En el marco de una nueva presentación de la Encuesta Nacional de Mipymes Industriales y de Servicios, dada a conocer por la Dirección Nacional de Artesanías, Pequeñas y Medianas Empresas (Dinapyme), el asesor económico de la Cámara de Industrias del Uruguay (CIU), Sebastián Pérez, reflexionó sobre las políticas que únicamente favorecen a las grandes empresas.
Para Pérez, los puntos de mayor conflicto y que desfavorecen a las mipymes frente a las empresas grandes, se centran en las temáticas laborales y tributarias. En materia laboral, lo que se habla en los Consejos de Salarios son las normativas de cómo aumentan los sueldos y de cómo se regulan las categorías, así como los mínimos. “Esto se da por la lógica de la negociación; las empresas grandes son las que llevan sus negociadores y tienen recursos para destinar a la inversión, además, tienen sindicatos fuertes, no así las pequeñas empresas”, puntualizó.
El especialista dijo que el método de las negociaciones hace que no se piense en la pyme y, que en realidad, los resultados y resoluciones que surgen desde los Consejos de Salarios se aplican para todos por igual. “Tanto para una empresa que tiene 10 empleados y está trabajando en Bella Unión, como para una que tiene 500 empleados y trabaja en Montevideo, ambas con condiciones totalmente distintas”, ejemplificó.
Esta situación genera dificultades competitivas. Porque si se trata de la categorización obligatoria, hay empresas que cuentan con 20 empleados únicamente –o menos- y no hay una escala dentro de la pequeña empresa para lograrlo. Eso, los obliga a salirse del mercado, resaltó el asesor.
“En cuanto a lo tributario, tengo la sensación de que tendríamos espacio para discutir acerca de cómo tributan las pymes, ya que preocupa bastante”, aseveró. Una pyme puede tributar en régimen ficto, principalmente el IRAE -aplicable para contribuyentes que no estén obligados a llevar contabilidad suficiente- porque el IVA es, en términos globales, general.
Si se piensa en las pymes, es posible afirmar que posee un régimen simplificado, “pero si se trata de una empresa que factura hasta 250 mil dólares anuales, tiene un régimen simplificado que le hace pagar un 3,3% de su venta”, aseguró Pérez.
Según las mediciones de la CIU, para las empresas en su conjunto, 3,3% es una carga relativamente elevada, porque además una pequeña empresa no puede aprovechar los beneficios tributarios que puede obtener una grande o mediana. “Al mismo tiempo, tampoco puede aprovechar el beneficio de compensar las pérdidas de un año con otro, por ejemplo; si perdió un año no se le permite compensar con el que ganó. Paga 3,3% gane o pierda”, explicó.
“Creo que deberíamos poner este tema en conversación y dentro de las negociaciones salariales o vinculadas a las relaciones laborales”, indicó.
Pérez dijo que se tiene una visión sesgada del empresariado y “se cree que su único interés es la rentabilidad y nada más”. Además, indicó que se lo cataloga como un ser quejoso que solo quiere maximizar sus propios beneficios. En ese sentido, sostuvo que es necesario despojarse de esa categorización y trabajarla, ya que son parte de la dificultad que no permite el avance de la industria.