“Inclusión de las personas con discapacidad no es solo una responsabilidad ética, sino una oportunidad estratégica”

Fernando Carotta y Leticia Viva, co directores Ejecutivos de la Red de Empresas Inclusivas de Argentina y Uruguay

“Inclusión de las personas con discapacidad no es solo una responsabilidad ética, sino una oportunidad estratégica”

A través de la sensibilización, el intercambio de buenas prácticas y la implementación de políticas inclusivas, la Red de Empresas Inclusivas juega un papel fundamental en la promoción de la inclusión de las personas con discapacidad (PcD) en el ámbito empresarial de Uruguay. Se entiende que la inclusión “no es solo una responsabilidad ética, sino una oportunidad estratégica para enriquecer su organización y mejorar su competitividad”, y que Uruguay puede aprender de la experiencia internacional para implementar políticas públicas eficaces y generar un cambio cultural hacia la plena integración.

-¿Qué papel juega la Red de Empresas Inclusivas en la promoción de la inclusión de personas con discapacidad (PcD) en el ámbito empresarial de Uruguay?

-La Red de Empresas Inclusivas juega un papel fundamental en la promoción de la inclusión de las PcD en el ámbito empresarial de Uruguay. Fundada en 2021, la Red reúne a más de 30 organizaciones públicas y privadas con el objetivo de fomentar una inclusión efectiva en los lugares de trabajo, garantizando la igualdad de oportunidades y el acceso a un trabajo decente para las personas con discapacidad. La Red trabaja en estrecha colaboración con organismos internacionales, lo que le permite alinearse con estándares globales y regionales en materia de inclusión.

A través de la sensibilización, el intercambio de buenas prácticas y la implementación de políticas inclusivas, la Red contribuye a eliminar los estigmas y estereotipos asociados a las PcD. Promueve la adopción de prácticas laborales que no solo respetan los derechos de las personas con discapacidad, sino que también buscan generar ajustes razonables en todos los aspectos de la experiencia laboral, desde el proceso de contratación hasta el desarrollo de la carrera profesional. Esto incluye la adaptación de las instalaciones y la accesibilidad de la información, así como la creación de entornos laborales inclusivos para quienes adquieren una discapacidad durante su vida laboral. 

En resumen, la Red de Empresas Inclusivas en Uruguay es un motor de cambio que promueve la integración plena de las personas con discapacidad en el mercado laboral, no solo desde un punto de vista normativo, sino también a través de la creación de una conciencia colectiva que contribuya a un entorno empresarial más inclusivo, diverso y respetuoso de los derechos humanos.

-¿Cómo visualizan la inclusión laboral en Uruguay en los próximos cinco a 10 años?

-Visualizamos un panorama de inclusión laboral cada vez más avanzado, con un entorno empresarial y social que valore y promueva la diversidad y la equidad en el acceso al empleo para las personas con discapacidad. A medida que crece la Red y los esfuerzos institucionales, las empresas uruguayas van tomando conciencia de la importancia de contar con equipos de trabajo diversos y de incorporar políticas inclusivas que permitan a las PcD desempeñarse en igualdad de condiciones.

Uno de los aspectos clave será la consolidación de una cultura inclusiva en el ámbito laboral, donde las barreras físicas, actitudinales y comunicacionales sean cada vez más superadas. Las empresas estarán cada vez más preparadas para hacer ajustes razonables en sus procesos de contratación, desarrollo profesional y accesibilidad de los puestos de trabajo, lo que facilitará la incorporación de personas con diferentes tipos de discapacidad. Este cambio no solo será impulsado por la legislación y las políticas públicas, sino también por un cambio de mentalidad en los empresarios y líderes del sector privado, que reconocen que la inclusión no es solo un acto de responsabilidad social, sino una ventaja competitiva.

Además, es probable que en ese horizonte de tiempo veamos un avance significativo en la capacitación de las personas con discapacidad para acceder a puestos de trabajo cualificados, gracias a programas de formación y educación inclusiva. También es probable que las tecnologías jueguen un papel cada vez más relevante, facilitando la inclusión a través de soluciones de accesibilidad digital, adaptaciones tecnológicas y plataformas laborales inclusivas.

-¿Qué mensaje le gustaría transmitir a las empresas que todavía no han comenzado a implementar políticas inclusivas?

 -Nuestro mensaje es claro: la inclusión de las personas con discapacidad no es solo una responsabilidad ética, sino una oportunidad estratégica para enriquecer su organización y mejorar su competitividad.

El mundo empresarial está cambiando, y cada vez más se valora la diversidad como un factor clave para la innovación y el éxito a largo plazo. Las empresas que apuestan por la inclusión no solo están mejorando su reputación y cumpliendo con sus obligaciones legales, sino que están creando entornos de trabajo más dinámicos, colaborativos y resilientes. La diversidad en el lugar de trabajo, incluidas las personas con discapacidad, puede aportar perspectivas únicas que optimizan la toma de decisiones, impulsan la creatividad y fortalecen el sentido de pertenencia y el compromiso de los empleados. Invertir en la inclusión laboral es hacerlo en el futuro de la empresa.

Nuestro mensaje es que nunca es tarde para empezar. La inclusión no es una carga, sino una oportunidad para construir una empresa más humana, más diversa y más preparada para enfrentar los desafíos del futuro. 

-¿Qué puede aprender Uruguay de otras naciones en términos de inclusión empresarial y cómo aplicar esas lecciones localmente?

-Uruguay puede aprender mucho de la experiencia de otros países que han avanzado significativamente en la inclusión empresarial, especialmente aquellos que han implementado políticas públicas eficaces y han logrado un cambio cultural hacia la plena integración de las personas con discapacidad en el ámbito laboral. Países como España, Canadá y algunos miembros de la Unión Europea han desarrollado modelos inclusivos que combinan legislación estricta con incentivos para las empresas. 

Una lección clave que Uruguay podría aplicar es la importancia de crear incentivos claros y accesibles para las empresas que apuestan por la inclusión. Esto no solo se refiere a beneficios fiscales, sino también a mecanismos de apoyo que faciliten la capacitación tanto para los empleados con discapacidad como para los equipos de recursos humanos y directivos. Además, el desarrollo de plataformas de accesibilidad digital y el uso de nuevas tecnologías para hacer los lugares de trabajo más inclusivos es otro aspecto que países como EEUU y algunos países europeos están implementando con éxito y que podría ser aprovechado en Uruguay.

A nivel cultural, es importante destacar que, en países como Dinamarca y Suecia, la inclusión no se ve como una carga, sino como una oportunidad para enriquecer el entorno laboral, diversificar las perspectivas y aumentar la creatividad y productividad. Fomentar un cambio cultural similar en Uruguay, donde la inclusión laboral sea vista como una ventaja competitiva, y no como una obligación, podría ser clave para lograr avances más rápidos.