Salvador Ferrer, presidente del Banco República
Al festejar el Banco República los 125 años, su presidente rememora los acontecimientos que dieron nacimiento a la institución financiera y el rol que esta tuvo a lo largo de la historia. A su vez, repasa la actualidad del BROU y hace alusión a los desafíos y a las decisiones que apuntan, por sobre todo, al desarrollo y bienestar de los clientes.
Por Oscar Cestau | @OCestau
¿Cuál fue el papel que jugó el BROU para el país, como entidad financiera, en su fundación, en 1896?
Al repasar la historia de la creación del Banco de la Republica Oriental del Uruguay, las causas que llevaron a su fundación, y los objetivos que se le asignaban, creo que por un lado podemos agradecer y reconocer a aquellos impulsores, y por otro, felicitar a quienes nos han antecedido históricamente por lo que el banco representa hoy para los uruguayos: el “banco país”.
El banco surge en tiempos económicos y políticos complejos -recordemos que a menos de un año de su creación estallaba la revolución del 97 de Aparicio Saravia-. Se le atribuye al presidente Idiarte Borda el impulso creador, junto al Ministro de Hacienda de la época, Federico Vidiella, quien reclamaba entonces que la acción de las diversas instituciones financieras existentes -sucursales de casas matrices radicadas en el extranjero o bancos locales con escaso capital– era insuficiente para contribuir con el desarrollo del país.
En ese contexto, surge el banco. Anunciaba entonces Vidiella que “la acción del Banco de la República seria poderosa, amplia, y útil; fuerza impulsiva de nuestra riqueza acumulada; regulador normal del crédito; y ayuda constante de la producción y del trabajo”. Declaraba en su discurso un mensaje que bien vale la pena tener presente, de que no sería el capital que se destinaba inicialmente al banco lo que daría sustento a la acción que del mismo se esperaba, sino que sería la confianza pública a construir los depósitos que con ella vendrían, y el accionar del mismo el que daría sustento al desarrollo de la producción y el trabajo. Se refería a un banco que nacía sólido, como una institución del Estado, y representando en ese concepto a un banco de todo el país, como declarara en su discurso de asunción su primer presidente, José María Muñoz.
El Banco República es una institución que nació con vocación de “banco país”, como lo llamamos hoy. Y creo que, como país, podemos reconocer que aquel impulso creador -pretendiendo el desarrollo de una institución que en base a la confianza de sus depositantes canalizara el ahorro en beneficio del desarrollo económico de la nación, que desde el inicio hiciera hincapié en la importancia del sector agropecuario y el interior de la República, mandatando a sus autoridades a abrir sucursales en los 19 departamentos en el primer año de su creación, que actuara en buena medida como regulador del crédito y combatiera la usura tan típica de aquella época- ha cumplido con creces con sus objetivos.
Y en esencia, ese accionar, regido por su carta orgánica, ha trascendido los tiempos hasta el presente, y ese doble rol de banco comercial y de desarrollo que le asignamos sigue guiando nuestro accionar.
El banco, a lo largo de su historia, ha pasado por distintas etapas y procesos. Por ejemplo, en 1913 sufrió una crisis, y debió enfrentar masivos retiros de depósitos y conversión de sus billetes a oro. En 1982 se produjo una profunda crisis económica, donde quebraron varios bancos privados, se devaluó la moneda con el quiebre del sistema de tipo de cambio preanunciado conocido como «la tablita», y de esa forma, con el abrupto aumento del precio del dólar, una gran parte del aparato productivo nacional vio multiplicar sus deudas, momento en que el banco debió salir a sostener, precisamente, al sector productivo e intervenir en el mercado de cambios. Posteriormente, la crisis de 2002 comprometió seriamente tanto al BROU como a algunos bancos privados. ¿Cuáles fueron las lecciones aprendidas ante estos hechos, y otros por los que ha tenido que transitar la organización?
Efectivamente, en 125 años de historia del país, el banco ha atravesado diversas crisis. Pero esa misma historia nos demuestra que ha podido sobrellevarlas, seguramente tomar lecciones en cada una de ellas, y salir fortalecido.
Para quienes nos toca liderar hoy la institución, la más reciente -la crisis del 2002-, constituyó un hito sin igual, y marcó un punto de quiebre en la historia reciente. Seguramente no existen antecedentes a nivel mundial de un sistema financiero que, tras una corrida bancaria sin precedentes como la que ocurrió entonces, logre salir airoso. Claro que con muchas heridas, con la desaparición de la totalidad de los bancos locales, con la excepción del Banco República, y con una redefinición del sistema bancario local, con la concentración del negocio en pocos bancos internacionales, además de la continuidad del BROU.
