De Haedo: “El problema es que Uruguay, por ser tan caro, si no brinda beneficios tributarios grandes, no viene nadie a invertir”

EN HYATT CENTRIC

Javier de Haedo, economista y director del Observatorio de Coyuntura Económica de la UCU

Entrevistado por CRÓNICAS, De Haedo enfatizó que el punto de partida del próximo gobierno será “complicado”, con una situación fiscal que ronda el 4,4% de déficit, y agregó que “le cuesta creer” que la tasa de crecimiento de largo plazo del país sea de 2,5% con “el nivel de atraso cambiario” que existe. Por otro lado, el economista destacó que reducir la jornada laboral sin aumentar la productividad o sin bajar el salario proporcionalmente “es un disparate”. A su vez, dijo que el problema de la pobreza infantil no requiere aumentar impuestos, sino “poner a dieta al Estado un 1,6%”.


Menú: El entrevistado degustó bife ancho a punto con mix de verdes, que acompañó con agua con gas. De postre eligió crumble de manzana y, para terminar, pidió un café. 


-¿Dónde reside su principal preocupación a nivel económico de cara a los próximos cinco años?

-Hay dos órdenes de preocupaciones. Las de mediano y largo plazo, que apuntan a si algún día dejaremos de ser ese país de lucro cesante y que se pierde la oportunidad de ir a más, teniendo todo para poder hacerlo. Hablo de implementar una agenda de reformas pendientes que se eterniza y se agranda. Tengo la expectativa de que en algún momento esto cambie y dejemos de ser ese país de lucro cesante. Visto el menú, tengo pocas expectativas de que haya un cambio de pisada en ese sentido.

-¿A qué se refiere específicamente?

-A que veo programas y propuestas que conducen a más de lo mismo y no a un salto de calidad. 

-¿Y las otras preocupaciones a las que hacía alusión?

-Son las preocupaciones del corto plazo, que pasan por la macroeconomía. El punto de partida del próximo gobierno será complicado, con una situación fiscal que ronda el 4,4% de déficit, que es el mismo del 2019 y eso es una restricción que se le impone a cualquier gobierno, en un contexto donde hay un atraso cambiario considerable. Me cuesta creer que la tasa de crecimiento de largo plazo de Uruguay sea de 2,5% con este nivel de atraso cambiario que tenemos. No veo dónde están los motores de crecimiento y hay que tener en cuenta la propia falta de crecimiento económico, que es consecuencia de lo primero que mencioné, acerca de los problemas del lucro cesante. Esto lleva a que el país crezca poco. Y la sociedad tiene la tradición de un Estado que da respuestas desde hace más de un siglo, y para poder hacer sostenible ese modelo de crecimiento y desarrollo se necesita crecer más para tener recursos genuinos que permitan pagar las cuentas.

-Mencionaba las pocas expectativas al mirar los programas de gobierno y la necesidad de ir a más que tiene el país. ¿Hay temas importantes para que el país crezca y que no están en los programas de gobierno?

-Veo que hay un consenso muy grande acerca de las cosas buenas que nos unen, pero para hacer sostenible eso, hay que generar recursos, que no se pueden lograr mediante más impuestos. 

-¿Cuáles son los temas que faltan?

-Creo que hay que modernizar el régimen laboral. Algo se hizo con el teletrabajo y la ley de Carmen Sanguinetti, que está muy bien, pero seguimos con leyes laborales para otro siglo y para otra economía. Las leyes tienen que ser mucho más flexibles en un montón de aspectos, para beneficio de ambas partes. Hay un montón de actividades donde se utiliza la tecnología y no tienen por qué tener un horario estricto. También hay que hablar de la inserción internacional y de la reforma del Estado y del servicio civil. En este período de gobierno la Dirección de Servicio Civil tuvo una iniciativa, pero no se terminó de aplicar.

-¿Cómo ve la propuesta de la reducción de la jornada laboral que plantea el PIT-CNT?

-Reducir la jornada laboral sin aumentar la productividad o sin bajar el salario proporcionalmente, es un disparate. Si en menos horas el empleado logra ser igual de productivo, está perfecto, pero, si no es así, es inviable. La mera reducción de la jornada laboral sin dejar constante todo lo demás, no tiene sentido ninguno.

-Al respecto de los temas que mencionó como sus principales preocupaciones, oficialismo y oposición los tienen presentes y los abordan en sus programas. Sin embargo, como es lógico y esperable, cuando se comparan los abordajes, se encuentran matices. ¿Cómo los ve usted?

-Es lógico que ambos bloques tengan matices en el cómo, más que en el qué. Porque en el qué, posiblemente todos coincidan. Lo de la pobreza infantil, yo me imagino que no hay nadie que no esté de acuerdo con enfrentar este problema y tratar de mejorarlo. Pero capaz que de un lado proponen hacerlo sin subir los impuestos y del otro proponen abordar el tema subiendo impuestos y que cumplan con el propósito de distribución más equitativo del ingreso y de la riqueza.

-Con el margen acotado que suponen los actuales niveles de déficit fiscal, ¿cómo se hace para atender el problema de la pobreza infantil?

