Pese al contexto actual internacional complicado, el país transita una etapa de crecimiento en varias áreas. En ese marco, Horacio Correge es optimista respecto al desarrollo de los negocios del banco, a la vez que hace referencia a la estrategia para ganar cuota en una plaza con fuerte competencia. Además, reflexionó sobre la relevancia de las entidades financieras dentro de las comunidades y las sociedades en las que actúan, y cómo los temas medioambientales, sociales y de gobierno corporativo cobran cada vez más importancia.
Por Oscar Cestau | @OCestau
-¿Cuál es el balance que hace del negocio de Scotia en lo que va del año? ¿Se disiparon los impactos de la pandemia o aún hay cierto arrastre?
-Estamos claramente ingresando en una etapa pospandemia. Esto no quiere decir que desde el punto de vista sanitario hayamos superado la situación, sino que debemos acostumbrarnos a vivir en esta nueva realidad. En base a eso es que los distintos actores económicos estamos implementando nuestras estrategias. En ese sentido, tenemos una estrategia bien planificada que estamos ejecutando consistentemente, y los resultados están siendo muy buenos.
-¿Cómo evalúa el comportamiento de la economía uruguaya en el actual contexto internacional?
-Uruguay tiene muchos aspectos positivos a destacar y no por mucho que se repitan dejan de ser menos ciertos y menos válidos. Es una economía con grado de inversión en el marco de una región donde no está presente esta característica. El respeto por los contratos, la vigencia del Estado de derecho, el marco de seguridad jurídica que se otorga a los inversores, los bajos niveles de percepción en términos de corrupción que existe en el país, la calidad de la democracia, de las instituciones, son todos elementos atractivos para inversores de calidad que buscan estas características en un mercado. Uruguay eso lo cumple, y lo hace muy bien.
No hay duda que quedan desafíos. Hay algo intrínseco a las características del país, que es el tema de escala, o de volumen, que para determinadas industrias podrá ser relevante, para otras no tanto, pero es una realidad.
Un tema que está en debe es el de la competitividad o el costo país, que más allá de una situación coyuntural de tipo de cambio, hay temas estructurales que como país tenemos que seguir trabajando.
Incluso en este marco, Uruguay sigue atrayendo inversiones y es atractivo para algunos capitales en determinados sectores. Obviamente está el tema de la inflación, lo mismo que le pasa a la mayoría de las economías del mundo. Pero el país ha retomado su senda de crecimiento, y en términos de nivel de empleo está en una situación incluso mejor que en prepandemia y con buenas perspectivas para 2022 y 2023. En ese escenario, nos permitimos ser optimistas respecto al desarrollo de nuestros negocios.
-¿Cómo afecta al negocio bancario el aumento de la tasa de interés? ¿Incide sobre los créditos que se dan, ya sea para consumo o productivos?
-Siendo el dinero una de las materias primas con las que nosotros trabajamos, tiene un impacto. Uruguay hoy tiene una situación estructural de abundante liquidez, con lo cual el traslado de las mayores tasas a precio no es tan directo, por decirlo de alguna manera.
Y además los bancos hemos reconvertido nuestro modelo de negocio. De ser un modelo exclusivamente parado en la intermediación, es decir, tomar depósitos y ponerlos a fines productivos, darlos en préstamos, nos hemos reconvertido más a una banca muy apalancada también con la provisión de servicios. Hoy te diría que el efecto de la suba de tasas de interés debería, en principio, ser para nosotros una buena noticia, pero en términos generales no es algo que se esté viendo tan directamente impactado en el mercado, al menos en el mercado de dólares. Tal vez en pesos la realidad es un poco diferente, pero es algo que con el tiempo va a venir, porque si hay una suba del costo de la materia prima, que es el dinero, eso va a impactar en un mayor costo del crédito, lo que no necesariamente implica una mejora de nuestros márgenes de intermediación.
-¿Qué análisis hace, en general, de la política monetaria del Banco Central del Uruguay (BCU)? ¿Puede incidir sobre las expectativas de inflación?
-Mucho se habla en Uruguay respecto del timing con el que el BCU salió a hacer uso de la política monetaria, y después, por la alta dolarización que tiene la economía, del impacto que las medidas del BCU pueda tener en la economía. Que el BCU tiene entre sus objetivos la defensa del valor de moneda, es decir, contener la inflación, creo que nos queda claro a todos.
