Gonzalo Mujica, diputado del Partido Nacional
Tras casi dos décadas formando parte de la política uruguaya, el ahora diputado por el Partido Nacional anunció que se retirará al finalizar el período. En un mano a mano con CRÓNICAS el legislador habló de lo que ha aprendido en este camino que lo llevó a ser parte tanto de la oposición como del oficialismo, y analizó el presente y el futuro político del Uruguay, un país que calificó como fuertemente republicano y en el que se ha reinstalado el bipartidismo.
Por Naara Pérez | @NaaraPérez3
¿Cuál es el tema nacional que más preocupación le genera?
Yo creo que en este momento el salario y el trabajo son los dos temas centrales de la gestión de gobierno en general. El crecimiento le tiene que llegar a la mayoría de los uruguayos, y la forma en que esto sucede no es con los planes del Mides, es con trabajo y salario, ahí está la verdadera distribución. El Mides se ocupa de los bolsones que no enganchan el crecimiento.
Nosotros enfrentamos la pandemia con un acuerdo con el Pit-Cnt, que consensuaba la rebaja salarial a los efectos de defender el empleo, en el caso de los privados. Y con los públicos, con un acuerdo del mismo tipo, en función de que estos no veían afectado su salario aunque no trabajaran. Se apelaba a la buena voluntad de los sindicatos para poder defender el empleo, no aumentando el costo de trabajo durante el primer año de pandemia y finalmente se extendió también al segundo año. Esto generó un atraso en lo que es el salario real; los aumentos nominales no recompusieron la pérdida de capacidad de compra. Este año teníamos una buena perspectiva, porque el año pasado, en la mayoría de los acuerdos salariales que se hicieron en la mesa de negociación, se pactaron ajustes por encima de la inflación. Lo que nadie sabía era que iba a venir la guerra de Ucrania y que iban a subir más los precios todavía. Entonces los que no estaban ajustados perdieron más capacidad de compra, y los que tenían cláusulas quedaron más atrasados.
Por eso ahora vino la resolución del Poder Ejecutivo que establece un aumento para los públicos y los jubilados y, al mismo tiempo, convoca a las mesas de los privados que no tuvieran pactado un convenio para este año. Creo que estas medidas están muy bien y eran necesarias. Ahora, hay una parte importante de los acuerdos que se tiene que pactar entre las partes.
Hay una variable clave que ningún gobierno maneja, que es la variable precios, sobre todo cuando los precios suben por causas exógenas.
Y además Uruguay tiene el problema de que cuando crecen los precios de los commodities que transa, se le meten dentro del mercado interno.
Esto siempre se atendió en todos los gobiernos que yo estuve con medidas particulares -la rebaja del IVA por meses, la rebaja a productos- y todos los gobiernos aplican las mismas.
Es muy difícil ir a los mecanismos de formación de estos precios. Yo sé que se está trabajando en eso, pero me parece que en esa área los resultados van a ser de más largo plazo.
Usted fue integrante del Frente Amplio (FA) y ahora lo es del Partido Nacional (PN). ¿Qué diferencias y similitudes observa entre ambas administraciones?
Veo muchísimas similitudes en variados aspectos que tienen que ver con la dinámica de los sistemas políticos. Hay cosas que a esta altura yo creo que pasan en todos los gobiernos, sean del partido que sean.
Veo cosas que dentro de los partidos se creen que son exclusivamente de ellos y en realidad lo son de todos. Hay políticas públicas que son políticas de Estado a esta altura.
Además, creo que la gran falacia de este país es el invento de los dos proyectos de país.
La historia uruguaya se describe como una continuidad de un conjunto de políticas públicas que los gobiernos de todos los partidos han mantenido. Dos proyectos hubo mientras la izquierda hegemónicamente tenía una visión que iba hacia el socialismo. Pero más de la mitad de la izquierda sabe que no hay socialismo posible, que no es viable históricamente, y lo demostró en la vía de la práctica cuando gobernó 15 años dentro del marco del capitalismo sin generar una sola medida que fuera rumbo al socialismo. Todas las medidas del gobierno frenteamplistas acentuaron y trataron de organizar la economía en forma lo más moderna posible al sistema.
La realidad es que hay un proyecto con dos modalidades de gestión. Lo que sostiene al país es que al haber un solo proyecto nacional todos mantenemos las políticas de los anteriores en la mayoría de los temas esenciales.
Yo tuve un debate cuando entré al PN con algunos que decían que el Frente había fracasado, mientras yo opinaba que lo que había pasado es que se había agotado.
Lo prueba fue que no llegamos a derogar todo lo que hizo el FA; un montón de cosas que hicieron las estamos manteniendo y tratando de mejorar, como la ley de inclusión financiera, el Sistema Nacional Integrado de Salud, el Sistema Nacional de Cuidados, las mejoras presupuestales en el equipamiento de la policía, en salud y educación.
Por supuesto que algunas políticas fracasaron, pero mayoritariamente lo que pasó es que llegó con un programa que al cabo de cinco años ya no funcionaba más y después lo único que supo hacer fue repetirse a sí mismo durante 10 años más hasta que ya nada daba resultado. Faltó un aggiornamento programático que permitiera seguir interpretando los problemas del país con propuestas de solución que fueran proactivas. Eso condujo a un tercer gobierno espantoso y a la necesidad del cambio.
Yo creo que la propia conducción durante la pandemia demostró en gran medida que valía la pena el cambio, porque el FA se ocupó de mostrarnos cómo hubieran conducido ellos la lucha contra la pandemia, y nos hubieran destrozado, como destrozaron a Argentina los peronistas.
