Rosa Rosa es una marca uruguaya que nace desde la pasión por los zapatos, el diseño de autor, la comodidad y el handmade. Los materiales para el diseño de los productos se caracterizan por ser nobles y con perfectos detalles que priorizan la comodidad y la estética. Pilar Abreu es la mente detrás del emprendimiento. En diálogo con Empresas & Negocios, la diseñadora repasó las claves del éxito de su proyecto.
Se calcula que hace 15.000 años cuando el hombre primitivo ató una piel alrededor de sus pies para poder protegerlos, se dio el comienzo de los primeros “calzados”. El primer zapato de cuero propiamente dicho tiene cerca de 5.500 años, aparentemente se encontró en Armenia y se trata de una pieza de cuero vacuno con cordones que, se estima, fue diseñado a medida.
Como casi todos los oficios artesanos, el conocimiento del zapatero se transmitía por generaciones, y en ese transcurrir histórico surgieron nuevos métodos, novedosas herramientas de diseño, estudios científicos que dan cuenta de la importancia de caminar sobre un buen material, entre otras cosas.
La propia globalización y el desarrollo del consumo derivó en la producción de calzado de manera masiva y ya no tanto priorizando los materiales naturales, sino más bien a lo sintético y megaprocesado. Sin embargo, la vuelta a los orígenes y el valor por lo artesanal aún pesa muchísimo y es una elección que cada vez toma más fuerza. Un claro ejemplo de ello es la firma nacional Rosa Rosa, que elabora calzado artesanal, con terminaciones a mano y materiales naturales.
Rosa Rosa lanzó su primera colección en Uruguay en marzo de 2021, es decir, hace menos de un año; sin embargo, a pesar del corto tiempo, la aceptación e interés de los clientes generó que ya se comercialice en el mercado chileno, específicamente en Magma Chile.
La mente creadora de los diseños de la firma es la uruguaya Pilar Abreu. Es diseñadora industrial y ya desde sus inicios despertó interés por el calzado; trabajó durante 15 años en un trading de ropa asiática que vendía para Latinoamérica, donde se desempeñó en el área de vestimenta y, luego, creó el departamento de calzado.
Este hecho le permitió adentrarse en un segmento que siempre la apasionó y tuvo la experiencia de viajar por el mundo conociendo diversas fábricas y tipo de manufactura. Posteriormente, se desempeñó como directora creativa de Pasqualini durante el proceso de renovación de la marca, y fue entonces cuando entendió que era momento de tener su propio emprendimiento.
Rosa Rosa es una marca de zapatos de autor, hechos a mano, cuidados, de cuero seleccionado, de muy buena calidad y calce. “La experiencia de haber trabajado con fábricas de todo el mundo me llevó a decidir fabricar en Argentina, porque me gusta la mano del calzado argentino, cuentan con zapateros que están hace años en el oficio, que hacen las suelas a mano, y busqué volver a esas raíces”, relató Abreu a Empresas & Negocios.
Apenas surgió, la marca tuvo mucha receptividad; entiende la diseñadora que fue debido a que es un tipo de calzado que ya no se veía tanto. “La clave del calzado que hago es que las propias fábricas hacen las suelas, entonces son cómodos y únicos porque calzan perfectamente con la horma”, explicó.
Los talleres que elaboran los zapatos están hace años en el rubro y son llevados adelante por artesanos que elaboran el producto en un proceso más largo que una gran fábrica, pero que implica la creación de piezas únicas.
Zapatos para todas
El público objetivo de Rosa Rosa es amplio y difícil de definir. Los diseños son para mujeres de cualquier edad, que se quieran vestir bien, que valoren el diseño, que les guste la moda, que aprecien los valores de la marca y que quieran comprarse un buen par de zapatos e invertir mejor.
“No podría definir una edad porque es para un universo femenino compartido. A veces vienen madres con hijas y los básicos se venden para todas las edades. Es un zapato de buena calidad, lindo, actual, hecho con mucho cariño y pienso, y eso genera que las clientas se identifiquen, seguro, con algún modelo”, expuso Abreu.
