El grupo uruguayo, en alianza con Pedidos Ya, lanzó un sistema de motos eléctricas con estaciones de intercambio de baterías, orientado al comercio en la última milla. En esta edición, Martín Piñeyro, CEO de Swapy by Quantik Group, conversó con Empresas & Negocios sobre la iniciativa, que impulsa la transformación de un sector históricamente rezagado en materia de movilidad eléctrica.
Este es el primer spin-off de la empresa enfocado en movilidad eléctrica. ¿Qué los llevó a apostar por esta área?
De un tiempo a esta parte se comenzaron a generar empresas spin-offs, en base al grupo Quantik como integrador de desarrollo de tecnologías, en respuesta a necesidades que surgían de los mismos clientes.
Los clientes estaban entrando en el terreno de la movilidad eléctrica, entonces se empezó a mirar hacia allí.
Swapy es una respuesta a la urgencia climática, donde se hace necesario descarbonizar las operaciones de logística, y eso se logra solamente con la transición hacia vehículos que usen energía renovable. En el proyecto trabajamos también en partnership con New Lab, ANII, UTE y Ancap.
Además, Quantik Lab, el área de innovación del grupo, está explorando muchos espacios de innovación que se están viendo en el mundo. Realidad virtual, inteligencia artificial, y movilidad -que es un tema en el que se están observando muchos cambios e innovación- son una realidad en el mundo de hoy.
Históricamente en Uruguay se ha dado prioridad a la electrificación de sectores con vehículos de mayor tamaño. ¿Cuál es la importancia de impulsar este sistema de estaciones de intercambio de baterías en el comercio de última milla específicamente?
En Uruguay, y con buen atino, se promovió la transición energética en usos intensivos -en flotas de ómnibus y taxis fueron las primeras experiencias-. Pero en el sector del e-commerce o del delivery de plataformas no se había comenzado a ver esa transición por determinadas características. Por ejemplo, por no tener disponibilidad de tecnología, porque los vehículos que existen no son los adecuados, porque hay problemas técnicos, o las motos eléctricas no cumplen con las autonomías mínimas que se necesitan para esa tarea, y por los tiempos de carga. Además, la barrera más importante es el precio. Todos los otros usos donde se ve transición energética son porque con algún instrumento o subsidio se ha logrado que la ecuación sea favorable. Pero en la última milla, por ejemplo, el usuario no tiene acceso a crédito. Nuestro modelo busca salvar esto, generando la disponibilidad de una tecnología que permite hacer los kilómetros, tener las autonomías, y elimina el tiempo de espera de carga de la moto. También, al desacoplar la batería del vehículo, permite que el vehículo sea más económico, más asequible.
Los impactos que trae este proyecto son bien diversos. Uno de estos es que de alguna manera elimina el ruido en la ciudad. Además, ayuda a descarbonizar la matriz logística, y genera un ahorro en la persona que conduce la moto.
En definitiva, permite a los repartidores cambiar las baterías agotadas por unas cargadas, en cuestión de segundos.
En noviembre las primeras motos comienzan a rodar por Montevideo. ¿Cómo se preparan desde la empresa para este momento?
Con mucha expectativa. Esperamos en octubre hacer alguna prueba con repartidores y con empresas de flota. A su vez, estamos con actividades de preventa, sensibilización e intercambio con potenciales clientes.
Mirando a futuro, ¿cuáles son los siguientes pasos en movilidad eléctrica que proyectan desde la empresa? ¿Es algo en lo que piensan seguir apostando?
Sí. Cuando se hace referencia a movilidad eléctrica, se habla de la convergencia entre movilidad, energía, y sistemas de almacenaje. Actualmente estamos buscando partners con quienes desarrollar otro tipo de soluciones, como puede ser la gestión de todo el sistema utilizando inteligencia artificial, el aprovechamiento de las baterías de segundo uso propias.
La idea es explorar otras alternativas derivadas del sistema de motos, como también permitir a las empresas optimizar el uso de la flota, y que esos vehículos que empiezan a ser eléctricos, agreguen complejidades, energía remanente en la batería, etc. Estas son todas variables que los sistemas de logística hoy no tienen en cuenta y que hay que incorporar.