Que ningún partido político está exento de las infiltraciones del crimen organizado es algo que Mahía tiene claro, pero está convencido de que el Frente Amplio (FA) tiene una institucionalidad “fuerte”. Esa fue su opinión acerca del financiamiento de la política, un tema donde no ha habido acuerdos y sobre el que el senador visualiza que el proyecto de ley no verá la luz. Además, resaltó que en materia de seguridad debería existir una política de Estado y declaró que la primera infancia es la política más olvidada en la historia del país, entre otros temas que abordó en entrevista con CRÓNICAS.
Por Mateo Castells | @teocastells
Menú: Cazuela de pulpo gallego con colchón de papas, acompañado de agua mineral, fue la elección del entrevistado para degustar en la cava de La Corte. De postre eligió torta rogel y para finalizar pidió un café.
-¿Cómo imagina a la educación en un eventual gobierno del FA?
-No me lo imagino pasando tabla rasa sobre todo lo que se ha hecho en la administración actual ni desconociendo cosas que sean compartibles. Me imagino un primer año con muchas evaluaciones de experiencias educativas, de devolverles la esperanza y el compromiso a los actores educativos para que se sientan parte, y no estoy hablando desde lo gremial, estoy hablando desde los actores educativos en general. Que no se trate de un lineazo que se le baja, como en esta ocasión, sino que se sientan parte de un proceso. También me la imagino con un refuerzo presupuestal, puesto que hoy ha caído sensiblemente la inversión en educación, lo que se traduce desde los salarios hasta la infraestructura física. Hay una síntesis de tres ejes que deberían ser las principales banderas dentro de un próximo gobierno del FA con respecto a la educación: atender a la primera infancia, con prioridad en completar la universalidad a los tres años, que este gobierno la discontinuó, lo que veo como una meta importante por la necesidad desde el punto de vista del conocimiento y los aprendizajes, además del impacto que tiene en las familias. En la educación media, mejorar la transversalidad entre la enseñanza técnica y clásica de los liceos, sin caer en que haya paradigmas intocables. Por último, a nivel terciario, ir hacia una Universidad de la Educación promoviendo la autonomía y el cogobierno, pero estando dispuestos a conversar una solución acordada entre los partidos políticos y actores educativos, como sucedió con la UTEC.
-Menciona la falta de presupuesto de la actual administración hacia la educación, pero el FA en su último período de gobierno, cuando tuvo que decretar la esencialidad de la educación, fue por un desacuerdo en el ámbito salarial y presupuestal.
-Fue un episodio negativo de los gobiernos del FA. Si hay algo que nos hizo sentir muy mal fue el establecimiento de la esencialidad de la educación. Pero si se compara la asignación presupuestal y el tratamiento del tema que le dio el FA a la educación en general, fue considerablemente superior y mejor que el gobierno actual. Si siempre te ponés metas mucho más allá de las presupuestalmente posibles, trabajás con la frustración cotidiana, y en perspectiva de lo que hizo el FA, el cambio fue sustancial. Cuando asumimos en 2005, los salarios de la educación eran salarios de hambre y gradualmente se fueron dignificando, algo que se detuvo en este período.
-¿Qué lineamientos e implementaciones de la última reforma educativa considera que en un eventual gobierno del FA se deberían respetar y no tocar?
-Lo primero que hay que hacer es evaluar y por eso no hay que tener, a priori, preconceptos. Desde este paradigma, diría que enfatizar la vinculación del Plan Ceibal con la Administración Nacional de Educación Pública (ANEP) en su conjunto, es un lineamiento que habría que profundizar y seguir en ese camino. Los centros María Espínola creo que son una buena línea de trabajo, pero no son novedosos y son muy parecidos a los liceos de tiempo completo del FA. En la educación, este gobierno fue muy marketinero y vendió como un cambio sustancial cosas que no lo fueron.
-El programa de gobierno presentado por el FA tuvo duras críticas por parte del oficialismo, principalmente en lo que refiere al apartado de seguridad, que incluye la propuesta de “desprisionalización”. ¿Cree que el FA y la coalición tienen visiones contrapuestas en el abordaje y la solución de la problemática de la seguridad?