-Los US$ 355 millones que según Unicef se necesitarían para arreglar este tema, es el 1,6% del presupuesto. ¿No hay gordura en algún lado del sector público para ahorrar 1,6% del presupuesto para destinarlo a este propósito? Yo estoy seguro de que sí. La pobreza infantil no requiere aumentar impuestos, sino poner a dieta al Estado un 1,6%. Pero hay algo más importante sobre la pobreza, que es un tema que el año que viene se va a conocer. Tenemos la pobreza medida por el régimen del ingreso monetario, pero ese no es el único método para medir la pobreza. De hecho, se pueden hacer estimaciones que sean multidimensionales y que tengan en cuenta muchas otras cosas. Ceres, en el período pasado, hizo una estimación comparando las características socioeconómicas que están inmediatamente por debajo e inmediatamente por encima de la línea de ingreso monetario que define la línea de pobreza. Y la cuenta daba cinco puntos más y daba 15% en lugar de 10%. Entonces, el año que viene ese es el número que hay que tener en la cabeza, porque quien está levemente por encima de la línea de la pobreza, está en la misma situación que quien está levemente por debajo. Y, de hecho, cuando se da una pequeña caída o subida del salario real o del empleo, cambia considerablemente la línea de pobreza, porque hay mucha gente fluctuando en esa línea.

-¿Es válido argumentar, como lo hace la oposición, que los niveles de desigualdad aumentaron en este período de gobierno?

-Hay cálculos que muestran eso. Yo no tengo mis propios cálculos al respecto.

-Todos los candidatos tienen presente lo caro que es el país y el exceso de regulaciones que aumentan el costo de vida del Uruguay. ¿Es una utopía pensar en un país más barato en los próximos cinco años?

-Hay tres razones para que seamos caros. La primera es el valor del dólar y lo que pasó entre 2022 y 2023, con un encarecimiento en dólares sideral, que empeoró nuestro tipo de cambio real por fuera de la región. Cuando uno dice que la energía vale tanto más que los países vecinos, es porque se está comparando el valor en dólares, y el poder de compra de un dólar acá es muy distinto al poder de compra de un dólar en otros países. La segunda razón es que tenemos un Estado grande, con más de 300.000 vínculos laborales, que es el mismo de hace mucho tiempo, que la tecnología no ha permitido ponerlo a dieta. No soy optimista en cuanto a que el Estado dentro de cinco años sea sustancialmente distinto al actual.

-¿Es una cuestión de voluntad política o va por el lado de que el Estado no está preparado para reducir personal o dependencias y ser igual de eficiente?

-Detrás de toda política pública con malos resultados están las cuatro «i»: ignorancia, idiosincrasia de la sociedad, intereses creados y la ideología. En toda mala política hay una o más de estos factores explican los resultados.


“Las consecuencias fiscales del plebiscito del PIT-CNT, de algún u otro modo se pueden enfrentar y mitigar”

-¿Cuál es su pronóstico en caso de aprobarse el plebiscito del PIT-CNT?

-Hay dos tipos de consecuencias. Unas son fiscales y las otras son reputacionales e institucionales. Las consecuencias fiscales, de algún u otro modo se pueden enfrentar y mitigar. En el año 1989 hubo una reforma de la seguridad social y del régimen de ajuste de las pasividades, que se indexaron al Índice Medio de Salarios en la Constitución, lo que sumaba al déficit fiscal heredado, que rondaba el 7% del PIB, dos puntos más. Y en el año 90 presentamos un ajuste fiscal que un año y medio después trajo el equilibrio fiscal. Milei se llena la boca diciendo que está haciendo el ajuste más grande de la historia, pero el nuestro fue mucho más grande que el suyo, y sin hacer tanta bulla. Los problemas fiscales se arreglan, después se podrá criticar el diseño, pero, en todo caso, es mejor que ese diseño lo haga el gobierno a cargo y no que se lo impongan las circunstancias. El diseño que imponen las circunstancias es el peor de todos, porque es el que el gobierno no maneja y no controla. Las otras consecuencias tienen que ver con la institucionalidad.


“El problema es que Uruguay, por ser tan caro, si no brinda beneficios tributarios grandes, no viene nadie a invertir”

-A raíz del Pilar 2, una reforma fiscal internacional introducida en 2021 por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), un impuesto mínimo global del 15%, los tres principales partidos han abordado el tema de los impuestos a las multinacionales. ¿Cómo cree que debe ser el abordaje de este tema?

-Es un tema que se viene y hay que prepararse. Yo no veo que se haya preparado hasta el momento, o por lo menos no ha trascendido. Estas cosas afectan a la continuidad y no he visto nada al respecto. El problema es que Uruguay, por ser tan caro, si no brinda beneficios tributarios grandes, no viene nadie a invertir. Entonces, o se le da al inversor una zona franca o se le dan beneficios que son una locura en la Comap. Eso, en el fondo, es visto a nivel internacional como competencia desleal, como lo era tener secreto bancario o determinadas sociedades que estaban regidas por características distintas a las normales. Debemos adaptarnos al mundo, ya sabemos lo que se viene y tenemos que hacerlo antes de que venga la ola y nos tape. Es algo muy bueno que los principales partidos tengan en consideración este tema, creo que todos tienen gente que conoce mucho al respecto.