupo?
Después del alejamiento de la política de Pedro Bordaberry, en conversaciones con Jorge Batlle, él me había hablado mucho de Ernesto Talvi. Mantuve una reunión para conocerlo, la cual resultó muy positiva y salí con la convicción de que era una persona a la que podía apoyar en el partido.
¿Cuáles son los desafíos que se marcó para su gestión en Cancillería? Esto, por supuesto, bajo los lineamientos de la administración de gobierno.
Los lineamientos de la gestión están marcados, primero por el ‘Compromiso por el país’, acuerdo que hicimos los cinco partidos de la coalición de cara al ballotage. En ese acuerdo, en su punto número cinco, están los lineamientos para la política exterior, y ahí está muy claro que debemos promover la inserción internacional, que la ideología no sea quien marque la agenda, sino que sean los principios y el interés nacional. En ese sentido, estamos dando cumplimiento a ese compromiso por el país. Después se hizo un plan de política exterior, el que también ha tenido buenos resultados en el 2020 y en el 2021. Me parece que en ese sentido vamos bien rumbeados. Obviamente, es un ministerio al cual el presidente Lacalle Pou concede gran importancia; hay una fuerte presencia de la diplomacia presidencial.
¿Cómo es su relación con el canciller Francisco Bustillo?
Es buena, de diálogo, es fluida.
¿Tiene matices en algunos temas con él?
Todas las relaciones algunos matices tienen, pero el saldo es notoriamente positivo. Lo más importante es que ambos estamos cumpliendo un rol que es fundamental para el país, y eso es lo que prima. Siguiendo con esa meta, los matices que puedan surgir nunca son tan importantes como el fin último, que es que al Uruguay le vaya bien, que el país cumpla con sus objetivos.
¿Se siente escuchada por el canciller?
Tengo un buen diálogo con él, que se fue construyendo en este tiempo. Ambos queremos que la Cancillería funcione para que tanto al país como al gobierno les vaya bien.
¿Cuáles son las tareas con más presencia que tiene en Cancillería?
Como subsecretaria presido la delegación uruguaya que participa en las reuniones de consultas bilaterales que derivan del seguimiento del relacionamiento con diversos países. Todos estos encuentros se realizan a nivel de vicecancilleres. Según el memorándum de entendimiento acordado con cada parte, las reuniones pueden llevarse a cabo cada uno o dos años y tienen lugar una vez en cada país.
En este tiempo tuvimos que hacer la mayoría de esos encuentros en forma virtual, y en ese sentido, presidí reuniones en el año 2020 con Costa Rica, con Ecuador, con Chile y en el caso de China presidimos tanto la comisión mixta de comercio, como la reunión de consultas políticas bilaterales. Por otra parte, en el año 2021, mantuvimos reuniones con Francia, con Finlandia, con Rusia -la cual tuvo carácter presencial-, con Arabia Saudita, con Suecia, con Qatar, con Portugal, con Vietnam, con India -presencial en el Palacio Santos-. Asimismo, recibimos la visita del vicecanciller de República Checa, quien estuvo al frente de su delegación en las consultas políticas, realizadas durante el presente mes de enero en Montevideo.
Los encuentros bilaterales mencionados, constituyeron una parte sustantiva de la actividad que he desarrollado en Cancillería, dado que incluyeron aspectos tanto políticos, como económicos comerciales, culturales, de cooperación y consulares, entre otros.
¿La imagen que usted tenía del Mercosur antes de asumir como vicecanciller es la misma que tiene hoy?
Si. En 2021 se cumplieron 30 años de la creación del Mercosur, y en ese sentido también el punto cinco del ‘Compromiso por el país’ habla de que este bloque tiene que ser más flexible. Hay muchas cosas que funcionan muy bien, más que nada en el tema de integración de los ciudadanos, pero en cuanto al Mercosur como plataforma de inserción internacional no hemos tenido los resultados que esperábamos, o no con la velocidad ni la intensidad que nos hubiera gustado. En los últimos 10 años no hemos concretado ningún acuerdo comercial internacional; solo hay negociaciones abiertas. Nosotros reivindicamos la pertenencia del país al Mercosur, pero consideramos que el mundo cambió en 30 años y que el bloque tiene que transitar esa etapa de sinceramiento y modernización, que es lo que Uruguay está poniendo sobre la mesa. Todo ello deber ser hecho siempre con transparencia. En ese sentido, el presidente mantuvo reuniones presenciales con todos los socios. En febrero de 2021 se había reunido con todos los presidentes de los países miembros y sus cancilleres, siendo muy claro con respecto a la posición de Uruguay.