En los últimos meses ha salido agresivamente a enviar ese mensaje, que impacta básicamente por dos canales. Uno es un canal de expectativas, con el BCU diciendo “voy a dar esta pelea contra la inflación”. Pero la historia no nos juega a favor, porque siempre que el BCU establece un determinado rango meta para la inflación, más del 90% del tiempo ha estado por fuera de la misma. Pero, de alguna manera, transmite que tiene un objetivo de lucha contra la inflación. Y la otra es que en los últimos meses ha sido más agresivo en términos de la suba de tasa de política monetaria y el impacto más directo que tiene es sobre el tipo de cambio. La suba de la tasa en pesos determina una apreciación del peso respecto del dólar, y eso, obviamente, hace bajar la inflación que estamos importando en dólares.
-¿Cuál es la estrategia que tiene el banco hoy para hacer crecer su negocio en el país, teniendo en cuenta que la nuestra es una plaza acotada en número de clientes y la competencia es muy fuerte?
-Hemos reenfocado nuestra estrategia de negocios consolidando una potente propuesta de valor que, como banco universal, atiende básicamente a todos los segmentos y sectores de la economía. En banca corporativa, indudablemente, ponemos énfasis en aquellos sectores que, saliendo de la pandemia, aparecen fortalecidos. Hay fuertes inversiones en el sector agropecuario en su conjunto, en lo que son los soft commodity. Hay también inversiones en la construcción, en la industria manufacturera y el transporte. Esos sectores se están moviendo, y con un fuerte posicionamiento los estamos apoyando desde nuestra área de banca corporativa, que ha crecido muy bien en el último año.
Las pymes, por supuesto, son parte de la esencia del banco dada la presencia que tenemos en todo el país. Consideramos que el diferencial es el conocimiento del negocio, nuestra presencia física, la atención personalizada y la rapidez de respuesta. Eso nos da la capacidad de hacer el traje a medida para cada pequeña empresa.
En banca de personas también tenemos una propuesta de valor muy fuerte en todo lo que tiene que ver con medios de pago, tarjetas de crédito y demás, no solo apalancada en una oferta cada vez más digital, sino también a partir de las alianzas que hemos construido. Esas alianzas han sido con retailers muy importantes, como por ejemplo con la que tenemos con Tienda Inglesa, pero también en términos de productos diferenciales, como es el caso de American Express, donde hemos lanzado la tarjeta metal, siendo uno de los primeros países de Latinoamérica en hacerlo. Y por supuesto, la asociación que tenemos hoy con Copa Airlines, que se ha convertido en la principal aerolínea que da servicio a Uruguay. Desde ese punto de vista creemos que tenemos mucho para crecer. Preferimos tener pocas alianzas pero con socios estratégicos y de alto impacto; creo que ahí está el diferencial.
Los bancos competimos en términos de quién tiene una mejor propuesta de valor para los clientes, y en eso nuestros socios estratégicos tienen un rol clave, con lo cual es una estrategia que vino para quedarse y que vamos a ver que se va a profundizar en el tiempo.
En lo que tiene que ver con otros productos, estamos creciendo muy bien en los inmobiliarios. La gente ha revalorizado la importancia relativa de su vivienda, es una inversión que ha privilegiado y eso ha movilizado el crédito inmobiliario, así como también el automotor y personal. Todo esto es un poco como reflejo de la buena situación económica y el optimismo moderado -pero optimismo al fin- que hay. La gente está volviendo a consumir y eso, de alguna manera, moviliza nuestra estrategia de negocios.
-¿Cómo está el banco en materia de digitalización?
-Hemos progresado mucho en lo que es nuestra propuesta digital y en el desarrollo de nuestras aplicaciones. Hay un número creciente de transacciones que los clientes pueden hacer fácilmente a través de nuestra aplicación. Tenemos una vocación de que el cliente pueda realizar todo de manera digital, sin embargo sabemos que en muchos procesos todavía necesitamos que el cliente se acerque a la sucursal, que llame o que lo contacte un ejecutivo para poder completar sus operaciones. Esto tiene sentido para operaciones complejas o en las que hace falta un asesoramiento del banco, y eso es muy difícil reemplazarlo por los medios digitales. Pero para lo que es la transaccionalidad del día a día, lo que tiene que ver con una apertura de cuenta o la solicitud de un producto, estamos haciendo esfuerzos para que cada vez más los clientes puedan transitar el camino digitalmente, y eso lo estamos plasmando a través de nuevos productos. Ahora sacamos un producto orientado a los jóvenes, que es la cuenta Go, con determinados atributos: no tiene costo y es para gente de hasta 30 años de edad. Con Go, que está teniendo muy buen desarrollo y aceptación, el cliente no necesita ir personalmente al banco, sino que puede obtener el producto de manera 100% digital.
-¿Cómo ve el papel de las fintech hoy en el negocio de la banca?
