El actual gobierno presentó como una de sus principales apuestas la inserción internacional, pero hasta el momento no ha logrado los resultados deseados. Más allá de lo que pueden significar sus propias responsabilidades, para bien o para mal, aparecen transversalmente factores exógenos, como el hecho de tener que atenerse a las condiciones impuestas por el Mercosur, o simplemente, a los cambios del contexto geopolítico. Para profundizar sobre estos y otros elementos que son determinantes en las expectativas de comercio exterior del país, CRÓNICAS dialogó con el especialista Gonzalo Oleggini.
-¿Cómo evalúa el trabajo que ha realizado el actual gobierno en materia de inserción internacional? Ha habido intenciones y anuncios, pero no se han logrado concretar acuerdos relevantes. ¿A qué se debe esto?
-Es una materia pendiente desde principios de los 2000. No hemos podido lograr, como Mercosur o como Uruguay, un avance en la inserción internacional a través de los acuerdos comerciales, aunque la apertura no solo implica acuerdos comerciales, como los Tratados de Libre Comercio (TLC), sino también avances en otro tipo de negociaciones. La inserción internacional fue una de las bases que planteó el nuevo gobierno, tuvo un freno con la pandemia, pero luego hubo sobre la mesa algunos posibles escenarios como el caso de China o el tratado que veníamos arrastrando con la Unión Europea (UE). Por otra parte, también se planteó lo de Turquía y otras negociaciones que están desde hace tiempo, como es el caso de Corea del Sur, Canadá o la Asociación Europea de Libre Comercio. Con respecto a la evaluación, sacando el proceso de la pandemia, creo que a la negociación con China se le intentó dar un impulso mayor y lamentablemente la actuación de los propios socios del Mercosur en detrimento tuvo sus efectos. Con respecto a Europa, hay una retoma de la negociación y creo que se va a profundizar en este segundo semestre de 2023. El objetivo es tratar de llegar a un acuerdo antes de fin de año; si no sucediera eso, seguramente más adelante sería muy difícil, terminaría siendo una página cerrada. Después tenemos el ingreso al Acuerdo Transpacífico (Cptpp), el cual tiene unos tiempos más largos, porque hace muy poco se solicitó el ingreso, pero tiene una ventaja, ya está conformado y no hay que pasar por un proceso de negociación.
-En lo que tiene que ver con el Cptpp, ¿cuáles son sus expectativas?
-Se trata de un acuerdo importante desde lo comercial, pero también ha mostrado algunas cosas que se deben hacer primero antes de pensar en el ingreso. El Cptpp nos mostró que hay otro tipo de materias dentro de los acuerdos en las cuales no se ha avanzado. En ese sentido, por ejemplo, se presentó en el Parlamento hace muy poco tiempo el Tratado de Cooperación en Materia de Patentes (PTC) para que se ratifique. Se trata de un acuerdo de patentes que lo tienen prácticamente 157 países y es uno de los requerimientos necesarios para ingresar a este tratado. Muchas veces estamos ansiosos por las negociaciones comerciales de acuerdos, pero también tenemos que llegar a consensos nacionales y avanzar en la normativa. Para querer formar parte de esos acuerdos hay que hacer ciertos deberes, y en muchos de ellos, independientemente del desconocimiento, estamos muy atrasados. De todas formas, se percibe que hay un mayor empuje proveniente de la Cancillería, donde ese tipo de cosas se están poniendo arriba de la mesa y se están tratando de resolver.
-Con respecto al Cptpp, el economista Ignacio Munyo señaló en entrevista con CRÓNICAS que, según le han dicho fuentes pertenecientes a los países de este bloque, “va a haber una discusión jurídica” para la incorporación de Uruguay, por el hecho de que pertenece al Mercosur. ¿Qué piensa de eso? ¿Cree que nuevamente el Mercosur puede condicionar?
-Desde el lado del Cptpp hay dos lecturas, desde la política es posible que pueda suceder. Pero desde el punto de vista comercial, hay mecanismos para protegerse. Si el Cptpp ve como uno de los posibles impactos negativos la dificultad para controlar el ingreso de productos por el hecho de que nuestro país está dentro de una unión aduanera, existen medios, como pueden ser las normas de origen, para proteger el ingreso de productos que no sean uruguayos. En la parte política también es posible y es probable que los gobiernos del Mercosur ejerzan la misma presión que ejercieron sobre China.
-Didier Opertti dijo en entrevista con CRÓNICAS, con relación a tomar decisiones en torno al Mercosur, que “la política exterior no puede ser dominio exclusivo de quien gobierna” y que “es necesario el apoyo de la opinión pública”. ¿Qué opinión tiene de eso? ¿Cree necesario construir consenso al interior del país? ¿Hay tiempo o la condición de urgencia no lo permite?
-Podría decir que coincido en un 100%, pero realmente coincido en un 110% con lo que plantea Didier Opertti. Incluso daría un paso más, en algunos momentos he analizado la integración nacional de una manera más amplia y lamentablemente la discusión en Uruguay siempre ha sido la del Mercosur basado en la estrategia política. No nos podemos olvidar de que la negociación comercial, un tratado comercial, tiene varias dimensiones con relación al impacto que genera, una de las más grandes son los ciudadanos, como trabajadores y como empresarios. Cuando se dice que un acuerdo es beneficioso o perjudicial hay que preguntarse para quién, no se trata del gobierno de turno, hay que saber si es beneficioso o perjudicial para la sociedad. Ese nivel de consulta no solo no está, sino que nos hemos ido alejando. Cuando el Mercosur nació, se hablaba de un mercado de 200 millones de consumidores, de los objetivos que podían generar las empresas, que los consumidores iban a poder comprar productos a menor precio, todo ese tipo de análisis. Ahora lamentablemente nos quedamos siempre en la dimensión política, pero hay una dimensión real de la integración que son los ciudadanos y en qué posición están en la sociedad.