En definitiva, algo no muy distinto a la situación que describe la historia para cuando se creó el Banco República, aunque ahora sí, con una presencia como el más importante en tamaño, con una altísima valoración de marca e imagen de parte de los uruguayos, reforzando aquel reclamo de confianza inicial con que el banco surgía, y que es el sustento y razón de ser de la institución.
Quizás una forma de sintetizar las lecciones aprendidas vaya, precisamente, por esto de tener presente que los bancos somos depositarios de confianza por excelencia. La confianza de nuestros clientes en el “banco país” es el tesoro más importante a custodiar.
¿Cómo define el papel que tiene el Banco República hoy en el sistema financiero local?
No en vano somos el “banco país”. Ese doble rol de banco de desarrollo y banco comercial es único para el Banco República, y creo que el hecho de que concentremos la mitad de los ahorros del sistema, que tengamos más de 1.500.000 uruguayos que mantengan cuentas con nosotros, habla sin duda del peso determinante que tenemos en el mercado. El Banco República es un actor fundamental en la vida cotidiana de los uruguayos.
El accionar en pandemia ha pautado parte importante del accionar del banco en este último tiempo, y creo que hemos tenido un rol muy relevante en poder dar soporte al mantenimiento de los motores encendidos. Mediante refinanciaciones y otorgamiento de nuevos créditos, el BROU ha jugado un rol fundamental en el soporte de la actividad y el apoyo a empresas -a pequeñas y medianas empresas, en particular-, que han pasado por problemas de liquidez importantes como consecuencia del parate de la actividad que la pandemia ha implicado.
Han sido tiempos complejos, pero creo que el banco ha estado a la altura de las circunstancias, y el hecho de haber sido un jugador fundamental para contribuir a la expansión del crédito en circunstancias donde la economía se contrajo fuertemente tiene que terminar siendo un determinante importante de una etapa más promisoria por delante para el país.
A lo largo de su historia, el BROU ha sido una herramienta fundamental para el desarrollo nacional. ¿Cuál cree que es el principal desafío que tiene hoy el banco en el país en estos momentos donde la pandemia deja sus secuelas?
Pensando ya con cierto optimismo, en una pospandemia tenemos muchos desafíos relevantes por delante, porque estamos inmersos en un mundo cambiante y a velocidades que no eran las que estábamos acostumbrados.
Hemos definido básicamente líneas de acción que de forma muy resumida pasan por el desarrollo de todas las líneas de negocio del banco, la transformación digital, enfocada básicamente hacia la experiencia de usuario y el desarrollo en particular del sistema de pagos, y todo aquello que hace al rol característico como banco de desarrollo.
En lo que hace al primer punto -el desarrollo comercial-, pretendemos un banco activo comercialmente, y visualizamos oportunidades de crecimiento en todas nuestras líneas de negocio activo, es decir, a nivel de lo que es la banca corporativa o empresarial, dentro de la cual pese al peso muy relevante que tiene el sector agropecuario, no desmerecemos el foco en ningún sector. Visualizamos oportunidades de crecimiento del portafolio de créditos y soluciones de servicio.
Y a nivel de lo que es nuestra banca de personas, vamos a estar anunciando en los próximos días, en el contexto de los festejos por el aniversario, algunas facilidades adicionales en nuestro tradicional crédito social, que es sin dudas el producto de crédito al consumo más relevante del mercado. A su vez, venimos trabajando intensamente en el reposicionamiento del banco en el negocio de las tarjetas de crédito, con un producto en particular como lo es nuestra BROU Mastercard Recompensa, que viene teniendo una aceptación muy importante, de la mano de beneficios atractivos y de un programa de fidelidad muy original para nuestros clientes.
En lo que hace a la transformación digital que referíamos, esperamos que el Banco República pueda ser un jugador muy relevante en el desarrollo del sistema de pagos y en lo que yo he llamado la verdadera inclusión financiera. Con esto refiero a que hemos incorporado, en los últimos años y de la mano del esfuerzo que se ha hecho en materia de inclusión financiera, una cantidad muy significativa de clientes.
