En diálogo con CRÓNICAS, el director de la Ucubs analizó el panorama regional e internacional, y cómo esto repercute en Uruguay. En esa línea, comentó que se visualiza un deterioro generalizado por tres shocks que se profundizaron este año. Además, dijo que a mediano plazo se puede generar un escenario internacional de estancamiento e inflación.
Por Antonella Echenique | @Echenique_Anto
-A grandes rasgos, ¿cómo ve el escenario internacional?
Se está visualizando un deterioro generalizado por algunos shocks que se han profundizado este año. En primer lugar, la invasión de Rusia a Ucrania el 25 de febrero, que ha provocado tensiones en el comercio internacional desde una visión económica. Además, esta situación ha agravado el segundo gran shock que tuvimos este año, que fueron los procesos inflacionarios en las economías centrales. La inflación volvió a ser agenda económica después de 40 años. A pesar de que en la región este tema es bastante habitual, las economías desarrolladas no tenían este problema hace 40 años. Por esta razón, la herramienta que se ha utilizado es el financiamiento de la economía a través del incremento de tasas.
Sin embargo, este deterioro y la lucha de los gobiernos para controlar la inflación está provocando un enlentecimiento en la actividad económica a nivel mundial, con probabilidades elevadas de recesión. Esto se visualiza en las últimas proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), tanto en Estados Unidos como en algunos países de Europa. Por ejemplo, Alemania muestra un deterioro significativo.
En consecuencia, existe muchísima incertidumbre vinculado a estos temas. Cuando parte de la actividad económica baja, es esperable que también disminuya la producción, el consumo y la inversión. No obstante, cuando esto sucede, son vulnerables las economías que viven de las exportaciones, como es el caso de Uruguay.
-¿Se está gestando una nueva crisis global por la elevada inflación, la desaceleración económica, la suba de tasas para frenar la inflación, y el conflicto de Ucrania?
El conflicto de Ucrania es una crisis en sí misma, porque es internacional y geopolítica. Pero no se sabe a ciencia cierta su punto de llegada y el reordenamiento que pueda dar.
A su vez, tiene incidencia el papel que han jugado los distintos países en este conflicto, que va desde una pasividad relativa de Estados Unidos a una Europa hiperdependiente de la energía rusa, pasando por China, que a priori se ha mostrado con cautela y pasividad, pero que en realidad ha sido el gran cliente y gran proveedor de Rusia todo este año. El comercio entre Rusia y China se ha incrementado notoriamente en estos nueve meses. Por tanto, es un socio de bajo perfil de Rusia en este tema.
Por otra parte, considero que este año fue complejo, entonces, que se esté gestando una nueva crisis dependerá muchísimo de cómo termine, sobre todo el desempeño más micro, o sea, aquellas empresas que actualmente están reportando utilidades. Un claro ejemplo son las empresas norteamericanas que cotizan en bolsa, debido a que el pasado jueves 27 Amazon publicó números decepcionantes que marcan un poco el enfriamiento del consumo masivo y minorista. Esto es preocupante, si bien son empresas de países que logran salir rápido de sus caídas porque tienen capacidad instalada, mercado y capital nacional. En términos generales, es muy aventurado hablar de una crisis profunda el año que viene a nivel internacional, aunque sí habrá algún deterioro generalizado de las economías y alguna de ellas puede terminar con decrecimiento en 2023.
¿Es correcto pensar en un escenario de «estanflación» (estancamiento económico e inflación) a mediano plazo?
Sí, es correcto, ya que son procesos estanflacionarios. ¿Qué hicieron los estados y los gobiernos en las últimas grandes crisis, como la que derivó de la burbuja de las puntocom en 2000, o las dificultades del 2008, y la del covid 2020? Controlaron la tasa de interés, las bajaron al suelo, y con eso equilibraron la actividad económica dado que cuando yo tengo bajas tasas de interés provoco que el crédito sea muy barato, entonces genera mayor inversión y consumo. En ese momento fue una gran herramienta para salir de la situación que tuvieron los gobiernos.
De todas formas, ahora no se puede utilizar ese mecanismo de las últimas crisis porque la tasa de interés está muy baja, por lo tanto, se debe aumentar para acomodar la inflación.
Esta coyuntura a mediano plazo generará años de bajo crecimiento y de vuelta algunos países estancados con inflación persistente.
