InnovaAge ayuda a las empresas y gobiernos a transitar la revolución tecnológica. No busca ser un mero proveedor de productos, sino provocar una transformación real en sus clientes.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
En un garaje, con las computadoras sobre una mesa de asado reciclada: así nació InnovaAge, en 1994. “Nos encantaba hacer software, ni siquiera nos enfocábamos mucho en el dinero”, recuerda su fundador y actual director, Gustavo Gretter. En ese momento no querían vender productos de terceros, ni computadoras, ni nada que no hubiesen hecho ellos. Por el contrario, querían investigar y desarrollar.
En el primer año los contrató el Banco Santander para hacer un programa para un evento. Fue un hito importante, ya que era su primer cliente corporativo. Resultó tan bien, que terminaron dándoles cursos de capacitación a sus equipos de desarrollo y posteriormente haciendo software para áreas claves del banco.
Así fue como empezaron a tomar conciencia de sus capacidades, pues competían con empresas muy grandes y consolidadas, y comenzaron a definirse como una compañía de conocimiento. Esto, según dijo Gretter a Empresas & Negocios, se mantiene hasta el día de hoy y es su faro: el conocimiento y la innovación como motor transformador. De ahí surge el nombre InnovaAge, como la era de la innovación.
Siempre estuvieron a la vanguardia, con las tecnologías más nuevas. De hecho, hay lenguajes que usaban hace 25 años, que ya no existen, así como productos que hicieron, que no los tienen más.
El nacimiento de InnovaAge se dio casi simultáneamente al del celular. En ese entonces internet recién estaba viendo la luz, pero no era algo que todo el mundo usara, como sucede hoy. Eso los llevó a abandonar el software más tradicional, como los sistemas de facturación, de gestión de stocks, y e hizo que se volcaran totalmente a la tecnología.
En un comienzo, el objetivo era hacer software y venderlo. “Pero desde un principio notamos que teníamos sensibilidad a las necesidades de nuestros clientes, comprendíamos rápidamente su negocio y dominábamos la tecnología, una combinación poderosa que derivó en la creación de una nueva área de consultoría, algo que sentaría las bases para lo que somos hoy”, explicó el ejecutivo.
El camino del cambio
En la actualidad se dedican a la transformación digital. Es decir, ayudan a las empresas y gobiernos a transitar la revolución tecnológica. Para ello han articulado un conjunto de productos y servicios que permiten a sus clientes el desarrollo de actividades innovadoras que apunten a la creación y uso del conocimiento, que aumenten su capacidad de resolución de problemas y contribuyan a la generación de ventajas competitivas sustentables.
Entre los servicios que proveen, se encuentran las plataformas de gestión de conocimiento, intranets y digital workplaces, comunicación corporativa, capacitación en línea, información interna e inteligencia artificial, así como aplicaciones web, portales corporativos, plataformas de e-business y e-commerce y aplicaciones móviles. Dichos productos son entregados a través de servicios de tecnología, outsourcing y consultoría en pensamiento estratégico y diseño organizacional.
Algunas de las reconocidas compañías con las que trabaja InnovaAge son: Abitab, Ancap, Banco de Previsión Social, Universidad ORT, Ministerio de Economía, Ministerio de Desarrollo Social, INAC, Ministerio de Educación y Cultura, Lenovo, Bacardi y Lacnic.
De acuerdo con Gretter, la transformación digital a nivel del gobierno es un gran desafío, porque la capacidad de cambiar es mucho más lenta que la de una empresa privada, debido a la resistencia interna e intereses políticos. De todas maneras, destacó que con la pandemia se evidenció la importancia de la revolución tecnológica en arcas estatales, por ejemplo, en lo que respecta a la posibilidad de realizar trámites en línea, además de que sirve para democratizar y acercar al gobierno a todos los rincones del país.
