De la imaginación a lo tangible; de lo volátil al cuerpo. Esa fue la idea regente desde un principio: abarcar lo genérico, lo neutral y lo universal. Hómini es más que “humanidad” en latín, es la forma por la cual dos arquitectas y una diseñadora de modas encontraron para expresar un lenguaje propio.
Por Anahí Acevedo | @PapovAnahi
Se trata de piezas para llevar en el cuerpo –va más allá de anillos, caravanas o collares- con una impronta minimalista y geométrica, despojando de rococó aquello que las mujeres utilizan desde la antigüedad. ¿La particularidad? Los productos se realizan a través de una impresora 3D y se exporta al mundo desde Uruguay. Es, por tanto, una marca con un concepto propio desde su nacimiento.
Tres años atrás Deborah Kaiser –arquitecta- trabajaba en China y comenzó a realizar sus primeras exploraciones con impresoras 3D a través de diseños digitales y de corte láser. Allí surgieron los primeros prototipos de lo que luego sería Hómini. En el comienzo fue un hobbie: realizó algunas piezas para sí misma y, como a sus amigas les gustaron, elaboró algunas más para ellas.
Junto con su hermana Dinorah –con quien comparte la profesión- vieron la oportunidad de incorporarse al mercado uruguayo. La idea comenzó a tomar forma y al poco tiempo se presentaron en Moweek, una de las ferias de moda más importantes de nuestro país. Desde allí hacia el desarrollo. Poco tiempo después se sumó al equipo una amiga, María Inés Larraburu, quien aportó la cuota de conocimiento sobre diseño.
Hoy tienen su estudio propio sobre la calle Luis de la Torre 829, puntos de venta en Montevideo, Punta del Este, La Barra y José Ignacio -al resto del Interior llegan a través de distribuidores- al igual que en Japón, Estados Unidos, Argentina, y Portugal. Para el resto del globo, la puerta de entrada es la web.
Aunque el proyecto comenzó apuntando al exterior, el foco hoy es el mercado uruguayo, aseguraron las emprendedoras. Es que el público de nuestro país comenzó a responder muy bien, alineándose a las últimas tendencias, y este sector sirve de testeo para probar elementos nuevos, ya que no todo lo que ofrecen en Uruguay está disponible para el exterior, pero sí viceversa.
En un primer momento realizaron la producción en China. Luego utilizaron los talleres de Sinergia Design, donde actualmente elaboran muchos de los prototipos. Además, hoy tienen una curaduría de distintos diseños de talleres del mundo, por lo que la propuesta es aún más variada.
En entrevista con Empresas & Negocios, Deborah comentó que tratan de centralizar en un único emprendimiento una oferta que abarque diversas edades, estilos, calidades, materiales y bolsillos. Los precios van desde los 300 hasta los 2.000 pesos.
No se piensa a la joya como un producto que se adquiere para utilizarlo durante años, descompasado con las tendencias de moda, sino que, por el contrario, se vuelvan al fast-fashion. De esta forma, los consumidores –pronto se incorporará una línea masculina- pueden combinar tamaños y formas, y agregar el detalle que hace la diferencia todos los días.
Los artículos son atemporales, y las líneas fuertes que se lanzan van acompañadas, en el correr del tiempo, con colecciones cápsulas, pequeñas, que den su cuota de frescura a la marca. Los materiales que se utilizan son plata sólida, acero quirúrgico hipoalergénico con baño de plata, oro rosa o amarillo y bronce bañado. De todas formas, también hay una línea que incorpora el cuero y, más en el tiempo, incorporaron pañuelos de satén, de elaboración propia.
Durante el proceso de impresión se utiliza resina en la elaboración del molde tridimensional. La impresora graba capa por capa a través de una manga pequeña, y con ello se realiza el prototipo. Si todo es correcto, se utiliza un molde para rellenar de forma seriada. Luego, se pulen y se bañan de forma artesanal.
El camino recorrido fue de búsqueda y de sorpresa. “Comenzamos diseñando las piezas que nos gustarían ponernos nosotras y que nos parecía que faltaban, pero también conversamos mucho con nuestros clientes, por lo que siempre vemos el mercado y escuchamos”, comentó Larraburu.
Para este año estiman enfocarse más en el Interior del país para identificar la demanda, terminar de comprender al mercado montevideano y explotarlo. “Queremos buscar nuevas audiencias, públicos y ampliar colecciones, afianzar nuestro crecimiento, para luego lanzarnos al exterior”, sostuvo Dionarah. Para dentro de una década, desean tener locales instalados en Latinoamérica. Las tendencias de entonces son inidentificables, sin embargo, Hómini se adaptará a ellas a través de su esencia neutral y cosmopolita.