Pablo Mieres, precandidato por el Partido Independiente
Con el objetivo de reactivar la economía y ajustar el gasto sin aumentar la carga impositiva, el Partido Independiente proyecta “empezar una tarea muy fuerte de recorte del gasto y retirar al Estado de algunas áreas donde no tiene sentido que esté”.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
¿Cómo analiza la situación fiscal del país?
Muy delicada y con preocupación. La tendencia es cada vez peor, y no veo al equipo económico del gobierno pensando medidas para controlar esta crisis del déficit fiscal, que se ha vuelto cada vez más fuerte, pero que además tiene una razón principal que es el exceso del gasto público. Si no están dispuestos a tocar el gasto, vamos a seguir teniendo más problemas.
¿Cuáles son, justamente, las medidas que propone para mejorar la economía, y uno de los problemas actuales, que es el desempleo?
Para mejorar la economía nosotros haríamos una ley de tope de la ejecución del gasto para el 2020, presentaríamos un proyecto de Ley de Presupuesto con reducción del gasto en lo que tiene que ver con los despilfarros, con los gastos prescindibles. Montaríamos un equipo de trabajo y tenemos al mejor, que es Conrado Ramos, para estudiar cada unidad ejecutora en todo el aparato del Estado. Empezaríamos una tarea muy fuerte de recorte del gasto y retiraríamos al Estado de algunas áreas donde no tiene sentido que esté. Por ejemplo, no tiene ningún sentido que el Estado uruguayo produzca cemento, y ha perdido alrededor de US$ 10 millones anualmente durante los últimos 10-15 años. En forma paralela a la reducción del gasto tenemos que tomar medidas de reactivación de la producción. Ahí la clave son las tarifas públicas, y particularmente el gasoil, que hay que ir a precio de paridad de importación y, si es necesario, importarlo. El que tiene que recibir el impacto de esto es el aparato productivo. Lo mismo con la tarifa de energía eléctrica; si UTE tiene un superávit tan alto, una parte tiene que trasladarse al consumo del aparato productivo, y también de los hogares. Por otro lado, el drama de la competitividad es central, es uno de los nudos gordianos del próximo gobierno y de mayor urgencia, porque además pega sobre el empleo. Si hay recuperación de la competitividad, empieza a recuperarse la demanda de mano de obra. Ese es el paquete positivo que deberíamos impulsar en el primer año de gobierno.
¿Qué opinión tiene acerca de la apertura al mundo?
La apertura al mundo es otro componente. Cuando tú lográs un acuerdo de libre comercio o de exoneración de aranceles, lo que estás haciendo es desgravando nuestros productos, nada más que a costo del país de destino. El discurso de Nin Novoa del 1º de marzo del 2015 yo lo firmaba al pie. Ahora, el problema fue que no lo dejaron. El primer paso que da es la firma de un TLC con Chile, que en realidad era complementario, porque el libre comercio con Chile ya existe para bienes, y con esto se extendía a servicios. Yo era el presidente de la Comisión de Asuntos Internacionales de la Cámara de Senadores, y por lo menos dos veces Nin Novoa me llamó especialmente para pedirme que se aprobara en la comisión. Yo le dije: “Mirá Rodolfo, los votos de los partidos que no están en el gobierno, están. Tenés que hablar con los tuyos”. Y así estuvimos todo el año, y pasaron dos años y medio para que se aprobara este “tratadito”, que prácticamente no tiene impacto, es una señal más simbólica que otra cosa. En cinco años, el único instrumento de avance sobre la apertura de mercados es este. Si es necesario reformular el Mercosur para poder tener libertad para salir a conversar con el mundo y hacer acuerdos, hay que hacerlo. No irse, pero reformularlo, reclamar acuerdos más flexibles. Ahí tenemos a uno de los más grandes especialistas, que es Marcel Vaillant.
