La Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII) se reunió junto a las cuatro universidades para lanzar el Fondo de Fomento a las Ingenierías, buscando no sólo más egresos de profesionales, sino también un mayor acercamiento de los ingenieros a la sociedad.
Apostando al desarrollo de la ingeniería en Uruguay, las facultades de Ingeniería de la Universidad de la República, la Universidad Católica del Uruguay, la Universidad de Montevideo y la Universidad ORT, integran el Centro de Innovación en Ingeniería, quien, en conjunto con la Agencia Nacional de Investigación e Innovación (ANII), lanzó el Fondo de Fomento a las Ingenierías. El mismo, se propone contribuir a la promoción de la innovación en el sector productivo y otorgar a los alumnos, competencias de innovación y emprenderusimo.
Cada una de las facultades que participan, identificaron áreas claves en las que desarrollarán proyectos para incentivar el egreso de los estudiantes. Entre estos se incluyen cursos de matemática inicial, espacios multifuncionales de aprendizaje, becas de egreso, generación de software que permite el seguimiento a los alumnos, rediseños de cursos de las carreras, tutorías por parte de alumnos avanzados y financiamientos de proyectos de carrera.
A propósito de ello, Sara Goldberg, gerenta de Operaciones de ANII, comentó que anteriormente había antecedentes en cuanto al trabajo orientado en este sentido por parte de las universidades y la institución, pero que la creación del fondo es una reconfirmación de que la labor a realizarse debe estar orientada hacia allí. La herramienta posee un financiamiento de 34 millones de pesos, de los cuales ANNI aporta 26 millones.
El motivo por el cual los ingenieros recibidos no dan abasto para Uruguay, no está relacionado, directamente, con la cantidad de inscriptos, según Goldberg, dado que el número de estos ha sido medianamente constante en los últimos años. Por el contrario, “hay un embudo muy grande” si se compara con la cantidad de egresados. Es que, dijo, hay un porcentaje importante de estudiantes que comienzan a trabajar antes de recibirse y, como consecuencia, abandonan la carrera o la realizan en más años.
Al mismo tiempo, se debe agregar que se trata de una profesión en la cual los conocimientos que adquieren, tanto en la academia como en la vida laboral les permite ejercer la profesión. Es así que la deserción mayor se encuentra en Ingeniería de sistemas, es decir, la que se relaciona con software. “En este caso, quienes desertan y continúan trabajando, quedan con un grado técnico de conocimiento que luego no les permiten avanzar en la carrera profesional sin tener un título”, explicó. Por otro lado, agregó que se trata de carreras a las que se debe dedicar un esfuerzo importante.
Luego de firmado el contrato hace un par de semanas, las actividades comenzarán el año próximo, junto al ciclo lectivo. Las expectativas son que se logre un número mayor de egresados, se innove en aspectos de aprendizaje de ingeniería y tener un acercamiento con el sector productivo. “Estoy convencida de que vamos a lograr, aunque sé que es un proyecto que lleva tiempo”, confesó la ejecutiva.
Por otro lado, no dejó de destacar “el alto compromiso” que demostraron las cuatro facultades tanto en integrar el fondo como en lograr los objetivos, e indicó que desde un primer momento los cuatro decanos se sumaron a la iniciativa “sin ninguna duda”.