Juan Martínez: “La salida la va a dar siempre el sector empresarial porque es el que arriesga, el que pone el capital, contrata personal y genera la riqueza”

Juan Martínez, presidente de la Confederación de Cámaras Empresariales del Uruguay


El presidente de la CCE, Juan Martínez Escrich, conversó con CRÓNICAS acerca de la actualidad del sector privado. Se refirió a las medidas tomadas recientemente por el gobierno para combatir el pico más alto de la pandemia y aseguró que “el país necesita un pequeño freno de mano”.

En este contexto, aseveró que el sector empresarial será el que permita la reactivación de la economía tras la pandemia y subrayó: «Si a ese motor generador de la riqueza lo seguimos castigando, lo que vamos a hacer es emparejar para abajo para después salir a pedir que demos una renta general a todos para poder subsistir. Somos partidarios de enseñar a pescar y no dar el pescado, por lo tanto, creo que no pasa por ahí, no pasa porque el gobierno tenga que salir a repartir».

Por María Noel Durán | @MNoelDuran

¿Cómo analiza el primer año de gestión del gobierno?

El gobierno no llegó a acomodarse en la silla y tuvo la grata sorpresa de esta pandemia, por lo tanto, muchas cosas que se habían planificado quedaron rezagadas. Inclusive la Confederación en setiembre de 2019 entregó a todos los candidatos presidenciales un documento con propuestas del sector empresarial para su plan de gobierno y, después de asumir tuvimos una entrevista con el presidente donde le recordamos los temas y le dijimos que íbamos a ser el fiscal del gobierno en cuanto al contralor y seguimiento de la implementación de esas medidas, pero es evidente que esta pandemia dio prioridad a los temas sanitarios.

No obstante, vimos que se avanzó bastante con la LUC y la Ley de Presupuesto, ahí dimos un paso importante en la dirección que nosotros habíamos presentado, sobre todo, en temas como la regla fiscal -en cómo empezar a encarar la reducción del déficit fiscal- y comenzar a controlar el gasto del Estado. Ni que hablar el reducir el atraso cambiario, que tuvo un incremento interesante este año, y amortiguar un poco el contrabando y el informalismo.

En este contexto que plantea de reforma del Estado, ¿en qué aspectos considera que urge hacer hincapié?

Hay varios temas. El central es el de la competitividad, que es un tema muy amplio porque entendemos que el país es chico, tiene un mercado interno muy reducido y que es imprescindible tener un comercio abierto al mundo y de convenios, tanto dentro del Mercosur, como también de forma bilateral para incrementar el comercio exterior y poder insertarnos más en el mundo. 

Para lograr esa inserción necesitamos ser competitivos. Para eso se requiere un Estado con costos de producción razonables, una infraestructura liviana para el sector empresarial, cargas tributarias acordes a las necesidades del país; por lo tanto, también es necesario levantar subsidios escondidos que hay y transparentarlos para que no estemos pagando cosas encubiertas que a veces no sabemos a dónde van y a qué corresponden. Es importante que se definan cuáles son y qué se hace con lo que recauda el Estado, y de forma transparente se establezca qué es lo que se quiere apoyar, y hacerlo en forma directa.

¿Cuál sería un subsidio escondido?

Para decir un ejemplo, está el famoso subsidio del boleto de Montevideo a través del gasoil. Hoy sucede que un productor rural en Tacuarembó va a echar gasoil a su tractor y está subsidiando el boleto de Montevideo. No digo que no haya que tener el subsidio, pero sí hay que transparentarlo, que no esté en el gasoil sino que vaya a Rentas Generales y allí se defina: “Vamos a apoyar tal sector”. Creo que esas cosas escondidas no hacen a un Estado transparente, y como esos hay muchos temas que tenemos que ajustar.

Para optimizar la competitividad también hay temas de costos internos de todo tipo, operativos y de logística. Tenemos que lograr una infraestructura vial, carretera, marítima en mejores condiciones y a costos más bajos para poder competir. Debemos insistir para que haya más conectividad aérea con el mundo, que se viene perdiendo y es fundamental.

Son todos lineamientos que van en la sintonía de ser más eficaces como gestores y administradores del bien público y que, por consiguiente, las empresas sean más eficientes y rentables y tengan precios competitivos para poder exportar y generar divisas para aplicar en políticas sociales.

En los primeros meses del año las exportaciones crecieron un 15% con respecto al  mismo periodo del 2020. ¿Ve con buenos ojos este crecimiento? ¿Cómo se encuentra el país en materia de inserción internacional?

Primero, vemos con gran alegría ese crecimiento. Hay algunos rubros que han subido y otros que han bajado. El servicio de salud ha subido, al igual que el de las tecnologías de la informática, en cambio el turismo está muy dolido y ha bajado mucho; además, hubo incremento de ventas en agroindustria y en el sector cárnico.