¿Sería necesario, tal como dicen algunos analistas, hacer un ajuste fiscal en el próximo gobierno?
No sé, esperamos que no. Nos gustaría que la clave fuera revisar el gasto público, reducirlo.
No sabe si con eso alcanzaría.
El tema es que no sé en qué situación vamos a llegar, o sea, si el deterioro de las cuentas públicas sigue avanzando y el déficit se hace cada vez más fuerte… Nuestro objetivo es ajustar el gasto y establecer medidas de reactivación, por lo tanto la posibilidad de operar sobre la parte impositiva es la que menos queremos.
Pero ¿cree que habría margen para aumentar impuestos?
No, el aparato productivo no da para más. El propio Astori ha dicho que no se pueden aumentar más los impuestos. La clave es la reducción del gasto y las medidas no recesivas, es decir, que no agudicen la tendencia recesiva que tiene la economía en estos tiempos.
¿Cómo se mejora el gasto público?
Hay que generar controles de ejecución del gasto, de la calidad del mismo; es muy importante. Nosotros en el 2014 planteábamos la necesidad de que los principales programas del aparato del Estado estuvieran online, visibles para el ciudadano común, y eso no ha ocurrido. Yo creo que esa es una forma de control muy importante, así como evaluar y tomar decisiones a partir de la evaluación. Eso se hace en cualquier organización seria, en Uruguay no; hay poca evaluación y ni hablar de correctivos a partir de la misma.
“No veo al equipo económico del gobierno pensando medidas para controlar esta crisis del déficit fiscal, que se ha vuelto cada vez más fuerte”.
¿Qué piensa del problema de la redistribución de la riqueza, que en el mundo no lo ha solucionado ni el socialismo ni el capitalismo? Hoy hay grandes empresas multinacionales cuya ganancia de un día es igual al PIB de un país pequeño o de mediano porte.
Tremendo. Yo creo que en Uruguay lo que se puede hacer es mantener la tendencia a que el dinamismo productivo funcione, y luego tener la capacidad de aprobar leyes que permitan que el mismo no genere inequidades. ¿Cómo? La peor opción es igualar hacia abajo. El tema es generar un dinamismo productivo que permita que el crecimiento de unos no signifique la desaparición de otros, y eso implica implementar políticas sectoriales de impulso, de alivio, de aliento a los sectores que van perdiendo rueda, para que puedan reconvertirse y participar del proceso de crecimiento.
¿Cómo ve el futuro del trabajo? ¿Qué medidas propone para los cambios que se vienen?
Yo soy de los que cree que no va a desaparecer el trabajo, sino que van a cambiar los roles, como ha pasado infinidad de veces en el mundo. Eso se ata directamente con la reforma educativa, porque lo que tenemos que lograr es una educación con capacidad de pronosticar qué va a pasar, qué habilidades se van a necesitar en el futuro, y preparar a las nuevas generaciones para los nuevos roles. Eso implica un concepto muy dinámico de contenidos educativos, ir a un sistema de competencias, de habilidades, de aptitudes que el estudiante tiene que adquirir, que le permitan adaptarse a los cambios que pueden ocurrir en su sector productivo. El Inefop es uno de los grandes instrumentos, que además tiene la ventaja de que tiene fondos, con la capacidad de trabajar con una mirada de futuro en la recalificación laboral de los ciudadanos que van quedando sin empleo.
PERFIL
Edad: 59 años.
Profesión: Abogado, doctor en Derecho y Ciencias Sociales, y tengo un grado en Sociología en el Claeh. He trabajado de sociólogo y politólogo, de abogado casi nada.
¿Con quién vive? Con mi mujer, Rossana, desde hace 36 años, y con mi hija menor, Verónica.
¿Cuáles son sus hobbies? Me gusta el fútbol, no jugar, porque ya no puedo, y ver películas y series.
En el 2019 espera… que Uruguay vote por un cambio con una mirada hacia el futuro y no hacia atrás.