“Espero que la política monetaria siga con una tendencia contractiva durante todo el 2025”

ENTREVISTA

Sofia Harguindeguy, gerenta de consultoría económica de Grant Thornton

En entrevista con CRÓNICAS, la economista destacó que el escenario externo para Uruguay no será auspicioso y que el desempeño económico dependerá de cuál sea el manejo de la política económica y fiscal del próximo gobierno. Por otro lado, Harguindeguy dijo que aún hay “mucha incertidumbre” sobre si el gobierno entrante mantendrá este sesgo y esta disciplina fiscal que llevó a cabo la actual administración, y agregó que espera que la política monetaria siga con una tendencia contractiva durante todo el 2025.

-¿Cómo analiza el escenario económico global y regional para Uruguay, teniendo en cuenta los principales movimientos que han ocurrido a nivel económico, las situaciones de las principales economías y las tasas de interés de la Fed?

-A nivel macroeconómico internacional, se está viendo cierta desaceleración en las principales economías, sobre todo en las más avanzadas. Estados Unidos se desacopla del crecimiento del resto de las economías avanzadas, Europa muestra un crecimiento magro, y China proyecta algo menor a lo que fue el 2024. En ese contexto de desaceleración de las principales economías, Uruguay se inserta al igual que lo hacen el resto de las economías emergentes. Además de este panorama de bajo crecimiento, seguramente sigamos observando un fortalecimiento global del dólar, que los recientes anuncios de Trump ayudarían a completar este escenario. Otro de los factores determinantes en este punto es la debilidad en los precios de los commodities, explicado por el limitado crecimiento que tendrían los principales países demandantes de las materias primas, como consecuencia de la desaceleración. Por otro lado, en términos de las tasas de interés, no se esperan recortes para las tasas de la Fed en el 2025, con lo cual, el panorama que se presenta, en el contexto internacional, es que no habrá viento a favor. Si vamos al contexto regional, tenemos que ver lo que ocurre en las economías más cercanas como Argentina y Brasil. Las señales que vemos son mixtas. Por un lado, tenemos a Argentina, que podría estar reactivándose durante el 2025 y eso traería un impulso positivo para Uruguay. Por otro lado, la economía brasileña muestra mucha incertidumbre sobre cuál será su desempeño, asociado a su debilidad fiscal y posibles depreciaciones adicionales de su moneda, que podría impactar de forma negativa a la economía uruguaya. En definitiva, a nivel regional las señales son mixtas y en este contexto es que se plantea que el escenario externo para Uruguay no va a ser tan auspicioso y dependerá mucho de cuál sea el manejo económico de política económica y fiscal del próximo gobierno.

-Tomando como referencia los principales indicadores macroeconómicos, ¿cuál es el margen de maniobra que tendrá?

-La respuesta certera a esta pregunta estará en agosto, cuando se presente el presupuesto quinquenal. Aún hay mucha incertidumbre sobre si el gobierno entrante mantendrá este sesgo y esta disciplina fiscal que estuvo presente en esta administración o cuál será la política fiscal. Entonces, en este sentido, hay mucha incertidumbre y recién tendremos certezas en los próximos meses. El año 2025 tendrá dos hitos importantes, como la presentación del presupuesto y la ronda de negociación salarial de julio, donde se podrá ver cuál será la política salarial que considerará el gobierno electo, que estará alineada a la política fiscal, que se presentará en el mes posterior. Otro hito tiene que ver con la asunción del presidente del Banco Central del Uruguay (BCU), donde veremos cuál será el rumbo de la política monetaria.

-¿Qué rumbo espera que tenga?

-Espero que la política monetaria siga con una tendencia contractiva durante todo el 2025, por este sesgo inflacionario que seguramente veamos como consecuencia del fortalecimiento del dólar y su impacto en nuestra moneda. 

-¿Qué proyecciones manejan para el déficit fiscal en 2025?

-Esperamos que el déficit fiscal sea menor que el del 2024 y que esté en el entorno del 3% del Producto Interno Bruto (PIB). Pero, al fin y al cabo, los números de 2024 son consecuencia del presupuesto del gobierno saliente y recién con el presupuesto de agosto de 2025 tendríamos certezas para elaborar proyecciones más certeras de cara a 2026. En principio, si el gobierno mantiene este sendero de manejo prudente, esperaríamos que para el 2026 el déficit global esté en el entorno de -2,5% y para 2025, estimamos que rondará en el 3%. 

-Referido al hito de la ronda de negociación salarial, ¿cree que es posible recuperar la capacidad de consumo sin afectar al empleo y la producción?

-Es posible en términos generales, pero estará condicionado a la proyección de crecimiento que tenga la economía, que no debería estar desalineado. Por eso es que siempre, desde el plano económico, hablamos de la coordinación entre la política monetaria, fiscal y salarial. Sí es posible que siga creciendo el empleo y el salario, pero no veo que sea factible si se da un desfasaje de la política monetaria y fiscal. La alineación de esas tres políticas es crucial para garantizar la estabilidad económica y poder seguir abordando todos los desafíos externos que provienen desde el plano regional e internacional.


“Si se mantiene esta brecha cero entre el dólar blue y el oficial, los riesgos para Uruguay son menores”

-¿Qué impacto cree que puede tener en Uruguay la posibilidad de que Argentina salga del cepo cambiario?

-La posibilidad de que Argentina salga del cepo cambiario es el gran aspecto que el equipo económico que está a cargo en el vecino país está analizando hoy en día y, a su vez, es la clave que el Fondo Monetario Internacional (FMI) está examinando con cuidado para las negociaciones que están ocurriendo. El efecto que puede tener en Uruguay hay que analizarlo según las circunstancias y si la salida del cepo cambiario se hace cómo se está planeando hoy en día, buscando la convergencia del dólar oficial. La salida del cepo en Argentina se está planificando para que sea cuando la brecha entre el dólar oficial y el dólar paralelo sea casi inexistente. Hoy es casi nula y lo único que está limitando esa salida del cepo es la ausencia de reservas internacionales por parte de Argentina. En lo que refiere a Uruguay, si esa salida se hace con el menor ruido, para nosotros es algo positivo. De hecho, los uruguayos ya están percibiendo un dólar blue o un dólar paralelo que es muy similar al oficial y, hoy en día, a los efectos prácticos, el mercado está funcionando como si hubiera una sola cotización. El problema del cepo es que no hay reservas y es por eso que no se ha abierto el mercado del todo. Si se mantiene esta brecha cero entre el dólar blue y el oficial, los riesgos para Uruguay son menores.