Liliam Kechichian, senadora del Frente Amplio
En una extensa entrevista que concedió a CRÓNICAS, Kechichian dijo que el plebiscito que propone el PIT-CNT para la seguridad social dividió al Frente Amplio (FA) y que eso es “un problema”, y agregó que es “indudable” que los trabajadores han estado cerca de los programas del FA, pero no por ello siempre deben estar de acuerdo en todo. A su vez, la entrevistada destacó que si no se ataca la rehabilitación, el hacinamiento carcelario, la pobreza infantil y la vulnerabilidad, el país está “hipotecado”, y opinó que la seguridad “no puede” ser botín electoral, “como lo fue en el período pasado”.
Menú: La entrevistada degustó merluza grillé acompañada de puré de papa y calabaza y para beber eligió Coca-Cola Zero. De postre, optó por helado de dos sabores y, para extender la sobremesa, escogió café.
-¿Cómo evalúa la campaña que está llevando a cabo el Frente Amplio (FA) de cara a octubre?
-Nosotros hicimos un trabajo muy fuerte de autocrítica que nos permitió salir a hablar con toda la sociedad a partir de la derrota en 2019. Le preguntamos a la gente por qué creía que el FA había perdido y qué opinaba de nuestra gestión. Yo participé de buena parte de esa campaña y fue muy importante lo que nos dijeron porque a veces nosotros no lo percibíamos, porque nos habíamos separado un poco de la gente y una de las cosas que nos dijeron fue que habíamos aplicado algunas políticas un poco más rápido de lo que la gente las había internalizado.
-¿Como cuáles?
-Como cerrar una oficina pública en un pueblo del interior, que para la gente era su lugar de encuentro social, aunque la oficina no tenía casi funcionamiento. Desde el punto de vista de la administración del Estado tenía lógica, porque iba muy poca gente por semana y había sido pensado para otro Uruguay. Y sin embargo la gente lo vivió mal y se hubiera precisado más tiempo de diálogo con esa sociedad para que lo comprendieran.
-Esa autocrítica y ese diálogo con la gente que menciona, ¿cómo cree que se debería plasmar en un eventual gobierno del FA?
-El diálogo con la sociedad debe ser permanente, aunque el que gobierna es el gobierno, el presidente y su gabinete. No debemos perder el contacto con la temperatura de lo que está pensando la gente, porque no hay un solo Uruguay, ni un solo interior ni una sola área metropolitana. Me parece que debemos hacer un esfuerzo para tener ese contacto. Tabaré Vázquez en su último período de gobierno lo hizo con los Consejos de Ministros en todo el país y me parece que es una experiencia interesante, pero sin dudas no es suficiente y habrá que profundizarlo.
-Se le recrimina a Orsi y a su equipo la decisión de no debatir. ¿A qué piensa que se debe?
-La fórmula está recorriendo el país y ha llegado a 180 lugares. El análisis que hacemos nosotros es que hay una interna en la coalición de gobierno que obliga a que pase octubre para que esa interna se dirima y se pueda debatir con el representante de ese otro bloque, y no con cuatro. En ese sentido, es correcta la estrategia que ha definido el FA. Además, hoy los debates son obligatorios, así que, de cara al balotaje, tendremos debate.
-Seregnistas concretó una alianza con el MPP para ir bajo un mismo sublema al Senado. ¿Cómo ve esta alianza?
-Nosotros la firmamos en el momento de decidir nuestro apoyo a la candidatura de Orsi. Nosotros creímos, cuando lanzamos la precandidatura de Mario Bergara, que era una manera de ayudar a que la gente identificara los espacios ideológicos del FA. El FA tiene un espacio marxista, donde están los comunistas y los socialistas, un espacio más nacionalista que puede representar el MPP y un espacio seregnista, donde estamos nosotros. Y todos son necesarios. En el transcurso de la campaña vimos que la gente estaba decidiendo entre Orsi y Cosse, no sobre los espacios ideológicos. A raíz de eso tuvimos un buen intercambio y no fue una decisión fácil la de bajar la candidatura de Bergara, pero finalmente decidimos bajarla con determinadas condiciones. Nosotros apoyamos a Orsi con unos ocho puntos que hablaban de crecimiento y de la estabilidad macroeconómica, la defensa de los derechos humanos en cualquier parte del mundo y gobierne quien gobierne, entre otros. Tenía también el diálogo con los movimientos sociales y su independencia del FA, que para nosotros era muy importante. Orsi lo aceptó y creo que fuimos muy decisivos en su candidatura. Después de eso, vino el sublema técnico, que no son alianzas, sino que son cuestiones técnicas para no perder restos, que es algo que se hizo toda la vida.
-Mencionaba que la gente no eligió entre los espacios ideológicos sino entre ambos candidatos. De todas formas, ¿cómo influyen las distintas corrientes ideológicas que tiene el FA en la interna del partido?
-Influyen con un precepto que nos ha acompañado toda la vida y por eso tenemos 53 años de caminar juntos. La discusión, el acuerdo, el acatamiento y fundamentalmente el consenso. Nadie entra a un debate con el 100% de lo que quiere y sale con ese 100%. El consenso es un gran aporte de Seregni a la vida institucional del FA, que es lo que nos ha mantenido unidos en esa mixtura donde hay miradas largas donde existen más diferencias, pero que hemos sabido administrarlas muy bien.
-El plebiscito de la seguridad social generó división en la interna del FA. ¿Es una desventaja electoral tener esta disonancia?