Creo que hay que seguir ampliando mercados. Me parece que Cancillería juega un rol muy importante porque ha asumido en este gobierno todo lo vinculado al comercio exterior y, por lo tanto, debe profundizar en nuevos acuerdos bilaterales y en flexibilizar dentro del bloque Mercosur para poder llegar a acuerdos más allá del bloque. Hoy estamos embretados en este tema del Mercosur que no nos permite crecer. Hay que trabajar en eso para acrecentar nuestros mercados, distribuirlos mejor y poder llegar con distintos productos. No obstante, para eso necesitamos ser más competitivos en la producción nacional.

Hoy estamos dando un paso trascendente porque Cancillería ha convocado a la Confederación para integrar tres mesas de trabajo dentro del Mercosur con los cuatro países, donde vamos a estar los empresarios sentados a la mesa analizando temas de comercio en la región y hacia afuera en tecnología del conocimiento, industria y agroindustria. Eso será a partir de abril y esperamos que más adelante se amplíe a otros sectores de actividad y que podamos avanzar en acuerdos bilaterales que el país necesita para salir adelante.

¿Qué le parecieron las medidas tomadas por el Ejecutivo el pasado martes en el marco del combate a la pandemia? ¿Cómo pueden repercutir en el sector privado?   

Yo comparto con el presidente. Hace un año dijo que había perillas que atender y creo que hay que atenderlas a todas. Está bien que lo sanitario es lo fundamental, es el valor de la vida que no tiene precio y es lo que hay que atender primero, pero también hay otras dos perillas que son la económica y la social.

En esa línea, es evidente que el país venía transitando un buen camino hasta noviembre, pero de allí en adelante empezó a tener un pico sanitario negativo que nos hace rever muchas cosas y darle prioridad, de vuelta, a lo sanitario. Con el diario del lunes es fácil decir que estas medidas habría que haberlas dicho 15 o 20 días antes, eso es muy sencillo ahora.

Creo que las medidas van en el camino correcto. El país necesita tener un pequeño freno de mano. Se bajó la guardia en la aglomeración de gente, en la no utilización de tapabocas y distanciamiento y eso ha llevado a que haya crecido y que hayamos tenido manifestaciones, aglomeraciones y fiestas que van en la dirección contraria a la que tenemos que ir, y eso sin duda repercute y hace un daño enorme a todo el espectro económico.

Vamos a estar pagando consecuencias de casi un freno de la actividad por 15 o 20 días que nos va a llevar a una reducción de la actividad en todo sentido.

Ese freno viene de la mano con la preocupación más grande que tenemos, que es el empleo, y los temas sociales que hay que atender. Creo que se va a tener que abrir alguna perilla en lo económico para sostener todo lo social porque va a generarse una dificultad, por lo menos hasta que las vacunas hagan efecto.

El PIT-CNT critica que no se le cobre impuesto covid-19 a los capitales más altos del sector privado. ¿Qué piensa al respecto?

El empleado privado está en seguro de paro cobrando menos de la mitad de su ingreso mientras que el empleado público no tiene seguro y está cobrando según su actividad. Es decir, el impacto no lo sintió como el trabajador privado a quien no se le puede exigir ni pedir más. Tampoco al empresario que no sabe cómo sostenerse con costos elevados y la actividad menguada, que no tiene utilidades; es como exprimir a una naranja ya exprimida.

Hoy la salida la va a dar siempre el sector empresarial porque es el que arriesga, el que pone el capital en juego, contrata personal y genera la riqueza. Si a ese motor generador de la riqueza lo seguimos castigando, lo que vamos a hacer es emparejar para abajo para después salir a pedir que demos una renta general a todos para poder subsistir.

Somos partidarios de enseñar a pescar y no dar el pescado, por lo tanto creo que no pasa por ahí, no pasa porque el gobierno tenga que salir a repartir. 

El gobierno tiene que tratar de que se genere empleo y riqueza y que el país pueda reactivarse dando trabajo a su gente rápidamente. Si pide al sector público, que es al que puede exigirle, está dando una señal para que aquel empresario que pueda y que responsablemente lo asuma también actué en consecuencia. 

También hay muchas empresas que apoyan hoy a sus trabajadores a pesar de no poder, pero le dan algún complemento al seguro o alguna canasta. Siempre está la parte de la mano tendida y solidaria del sector empresarial para con sus trabajadores porque los recursos humanos son su principal capital.

El turismo, sector con el que está particularmente vinculado, sufrió un duro embate durante la pandemia que se agudiza ahora con las nuevas medidas.  ¿Cuánto le puede tomar al sector recuperarse?