En un país en que hay quienes entienden la política en una lógica futbolística, ¿qué argumentos usaría usted para sostener que es válido cambiar políticamente?
La realidad cambia. La política, como el fútbol, tiene mucho de irracional, de lo afectivo, lo emocional; todos sabemos que eso juega.
Pero los que somos políticos tenemos que poner el acento en el aspecto racional de la política. Finalmente la política no es un conjunto de partidos que sirven para confirmarse a sí mismos, sino que están al servicio de la creación de una sociedad mejor, y que a la hora de considerar eso tenés que ver que si un programa se agotó y que no somos capaces de cambiarlo, y aparece otro programa que atiende mejor a los principales problemas del país, tenés que ser capaz de cambiar.
Como de hecho lo hace esa masa silenciosa de votantes que es la que decide en las elecciones qué vota, en gran medida por cómo siente que el gobierno que está ha atendido su situación personal. Esa gente está haciendo una evaluación muy racional.
¿Cómo fue ese momento en el que decidió dar un paso al costado del FA? Si bien por lo general estas decisiones no se toman por un solo motivo, ¿cuál fue el detonante?
No fue un cambio fácil para mí, pero al comienzo del tercer gobierno, cuando se discutió el presupuesto nacional dije ‘esto está horrible’.
Y a eso luego se le agregaron las denuncias que aparecieron. En el primer año el PN pidió la investigadora de Ancap por el uso de las tarjetas. No sabíamos que había un agujero de US$ 800 millones que había que tapar, de préstamos que no volvían. Eso nos enteramos cuando el Poder Ejecutivo nos mandó el proyecto de ley al Parlamento.
Yo recibí el primer informe escrito del uso del dinero del Fondes y me quería morir.
Al malestar político se le sumó el escándalo ético de decir ‘¿Cómo? ¿No vamos a investigar nada de esto? Ahí dije ‘hasta aquí llegó mi amor’.
¿Alguien dentro del FA siguió su misma lógica?
Decenas me dijeron que tenía razón, pero una cosa es decirte que la tenés y otra es irse del FA.
¿Cómo analiza la realidad política del país?
El bipartidismo en Uruguay se reconfiguró en dos coaliciones, ese es el significado de la coalición.
Este país tuvo esta característica por más de un siglo. Apareció un tercer partido de izquierda y ya dentro del FA el propio Seregni vislumbró que se iba a reconfigurar el bipartidismo. Se equivocó porque creyó que iba a ser el Partido Colorado (PC) y el FA, pero obviamente no podría haber calculado que se iba a derrumbar el PC después de la crisis de 2002. Por esto la coalición determina la recreación de este bipartidismo. Tenemos una coalición de centroizquierda y una de centroderecha, y entre estas dos se disputarán el poder político en los próximos años.
Cada coalición tiene sus líos, sus problemas. Yo vengo de la coalición del otro lado, así que a mí no me van a contar los líos que hay en el FA, los conozco todos.
Me pasé toda mi juventud escuchando que me decían que estaba en una colcha de retazos que iba a explotar el mes que viene, y acaban de cumplir 50 años vivitos y coleando. Así que no me asombra que ahora, que estoy en esta coalición, desde el lado de la izquierda me digan que esto es una colcha de retazos que va a explotar el mes que viene, y yo creo que vamos a cumplir 50 años en algún momento vivitos y coleando, porque hay algo que nos une, que es mucho más fuerte que las dificultades. Es una mirada de cómo administrar el proyecto país que todos tenemos en las manos: abrir la economía, bajar el costo del Estado, reformar la educación, cambiar la forma de insertar al país en el mundo.
En resumen, yo creo que vamos a durar mucho tiempo, y siempre va a haber líos.
El FA también tuvo líos desde antes de formarse y durante todos los años que yo puedo recordar, y siguen habiendo, pero continúa existiendo.
La coalición va a ser igual; lío tuvimos desde el primer día, siempre, porque es una coalición. Entonces, querer medir la solidez de la coalición por problemas puntuales es una tontería.
Los liderazgos del futuro
Para el legislador, la candidatura que se erige con más fuerza dentro de la coalición de cara a las próximas elecciones nacionales es la de Álvaro Delgado.
En este sentido, aseguró que cree que el PN continuará siendo la principal fuerza política de la coalición.
A su vez, se refirió a los desafíos que enfrentan otros sectores dentro del partido, en especial el relacionado con el ya fallecido Jorge Larrañaga, el cual, consideró, aún no tiene una nueva figura que los aglutine.
En tanto, señaló que en la oposición “ve los mismos liderazgos que todo el mundo”, identificados con Carolina Cosse y Yamandú Orsi.
Momento de balances
“Mi primer discurso público lo hice a los 12 años, colgado de la reja exterior del anexo del Liceo 8 llamando a mis compañeros a huelga por el boleto”, indicó el legislador al recordar el inicio de su camino político, que llegará a su ocaso con el fin de este período.
Tras casi 20 años siendo diputado, Gonzalo Mujica aseguró que en el 2025, cuando llegue el momento de dar un paso al costado, se irá tranquilo.
“Es maravilloso poder irte cuando vos querés después de que tantos te diagnosticaron la muerte súbita por cosas que hiciste o dijiste”, reflexionó.
Este camino lo llevó a formar parte de la izquierda, incluso antes de la consolidación del FA. De hecho, llegó a estar preso por una causa en la que creía: el socialismo.
Sin embargo, cerrará su período como representante del PN, con una vocación que, según asegura, está intacta. “Siempre me hice cargo de lo que pensaba”, afirmó Mujica.