Los sonados casos que han puesto en el ojo de la tormenta a la Fiscalía General de la Nación se han complementado a nivel mediático por recurrentes filtraciones de escuchas telefónicas y chats antes incorporados a la carpeta de investigación. Según el diputado Rodrigo Goñi, estas dinámicas generadas son de suma gravedad, ya que ponen en riesgo la privacidad personal y el debido proceso. En esa línea, argumentó el llamado a sala del fiscal de Corte, Juan Gómez. Además, evaluó la situación del PN y la coalición de gobierno.
-¿Cuáles son las posibles razones detrás de la falta de confianza de la gente en la Fiscalía que ha mencionado en más de una oportunidad?
-Las filtraciones de información reservada, que fue recabada por la Fiscalía a través de métodos legítimos pero intrusivos, es un hecho de extrema gravedad. Todas las tendencias legislativas de las sociedades más desarrolladas y todas las nuevas leyes de protección de datos personales buscan proteger la privacidad, ya que la misma está cada vez más amenazada. La privacidad es algo imprescindible, sin privacidad no tenés libertad; sin la reserva de tu vida privada la autonomía está condicionada por lo que un tercero pueda saber. Pero, por otra parte, la propia Fiscalía no está pudiendo funcionar con tranquilidad, hay una contaminación en su funcionamiento. En tercer lugar, se da el descrédito de la Fiscalía en relación a la visión que tiene sobre ella la gente.
-¿Considera que a esta situación se le puede poner freno?
-Lo que está pasando es reiterado y no parece tener ningún tipo de medida de freno. Ahora el fiscal de Corte dice que está investigando, pero se trata de una investigación tardía e insuficiente; tardía porque recién ahora se están haciendo investigaciones, e insuficiente, porque las investigaciones administrativas que están haciendo no son lo estrictas y lo profundas que deberían ser. Debería formarse una megacausa alrededor de las filtraciones porque está en juego el sistema judicial. Se está perdiendo la confianza en la Fiscalía, y están en juego las garantías de las personas y el debido proceso.
-¿Y qué pasa si las filtraciones no salen de la Fiscalía?
-El fiscal de Corte dice que no salen de Fiscalía, pero si es así también tendría que averiguarlo. La Fiscalía tiene todos los medios para hacerlo. Esto nos exige como parlamentarios ejercer el control, porque la gente está pidiendo explicaciones, y cada vez más. He escuchado hablar al fiscal de Corte de que hay que armonizar y equilibrar la transparencia, pero justificar por la transparencia lo que está haciendo es una actitud propia de una concepción totalitaria. Nunca el fin de la transparencia puede justificar que un funcionario de Fiscalía filtre una información del ámbito reservado de una persona que no tiene actividad delictiva. Si el fiscal de Corte no puede o no quiere ponerle fin a las filtraciones, no está en condiciones de continuar en su cargo.
-¿Por qué decidió poner este tema en agenda ahora?
-Desde la primera filtración me preocupé, pero me pareció prudente, dadas las investigaciones muy polémicas que había, no hacer este llamado a sala; se podía entender que quería distorsionar o frenar las investigaciones. Por eso, entendiendo que ya están dilucidadas, creí urgente plantearlo. Además, cuando la gente ve que el Parlamento pone el tema sobre la mesa, empiezan a aparecer otra enorme cantidad de denuncias.
-¿Cuál es el objetivo de su propuesta de que el fiscal de Corte asista al Parlamento para dar explicaciones sobre el tema? ¿Cuáles son las expectativas?
-Puede pasar que su asistencia no tenga las consecuencias que pueden preverse. La experiencia indica que cuando el Parlamento da una señal clara, aun las medidas más difíciles de cambiar, se cambian. Con el solo hecho de que el fiscal de Corte concurra al Parlamento a dar sus explicaciones, no puede decir tan ligeramente que está haciendo una investigación, porque nos va a tener que traer respuestas. Además, le vamos a exigir medidas, y si no responde, como el Parlamento le pide, indudablemente va a sentir que no está el apoyo. Sin perjuicio de eso, el Poder Ejecutivo, de acuerdo a los artículos 197 y 198 de la Constitución, puede observar su conducta e incluso destituirlo.
-¿Cuáles son las filtraciones de información confidencial que le preocupan?
-Esta es la punta del iceberg… Nosotros conocemos las que los periodistas divulgan, pero, ¿cuántas hay que no conocemos? En términos procesales, hay un indicio de que hay muchas más. Vayamos a otro plano: quizás haya muchas filtraciones porque el sistema ha demostrado estar vulnerable ante otras actividades delictivas, por ejemplo, el narcotráfico. Lo grave no es que haya personas que están siendo investigadas, lo grave es que las investigaciones están yendo a terceros, que pueden ser periodistas o pueden ser narcotraficantes.
-¿Cuál es su posición sobre el hecho de que todavía no se haya elegido un fiscal de Corte titular? ¿El sistema político no ha tenido la capacidad para resolver el tema?