El sector turismo está muy en el piso; se paralizó prácticamente al otro día de enterarnos de la pandemia. Hay algunos sectores que vienen con cero facturación desde ese entonces, como los cruceros, el turismo de conferencias, las agencias de viaje, los que organizan city tours. La hotelería y gastronomía se movilizó algo gracias al turismo interno, pero son números que no permitieron generar utilidades sino mantener ventiladas las instalaciones y algo de ocupación por debajo del 30% con respecto al año anterior. No hay un horizonte muy claro no solo hasta que Uruguay tenga la vacunación completa, que se estima que llevará hasta la primavera, pero si los vecinos no la tienen o si otros países no la tienen, si no abrimos conectividad, fronteras, ahí sí vemos un 2021 complicado. No sé qué empresa se puede dar el lujo de permitirse eso. Ahí sí se necesita una mano tendida y que la perilla de la economía se abra para asistirlos a ellos como también a espectáculos públicos y a la cultura, que lo merecen porque su situación es agobiante.

La Comisión de Expertos en Seguridad Social (CESS) emitió este miércoles un documento con su diagnóstico al respecto de la reforma previsional. ¿Qué aspectos cree que deberían modificarse?

Votamos ese diagnóstico junto con el gobierno porque en gran parte estamos de acuerdo con el mismo. Ahora hay que ver cuáles son los temas que hay que ajustar.

En otros países se habla de la edad, aunque es algo relativo. En Uruguay el promedio de la gente que se retira está por encima de los 60 años -se ubica en 63 años-, y bien puede ajustarse en ese orden. Pero creo que no va por ahí, sino en mantener un régimen mixto que permita a cada uno tener su caja de ahorro teniendo como base el ahorro solidario del Banco de Previsión Social (BPS), que es fundamental, pero también pasa por temas de reformas genéricas de todo el sistema. No es solo tratar el tema de industria y comercio, sino que tenemos agujeros que generan otras cajas y actividades. En definitiva, lo que se busca con esto es tratar de ayudar a que el sistema jubilatorio no tenga el déficit que tiene al día de hoy.

Por otro lado, hay que pensar que cuando en el régimen mixto uno se jubila por la AFAP, el que asume la renta vitalicia para pagar esta jubilación es el Banco de Seguros del Estado (BSE), entonces también ahí se genera un agujero de déficit y tampoco podemos arreglar el BPS para dejar un agujero enorme en el BSE porque esto lo estamos pagando entre todos. 

Hay que analizar cómo tendría que ser la política de remuneración para no perder la universalidad y solidaridad, pero darle el premio al que trabajó y se esforzó durante su vida y merece una recompensa al final del camino. 

También se debe asimilar más gente a la formalidad, aunque sea pagando una cuota mínima, para que también puedan tener derecho a una jubilación y a la cobertura sanitaria. Esos son los lineamientos más grandes que tenemos que mirar. Hay que aumentar la torta para que después el reparto sea más equitativo y correcto.

¿Uruguay es más o menos competitivo que hace un año?

Creo que se logró alguna cosa. Algún costo operativo ha bajado, el dólar ha pegado un pequeño salto -que no es grande pero es importante- y eso también posibilita la competitividad comparativa con la región y el mundo por tener mejores precios. Con respecto a un año atrás estamos un poco mejor, pero hay un largo camino para recorrer.  Está bien, pero puede y debe rendir más.


La reforma educativa

La Confederación de Cámaras Empresariales trabaja en conjunto con la iniciativa Eduy 21 que propone reformas en el plano educativo. En este contexto, Martínez asegura que este “es el momento de apretar el acelerador para tener una educación más acorde al mundo, que haya una reforma curricular, que exista una evaluación de aprendizajes distinto y permanente».

El presidente de la  CCE sostuvo que Uruguay, por ser un país pequeño, debe apuntar a atacar segmentos de calidad en el mundo de todas sus colocaciones de productos. «Para eso precisamos personal, mano de obra altamente calificada que tenga una mente proactiva, creativa, innovadora, de pensamiento crítico, entonces tenemos que apuntar a ese nicho de alta competitividad”, remarcó. 

Para perseguir este objetivo, según Martínez, es necesario tener “buenos empleados, bien remunerados y calificados”. Para ello, es indispensable partir de una base educativa sólida. “Si seguimos teniendo una educación disociada del mundo laboral y del mundo del desarrollo económico productivo vamos a seguir estancados o con gente que no puede acceder a un mejor nivel de calidad de vida”, concluyó. 

En este contexto, el representante de la Confederación de Cámaras Empresariales remarcó que se debe volver a fortalecer el vínculo familiar donde se crean los verdaderos valores. «Sin eso es difícil que se pueda dar el salto para ser un país desarrollado, de primera y con mejores niveles de calidad de vida y de empleo para nuestra gente».

En la misma línea, Martínez sostuvo que la educación es «la madre de todos los problemas» y aseveró que «el país en este tema no merece más dilaciones».