El agro: ¿uno de los motores para la recuperación?

Análisis

Por Darío Andrioli y Natalia Silva

En el mes de marzo, la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró como pandemia la propagación del Covid-19 y en nuestro al país el  Poder Ejecutivo estableció medidas de aislamiento social que impactaron en la actividad económica.

Los efectos de la crisis global y local determinarán caídas del producto en el mundo, en América Latina y en nuestro país. En particular, un reciente informe del Banco Mundial prevé en 2020 descenso de actividad de casi 3% para Uruguay.

Se plantea, entonces, identificar qué sectores pueden estar menos expuestos e impulsar la necesaria recuperación. El presidente del Banco Central y analistas calificados han expresado que, por sus características, el agro puede ser una de las palancas para la recuperación de nuestra economía.

¿Qué incidencia tiene el agro para nuestra economía?

Los agronegocios son determinantes para nuestras exportaciones, así como también lo son para el producto bruto y la ocupación de personal.

El 70% de las exportaciones uruguayas son de base agropecuaria, siendo los principales productos exportados carne bovina, celulosa, soja, lácteos, arroz.  El Covid-19 generó en la primera parte del año problemas de demanda, lo que afectó nuestras exportaciones, que en el primer trimestre bajaron 11%,  con una caída importante de la carne bovina.

Por su parte, las actividades primarias  representan el 6% del producto. Sumando agroindustria y sectores relacionados como transporte y almacenamiento, los agronegocios representan más del 15% de la actividad económica.

Respecto al empleo, según el último  Anuario de Opypa, el agro  en forma directa ocupa 140.000 personas y la agroindustria 80.000,  totalizando  220.000 puestos y representando un 12% del empleo total.

El agro también aporta un promedio anual de U$S 250 millones por impuestos. Además, las gremiales agropecuarias  anunciaron una contribución voluntaria de U$S 100 millones (por renuncia de devolución de impuesto a la venta de semovientes y fondos relacionados al Instituto Nacional de Carnes e INIA). Esto representaría un 40%  de sus impuestos anuales y un 3% de su producto.

Precios, competitividad y poder de compra del agro

Los precios agrícolas, en general, no tuvieron variaciones significativas en 2019. Hasta 2013 habían crecido y luego se situaron, en promedio, 30% por debajo de los valores máximos, según se aprecia en la trayectoria de los principales precios de los últimos años.

Ahora, con el impacto del Covid-19, de acuerdo al informe de FAO, en el primer trimestre de 2020 los precios internacionales de la carne cayeron 8%, los cereales y lácteos en promedio se mantuvieron en niveles similares. Destaca en este contexto la baja de la soja y el incremento del arroz (10% en los precios internacionales de referencia).

Para nuestro país, el 2019 finalizó con un incremento de la cotización del dólar de 15%, que  contribuyó a una recuperación de competitividad-precio global de casi 8% en el año, medida por el índice de tipo de cambio real elaborado por el Banco Central.

Si bien esto contribuye positivamente, si se analiza en el mediano plazo aún presenta una caída de 8% en los últimos cinco años. En particular, de acuerdo con informes de Opypa, el índice tipo cambio real agropecuario bajó 13 % en los últimos tres años.

Específicamente, la evolución de los precios internacionales y costos en dólares del último quinquenio habían desmejorado el poder de compra de los productos agrícolas (relación entre precios y sus costos de producción), debido a la incidencia de mano de obra, fertilizantes y equipos agrícolas.

Si bien hay que aguardar la trayectoria de la cotización del dólar y de los precios internacionales, el aumento del tipo de cambio en lo que va del año (superior a 15%) posibilita al productor agropecuario bajar sus costos en dólares  y mejorar su poder de compra (por el componente en moneda nacional como personal y energía eléctrica). También para sus costos ha sido una buena noticia el descenso del precio del petróleo.

Situación financiera: inversión y financiamiento

El último quinquenio muestra una caída significativa para la inversión del agro, pero en el último año logró crecer. El desempeño de las importaciones de tractores, cosechadoras y sembradoras, base para la elaboración del Índice de Inversión en Maquinaria Agrícola que realiza nuestro Estudio, determinó que el indicador aumentara 14% en 2019.

A pesar del aumento del año, el índice es el tercero más bajo de la última década. Sin embargo, su desempeño posibilitó que en 2019 la inversión por hectárea fuera 23% mayor al año anterior, con potencial efecto sobre futuras productividades.

