Por Federica Chiarino | @FedeChiarino
Es momento de hacer una pausa. Tiempo de compartir, de intercambiar miradas, anécdotas, charlas, preocupaciones u opiniones. Ya sea con la familia, con amigos, con compañeros de trabajo o con la pareja, el momento de sentarse en torno a la mesa tiene una importancia especial y, quizás, sobrevalorada.
Pero una buena mesa no se compone solamente de un destacado menú gastronómico. Importa cada plato, vaso, taza, copa o fuente. Todos los elementos que se coloquen encima de ella influirán sobre su presentación, y su exposición podrá influir en el momento de reunión y la disposición de sus comensales.
Una gran defensora de estos conceptos, Agustina Menchaca, creó alrededor de 2013 ‘Santa Paciencia’, un proyecto que combina un almacén de vajillas con realización de talleres de cocina, de escritura, de telar y todo lo que sirva de excusa para fomentar espacios de reunión y contagiar esa veneración a la buena mesa.
“Es un proyecto que está en permanente transformación”, explicó Agustina. Lo que surgió como una opción de venta y alquiler de vajillas, un año más tarde incluyó talleres de cocina itinerantes en distintos barrios y espacios, luego la oferta se fue ampliando. Pero los objetivos de ‘Santa Paciencia’ siempre estuvieron vinculados a “generar espacios de encuentro y trascender lo gastronómico”.
Proveniente de remates, ferias, mercadillos y los lugares más recónditos, la vajilla de ‘Santa Paciencia’ es seleccionada por Agustina cuidadosamente. Todas las piezas se unen bajo un mismo criterio, brindándole al almacén el sello que lo caracteriza.
Las clientas de ‘Santa Paciencia’, en su mayoría mujeres de entre 35 y 60 años, acuden a Agustina en busca de vajilla para comprar de forma permanente para sus casas, y también alquilan para eventos, fiestas, almuerzos empresariales, entre otras cosas. Todas comparten el gusto por la decoración, por la buena presentación de la mesa y, en general, el gusto por recibir invitados.
“Creo que la mesa transmite muchos valores. La dedicación, la presencia, el lugar de cada uno”, opinó Agustina. Estos valores se han ido contagiando cada vez a más personas, desde el surgimiento de ‘Santa Paciencia’. La respuesta del público siempre fue positiva y la clave del éxito, según Agustina, es la capacidad que ha tenido y tiene su emprendimiento de transformarse.
A poco menos de un mes de Navidad, ‘Santa Paciencia’ se presenta como una tentadora opción para encargar regalos de amigo invisible, empresariales, o comprar o alquilar un juego completo de vajillas para vestir una de las mesas más importantes del año.
El 2017 será un año de nuevos cambios y transformaciones para el emprendimiento de Agustina. Quizás vuelvan viejos talleres, como el de escritura con Magela Ferrero, o el taller de telar a cargo de Manos del Uruguay, dos de los más exitosos. También habrá cambios sustanciales, desde la raíz de ‘Santa Paciencia’, que sorprenderá a sus clientas.
La emprendedora, con vocación de diseño y un aire espiritual, no solo se dedica a su vajilla y las otras aristas de su negocio. Es madre de Giuseppina, de 8 años, y Lucio de 5. En su tiempo libre se dedica a realizar actividades con ellos, además de leer y practicar yoga.