La firma no elabora colecciones numerosas, y cada modelo es específicamente elegido, lo que lo hace exclusivo. “Algo muy bueno es que todas las personas que han consumido el zapato vuelven, y tienen más de un par. Me lo dicen y valoran mucho la marca, la incorporaron rápidamente, me escriben y me piden más. Ese feedback me da ganas de seguir”, expresó la entrevistada.
La génesis de los diseños
Abreu relató que existen varios caminos para llegar a los modelos, y que la colección nace de la búsqueda de algo único. “Nuestros productos son atemporales, entonces, si bien son actuales, no van ajustados a una tendencia en sí. La idea es que los clientes compren menos y mejor”, argumentó.
Sostuvo que nacen de inquietudes propias y de lo que le gusta, más allá de que la puede inspirar un viaje o una película, es más que nada un calzado que le sale naturalmente.
“Tenemos un equipo de diseño en Argentina y trabajamos en conjunto. Buscamos los cueros y, a veces, los diseños nacen del material, o al revés, nos gusta una horma y, a partir de ella, desarrollamos los zapatos. Tengo bastantes muestras, algunas quedan en el camino y otras las trabajamos y volvemos a desarrollar hasta que vemos el producto que consideramos perfecto”, explicó la diseñadora.
Se definen como detallistas y perfeccionistas. “Me cuesta elegir o recomendar un modelo en especial porque creo en cada uno de los productos. Realmente pasamos por un proceso de trabajo y rediseño que al final los resultados son lo que queremos”, señaló.
El soporte en cada paso
La entrevistada destacó que estar bien calzado lo es todo. “Recuerdo leer la biografía de Salvatore Ferragamo, un zapatero que estudió la anatomía del cuerpo humano para diseñar los zapatos. Él decía que es la parte más importante del cuerpo, porque todo el peso va a los pies”, explicó.
Abreu sostuvo que cuando comenzó con Rosa Rosa se dio cuenta que las mujeres estaban acostumbradas a estar incómodas, porque durante años primó la estética frente a la comodidad. “Me parece que las nuevas generaciones, si bien hacen una sinergia entre ambas cosas, eligen la comodidad”, reflexionó.
Por ese motivo, indicó, es importante que el calzado esté bien hecho, sea cosido a mano, y que la suela sea elaborada en la fábrica. “Eso me lo transmiten mucho, me marcan que son cómodos. Son todos forrados en cuero, sin forro sintético por dentro, es un material que permite que el pie respire, al igual que las suelas”, detalló.
Los diseños que elabora Abreu son atemporales, más bien neutros. La zapatilla, por ejemplo, dentro de la plantilla de cuero tiene una plantilla de látex que es de suela del material de colchón y eso se adapta a la forma del pie, generando la sensación de comodidad y confort sin perder de vista la estética.
Un mercado por explotar
Para adquirir los zapatos de Rosa Rosa se puede acceder a la página web en la que se tienen envíos a todo el mundo (rosarosastudio.com). Además, la firma cuenta con un showroom en Carrasco, en Divina Comedia 1594, apartamento 101, a una cuadra de Arocena.
El año pasado comenzaron a vender a Magma Chile y la idea es, en algún momento, expandirse a nuevos mercados. “Para Chile hubo que ver si las fábricas podían responder con los pedidos; se logró, y soy muy cuidadosa con eso, prefiero ir probando lentamente. Después de muchos años en el rubro me gusta hacer las cosas bien, que la imagen de la marca brinde mensajes claros e integrales”, remarcó.
Aunque la idea es seguir creciendo en el mercado local, porque, entiende, hay un mercado para explotar y lugar para seguir creciendo. “Lanzamos la primera colección en marzo de 2021, y fue un crecimiento súper rápido. Nos gustaría, no inmediatamente, abrir mercados en Latinoamérica, pero debemos ver bien dónde y no estar por estar, y saber cómo se trabaja. Me importa mucho quién comercializa la marca para seguir manteniendo el discurso que damos”, agregó la diseñadora.