De Posadas: “La disyuntiva no es inflación versus tipo de cambio, sino costo país versus inflación”

Ignacio de Posadas, exministro de Economía y Finanzas

El exministro de Economía está convencido de que los problemas de competitividad que tiene el país no pasan por el tipo de cambio, tal como lo afirman distintos sectores empresariales, sino que residen en la burocracia y el costo país. Al respecto, afirmó que lo que hay que “sacar”, que el gobierno actual lo hizo, “pero no lo suficiente”, es la “cantidad” de regulaciones públicas y laborales, que aumentan los costos en pesos. Estos fueron los principales ejes de una conversación que mantuvo con CRÓNICAS, en la que además abordó cuestiones referidas a la política internacional y a la gestión del gobierno actual.

-En plena campaña electoral y de cara a las elecciones internas del 30 de junio, ¿cómo ve a los distintos precandidatos de todo el espectro político? ¿Cómo definiría el momento actual de la política uruguaya?

-Mi impresión es que esta elección todavía no ha penetrado en la gente, que aún está mirando con distancia las declaraciones de los políticos y los actos, salvo el sector militante. También veo que no hay una percepción de que en esta elección se juegan temas importantes, porque por ahora es una campaña liviana y un poco fría. Hace unos días escuché a Ignacio Zuasnabar decir que más allá de las preferencias partidarias, hay una franja de la población que no le cambiaría el humor que ganara uno o el otro y creo que tiene razón.

-Se ha apuntado a que la política uruguaya atraviesa un momento de transición. ¿Cree que faltan liderazgos?

-Los veteranos somos mucho de hablar de que nuestra época era mejor. Lacalle Pou fue un gran líder, más allá de las consideraciones que pueda hacer cada uno. En el caso de Delgado, creo que es un gran candidato. Puede que le falte esa cuestión de súper estrella, pero es un tipo serio, con experiencia y que despierta admiración. Después, en la cancha se verá. La política, a nivel general y mundial, se ha tornado poco atractiva. Es muy difícil reclutar gente, sobre todo a los jóvenes. Tengamos en cuenta que en Estados Unidos se disputará una elección entre un hombre de 81 y otro de 77, lo que quiere decir que la gente joven no se ha entusiasmado.

-Este fenómeno que usted menciona alude a un concepto de desencanto de la política. ¿En qué medida es comparable con lo acontecido con Argentina?

-Yo creo que lo que pasó en Argentina es un fenómeno diferente. Allá hubo desencanto con el gobierno y con los políticos, pero hubo una reacción de gente que quiso ir a votar. El riesgo de Uruguay va más por el lado de la indiferencia. Hay un fenómeno que se está dando en el mundo entero, con relación a la democracia, que si bien la gran mayoría de la gente dice ser demócrata, cuando uno baja la pregunta a lo más concreto y se indaga en las opiniones que tienen las personas, las contestaciones son más negativas. A la democracia se la asimila con el Estado y la gente no distingue entre ambos. El Estado y la democracia son dos cosas diferentes y nacieron, históricamente, en momentos diferentes. El Estado ha sido la herramienta que las democracias utilizaron para ir al encuentro de los reclamos y las expectativas de la gente. Lo que ha sucedido es que esas expectativas se han ido multiplicando cada vez más y ya no se basan en los pilares de propiedad, libertad y vida, sino que ahora se le han sumado salud, vivienda, educación y jubilación. Esto hace que las democracias hayan agrandado los Estados, que hace mucho tiempo entraron en un proceso de rendimientos decrecientes, donde los reclamos son cada vez mayores y las respuestas son cada vez menores o peores, y eso la gente no se lo reclama al Estado, sino que se lo reclama a la democracia. A esto se le ha sumado el fenómeno de las redes, lo que agrava esta coyuntura.

-En Uruguay existe la teoría de que lo que pasa en el extranjero, puertas adentro no pasa, algo que se notó en la pandemia o con la idea de que un outsider emerja en el espectro político del país. ¿Esto es un peligro?

-Es difícil imaginar un outsider en Uruguay. Pero tengamos cuidado, porque a fines de los 60 y principios de los 70, la tesis era que la guerrilla y la revolución a Uruguay no iban a llegar, y terminó llegando. Yo no creo que pueda aparecer un outsider en Uruguay. El último intento fue de Juan Sartori, que fracasó. Por lo tanto, creo que esta elección va ir por los carriles uruguayos y normales para nosotros. Pero esta concepción de que en Uruguay no pasa nada tampoco es buena.

-Un apartado en el que ha sido enfático y lo ha señalado en distintas ocasiones, es en lo que respecta al exceso de regulaciones en el país. ¿Cuál es el sector donde mayormente observa esta tendencia?