El Mercosur representa algo más del 21 por ciento de las exportaciones de bienes para el país. Y las empresas exportadoras son, en su mayoría, pymes. A la vez, hay que destacar que como destino de las exportaciones uruguayas de bienes viene cayendo sistemáticamente desde hace 20 años. ¿Es imposible pensar en un Uruguay sin Mercosur?
No es algo que nos estemos planteando. Este es nuestro foro de pertenencia en el mundo, estamos en este lugar, este es nuestro barrio, tenemos muchas cosas que nos unen con nuestros vecinos… infraestructura, frontera, y otras qué van más allá de lo comercial. Sí habría que ajustar determinadas cosas para que se adapte a los tiempos que corren y sea mejor para todos.
Uruguay ha tenido vocación aperturista a lo largo de toda su historia. Recordemos aquel tratado que firmó José Artigas entre la Banda Oriental y el Reino Unido de Gran Bretaña en Purificación y que convivía perfectamente con el espíritu federal artiguista. Por un lado, estaba la libertad y autonomía y por otro su vocación federalista, que convivían perfectamente.
¿Con quién es más difícil negociar hoy para que Uruguay pueda moverse con otra libertad por fuera del bloque: con Argentina o con Brasil?
El ministro Bustillo tiene un muy buen diálogo con todos los cancilleres. Es normal que cada país tenga sus propios intereses, que además son diferentes en distintos momentos porque las realidades y necesidades de cada uno son distintas. Lo que sí queremos es priorizar el interés y la necesidad del Uruguay de abrirse y llegar al mundo en mejores condiciones, que eso redundará en un beneficio para todo el país y para todos los sectores. Esta no es una demanda únicamente del gobierno, sino que es compartida por todo el espectro político nacional. Creo que la diferencia es que este gobierno ha decidido dar pasos firmes para avanzar en este sentido, siendo ello una prioridad. El mundo no nos espera, hay que caminar para ese lado, porque es lo mejor para el desarrollo y el crecimiento del país.
En su opinión, ¿la estrategia desarrollada actualmente a nivel del Mercosur pone en riesgo las preferencias y beneficios ya obtenidos bilateralmente con Argentina y Brasil?
Por supuesto que siempre hay que cuidar la relación. Procuramos que el camino que transite Uruguay sea siempre de diálogo y minimizando cualquier riesgo posible.
¿Un cambio de mando en la administración de gobierno de alguno de esos países podría complicar las cosas y cerrar algunas puertas definitivamente en el comercio exterior uruguayo?
Nuestra prioridad ha sido siempre el diálogo y el entendimiento con todos los países. Nuestros países vecinos tienen las suficientes reservas institucionales como para mantener siempre abiertas las líneas de diálogo y amistad con el Uruguay. A lo largo de la historia hemos tenido diálogos fáciles y diálogos difíciles, pero siempre nos hemos encontrado, y seguiremos haciéndolo.
¿Es posible volver a replicar a nivel del Mercosur el modelo del acuerdo entre Uruguay y México?
Ese acuerdo es un buen ejemplo, dado que ha demostrado que es posible avanzar por otros caminos alternativos. Nuestro país ha propuesto la flexibilización o apelar a distintas velocidades.
La prioridad siempre es la negociación del bloque en su conjunto, pero cuando ese camino esté cerrado y no existan coincidencias, creemos que lo más adecuado es que los Estados parte tengan la posibilidad de negociar unilateralmente.
¿Qué tan lejos estamos del acuerdo con la Unión Europea (UE)?
Las negociaciones en curso del Mercosur y el acuerdo con la UE son prioridades también para el Uruguay, y nosotros estamos empujando en favor de estos procesos y lo vamos a seguir haciendo. Lamentablemente, la conclusión exitosa de este acuerdo hoy no depende del Mercosur, sino que está más en la cancha europea; y por ahora estamos viendo que no es algo que ocurra en el futuro inmediato. Hay pequeños detalles técnicos, pero más allá de estos puntos, pasa a ser más una cuestión política, vinculada al tema ambiental, entre otros, y la decisión, como dije está del lado europeo. Por ahora no hay señales de que este acuerdo se concrete en breve, más allá de la voluntad, el trabajo y de las ganas de los países del Mercosur de que se haga.
¿El posible acuerdo con China va a comprender los nuevos temas de la OMC, como facilitación de comercio y el dumping social?
Ahora estamos en el estudio conjunto de factibilidad, que es el paso más lejos al cual se ha llegado hasta el momento. Una vez concluido se comenzará con la eventual negociación del TLC. Como el mencionado estudio no ha concluido aún, me gustaría no opinar sobre este tema, que tiene, por obvias razones, un carácter reservado.
