Para crear el vino propio no es necesario ser enólogo, ni vendimiar las uvas, ni cuidar el largo proceso de la fermentación. Se precisa, en cambio, un talante personal, que reúna ciertas cualidades. La primera es contar con la experiencia del consumidor exigente. A eso sumarle una dosis de intrepidez y una idea clara del tipo de vino que se quiere crear. Por último, un enólogo que secunde el proyecto y la bodega que lo facilite.
Jorge Pignataro, ejecutivo de la industria farmacéutica, reúne estas condiciones, pero, además, le suma otra muy importante: hizo el curso de sommelier en la escuela del Gato Dumas. Incentivado por su pasión y su cordial amistad con los hermanos Pisano, elaboró sus tres primeros tintos en la bodega de Progreso. Así nació en 2011 la línea “P” de tres tintos, por Pignataro, Pisano y Progreso. Hoy Jorge ya cuenta con ocho elaboraciones y varios proyectos más en camino.
Recorrer este camino tan original despierta muchas preguntas y Jorge contesta la primera: “Mi pasión por los buenos vinos me llevó a crear los propios, como una forma especial de interactuar con los consumidores, recoger sus opiniones y acompañarlos en la exploración de este mundo fascinante. También considero que diseñar vinos que no tienen un fin comercial es contribuir a fortalecer la identidad de los vinos uruguayos”.
Y bien vale la pena saber que el proceso comienza de esta manera: “Lo primero es imaginar las características que debe tener ese vino ideal o soñado, si cabe la expresión. Luego viene el acto de explorar cuáles bodegas se acercan más a la idea original y, por supuesto, elegir la que quiera asociarse a un proyecto diferente. Después viene la etapa de prácticas y degustaciones, sin duda la más jugosa, trabajando con el equipo de enólogos y evaluando las distintas opciones. Es un proceso intenso, muy entretenido y apasionante, que disfruto a pleno. El último desafío es encarar el diseño de la marca y la etiqueta”, explicó.
Lo más fácil y muchas empresas lo hacen, es elegir un vino ya elaborado, colocarle una etiqueta con la marca y obsequiarlo a fin de año a clientes y amigos. No conocemos buenas experiencias de este tipo, porque lo comercial de un lado y del otro invalida el resultado final. Además, es muy posible que la etiqueta carezca de un buen diseño, porque tampoco es cuestión de invertir demasiado en ella.
De los ocho vinos de Pignataro, solo uno es blanco y el resto tintos. De forma espontánea la pregunta y la respuesta aparecen. “Creo que mi gusto por el Tannat me llevó a experimentar con esta cepa, ya sea en forma de varietal en una primera etapa, para después pasar a la de combinarla con otras y obtener así tintos de mayor complejidad”, ejemplificó.
Luego de las experiencias con los hermanos Pisano y un poco más al sur, Artesana Winery ofrecen un atractivo muy poderoso. En un predio recostado sobre el arroyo Las Brujas, las enólogas Analía Lazaneo y Valentina Gatti, cultivan y procesan, la Zinfandel, una cepa tinta -única en Uruguay-, que es emblema de California. Y con ellas, y en ese entorno bucólico, nacieron los Hechizos. Tres variaciones diferentes de Tannat y Zinfandel.
Al mismo tiempo, una nueva experiencia pero en bodega Marichal, hizo nacer el Luna Nueva 2015, un blanco bivarietal de Chardonnay y Semillon, como forma de apartarse de los Sauvignon Blanc y siempre buscando ofrecer un vino muy original.
Por último, el inquebrantable espíritu de innovación de Jorge lo impulsó a un nuevo desafío: crear un Tannat combinando dos, uno de Artesana y otro de Marichal. El primero, con un pasaje por barricas usadas un par de veces, y el segundo, sin paso por madera. Sin duda, una muy disfrutable experiencia porque “ambas bodegas se entusiasmaron de inmediato al plantearles la idea, por su originalidad y a los tres enólogos les sedujo explorarla, con audacia y vanguardismo”, indicó.
Así nació el Sismo, el día de noviembre en que la finalización del trabajo del equipo coincidió con el temblor que tuvo su epicentro en Sauce, Canelones. El nuevo corte de Tannat no podía llamarse de otra manera. Los vinos de Jorge Pignataro –JPO Wines– se venden online por uruvinos@hotmail.com y la distribución se hace en familia.