-La gran expectativa de estos días está centrada en lo que pueda pasar con el posible acuerdo entre el Mercosur y la UE. ¿Qué tan cerca está su concreción? ¿Qué tanto influye la situación geopolítica?
-Las negociaciones UE-Mercosur tienen un sinfín de elementos, y muchos han cambiado por la situación geopolítica. En mi caso, creí que la invasión de Rusia a Ucrania iba a llevar a la UE a decir “vamos a terminar el acuerdo porque necesitamos aliados políticos alrededor del mundo y América Latina puede serlo perfectamente”, pero ni la UE dio ese paso, ni tampoco en América Latina todos tenemos una voz unida con respecto a ese hecho. En ese sentido, tenemos un doble problema, lo que terminó generando que esa alianza geopolítica que se podía esperar no se esté dando. En esos términos, a uno le generan dudas las posibilidades de terminar con el acuerdo. Me parece una estrategia totalmente errada de la UE, llegar a un acuerdo implica un avance geopolítico, independientemente de los temas comerciales que hoy no tienen una incidencia tan relevante sobre la economía europea. En este campo tampoco ha tenido en cuenta dos cosas que quizás ahora en la cumbre de la Celac se tocaron como son los alimentos y la energía. En definitiva, uno quiere creer en el acuerdo, pero lamentablemente los mensajes no son los mejores.
-La apuesta más fuerte de este gobierno en algún momento fue la concreción del acuerdo con China, pero hoy en día todo parece indicar que eso ha cambiado. Dada la intervención del Mercosur, ¿es imposible pensar que hoy el país pueda firmar un acuerdo bilateral con el país asiático? Como Mercosur, ¿hay alguna posibilidad?
-Está arriba en la mesa una visita del presidente Lacalle a China para tratar de volver a poner el tema en agenda. Confío plenamente en la diplomacia, pero también creo que la diplomacia presidencial es muy importante. En este contexto, no daría por caída la posibilidad hasta que se produzca en el mediano plazo ese encuentro entre Lacalle y las autoridades de China. Después de ese momento ya podríamos evaluar si existe o no la posibilidad. Lo que sí es claro es que un acuerdo China-Mercosur parece muy ilógico pensando en las relaciones diplomáticas existentes entre Paraguay y Taiwán. Desde mi punto de vista es inviable, la única opción sería sin Paraguay dentro de las negociaciones.
-Justamente, teniendo en cuenta lo geopolítico, ¿qué tanto condiciona en avanzar con China el hecho de encontrarse tan cerca de la UE?
-Nosotros necesitamos acuerdos comerciales con todos, si los vamos a hacer con relación a lo que es la ideología, una gran parte del mundo no va a estar incluida. Otros países han podido tomar ese camino y hoy tienen su acuerdo comercial con China y Estados Unidos. Chile cumple 20 años de la firma de su acuerdo con Estados Unidos y también lo tiene con China. Está claro que hoy el ambiente geopolítico es diferente, pero no me limitaría a eso. Si uno negocia con la UE y empieza a negociar con China, va a tener presión de los dos lados. Para decirle a un país que geopolíticamente no es el momento adecuado para negociar con China, por el otro lado, deberían mostrar que tienen algo para ofrecer a cambio y realmente eso por ahora no sucede.
La estrategia de exportación, más allá de los TLC
-Hay algunos mercados que según analistas pueden ser muy favorables para los intereses comerciales de nuestro país. Me refiero, por ejemplo, al mundo árabe e India. Más allá de lo que significa la profundidad de establecer TLC, ¿cree que se debería hacer el esfuerzo de estar más cerca de esos mercados?
-Vender en otros mercados, quizás donde hoy no tenemos una penetración significativa, para mí es lo más importante. Uruguay tiene que generar una estrategia nacional de exportación. Otros países tienen un Ministerio de Comercio Exterior que es el encargado de generar la estrategia. Los acuerdos comerciales son oportunidades, pero no venden por sí solos, es necesario tener una estrategia de exportación en la que se defina qué productos vamos a vender, a qué mercados, en qué condiciones, con qué costos de producción y en qué cantidades. La inserción internacional es una herramienta dentro de una estrategia nacional de exportación, falta poner el foco en todo el resto. Los países que se desarrollan del tamaño de Uruguay exportan como mínimo dos, tres, cuatro y hasta 20 veces más que nosotros, esa es la única manera de desarrollarse. Hay que tener una estrategia y nosotros no la hemos diseñado, seguramente en el corto plazo vamos a tener que ponerlo arriba en la mesa y elegir algunos sectores. Se trata de potenciar, por ejemplo, los lácteos, el software, la celulosa, la carne vacuna, el turismo, la logística, en definitiva, lo que son los servicios globales. Tenemos que seleccionar en dónde somos mejores, por ejemplo, los 10 principales sectores y hacer una estrategia para poder producir y exportar el doble dentro de siete u ocho años, esa es la única herramienta de desarrollo que veo en un mediano plazo para el Uruguay. Esa explosión de esos principales sectores impactaría en las exportaciones totales en un 70% u 80% y generaría quizás 40.000 o 50.000 empleos sustentables.