El sector privado ha hecho algunos estudios. ¿El gobierno está tomando en cuenta esos análisis de actores privados?
Por supuesto. El gobierno está tomando en cuenta los aportes de todos los actores. Se trata de un proceso abierto, y estamos analizando todos los estudios sobre el tema.
Acuerdo Bilateral de Inversiones con India, TLC con Turquía… ¿Qué vuelo ve a esas opciones? ¿Qué tan avanzadas están esas negociaciones?
El 29 de noviembre pasado tuvimos la reunión de Consultas Políticas con India en Montevideo, donde acordamos incrementar las acciones para profundizar la relación recíproca, como ser la posible negociación de un Acuerdo Bilateral de Inversiones y la conclusión de las habilitaciones sanitarias aún pendientes para productos de interés exportador de Uruguay. Como potencia y como mercado, India también es un destino prioritario a la hora de considerar avanzar en materia comercial y de atraer inversiones.
El Ministerio trabaja con los instrumentos que ya tenemos, más allá de ayudar en abrir o visualizar nuevos mercados potenciales. Se ha identificado también como de interés la zona de Medio Oriente, y en ese sentido, por ejemplo, hace poco se logró la habilitación del ingreso de la miel al mercado de Arabia Saudita. Se ha trabajado activamente para lograr otras habilitaciones importantes en los últimos tiempos. Por citar algunos casos, el año pasado se rehabilitaron las exportaciones de pesca a Rusia, se logró la extensión de habilitación de plantas lácteas y frigoríficos a Panamá; estos son algunos de los tantos trabajos que se hacen desde el Ministerio.
Asimismo, se trabaja en permanente coordinación con las instituciones nacionales, por ejemplo, Ministerio de Economía, Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, Ministerio de Industria, ente otras secretarías de Estado y con el sector privado para cumplir las metas y objetivos establecidos en el Plan de Trabajo elaborado por Cancillería.
Se trabaja en diversificar mercados y atraer inversiones, sobre todo en aquellos mercados con mayor potencial y también observando la priorización de los sectores.
El año pasado se experimentó una cifra récord de exportaciones de nuestro país, lo cual sin dudas es un dato alentador.
Con respecto a Turquía, se recibió una nota con fecha 6 de diciembre y está previsto iniciar negociaciones en el mes de marzo (N. de R.: Cancillería recibió el 6 de diciembre los términos de referencia de Turquía para la eventual firma de un tratado de libre comercio, luego de que Uruguay trabajara en la exploración de nuevos mercados comerciales y presentara una nota formal a esos efectos).
El ministro Bustillo fue el primer canciller uruguayo en visitar Turquía en misión oficial. En agosto del año pasado Turquía instaló su Embajada en nuestro país, y Uruguay ya anunció que abrirá una Embajada en Turquía, lo que se concretará en breve.
La plataforma es el mundo. Hubo quienes dijeron que se apuntaba solamente a China, en realidad no es así; China fue el primero que se manifestó, y por supuesto es muy importante por tratarse de nuestro principal socio comercial.
Hay analistas que piensan que Uruguay tendría que haber mirado primero a la región, más precisamente al Pacífico. ¿Hay alguna idea al respecto?
No descartamos ninguna idea. Es cierto que por la propia naturaleza de las negociaciones y las conversaciones, una vez que se concretan es que se pueden hacer públicas, pero nosotros no nos amputamos ningún tipo de posibilidad y miramos al mundo entero como una oportunidad para el desarrollo y crecimiento de nuestro país.
“Tenemos la responsabilidad de procesar todas las diferencias con altura y respeto”
¿Qué le gusta y que no de la actividad política?
Lo principal es la cercanía con la gente y su realidad. Estar acá y poder servir al país es un compromiso constante para mí. Estar acá y poder servir al país es un compromiso constante para mí. Creo que la política es, en su esencia, algo positivo. No me gusta cuando está desacreditada, como a veces nos marcan algunos estudios de opinión, debido a desviaciones del buen deber ser o hacer en la cosa pública. En mi caso, siento que en Cancillería estoy cumpliendo una función y tengo que dejar de lado, quizás, la parte más política por el rol que ejerzo y porque creo que no son momentos de perfilismos sino de trabajar y desarrollar los roles de la propia función. El Partido Colorado tiene vocación, historia, tradición de gobierno, y en mi opinión, los colorados están haciendo un muy buen trabajo cada uno en el lugar que le toca estar. Ahora, volviendo al principio, cuando se mezcla el trabajo que se tiene que hacer con marcar un perfil constantemente, no le hace bien a la política, principalmente por el compromiso que tenemos con los ciudadanos los que ocupamos un cargo público. Sé que muchas veces hay tentación de hacerlo, pero es algo negativo.
