“Hay espacios muy reducidos para una recuperación adicional del salario real”

ENTREVISTA

Florencia Carriquiry, economista y socia de Exante

Entrevistada por CRÓNICAS, Carriquiry destacó que el primer año del próximo gobierno será “complejo” en lo que respecta a la gestión económica, y destacó que las cuentas públicas terminarán cerrando el 2024 en niveles “muy similares” a los de 2019. Por otro lado, la entrevistada agregó que “deberíamos tener” una Ley de Presupuesto “austera”, aunque reconoció que habrá dificultades para que ello suceda. A su vez, la economista no se mostró optimista sobre que haya una mejora rápida de las cuentas públicas en los primeros años del próximo gobierno, que asumirá en marzo.

-¿Cuál es el panorama económico de cara al 2025, teniendo en cuenta los principales indicadores económicos?

-El primer año del próximo gobierno será complejo en lo que respecta a la gestión económica. Por un lado, el escenario externo se ha tornado más adverso y se encienden ciertas alarmas tras la victoria de Donald Trump en Estados Unidos, lo que ratifica un contexto donde las tasas bajarán muy poco, sumado a que ya han subido significativamente en las últimas semanas y de nuevo tenemos la tasa a 10 años en el entorno del 5%. En definitiva, al respecto del contexto global, estaremos frente a un escenario de tasas que permanecerán altas, con un dólar que está muy fuerte y que se ha profundizado su fortalecimiento desde los últimos meses de 2024 a esta parte y los commodities que se mantienen con precios debilitados y sin expectativas de recuperación en el corto plazo, pese a las excepciones que existen en el mercado, dónde entran en juego las comisiones de oferta. A su vez, en este punto, hay que tener en cuenta que China está teniendo dificultades en términos de crecimiento económico. Entonces, con este escenario, el mundo no nos va a estar ayudando. Y a nivel doméstico tendremos un escenario complejo, porque la atención de objetivos y prioridades para el próximo gobierno será grande. El aumento del dólar de los últimos meses del 2024 nos deja en una zona menos confortable en materia de inflación, puesto que cerró en 5,5% y nuestros modelos para el 2025 plantean una inflación que estará sobre el techo del rango meta del Banco Central del Uruguay (BCU) durante buena parte del próximo año, con altos riesgos de que vuelva a escaparse del rango meta. Entonces, cómo juegue la política económica en todos los frentes y cuán consistentemente juegue también la política monetaria, la política salarial y la política fiscal, será un elemento importante.

-¿Qué otros factores estarán influyendo en el desempeño de la inflación a lo largo del 2025?

-Nuestras modelos muestran que, por ahora, la inflación permanecerá dentro del rango meta, más allá de que en algún mes pueda llegar a superar el 6%. Para eso, es necesario que no veamos nuevos impulsos del dólar. Nuestras proyecciones asumen que, después del impulso de la corrección de finales de 2024, vamos a tener un dólar con poco aumento en el transcurso de este año y ahí hay un primer factor de riesgo. El otro elemento trascendente es lo que ocurra con la política salarial, que incidirá desde varias perspectivas. Por un lado, porque los salarios son relevantes en la formación de precios de la economía en general, pero además son un factor de expectativas muy importante. En junio comienza una nueva ronda de negociación salarial y el gobierno que asume en marzo tendrá que presentar lineamientos y guías para esas negociaciones, donde tendremos una primera señal de política muy importante, principalmente para lo que comprende a la formación de expectativas entre los agentes. Cómo juegue el nuevo gobierno en este frente, será clave porque la obtención de objetivos será importante. A nosotros nos parece que en un contexto donde la actividad económica estará creciendo a un ritmo moderado, hay espacios muy reducidos para una recuperación adicional del salario real. Y, en ese marco, creo que hay otro frente de riesgos para el escenario macroeconómico del año que viene. 

-Visto esto que menciona, ¿cómo analiza el panorama fiscal?

-La situación fiscal es otro de los desafíos que deberá gestionar el próximo gobierno. La verdad es que las cuentas públicas terminarán cerrando el 2024 en niveles muy similares a los que teníamos en 2019, con un déficit en el entorno del 4%, que es un guarismo que hoy en día no representa un riesgo inminente, en el sentido de que Uruguay mantiene muy buenas condiciones de financiamiento a nivel global. A su vez, cuenta con un riesgo país extraordinariamente bajo, pero, en una mirada de mediano y largo plazo, es un déficit alto y que está por encima de lo que cualquier cálculo de sostenibilidad de deuda recomienda para que las deudas se estabilicen. Nuestras estimaciones muestran que, para estabilizar la deuda, el déficit debería estar entre el 2% y 2,5%, con supuestos razonables de a qué ritmo crece tendencialmente la economía. Hoy en día estamos lejos de ese nivel, por lo que el frente fiscal es uno de los elementos importantes de la ecuación, donde vamos a tener el hito de la Ley de Presupuesto como otra señal de política importante, que también va a tener impactos en las expectativas.