-La tendencia de la expansión de la burocracia es más vieja que el agujero del mate. Las tesis de Weber daban esto como conclusión. No es que el burócrata sea un animal perverso, pero sigue una línea natural con la que busca perpetuarse y tratar de ocupar el mayor espacio posible. Entonces, la creación de una oficina, un ministerio o una dependencia, responde siempre a la tendencia de expandirse, y eso en Uruguay lo hemos visto. Esto no es algo perverso, sino que es natural. La otra tendencia es que el burócrata, si bien mira sus deberes y funciones, también mira sus espaldas y el cuidarse termina siendo un factor importante, lo que tiende al inmovilismo. Esto conspira en contra de la eficiencia y la productividad de la sociedad, algo que hoy en día en Uruguay está en discusión. Con respecto del tema del atraso cambiario, el problema más grande de Uruguay en materia de competitividad no es el tipo de cambio, es la burocracia y el costo país.

-El gobierno actual logró bajar la inflación a un rango histórico, pero desde distintos sectores y gremiales empresariales se ha manifestado el descontento respecto del atraso cambiario. ¿Qué postura tiene sobre esto?

-El planteo que realizan los exportadores y empresarios es el más evidente. Ellos ven que en otros lados el dólar se mueve y acá está quieto desde hace un año, de lo que culpan al Estado de no hacer nada. La respuesta primaria a eso de parte del gobierno es que están entrando muchos dólares y es eso lo que explica la caída del tipo de cambio. En todo caso se podrá decir que tendría la opción de devaluar y no lo está haciendo, que es algo que comparto. Devaluar quiere decir que el gobierno va a pagar por el dólar más de lo que el mercado quiere, con lo cual lo van a surtir de dólares y la medida va a durar muy poco. No le va a alcanzar los pesos, tendrá que emitir y subirá la inflación. La disyuntiva no es inflación versus tipo de cambio, sino el costo país versus inflación. Lo que hay que sacar, que el gobierno actual lo hizo, pero no lo suficiente, es la cantidad de regulaciones públicas, laborales y demás, que aumentan los costos en pesos. El problema está dado, sobre todo, en los bienes no transables, donde se generan los enormes costos en el Uruguay. Tocar el tipo de cambio lo que hace es correr la rueda para adelante.

-Y teniendo en cuenta el contexto actual, ¿cuáles piensa que deben ser los principales debates en materia económica para el futuro del país?

-El tema de las regularizaciones es muy importante, pero es difícil de traducir de manera entusiasta en una campaña electoral. Aunque Lacalle Herrera hizo de este tema un eje central de su campaña y de su gobierno. Largó planes de desmonopolización, desregulación, baja de aranceles, lo que fue una batería muy grande y muy efectiva que, de hecho, a pesar de que al Ministerio de Economía de aquel entonces también le llevaron la carga por el tipo de cambio en aquella época, nosotros le mantuvimos el valor al tipo de cambio en el entorno de lo que quería la gente y también bajamos la inflación a la tercera parte.

-¿Considera que las reformas implementadas por el Partido Nacional a lo largo de su último gobierno no tuvieron buena publicidad?

-Eso es una vieja discusión. Los políticos tienden a llevarle la carga a los periodistas que los tratan mal y los periodistas contestan que son ellos los que transmiten mal. He tenido esta discusión con distintos periodistas durante muchos años. Ahora, si los periodistas saben que los políticos transmiten mal, quiere decir que ellos saben cuál es la traducción correcta. Entonces, acá hay un poco de hambre y ganas de comer. También es cierto que la transmisión de cosas más críticas y más negativas rinden más, donde las redes juegan un rol importante.


“Este es un gobierno que ha mantenido y fortalecido la institucionalidad, que Uruguay la perdió muchas veces”

-¿Qué valora del actual gobierno?

-Siempre hay que empezar por lo sustancial, porque tendemos a ponernos lo económico primero al momento de evaluar. Este es un gobierno que ha mantenido y fortalecido la institucionalidad, que Uruguay la perdió muchas veces. Por lo que el respeto y el funcionamiento de las instituciones lo ha mantenido y reforzado, lo que es muy importante. Creo que, en materia de economía, con las dificultades que tuvo al estar en minoría ha hecho buenas gestiones. Hay más cosas que se podrían haber hecho, como la apertura internacional, que pese a que ha sido muy difícil porque estamos muy solos, capaz que alguna pedaleada más se podría haber dado. Este gobierno tiene una muy buena gestión en materia de obra pública, donde el país venía bastante atrasado y creo que se debería haber avanzado más en materia laboral, pero es un tema en el que el Ejecutivo ha estado bastante solo y la gente no se siente tan convencida al respecto, pero creo que el gobierno debería haber avanzado más en este apartado.


“Uruguay está muy solo desde el punto de vista de la política internacional”

-¿Cómo ve a Uruguay posicionado en el contexto global y regional, teniendo en cuenta la cantidad de cambios que acontecen y a la velocidad que suceden?

-Yendo de mayor a menor, me parece que, a los ojos de los demás, hay una cantidad de cosas en las que ocuparse y Sudamérica siempre queda pospuesta. Por eso Europa y Estados Unidos le presta poca atención a la región. China es la que parece estar ocupándose, por lo que desde el punto de vista del mundo, por acá no se juega mucha cosa. Por otro lado, la región está muy álgida, con muchos de los países atravesando situaciones internas muy críticas, donde Venezuela, Colombia y Perú son los más complicados. Uruguay está muy solo desde el punto de vista de la política internacional y es muy difícil.