¿Y del espectro político, en general -coalición y oposición-, qué opinión tiene?
Tengo una opinión positiva del sistema político uruguayo, por algo somos de las únicas democracias plenas en los diversos rankings. Cuando me tocó participar en la transición del gobierno pasado a este, con un gobierno que había estado 15 años en la conducción del país, y que se cambiaba para otro signo político, tengo que decir que fue algo que fluyó muy naturalmente, y nos tenemos que sentir muy orgullosos de ello los uruguayos. Es natural que existan diferencias, pero tenemos la responsabilidad de procesar todas las discrepancias con altura, con respeto, porque eso permea. Hay que dar un buen ejemplo cívico para cuidar todos los días esa democracia de la que todos estamos orgullosos.
Hace unos días fui a la inauguración del Museo Atchugarry y ese corte de cinta del presidente Lacalle Pou, con la presencia de los expresidentes Mujica y Sanguinetti nos pinta el Uruguay. Otro hecho fue la asunción del presidente Alberto Fernández, cuando el presidente Tabaré Vázquez fue con Lacalle Pou, presidente electo. Ese tipo de cosas representan un sello de calidad que tiene el país y que tenemos que cuidar. Ello no significa defender con menos ahínco o con menos convicción las ideas que cada uno tenga. Sí hay que tratar de cuidar las formas de la discusión política, estar a la altura para así proteger la democracia.
Seguir avanzando
¿Le ha costado más incursionar en algunos ambientes políticos por ser mujer?
Los números están claros de que la participación de las mujeres es mucho menor que la de los hombres, pero no creo que haya que echarle las culpas de todo al género. Sí es cierto que, para las mujeres, por la propia dinámica familiar que todavía existe en nuestra sociedad, es más difícil que para los hombres. Pero estamos mejor ahora que nunca. El Partido Colorado fue protagonista de la evolución de los derechos de la mujer desde hace más de 100 años y en ese camino continuamos. Yo soy contraria a tomarlo en modo de guerra de sexos. Como en todo, los logros se consiguen a través del diálogo y en conjunto es que se va a seguir avanzando. Todavía faltan cosas por mejorar, por supuesto.
Señas de identidad
Carolina Ache Batlle tiene 41 años, es casada y tiene dos hijos -de 8 y 12 años-.
Es doctora en Derecho por la Universidad Católica del Uruguay, posee una Máster en Derecho Internacional por la Universidad de Bolonia y es técnica en Comercio Exterior por el Instituto Técnico del Mercosur. En lo que respecta a la actividad política, integra el Comité Ejecutivo Nacional del Partido Colorado.
Entre sus gustos destaca la lectura, y el tiempo libre que actualmente tiene se lo dedica a sus hijos.
¿Qué libro tiene en su mesa de luz actualmente?
Tengo dos. El libro de Julio María Sanguinetti, ‘Habla Julio’, de Pablo Cohen; y el de Claudio Paolillo, ‘Periodista’.
¿A qué imagen de su infancia le sacaría una foto para encuadrar?
A los domingos en la casa de mis abuelos, donde íbamos a comer con todos mis primos y mis tíos.
¿Usa Twitter, Facebook, Instagram o alguna otra red social?
Tengo las tres, pero la que más uso es Twitter.
Si no fuera abogada, y experta en comercio exterior y derecho internacional, ¿en que otro rubro le hubiera gustado trabajar?
Periodismo es algo que me hubiera gustado.
¿Cuál es la prenda más repetida de su guardarropa?
Las chalinas.
¿Un perfume?
I Love Love, de Moschino.
¿Una comida?
El churrasco con arroz es mi comida favorita.
¿Qué música escucha?
Me gusta el Cuarteto de Nos, Joaquín Sabina y Catherine Vergnes.
¿Tiene alguna frase de cabecera?
“Nada podemos esperar si no es de nosotros mismos”, de José Artigas.
¿Con qué persona vinculada a su actividad se sorprendió?
Me sorprendió el personal de Cancillería, por el nivel y compromiso con el trabajo. Realmente se superaron mis expectativas.
¿Con qué personaje histórico –o no-, le gustaría compartir una café y una charla?
Con Ángela Merkel.
¿Su lugar en el mundo?
El que me toque estar. Disfruto cada momento. Me adapto mucho.
¿Qué tres características la definen?
Soy empática, comprometida y crítica.