Magela Benencio, Fundadora de Fotoarte – Escuela de Fotografía
Las posibilidades económicas del padre de Magela en su niñez, no le brindaron la oportunidad de desarrollarse académicamente. Es por esta causa que para él era fundamental que su hija estudiara. Ella, al momento de decidir por una carrera universitaria, optó por Derecho; se trató de una elección netamente por descarte. Pero se equivocó. Tuvo la chance de emprender un viaje donde recorrió Asía y África y conoció realidades que la marcaron como persona y profesional. Al llegar a Uruguay entendió que lo más importante era ser feliz y no una carrera que solo generara ganancias monetarias. Dejó el ejercicio de la abogacía y de estudiar notariado. Se emprendió en un viaje hacia ella misma y sus deseos. Hoy, tiene una escuela de fotografía y las intenciones de expandirse aún más.
¿Cómo y cuándo surgió Fotoarte?
Una foto que tomé en el viaje me cambió la vida. Participé de un concurso fotográfico y quedé segunda. Lo tomé como una señal y me puse a estudiar fotografía. Luego, Fotoarte surgió con el nacimiento de mi hijo. Ser madre me dio una fuerza vital única. En ese momento, en que tenía a mi bebé recién nacido en brazos, se me ocurrió emprender.
Primero di un solo curso, alquilé un salón. Luego, me fui a un monoambiente, después fui contratando a otros docentes, y los cursos crecieron. Nos mudamos a una casa grande en Pocitos y hoy ya somos 10 docentes y casi 30 cursos.
¿Qué cursos ofrecen?
Ofrecemos variedad, hay para todos los gustos e intereses… de fotografía, video, edición y drones. La mayoría son cortos e intensivos, pensados para la gente que dispone de poco tiempo y necesita aprender mucho en un período breve. Están llenos de contenido, por eso son intensivos. Luego, hay un curso un poco más largo y profundo, el Curso Integral de Fotografía, pensado en los que quieren trabajar y pueden comprometerse por más tiempo. Finalmente, están las especializaciones, contamos con docentes destacados y referentes.
¿Cuáles son los principales objetivos de la empresa?
Nuestro objetivo es que el alumno se vaya con un conocimiento tangible, que lo sepa aplicar por sí mismo. La idea es que el docente no solo muestre lo que él hace como profesional, sino que también le haga hacer al alumno y verifique que lo hace bien, por eso nuestros cursos son reducidos, de máximo 13 personas, lo cual nos permite un trato personalizado.
También nos interesa que los docentes se sientan a gusto con la escuela y sus valores. El objetivo es sentir que somos parte de algo más grande. Fotoarte tiene un alma propia, y la formamos todos.
¿Qué cosas son las que distinguen a Fotoarte dentro de su rubro?
Lo más importante son los docentes. Somos muy estrictos al seleccionar a los profesores, exigimos que se cumpla con cierto perfil. Es por eso que al finalizar cada curso hay encuestas de satisfacción y se elaboran informes. Intentamos estar cerca de ellos y darles lo mejor de nosotros.
Contamos con un Programa de Mentorías, que es una reunión mensual sin costo, que se hace con un mentor -que es un docente de la escuela- para que alumnos y exalumnos puedan ir a plantear sus consultas y dudas. Es la manera que tenemos de hacer un seguimiento.
Finamente, contamos con una movida de responsabilidad social muy interesante. El año pasado hicimos una muestra fotográfica en beneficio de los niños con cáncer, hicimos una campaña del abrigo. Este año lanzamos a la venta tazas y postales para financiar un fondo de becas.
¿Cuántas personas integran el equipo? ¿Cómo se distribuyen?
Tenemos 10 docentes, dos administrativas, la agencia digital Orange Attitude, que es un aliado estratégico, y yo en la dirección.
¿De qué manera Fotoarte se mantiene actualizada en cuanto a los servicios que ofrece a los clientes?
Primero que nada, escuchando a los mismos. Estamos atentos a las necesidades que plantean los alumnos. Además, intentamos estar en la vanguardia, modernizarnos todo el tiempo. También traemos docentes extranjeros, como lo fue Marcela Lovegrove, y como lo será Andrés Preumayr (el fotógrafo de la boda de Messi), que viene en setiembre.
¿Cómo es tener una firma de su rubro que trabaja con cámaras fotográficas, en paralelo a las nuevas tecnologías en celulares, por ejemplo, donde cada vez más aumenta la calidad de las cámaras de los móviles? ¿Eso influye en algún punto en cuanto a la llegada de clientes?
No, para nada. Son recursos muy diferentes, no se comparan. Cuando entrás en el mundo de la fotografía te das cuenta de esto, y de las diferencias en calidad técnica. Una cámara con modo manual siempre te va a dar mayor libertad. El celular te da inmediatez. Dependiendo de las circunstancias, elegís un recurso o el otro. Nosotros contamos con un curso de fotografía mobile, y si bien no es un curso de fotografía profesional, hay personas que quieren utilizar su celular y no están dispuestas a comprarse una cámara.
¿Hace cuánto tiempo se asoció a AJE? ¿Cuáles fueron los motivos?
Me asocié el año pasado, aunque estoy en contacto desde hace más tiempo, ya que mi pareja es cofundador. El motivo por el cual me asocié es que AJE es una organización de gran ayuda para los emprendedores y empresarios. Siempre nos están aportando oportunidades interesantes y únicas, se genera una red de contactos que es muy aprovechable. El trabajo que viene realizando su presidente, Pablo Buela, y su equipo de trabajo, ha sido de una gran excelencia y compromiso. Estoy orgullosa de formar parte de AJE, y siempre la recomiendo.
¿Cómo es ser empresario en Uruguay? ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de emprender en nuestro país?
La principal desventaja de Uruguay es que es un país muy caro. Por otra parte, no es fácil el tema de los recursos humanos. Muchas veces falta profesionalismo, responsabilidad y excelencia. El problema es cultural. Lamentablemente, se necesita un cambio en la educación de las personas. Si en el engranaje de una organización cada rol fuera cumplido con absoluta seriedad y excelencia, no habría mayores inconvenientes para crecer.
Hoy en día, contamos en Fotoarte con un equipo de personas que trabajan desde el compromiso y con gran profesionalismo. Me siento orgullosa del equipo de profesionales que tenemos; llevó tiempo y no fue fácil, pero vamos por el buen camino gracias a todos ellos.
Señas de identidad
Magela tiene 38 años, nació en Montevideo y actualmente vive con Santiago, su pareja, y su hijo Joaquín. No solo es fotógrafa, sino que también es abogada de profesión. Se considera una persona terca y ambiciosa, pero que además es sensible. De niña nunca se planteó qué quería ser cuando llegara a la adultez. Si tiene que optar por una película, se queda con El árbol de la vida.
Al momento de referirse a su gusto por la lectura, son dos libros los que encabezan su preferencia: El Principito, de Antoine de Saint-Exupéry, y La Estrella de los Cheroquis, escrito por Forrest Carter. Es admiradora de su pareja, ya que Santiago “me ha dado lo mejor de mi vida”. Un sitio predilecto es Santorini, y sus hobbies son leer y escribir.