Se trata de clientes que si bien tienen hoy una cuenta y una tarjeta de débito asociada a la misma, no operan de forma relevante por canales digitales. Entonces, creemos que aquí hay una oportunidad muy significativa de ayudar al desarrollo de ellos y del mercado, con soluciones de pagos, en particular, eficientes y económicas.
En tercer lugar, en lo que hace al rol de banco de desarrollo, por supuesto que vamos a seguir poniendo foco en sectores específicos, como hemos hecho en el último año -a modo de ejemplo con el sector arrocero o lechero-, ideando soluciones específicas, o con los sectores afectados por la pandemia a los que hemos tratado de ayudar bajo diferentes soluciones. Y ni que hablar lo antes referido respecto al apoyo al mantenimiento de la actividad económica en pandemia. Seguramente tengamos más sectores, o más soluciones para desarrollar; esto tiene que ser parte de nuestra preocupación permanente.
La posibilidad de otorgar financiamiento a largo plazo, de ayudar en el desarrollo del mercado de financiamiento en moneda local, son elementos que hacen a este rol de banco de desarrollo tan significativo.
Pero también asociamos este rol de banco de desarrollo a lo que hace a nuestra presencia territorial, y las soluciones para nuestros clientes en todo el territorio nacional. Es dentro de ese aspecto que hemos resuelto, por ejemplo, la instalación de cajeros automáticos en lugares que entendimos estaban desatendidos. Esto es algo que podría verse como en dirección opuesta a todo lo que es el esfuerzo de digitalización a que refería antes, pero no lo es, sino que es simplemente reconocer que hay lugares en donde ha sido mas difícil hasta ahora el avance de nuevas soluciones digitales, y que hasta tanto no lo logremos, tenemos que seguir cubriendo estos aspectos transaccionales, que por supuesto son costosos. Pero todo eso nos va a seguir impulsando a llevar a nuestros clientes soluciones más innovadoras para los tiempos que corren.
¿Cuáles son los grandes números del BROU hoy?
El Banco República cuenta actualmente con una sólida situación patrimonial y de liquidez.
Con algo más de US$ 16.000 de depósitos en números redondos, o un capital del entorno de los US$ 1.900 millones, el BROU representa aproximadamente la mitad del mercado bancario uruguayo. Si nos enfocamos en el lado activo del balance, tenemos sí una oportunidad de crecimiento en diferentes líneas como mencionaba anteriormente, contando con un portafolio de créditos del entorno de los US$ 4.500 millones.
Por otra parte, el banco viene entregando muy buenos resultados, contribuyendo vía distribución de dividendos a nuestro dueño, el Estado uruguayo, de forma extraordinaria. Si bien es bueno resaltar que parte importante de los dividendos generados en los últimos tres años tienen que ver con la evolución del tipo de cambio, en un contexto de suba del dólar relevante, que no es lo que estamos observando en este 2021, el banco va a seguir siendo un muy importante contribuyente para Rentas Generales a lo largo del quinquenio.
Le toca estar al frente del banco en este momento tan especial de la historia de la institución. ¿Qué representa para usted esta celebración y dónde se enmarca, a grandes rasgos, el eje de su gestión?
Como todo aniversario, es una oportunidad de celebrar objetivos cumplidos y repasar desafíos futuros. Dentro de lo primero, la alegría de poder ser soporte estratégico para hacer realidad los sueños de tantos uruguayos a los que hemos podido acompañar en su desarrollo personal o empresarial, como venimos resaltando en la publicidad institucional que hemos difundido en estos días.
Y en lo que hace a los desafíos futuros, es el momento de reforzar nuestro compromiso y asegurar a todas las partes a quienes afectamos con nuestras decisiones y nuestro accionar, es decir, en primer lugar nuestros clientes, pero también a nuestros empleados, a nuestro dueño -el Estado uruguayo-, a los reguladores y a las comunidades en que actuamos, que aspiramos a seguir teniendo un banco a la altura de las expectativas y que siga cumpliendo con el mandato por el cual fue creado hace 125 años atrás, con la mirada permanente en el futuro.
Como referimos al comienzo, el Banco República nació con un rol basado en tres aspectos fundamentales, que se reflejan en nuestra carta orgánica: promover servicios financieros accesibles a la población, estimular el ahorro, y fomentar la producción de bienes y servicios de forma de contribuir al crecimiento económico y social del país. Estos son los pilares sobre los que se ha basado históricamente y los que deberán dar continuidad al accionar de la institución.