También en el último año se observó un mayor dinamismo del mercado de tierras, con aumento de  venta de campos por el incremento importante del área vendida y un leve aumento del precio por hectárea.

Respecto al crédito bancario al agro, el último año continuó presentando un estancamiento. De acuerdo a información del Banco Central, el año 2019 terminó con los créditos bancarios al sector en el orden de U$S 2.400 millones, similar al final del año anterior (con aumento en ganadería y silvicultura y baja del crédito de la agricultura y lechería).

El endeudamiento del sector se mantiene aún alto, representando 71% del PIB agropecuario, mientras que los créditos vencidos se sitúan en el orden de 4% de los préstamos, inferior a un año atrás. Al comenzar 2020 los subsectores lecheros y arroceros continúan con importantes dificultades  financieras, que posiblemente requieran medidas financieras específicas.

Producción: decisiones y desempeño

Continuando la tendencia de los últimos años, la superficie de los principales cultivos en la zafra 2018-19 presentó una baja de 5%, según información estadística del MGAP.  Esto determinó que en el último ejercicio agrícola el área sembrada represente sólo dos tercios  del máximo histórico.

En sentido contrario, en la campaña 2018-19 se destacó la mejora de los rendimientos productivos de los cultivos de soja y trigo, en relación al mal desempeño de la zafra anterior. Esto determinó una recuperación de 3% en el índice que elabora nuestro Estudio sobre la base de la media móvil de cinco años de los rendimientos ponderados de los principales cultivos.

Por su parte, el producto de las actividades agropecuarias en el último año bajó 3.9%, debido a la baja de producción de leche (4%) y de la extracción de ganado vacuno con destino a faena (5%), compensado en parte por la mayor producción agrícola.

Para 2020, Opypa estimaba inicialmente un leve crecimiento, pero con la llegada del Covid-19 se requiere esperar la evolución del comercio mundial de productos agropecuarios.

El otro riesgo que presenta el agro es el clima. En el comienzo de año ha afectado la falta de lluvia que ha determinado medidas de apoyo para productores ganaderos y menores estimaciones de rendimientos del cultivo de soja.

En sentido contrario, la información de avance de la cosecha de arroz muestra rendimientos mayores a la zafra anterior (aunque  bajó el área sembrada).

Consideraciones finales

Luego de una década de sostenido crecimiento impulsado por el boom de precios, el nivel de actividad del agro no logró crecer en los últimos cinco años. En la última zafra los productores agrícolas continuaron bajando la superficie cultivada y manteniendo un nivel alto de endeudamiento.

No obstante, en 2019 algunos factores como el incremento de la cotización del dólar, mejores rendimientos agrícolas y aumento de precios del ganado contribuyeron en forma positiva a su desempeño financiero. Esto contribuyó a incrementar sus inversiones  en equipos, mejorar el cumplimiento de pago en sus obligaciones financieras, recuperar rentabilidad y mejorar expectativas.

La crisis del Covid-19 determinó  bajas moderadas en varios precios de productos agropecuarios e importantes en el precio del petróleo, así como incremento significativo de la  cotización del dólar (en el primer trimestre aumentó 15% en nuestro país). Si bien se presentan posibles desafíos en la demanda de mercados, como Europa, Brasil y Estados Unidos, las gremiales del agro estiman una recuperación de las compras de China, principalmente en el caso de la carne.

Finalmente, destacamos que la incorporación de tecnología que el agro está efectuando brinda oportunidades para los productores agropecuarios. Para el agro, con un entorno económico y mercados cambiantes, es clave la capacidad tecnológica y de innovación para automatizar procesos y mejorar la eficiencia de las operaciones.

Además de los precios internacionales y el tipo de cambio, el dinamismo y calidad de la inversión impactará en las productividades futuras, en la sostenibilidad del sector y en su aporte efectivo a la recuperación del producto de nuestro país.

 

(*) Darío Andrioli: Contador Público. Diploma Program Management Development, Esade Barcelona.   Socio Director de Carle & Andrioli, Mentor de Endeavor y Profesor de Universidad ORT.

(*) Natalia Silva: Contador Público. Advanced Management Program, Esade Barcelona-ORT. Socio Gerente de Consultoría y Asesoramiento Contable de Carle & Andrioli, Mentor de Endeavor y Profesor de Universidad ORT.