-Hay visiones contrapuestas. Depende con qué sector de la coalición se compare es el grado de contraposición que exista. Con la prisión perpetua no tenemos acuerdo ninguno. Con las medidas gradualistas que propuso Diego Sanjurjo tenemos más cercanía. El punto de vista fundamental de esto es no mentirnos a nosotros mismos ni a la sociedad, porque los temas de seguridad no se arreglan ni en un solo gobierno ni desde un solo partido político. En el tema de seguridad debería existir una política de Estado. Por otro lado, es claro que todo lo que prometieron en campaña electoral en materia de seguridad no lo cumplieron. La gente lo vive así, podrán mostrar números de todos los colores, pero la gente ve un hecho muy constatable, que es el aumento de la violencia y la influencia del narcotráfico cada vez mayor. Cuando en el 1996 entré al Parlamento se votó la Ley de Seguridad Ciudadana, que votamos todos los partidos. Eso incrementaba la prisión y aumentaba las sanciones para determinados delitos. De ese año a la fecha, e incluso en gobiernos del FA, lo único que ha ocurrido son acciones incrementales en materia de sanciones. El problema sigue estando y, por lo tanto, hay que ser más humildes y autocríticos.
-¿Qué es necesario para llegar a un acuerdo entre los distintos actores políticos para el abordaje del problema de seguridad?
-Es algo que el FA promovió en el gobierno de Mujica. Es importante promoverlo al inicio de la administración, no al final. Porque si se quiere involucrar al otro, debe ser desde el principio, en lugar de decir que se tiene la llave mágica y el otro es el que fracasó, que fue lo que pasó en esta administración. Después, creo que a partir de un diálogo fecundo y viendo las experiencias, hay que formular propuestas y tener apertura política. Nosotros, con visiones que traen como única solución el aumento de las penas, cuando con ello fracasamos, no estamos de acuerdo. Pero tampoco caigo en esa forma de ver las cosas con la que nos ponían a nosotros como si fuéramos los reyes liberalizadores, porque eso no pasó.
-A su entender, ¿qué aprendizajes dejó la experiencia de las elecciones de 2019?
-Hay una multicausalidad en por qué perdimos las elecciones en 2019. Hay factores relacionados al agotamiento de la agenda del gobierno pasado, los problemas que tuvimos con Raúl Sendic y problemas que tuvimos relacionados al alejamiento de los dirigentes con respecto al partido y a la sociedad, por meternos muy adentro del gobierno. Todos estos factores llevaron a que perdiéramos las elecciones y obviamente la oposición desarrolló una estrategia de acumulación exitosa. Llamativamente hoy hay dos sectores que eran actores muy importantes y que juzgaron duramente al gobierno del FA, que uno se evaporó, como Eduy21, y otro estuvo casi disfónico a lo largo de este gobierno, que fue Un Solo Uruguay.
-Hablaba del caso Sendic. Cuando al oficialismo se lo señala con el dedo por el caso Astesiano y Marset, muchas veces responde citando la polémica que terminó en la renuncia del entonces vicepresidente del último gobierno del FA. ¿Cree que existen correlaciones entre estas polémicas?
-Sendic renunció y el Tribunal de Conducta sacó un dictamen durísimo, con lo cual demostró que el FA podrá tener este tipo de episodios en el gobierno, pero cuando suceden, es implacable. El oficialismo tuvo y aún tiene procesos muy graves que se dieron en el corazón del gobierno. Hubo destrucción de documentos públicos y reuniones para mentirle al Parlamento. Le mintieron en la cara al Parlamento y quedó demostrado. Y a todo esto hay que sumarle el caso Penadés, que, si bien tiene que ver con su conducta personal, es gravísimo.
-¿Y qué postura tiene al respecto del financiamiento de la política?