La presencia virtual
La importancia de estar presente en el mundo digital, según su opinión, es definitiva. “Es necesario comprender los nuevos paradigmas; a diferencia de una década atrás, ya no podemos hablar de un mundo virtual y uno de ladrillos, sino de una única realidad donde lo digital se fusiona con lo tradicional”, indicó.
Ante el avance tecnológico, comentó que industrias centenarias y poderosas, como los bancos, no pueden hacer nada más que adaptarse o desaparecer. En ese contexto, surgieron nuevos jugadores con roles que hasta hace unos años eran impensables, como Mercado Pago dando créditos, Uber sacando tarjetas a sus choferes, WhatsApp permitiendo transferir dinero en forma electrónica de una manera muy sencilla, o Google armando una unidad de seguros online.
“Uber impactó en el mercado de los taxis, que pasaron de valer más de 100.000 dólares a un entorno de los 50.000 en pocos días. ¿Qué tenía Uber? ¿Era solo una app? No, era un nuevo paradigma: los choferes estaban calificados -empoderamiento del usuario-, había transparencia -sabías el precio y recorrido de antemano-, comodidad, no necesitabas llevar dinero encima, podías seguir los viajes y, si reclamabas, la empresa te escuchaba. La tecnología simplemente fue el catalizador para estos valores, pero la transformación está en estos nuevos atributos”, graficó.
Significa que la transformación digital no se trata solamente de estar en Instagram, Twitter o LinkedIn, o de tener un blog o sitio web -herramientas que, según dijo, son fundamentales y necesarias-, sino de entender este nuevo paradigma y trazar una estrategia acorde.
“En las redes sociales están las personas y nuestros clientes son ellas mismas -incluso si vendemos a empresas, quien compra es una persona-. Las redes nos brindan la posibilidad de difundir nuestros productos, interactuar con los clientes, conocer sus estados de ánimo, entablar conversaciones con individuos particulares, por industria, por cargo, conseguir leads, contratar personas y mucho más”, puntualizó.
Agregó que la forma de participar y en cuál red hacerlo, variará dependiendo del tipo de empresa, producto e industria, así como los objetivos definidos, siempre teniendo en cuenta que las redes forman parte de prácticamente cualquier estrategia digital.
Pese a que esto parece ser tan claro, Gretter consideró que todavía quedan muchos empresarios resistentes a adentrarse en el mundo digital o adaptarse a las nuevas tecnologías. Comentó que inclusive existen empresas líderes en sus rubros que tienen su futuro comprometido, pero no lo saben.
¿Cuáles son las causas? “Pienso que, por un lado, hay un tema generacional, dado que muchas empresas están dirigidas por personas que no nacieron en la era digital y no se adaptaron, no lo entienden y por ende no creen. Por otro lado, en el caso de los líderes, hay un tema de zona de confort, es decir, de golpe el mundo cambia y la “vaca lechera” se pone en riesgo; la reacción es la negación, la resistencia al cambio o una acción digital tímida, que no produce cambios y da una falsa ilusión”, reflexionó.
Transformación hacia adentro
InnovaAge acaba de lanzar Zigly (www.zigly.us), un software de intranet de cuarta generación. Es una plataforma empresarial de información, comunicación y colaboración que apunta a la transformación digital del interior de la empresa u organismo, empoderando a su gente, creando una cultura de innovación y el conocimiento como pilar competitivo.
Además de comunicar a los empleados, permite incorporar una base de conocimiento útil para el trabajo interno, por ejemplo, con información de productos, memorándums, etcétera. También posee un área colaborativa para que los equipos y los proyectos se den adentro de la plataforma, con gestión de tareas en línea y canales de comunicación para enviar información de un lado a otro.
“Zigly es un spin off de InnovaAge con perfil exportador y presencia en Estados Unidos. Será nuestra primera incursión en el mercado de habla inglesa. Hasta ahora teníamos exportaciones a Latinoamérica y México como mercado principal, pero Zigly apunta a llevar a la compañía al mercado norteamericano y, ojalá, al europeo”, señaló Gretter.