“El ecosistema emprendedor en Uruguay está en una etapa clave y de mucho crecimiento”

ENTREVISTA

Lucía Fernández, cofundadora de Lala

Lala es una empresa uruguaya que ofrece una propuesta de colaboración pensada en ofrecer soluciones dinámicas y asertivas a aquellas empresas que buscan incorporar talento clave a su equipo. En diálogo con Empresas & Negocios, Lucía Fernández, cofundadora de Lala, destacó que en Uruguay hay “condiciones óptimas” para poder desarrollar proyectores y resaltó que el mundo está frente a un “cambio de paradigma”, que es la globalización del talento. Al respecto de las nuevas tendencias del mundo laboral, Fernández dijo que las nuevas generaciones de profesionales altamente calificados “ya no negocian sobre su calidad de vida

¿Qué papel desempeña Lala en el ecosistema emprendedor y cómo colabora la firma con las startups en etapa de crecimiento?

Lala es parte y surge de este ecosistema. Nosotros somos emprendedores y compatibilizamos mucho con lo que les pasa a otros emprendedores, y nosotros venimos a sumar. Sentimos que podemos agregar un valor exponencial, compartir experiencia y visión, colaborando con las empresas en diseñar soluciones que sean escalables y trabajando muy desde adentro, a diferencia de lo que sucede con otras consultoras. Por lo general, las empresas que están dentro de este ecosistema llegan a nosotros al momento de la internacionalización, y en ese sentido intentamos que esas etapas clave sean más fáciles, ayudándolas a que esa transición la vivan con mucha naturalidad. 

¿Cómo ve el ecosistema emprendedor actualmente?

El ecosistema emprendedor en Uruguay está en una etapa clave y de mucho crecimiento. Somos un hub de innovación y tecnología, y todo lo que está pasando en nuestro país ahora no es porque sí, sino porque se están dando las condiciones. En Uruguay hay condiciones óptimas para poder desarrollar proyectos y escalar operaciones. En este ecosistema que se ha ido formando y desarrollando en Uruguay, hay cada vez más partners y actores, como es el caso de Cubo Itaú, que de alguna manera vienen a brindar herramientas, conocimiento y a establecer conexiones. Y todo esto es la materia prima y el insumo fundamental que necesita cualquier emprendedor para poder pensar a futuro y seguir construyendo su negocio. En ese sentido, Uruguay está muy bien plantado y muy bien visto en la región, aunque siento que hay muchísimo para hacer en cuanto a políticas desde el punto de vista estatal.

¿Qué significa para Lala ser partner de Cubo Itaú? ¿Cómo impacta esta alianza en el desarrollo de la empresa y su conexión con distintos startups de la región?

Cubo Itaú vino a hacer algo enorme a Uruguay, porque es un lugar que promueve conexiones, el acceso a herramientas y a conocimiento. No hay un día que te vayas de Cubo y que no te lleves algo, y esa retroalimentación para nosotros es como un motor, que de alguna manera nos impulsa a ir por más y a tomar riesgos. También nos acerca a un montón de gente muy valiosa y nos conecta con nuestro objetivo de seguir creciendo y poder llegar a más empresas con las que podamos colaborar. Entonces, yo creo que todos los que estamos en este ecosistema nos vemos beneficiados por lo que se genera allí adentro, porque es clave tener ese lugar donde poder conectar y retroalimentarnos. Y para nosotros, que estuvimos desde el inicio, nos da mucha alegría ver todo lo que han logrado y lo que se está haciendo, y lo sentimos como si fuese nuestra casa.

En cuanto a su experiencia personal, ¿qué aprendizaje obtuvo de su trabajo en Pedidos Ya, donde fue clave en la expansión y la creación del área de personas?

Pedidos Ya, para todos los que estuvimos en esa etapa tan bisagra y tan clave de crecimiento, es casi que como un hijo. Yo entré y éramos 300 personas, pero en dos años ya éramos 5.000. Teníamos tres mercados y en poco más de dos años ya habíamos desembarcado en 15. A nivel de aprendizajes, fueron muchos. Ser un alto ejecutivo de una compañía en etapas tan fuertes de expansión y crecimiento tiene dos caras: por un lado, es un gran sacrificio, y por otro, un gran privilegio. Pasé mucho tiempo fuera de Uruguay, viajando para abrir mercados y desarrollar nuevas líneas de negocio. En aquel entonces había que poner foco en diferentes frentes, como lo logístico y lo operativo, como también lo más estratégico. Siempre digo que lo que nos salvó, de alguna manera, fue el humor y la calidad humana, y lo que nos hizo la diferencia fue esa capacidad de los equipos de adaptarse a este ambiente tan vertiginoso.

¿Cómo ve la inserción del talento latinoamericano en el mercado global?

Hoy estamos frente a un cambio de paradigma, que es el de la globalización del talento. El talento hoy en día es capital del mundo, no de los países. Me cuesta desde mi lugar entender dónde están las fronteras cuando salgo a buscar talento. Hay veces que lo que busco lo encuentro en la región y otras veces me sorprendo con alguien que vive en algún lugar remoto del mundo. Y si pienso en el talento latinoamericano, realmente es muy competitivo y es exportable a cualquier lado, ya sea porque se muda esa persona o porque trabaja desde la región hacia cualquier lugar, porque está al nivel de poder hacerlo. Las empresas se globalizaron, lo que consumimos está globalizado, y la educación profesional también se globalizó, al igual que las oportunidades laborales. 

¿Cuáles cree que son las tendencias laborales más significativas en la actualidad?

Creo que las nuevas generaciones de profesionales altamente calificados ya no negocian sobre su calidad de vida y no están dispuestos a que su vida se le pase frente a una computadora. Vemos que hubo un cambio real y que es transversal a cualquiera de las industrias, y es un cambio que viene con las generaciones jóvenes, que para ellos el trabajo tiene que ser gratificante y debe tener desafíos cognitivos para mantenerse estimulados y motivados.