-El financiamiento de la política debería ser lo más transparente posible. Pero veo pocas ganas de que este proyecto salga y además hay cosas que son muy llamativas. Hay gente que no tiene una sola actuación en política que tiene una enorme erogación de publicidad. La última acusación de Sebastián Cal, de Cabildo Abierto (CA), dejó sospechas muy grandes cuando dijo que había un vínculo muy importante del narco con la política, que lo vinculó a un sector del Partido Nacional (PN). Todos debemos tener los ojos bien abiertos con este tema, lo que sucede es que hasta ahora los elementos que se hicieron públicos tienen que ver con un solo partido, que se supo a través de un diputado del oficialismo. Esto es un fenómeno creciente en América Latina, que puede tener penetración en los partidos políticos y en el Estado. Cuando se dice que el jefe de policía de Maldonado alertó a un narcotraficante de una denuncia en su contra, que además es un audio que yo mismo escuché cuando lo mostraron en Comisión, muestra a las claras que el narcotráfico, como en otros lados, está llegando a niveles cada vez más graves.
-¿Cómo se para el FA puertas adentro frente a este tema? Porque las infiltraciones de este tipo no suelen pasar en los altos mandos, sino que llegan por los cargos de abajo. ¿Qué hace el partido para tener un control más exhaustivo de esto?
-El FA tiene una institucionalidad fuerte, a diferencia de otros partidos. Cuenta con un tribunal de disciplina que actúa cuando corresponde, tiene un secretariado, una mesa política, un plenario. Es una institucionalidad que funciona cotidianamente, pero no está exento de que le pueda pasar. ¿Esto alcanza? Seguramente no, pero hay roles partidarios y roles institucionales, y hay que estar con los ojos abiertos. Este es un fenómeno que me preocupa mucho, incluso desde la capilaridad más baja, que corresponde a ediles y concejales, por ejemplo. Porque si el narco ha llegado a tantos lugares a nivel barrial, es difícil pensar que no toque a los partidos a través de situaciones puntuales. Todo el marco legal que se hizo con la Ley de Urgente Consideración (LUC) favoreció el blanqueamiento de dinero y por algo pasa lo que está pasando.
Además de las intendencias, el FA propone que también se ingrese por sorteo a los entes autónomos
-¿Cuál es su postura respecto del proyecto presentado por Adrián Peña sobre ingresos a las intendencias, algo que en años anteriores ya había sido puesto sobre la mesa por el FA?
-El FA lo impulsó desde el 2005 en adelante y no tuvo éxito, porque el PC y el PN nunca dieron sus votos. Ahora, con la iniciativa de Peña, nosotros reiteramos nuestro apoyo a un proyecto que históricamente nuestro partido promovió. Esta iniciativa de Ciudadanos no logra acuerdo en su propio partido, lo que es sorprendente. Estamos a favor de este proyecto, pero creemos que debe haber un involucramiento del Estado en su conjunto, que no solo a los gobiernos departamentales se ingrese por concurso, sino que también sea así para los entes autónomos. Como el FA promovió Uruguay Concursa, creo que a la larga para el ciudadano es una ventaja en igualdad de oportunidades y en transparencia para el sistema republicano y democrático, pero habrá que ver qué se termina resolviendo.
Primera infancia, una apuesta estratégica de Estado
-Uno de los proyectos a nivel parlamentario que no ha tenido éxito es el presentado por la diputada Cristina Lustemberg sobre la primera infancia. ¿Por qué cree que no ha prosperado?
-Yo estoy trabajando para que salga. Creo que es una propuesta muy buena y es algo por lo que se debe trabajar. Es una apuesta estratégica de Estado, no de gobierno, y los votos del FA están. Los demás partidos tienen que poner los suyos. Mi experiencia parlamentaria me dice que, salvo una extraña situación, lo que se empieza a cambiar dentro de una cámara respecto a la otra, cuando el período termina el 15 de setiembre, es casi sinónimo de que no va a pasar nada.
-¿Qué postura tiene el FA respecto de este tema?
-Cuando el FA asumió en 2005, el país tenía un 40% de pobreza y los niveles de pobreza infantil eran altísimos. Pasaron 15 años del Frente y se redujeron esencialmente todos estos números. El FA tiene antecedentes y estatura política para poder hablar con propiedad de este tema. Las políticas sociales siempre fueron prioridad para nuestro partido, y el acuerdo que Danilo Astori encabezó en el primer gobierno del FA con el Fondo Monetario Internacional (FMI) en condiciones catastróficas del país fue un ejemplo de ello. Pero, aun así, la primera infancia es la política más olvidada en la historia del país. Y si bien es algo que el FA priorizó mucho, es algo que debe abordar con urgencia en caso de ganar el gobierno nacional.