Con el apremio de la crisis hídrica como trasfondo, Saint-Gobain asumió el compromiso de proporcionar 20.000 metros de tuberías de hierro dúctil para que OSE dispusiera del material necesario para la ejecución de la obra de trasvase del río San José. Sobre trabajar en tiempo récord, el rol de los gobiernos en el proceso y las perspectivas de las empresas en el país, conversó el CEO de la compañía con Empresas & Negocios. “Queremos hacer de Uruguay un elemento importante de nuestra presencia en América del Sur”, destacó.
El reciente proyecto de embalse del río San José tuvo a la empresa como una de las proveedoras, con el desafío de cumplir con un cronograma muy ambicioso. ¿Cómo asumió esa tarea Saint-Gobain?
Asumimos la tarea con un gran sentido de responsabilidad; nosotros tenemos un compromiso con Uruguay desde hace mucho tiempo. Una gran parte de las canalizaciones que hoy están en utilización en Uruguay son el resultado del trabajo conjunto de los diversos gobiernos uruguayos y Saint-Gobain, a lo largo de los últimos 60 años. Entonces es una relación de colaboración que dura ya seis décadas y nos sentimos muy vinculados con el país, en particular con ese segmento de productos. Y cuando recibimos la llamada de auxilio de las autoridades uruguayas en un momento de crisis hídrica muy importante, nos sentimos en la obligación de movilizar todos los recursos para dar respuesta a ese cliente.
Los equipos tomaron ese desafío con mucha motivación, con mucha profesionalidad. La colaboración con las autoridades uruguayas fue excelente, y eso hizo posible que una misión que a priori parecía imposible dejó de serlo y se convirtió en la realidad.
¿Cómo evalúan desde la empresa el cumplimiento con los tiempos en los que se hizo la obra?
Lo evaluamos con orgullo y satisfacción. Tenemos una visión propia de nuestra misión, con un sentido muy profundo de la responsabilidad social. El negocio es importante, el crecimiento es importante, la rentabilidad también lo es, pero esa noción de estar al servicio del bien común también cuenta, y aquí nos sentimos en ese propósito.
Hemos demostrado que cuando los recursos se movilizan y hay voluntad, incluso aquellas misiones que parecen más difíciles pueden ser alcanzadas.
¿Qué particularidades tuvo esta obra, a la luz de la experiencia de Saint-Gobain?
En términos de tipo de producto no es particularmente especial, ya que es un producto que forma parte de los estándares que fabricamos habitualmente. La dificultad no radicaba tanto en el tipo de producto a fabricar, sino en cuanto a la cantidad y a los plazos. Durante bastantes semanas dedicamos a este proyecto casi el 70% de la capacidad disponible en nuestra fábrica en Brasil, lo que quiere decir que tuvimos que dar prioridad a este proyecto con respecto a otros, con las dificultades que eso conlleva, desde el punto de vista de la comprensión que otros clientes puedan tener de esa prioridad dada al Uruguay. Eso necesitó también mucha flexibilidad desde el punto de vista de la organización de la fábrica, porque durante todas las semanas la fábrica tuvo que funcionar con tres turnos diarios, siete días a la semana. Entonces ahí hay todo un esfuerzo de coordinación, de movilización y mucha voluntad, que al final se materializó en el cumplimiento de plazos que parecían muy difíciles de alcanzar.
¿Cómo evalúa el vínculo con el Estado uruguayo en lo que refiere a trámites aduaneros y los tiempos vinculados al proceso de importación?
Para nosotros francamente esta experiencia demuestra que cuando las autoridades políticas tienen voluntad, los procedimientos pueden ser acelerados, flexibilizados y simplificados. Esta forma de colaboración, que es excepcional, en nuestra opinión debería convertirse en el estándar, en la forma habitual de trabajar. No se entiende por qué cuando los gobiernos, en general, están en situación de necesidad pueden ser mucho más ágiles, mucho más rápidos, mucho más eficaces que en condiciones habituales. Lo que ha demostrado este asunto es que cuando hay voluntad de ambas partes la rapidez puede aumentar de forma muy significativa. Esto se traduciría en una eficacia operacional muy grande.
¿Ve que el país tiene oportunidad de generar más obras de este tipo, que permitan al área metropolitana tener otras soluciones de infraestructura vinculadas al agua potable?
Sin dudas que sí. No estoy aquí para criticar nada, pero creo que si esta crisis hídrica se produjo es probablemente porque durante décadas ha habido un cierto déficit de inversiones en infraestructuras que la realidad ha demostrado necesarias. Creo que esto está cambiando. En Uruguay hay proyectos de inversión en el tema. Está el proyecto Neptuno, en el que nosotros tenemos ambición legítima de querer trabajar. Y eso ya es indicativo de una voluntad política de invertir en elementos de infraestructura que son fundamentales para la población y que tienen una incidencia directa en la calidad de vida de los pueblos.
El año pasado la empresa adquirió Urumix. ¿Es una forma de comenzar a instalarse en Uruguay?
En efecto. Uruguay permaneció fuera del perímetro industrial de la empresa durante muchos años, y con nuestro CEO de América del Sur, Mariano Bó, decidimos que el momento había llegado para instalarnos industrialmente en un país que, si bien tiene una talla relativamente pequeña, es una nación muy evolucionada en términos de utilización de materiales de construcción y que para nosotros constituye una excelente oportunidad de crecimiento. Encontramos una posibilidad de articular esa voluntad de crecer en Uruguay a través de la compra de Urumix, pero como dijimos cuando esa compra fue confirmada, eso no es más que un primer paso en un proyecto mucho más ambicioso que busca hacer de Uruguay un elemento importante de nuestra presencia en América del Sur.
¿Cuáles son los planes para los próximos años?
Estamos abiertos a nuevas adquisiciones. El problema de las mismas es que tiene que haber una voluntad conjunta del que quiere comprar y el que quiera vender, y esa coincidencia no siempre se produce, pero nosotros seguimos buscando y más allá de eso tenemos planes de expansión. Hemos decidido una inversión importante que consiste en la ampliación de lo que era originariamente Urumix. Es una ampliación notable de la capacidad de producción y de stockaje que quiere hacer de la compañía la líder principal en el mercado. Más allá de eso ya hemos iniciado una política de expansión de nuestra gama de productos. Esa expansión se hace en primer lugar vía importación, básicamente desde Argentina, pero nuestra voluntad es que una vez que alcancemos una talla crítica, invirtamos localmente para producir en Uruguay.