-Las fintech son competidores, y a la vez cooperan y refuerzan nuestra propuesta de valor. Al final del día tienen una participación necesaria en toda la cadena de valor de los productos y los servicios que nosotros como industria disponemos. Nuestra visión es que tenemos mucho que aprender de las fintech. Lo que hacemos es básicamente nutrirnos de esa agilidad, creatividad, y de esa rápida puesta en producción y llegada al mercado que tienen. Esos son todos elementos que desde la banca estamos muy ávidos por aprender e incorporar, y que a veces nos resulta muy difíciles de trabajar puertas adentro. Los distintos bancos, a través de diversas estrategias –algunos mediante adquisiciones o alianzas- las estamos incorporando a lo que es nuestra base de conocimiento y propuesta de valor.
-¿Qué pasa con las llamadas bigtech -Apple, Amazon, Google, Facebook-, que cada vez se meten más en el negocio de los bancos? Da la sensación de que aparecen como una competencia cada vez más importante.
-Lo son, y al mismo tiempo trabajan en forma conjunta con los bancos. Lo son sobre todo en lo todo lo que es sistemas y medios de pagos. Pero los bancos también reconocemos que tenemos nuestras fortalezas. Por tanto, esto lo transitamos a veces con esquemas de asociación y a veces como competidores directos. Porque competimos en varios mercados… lo hacemos por los clientes, en negocios de medios de pagos, y también por los recursos y talentos; y esto es algo que vino para quedarse.
-Hoy los bancos, y entre estos Scotia, están poniendo énfasis y hablan mucho de responsabilidad social empresarial (RSE) y los términos sustentabilidad y sostenibilidad cobran relevancia tanto en los mensajes como en los negocios. Ahora, ¿cómo se insertan estas tendencias con los negocios rentables?
-No hay una dicotomía entre sostenibilidad y buenos negocios. Hace 30 años, cuando estaba en facultad, nos enseñaban que el objetivo era maximizar el valor de la empresa, es decir, el objetivo estaba exclusivamente centrado en la rentabilidad. Hoy es infinitamente más complejo porque las empresas nos reconocemos como actores relevantes dentro de las comunidades y las sociedades en las que actuamos. Por lo tanto, tenemos que generar un impacto positivo no solo en la propuesta de bienes y servicios que entregamos, sino también en el impacto que tenemos en términos de creación de empleos de calidad, de lo que se derrama a la comunidad a través de nuestras acciones de RSE, cuál es la reputación o la imagen que queremos, o qué tan fuerte está nuestra marca empleadora. Estos son todos elementos que hoy hacen al desarrollo de la estrategia sostenible de los negocios.
Hoy el mandato de lo que tiene que ver con temas medioambientales, sociales y de gobierno corporativo está entre las prioridades de cualquier grupo económico importante. Y obviamente que en Uruguay ese mandato también lo tenemos.
¿Cuánto de eso se va a trasladar a la agenda de negocios? Ya está empezando a ocurrir, de hecho, nosotros tenemos una agenda desarrollada a través de proyectos que estamos impulsando, como puede ser la financiación de vehículos eléctricos o híbridos con tasas preferenciales, u otros proyectos que tienen un impacto positivo en lo que tiene que ver con la huella de carbono y demás. Por lo tanto, todos estos son elementos que hoy están presentes en nuestra estrategia de negocios.
-¿Cómo evalúa el negocio de plásticos? ¿Dónde tiene terreno para crecer el banco en ese segmento?
-En los negocios de medios de pagos definitivamente. Hoy tenemos un mercado que está consolidado con muy pocos jugadores y Scotiabank claramente es uno de ellos. Hay otros, pero nosotros creemos que tenemos un rol muy fuerte y relevante en lo que tiene que ver con sistemas de medios de pagos, no solo con tarjetas de crédito y débito, en donde tenemos una posición de liderazgo, que no es única y que es compartida con pocos jugadores. Pero también en lo relativo a sistemas de pagos en función del número de estos, por la amplia red de sucursales, la base de clientes y la cantidad de transacciones que procesamos, somos un jugador relevante.
Diversidad e inclusión
-¿Cómo maneja el banco el tema de la inclusión?
-En una sociedad con un perfil algo conservador, como es el de la sociedad uruguaya, hemos sido pioneros en instalar una agresiva agenda de diversidad e inclusión que hace a la esencia de lo que es el banco en su origen en la banca canadiense. Pero además estamos convencidos de que es lo que corresponde y lo que está bien, y que comulga con nuestra cultura y valores. Creando un ambiente de trabajo absolutamente diverso e inclusivo podemos ser una excelente opción para atraer todo el talento disponible en el mercado sin que haya barreras. Fuimos los primeros en el mes de orgullo en colgar una bandera en todas nuestras sucursales simplemente como forma de decir “sabemos, entendemos y tenemos lugar para determinadas comunidades o minorías”.