-¿Qué espera del Presupuesto?

-Es difícil proyectar en este frente sin todavía tener elementos de cómo se va a parar el nuevo gobierno. Nosotros tendemos a pensar que deberíamos tener una Ley de Presupuesto relativamente austera, aunque habrá dificultades a nivel político para presentar un presupuesto austero. No solo al interior del partido de gobierno hay tensiones y habrá demandas de más gasto en algunos rubros, pero también, el gobierno no tiene mayoría en ambas cámaras, por lo que lograr el apoyo para el Presupuesto, quizá requiera de conceder algo más a alguna fracción de la oposición. No somos muy optimistas de que tengamos una mejora rápida de las cuentas públicas en estos primeros años de gobierno y nuestras proyecciones apuntan a un déficit fiscal que debería cerrar en el eje del 3,5% en 2025.

-El margen de maniobra será acotado para todos los compromisos que deberá asumir el gobierno entrante. ¿Cómo se desenreda el nudo? ¿Se recortan gastos? ¿Se emite deuda?

-Hay muchas cosas que se deberán tener en cuenta en este apartado. Al interior del Frente Amplio (FA) habrá mucha negociación que deberá llevar adelante el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), y que deberá contar con el respaldo del propio presidente, para decidir a quién van a privilegiar los eventuales incrementos de gastos. Obviamente, en el corto plazo, es probable que la deuda pública siga creciendo, porque no vamos a bajar tan rápido el déficit fiscal; que al menos es lo que nosotros proyectamos. Tenemos buenas condiciones de financiamiento y muy buen acceso al mercado de capitales, pero en lo que refiere al mediano y largo plazo, en términos de cuentas públicas, el gran tema se irá resolviendo en los primeros meses de gobierno y habrá que ver cómo se procesarán las discusiones en torno al Presupuesto.

-De enero a setiembre de 2024, el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) fue de 2,9%. Si se tiene en cuenta el contexto actual, ¿cuáles son las expectativas de crecimiento?

-Para 2025 nosotros proyectamos un crecimiento más modesto que el que vimos, sobre todo, en la segunda parte de 2024. Hay que tener presente que en la segunda parte de 2024 estamos recogiendo dos impactos importantes, como el rebote de la sequía que afectó en el 2023 y la apertura de la segunda planta de UPM, que fue ganando intensidad y comenzó a operar con mayor capacidad en el transcurso del año pasado. Estos dos elementos, en gran parte, justifican las tasas interanuales en la última recta del año de más de 4%. En el último trimestre también va a incidir de forma importante la reapertura de la refinería de Ancap, porque ya se estará comparando con el cuarto trimestre de 2023, donde la refinería ya estaba parada, y eso nos va a permitir cerrar el 2024 con crecimiento anual en el promedio del 3%. Ahora, de cara a 2025, más allá de la refinería que seguirá operando durante los dos primeros trimestres de 2025, no hay ningún otro impulso tan particular que nos permita prever un crecimiento tan intenso para el año próximo. De hecho, nuestras proyecciones apuntan a un crecimiento que estará en el eje del 2% y 2,5% en promedio anual para 2025. 


“Sin dudas que la situación de Brasil hoy es donde está puesta la atención a nivel externo”

-¿Cómo viene monitoreando la situación de Brasil?

– Sin dudas que la situación de Brasil hoy es donde está puesta la atención a nivel externo. Estamos viendo que el país vecino está teniendo una situación de crecimiento económico que es muy positiva, pero que muestra mucho deterioro de expectativas, sobre todo en lo que tiene que ver con la situación fiscal y todo lo que se ha interpretado como una falta de compromiso de parte del gobierno de Lula con la mejora fiscal y la falta de credibilidad, asociado a una mejora en este frente. Esto que menciono se ha ido reflejando en los incrementos del dólar, que han sido extraordinarios en el transcurso del 2024, con un aumento del tipo de cambio del 30% que ha liderado a nivel global en lo que ha sido la devaluación de este último año. Esto es algo que preocupa, porque en lo que refiere a nuestra competitividad con Brasil, ya veníamos conviviendo con malos precios relativos con ellos, pero esto se ha exacerbado incluso hacia la corrección que vimos en Uruguay, que es algo que tiene sus impactos en nuestro comercio. Además, competimos con Brasil en varios rubros en lo que tiene que ver con comercio internacional y, obviamente, en lo que respecta a los flujos de turismo, que ya lo estamos viendo en esta temporada. Hay una menor llegada de brasileños, con un Brasil que es un destino muy competitivo para los propios argentinos y uruguayos. Hay varios canales donde esta situación de inestabilidad y de fuerte depreciación del real nos está impactando.