-Hay una falla del Parlamento en su función para ponerse de acuerdo en la designación de un fiscal de Corte definitivo. La Constitución nos mandata, y lo hace muy bien, cuando se refiere a que las personas que integran esos cargos tan importantes deben tener todo el apoyo; esa es la mejor garantía para el ciudadano. No estoy justificando del todo al fiscal de Corte, pero quizás este interinato sea una de las causas, tal vez no se siente apoyado. Aprovecho para poner sobre la mesa el hecho de que el Parlamento está en falta, aunque, de todas maneras, el fiscal interino es el que le tocó, y a este le corresponde tomar medidas que están en su capacidad, pero no lo ha hecho.
-¿Dónde cree que están las fallas?
-Si bien hay muchas fuentes de las cuales pueden salir las filtraciones, el principal responsable de averiguarlo es la Fiscalía, como cualquier otro delito. En este sentido, el primer responsable es el fiscal de Corte, por más que se den o no desde Fiscalía tales filtraciones. También hay situaciones que hay que explicar: uno de los terceros que accede a información reservada es una persona que fue funcionario hasta hace muy poco de la Fiscalía General de la Nación, contratado directamente por el fiscal de Corte.
-Se refiere al periodista Eduardo Preve, exfuncionario de la Fiscalía, quien tiene esas primicias recurrentes que otros no tienen, vinculadas a informaciones reservadas y que circulan por la zona neurálgica de la institución. Estando al tanto de esto, ¿por qué el fiscal de Corte no interviene?
-Convocó al periodista, pero no es el problema. El problema es que hay personas que filtran, que tal vez son parte de la propia Fiscalía y que trabajaron con él hasta hace poco. El director de Comunicación de la Fiscalía General de la Nación fue el que pidió que se contratara a este tercero. No digo que sea el responsable, pero por lo menos son situaciones muy dudosas, y el fiscal de Corte no ha investigado a fondo esa línea. Es un poco paradójico que el instituto que tiene el deber y la potestad de investigar los delitos no investigue algo que tiene en su propio seno. A raíz de eso, la ciudadanía está molesta, está desconfiada, está indignada, y con razón.
-¿La falta de confianza en la Fiscalía y las filtraciones de información pueden afectar la institucionalidad democrática del país?
-La democracia y la credibilidad están inmersas en procesos de deterioro progresivo o de descrédito progresivo; en este caso, creo que la pérdida de confianza creciente en la Fiscalía a partir de las filtraciones está generando desconfianza en el Estado de derecho y en el sistema democrático. El sistema democrático tiene que garantizar, sobre todo a las nuevas generaciones, que sus derechos sean protegidos, y en este caso no lo son.
-¿Cómo ve la interna blanca actualmente y los movimientos que se van dando hacia 2024?
-La interna blanca está en una fase muy madura, consciente de que lo más importante es trabajar en cómo el partido y la coalición se conforman frente a la campaña electoral a nivel nacional. En todos los partidos de la coalición, y en el PN particularmente, si hicieras una encuesta, la enorme mayoría diría que no importa tanto el candidato, importa que el PN gane. Dentro del Espacio 40, Espacio País ahora, no hemos tomado la decisión respecto a quién vamos a apoyar. Creemos que no hay apuro; todavía este año hay mucho para gobernar.
-¿Cómo observa el funcionamiento de la coalición?
-Los resultados han sido muy buenos, todas las leyes importantes fueron votadas. Dicho esto, tenemos que tener autocrítica, el relacionamiento interno podría haber sido mejor, ese es uno de los deberes que tenemos por delante. La coalición vino para quedarse, no tiene ningún margen de romperse, la ciudadanía es la que en el fondo manda. Si se hace una encuesta, el 99% quiere que la coalición continúe. Frente a eso, lo que uno tiene que buscar es presentar una coalición con un mejor funcionamiento. Creo que tiene que haber un órgano de coordinación permanente con sus más altas figuras donde abordar los principales problemas.
El caso Penadés y un golpe duro
-¿De qué forma puede afectar el caso Penadés?
-Era un dirigente muy importante, era un referente en el sistema político y del Parlamento. Esta situación desmotiva, sobre todo, a la gente más cercana a su sector. Cada vez que un integrante de una organización, en este caso, el PN, se ve envuelta en una situación contraria no solo a la ley sino también a la ética, eso tiene un efecto. Es decir, cuando una parte tiene una herida de esta naturaleza, el cuerpo lo siente.
-¿Particularmente usted cómo lo tomó?
-Vengo trabajando en la ética pública y privada desde el comienzo de mi acción política, propuse los códigos de ética del PN, y como parlamentario las primeras medidas que planteé fueron en ese sentido. Hemos tratado desde un primer momento de que la respuesta orgánica sea la que corresponda, el partido tomó las medidas del caso, el Parlamento también.