-Sí, no ayuda todo lo que debería haber ayudado. El plebiscito dividió al FA y eso ya es un problema. Creo que el partido lo ha manejado bien con la libertad de acción, no teníamos otro camino porque indudablemente había compañeros que querían acompañar la propuesta del PIT-CNT. La elección interna marcó que los sectores que no acompañamos el plebiscito tuvimos una amplísima mayoría. El FA tenía resuelto atender este tema, porque nosotros estamos en contra de la reforma que hizo este gobierno, pero también estamos en contra de la forma que adoptó el PIT-CNT, de incorporar en la Constitución cosas que deben resolverse por la vía legislativa. Una mala ley se tiene que cambiar por una buena ley, y eso es lo que el FA en unidad había resuelto. Me ha dado mucha pena esta decisión de algunos compañeros, que están en todo su derecho, pero ese razonamiento de que hay que acompañar las propuestas del movimiento social, tampoco es coherente con nuestra historia. Siempre hemos defendido la autonomía política del PIT-CNT del FA y viceversa, y eso quedó demostrado. Hubo muchos más conflictos gremiales y de los trabajadores organizados en el período del FA que en este período, lo que muestra una absoluta independencia. Y lo mismo tiene que hacer el FA sin ningún tipo de traumas. Que históricamente los trabajadores han estado cerca de los programas del FA es indudable, pero no por ello siempre tenemos que estar de acuerdo en todo.
-Suponga que este plebiscito alcanza el 40% de los votos. ¿Sería complicado el panorama de diálogo social para el FA en ese contexto?
-No. Lo que busca nuestro diálogo social es cambiar todos los aspectos negativos de la ley actual y que la papeleta solo cambia tres, pero no se mete en el fondo del sistema de seguridad social. La protección social es mucho más amplia. Cuando expliquemos que nosotros vamos a incorporar otros temas, la gente lo va a comprender. Por eso, creo que el diálogo social es el camino más correcto para resolver este tema.
-¿Esta división que generó el plebiscito es una problemática para el FA en caso de ser gobierno? Una primera muestra de estas divisiones fue la designación de Gabriel Oddone, que generó opiniones opuestas.
-Creo que no. Lo de Oddone se absorbió rápidamente y los compañeros que podían haber tenido algún resquemor enseguida se alinearon detrás de esta decisión. Y en la vida de nuestro país, en temas harto importantes como la ley de caducidad, el Partido Nacional (PN) estuvo dividido y el Partido Colorado (PC) también, y sin embargo no fue un impedimento para que después pudieran gobernar juntos. Está en la inteligencia de los partidos el ver que hay temas puntuales, pero que después hay temas mayores que nos abarcan a todos, sobre los que nos sentimos responsables y sobre los que hay que actuar.
-Seregnistas propone un acuerdo nacional para la seguridad. ¿Cree que hay voluntad en el ámbito político para llevar a cabo algo así?
-Hay que crear el clima necesario. El lavado de activos es algo que nos preocupa mucho y creemos que, si se quiere pelear de verdad contra el narcotráfico, la forma es atacar sus mecanismos de lavado de dinero. Uruguay tiene un debe en esta materia y ha retrocedido, y en este sentido tenemos que trabajar mucho. Compartimos la idea de crear un Ministerio de Justicia, porque hay que separar la represión, que tendrá que quedar en manos del Ministerio del Interior, y crear un Ministerio de Justicia, que se encargue de la rehabilitación, que es un debe absoluto. Si no atacamos la rehabilitación, el hacinamiento carcelario, la pobreza infantil y la vulnerabilidad, el Uruguay está hipotecado. Es sano para la sociedad que nosotros hagamos todos los esfuerzos para resolver un tema muy difícil como la seguridad. Nadie por sí solo ha podido darle una solución total a este tema. Nosotros avanzamos en algunos aspectos, aunque no pudimos resolver todos los temas. Hoy tenemos en los homicidios un problema gravísimo y decimos que estamos mejor en hurtos y rapiñas, sin decir que el 73% de las transacciones en el país se hacen vía electrónica. Es obvio que habrá menos hurtos y rapiñas, porque hay menos dinero en la calle. No se cuenta bien la película. La seguridad no puede ser un botín electoral, como lo fue en el período pasado. Uno de los motivos por los que perdimos el gobierno en 2019 fue por la campaña despiadada que hizo el PN en contra del FA en temas de seguridad.
-¿Y el FA tiene la disposición de generar esos acuerdos?
-Sí. No me cabe duda. El presidente Vázquez hizo 18 acuerdos vinculados a la seguridad y el único que no quiso participar fue el actual presidente.
“Es poco probable que nos pongamos de acuerdo en economía, pero en turismo deberíamos hacer acuerdos”
-¿Cómo evalúa los números y la gestión del Ministerio de Turismo a lo largo de este período?
-No termino de entender cómo se recaban los números y no he logrado una explicación sensata sobre cuál es la metodología que han utilizado. Sobre la gestión, creo que el turismo social y el turismo interno, que nosotros habíamos consolidado, lo pusieron en el freezer, dejaron de trabajar en las regiones, eliminaron el Corredor de los Pájaros Pintados y el resto de las regiones que venían compartiendo, como Piriápolis con Minas. Me parece que hubo ganas de empezar todo desde cero, que es muy negativo para las políticas. Es poco probable que nos pongamos de acuerdo en economía, pero en turismo deberíamos hacer acuerdos. Nosotros lo hicimos cuando llegamos al Ministerio y dijimos claramente que no llegábamos como una empresa de demolición. Mucha gente nos susurró al oído que tiráramos abajo la marca Uruguay Natural, porque la había creado Jorge Batlle, pero nosotros la auditamos y la mantuvimos, porque tiene sus fortalezas. En definitiva, además del comienzo bochornoso que fue la gestión de Cardoso, que le hizo mucho daño a la imagen del país y del turismo, no hay dudas de que Tabaré Viera ha tenido otro talante y lo tengo que reconocer.