Ximena Quintas, directora de Marketing de GDN Uruguay

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De niña solía ponerse unas botas de su mamá, tomar el portafolio de su padre y jugar que estaba en una oficina, avizorando lo que le tenía deparado el destino. “Siempre quise trabajar en una gran compañía”, añade. Pero para llegar a eso tenía un camino por recorrer. 

Siempre tuvo claro que su vocación era la comunicación, aunque su primer trabajo fue en un Marketplace, algo que era muy de avanzada para Uruguay en 2001. “Yo tenía 21 años y me contrató un ingeniero muy visionario, quien armó un proyecto de plataforma para ‘conectar’ a todas las empresas de diseño y decoración del país y que pudieran vender a través de la misma”, recuerda. Ximena trabajaba en ventas, ingresaba información al sistema y traducía al inglés la descripción de los productos para que la plataforma se viera en ambos idiomas.  

Su inclinación por el marketing se fue dando casi que naturalmente. “Uno de mis primeros trabajos fue en una multinacional donde me propusieron insertarme al equipo de marketing y, una vez comencé a vivir el área, me apasionó.  Fue en ese entonces que decidí realizar mi postgrado”, reseña.  

Montevideana de nacimiento, Ximena es licenciada en Relaciones Internacionales, con Postgrado en Marketing y Coach, y se sumó a GDN Uruguay en 2017. En aquel entonces estaba vacante la posición de una gerencia de marketing para BAS, ya que la marca estaba recién naciendo dentro de la compañía. “Ese fue mi primer desafío, la implantación de BAS en el mercado”, señaló la entrevistada. 

Dice que lo que más le gusta de la empresa donde trabaja es el dinamismo. “No existe un día igual al otro y eso me genera motivación constante.  Por otra parte, me da la posibilidad de trabajar diferentes estrategias, una transversal de grupo y la que corresponde a cada unidad de negocio.  Me desafía pensar esas líneas de comunicación que tienen que convivir y, a su vez, tener vida propia”, explica.  

Marca que los desafíos de su área pasan por mantenerse actualizado, informado y saber acompañar al cliente, los equipos y las organizaciones a medida que evolucionan.  Respecto a las oportunidades, considera que estas vienen “por el lado de que hoy en día se valora mucho más en la mayoría de compañías, la comunicación y la importancia que tiene en muchos más niveles que lo que es puramente transaccional”, haciendo alusión a la reputación de marca y la comunicación a nivel interno, entre otros.

Cada experiencia laboral cuenta, y la ejecutiva es consciente de eso. “Es importante valorarlas y siempre tener la disposición de tomar el máximo de experiencia que puedan darnos porque con el tiempo siempre logramos visualizar el sentido que cada una tuvo.  Creo que siempre hay que ser proactivo, entusiasta y tener actitud de aprendizaje constante porque cada experiencia es capitalizable, es un regalo que cada compañía nos da”, reflexiona.  

Su núcleo familiar más íntimo está compuesto por Ignacio, su esposo, y sus dos hijos: Milagros y Máximo. Ese núcleo se completa con su mamá, su hermana, dos sobrinas, y varios amigos.  

Elige a sus padres como las personas que le han dejado las mayores enseñanzas, con conceptos y máximas que la acompañan en el día a día, como que nunca hay que arrepentirse de hacer lo correcto, que hay que esforzarse siempre para que las cosas salgan lo mejor posible, y alegrarse por las cosas buenas que les suceden a los demás como si le sucedieran a uno. 

En sus ratos libres opta por la lectura, practica entrenamiento funcional tres o cuatro  veces por semana, y le encanta ser anfitriona de familiares y amigos. Su recarga de energía son la playa y el mar, todo en familia, sobre todo desde que nacieron sus hijos. 

En cuanto a gustos, su libro preferido es El Alquimista, como película elige Gladiador 1 y en cuanto a música escoge el rock argentino.

En su oficina no puede faltar un cuaderno y una lapicera. “Mantengo el hábito de tomar nota de todo, me sirve como ejercicio para procesar el tema, y luego miro esas hojas una y otra vez”, indica. A su vez, menciona otros dos elementos por los que volvería a su casa a buscarlos en caso de olvidarse: su celular y los lentes de sol.

Su momento preferido del día es la mañana, ya sea llevando a sus hijos al colegio o saliendo de deporte para la oficina. “La sensación de ‘gracias por un día más’ de la mañana me encanta”, revela. Aunque se esfuerza para que todos los días de la semana cuenten, considera que la sensación de viernes es la más linda. “Es una mezcla de repaso de lo que pudo concretarse en la semana e ilusión por el tiempo con los afectos; me gusta ese doble sabor”.   

¿Cómo se ve de aquí a 10 años?  “Espero que aún esté muy activa y aprendiendo eternamente cosas nuevas”, responde al cerrar la charla. 

Creo que siempre hay que ser proactivo, entusiasta y tener actitud de aprendizaje constante porque cada experiencia es capitalizable, es un regalo que cada compañía nos da”.