De igual manera, la inflación tiene dos grandes componentes: uno es el real de la economía, ya que, existe más dinero del que debería; y el otro componente es el emocional de los agentes, que son las expectativas. En este punto, considero que habrá inflación debido a que los agentes contribuyen a retroalimentar el periodo inflacionario. Una vez que se dispare y pase a ser un fenómeno más estructural será bueno verlo, porque vamos a tener unos años de crecimiento muy moderado a nulo.
¿Cómo afecta este escenario a nivel regional, y con esto me refiero a Argentina, Brasil y Uruguay?
Siendo países altamente exportadores de materias primas, commodities y agroalimentos, es posible que nuestros productos se vean, de algún modo, con menor demanda y menores precios. Asimismo, esto ya está ocurriendo en los últimos dos meses con las exportaciones uruguayas, y en particular con nuestro principal producto de exportación: la carne.
El tercer shock es la saturación económica, lo que implicó que las exportaciones se desplomen, incluso han caído por el menor consumo que existe en China.
Actualmente, la política sanitaria china está generando problemas de demanda global, y siguen con el rollo del covid cero, entonces esto ocasiona un enlentecimiento muy pronunciado en su economía.
En el caso de Brasil, las direcciones siempre se renuevan, ya que recientemente ha sucedido un cambio de gobierno. No obstante, en Uruguay es muy importante el crecimiento brasilero debido a que cuando prosperó a tasas elevadas, las exportaciones se incrementaron a un muy buen ritmo.
Entonces, la expectativa es que vuelva a crecer y a industrializarse, considerando que ha tenido un proceso de desindustrialización en los últimos años, con mayor énfasis en producción primaria. Entonces, si vuelve a apostar a su industria, proveedores, insumos, intermedios y autopartes, Uruguay puede ser un eslabón de la cadena vital regional.
Por otro lado, para Argentina es muy distinta la perspectiva, visto que es una bomba de tiempo y sin tener muy claro el origen temporal de cuándo se va a romper, aunque sabemos que es un Estado quebrado que no tiene capacidad de financiamiento, más allá de lo que está haciendo el FMI en los mercados capitales. Según las estimaciones privadas, este año se evalúa una inflación de tres dígitos, en torno al 101%, y eso despoja toda posibilidad del sistema de precios, plan de negocios y capacidad de los salarios.
En tanto, el gobierno argentino está ajustando el gasto público jugando con la inflación. Esto significa que es muy difícil percibir la caída del gasto real que se produce, ya que, el Estado no está acompañando a la inflación con sus gastos. A modo de ejemplo, si no se ajusta el gasto público a la inflación, lo que estoy haciendo es gastando menos. En este caso, no se percibe tan rápido en la sociedad, pero sí lo perciben las cuentas y más aún cuando existe mucha inflación y tenemos caídas reales muy pronunciadas del gasto.
De todas maneras, el país vecino no tiene un déficit tan grande -está en torno al 4,3% del Producto Bruto Interno (PBI)-. Aun así, no tiene quien lo financie porque su estado no es creíble y la inestabilidad política genera desconfianza a causa de una historia reciente cargada de incumplimientos. Por esta razón debe realizar un ajuste que puede provocar una tensión social en los próximos tres años, a menos que mejoren los precios internacionales, que son la única entrada genuina de dólares en su economía.
A la baja
¿Y qué puede pasar con el precio de los commodities?
En este escenario es posible que empecemos a visualizar que los precios de los commodities comiencen a moderarse si se da el hecho de que las economías siguen estancadas, no crecen o en algunas, incluso, hay recesión y decrecimiento. Eso lo que acarrea es menor consumo, caídas en la demanda, y deriva en una baja en los precios. Aunque también es verdad que cuando existe una crisis, o se dan este tipo de fenómenos, los bienes intermedios o materias primas -que son de primera necesidad-, son los que menos caen porque las personas siguen consumiendo; además de los productos más industrializados, como los vehículos, que son los más durables.
Enlentecimiento del gigante asiático
¿La desaceleración de China puede ser un golpe importante para nuestro país?
Sí, será un golpe importante a nivel internacional, puesto que es el principal importador y es el país que más compra a todo el resto del mundo. Asimismo, afectará a Uruguay porque tiene muy concentradas las exportaciones en pocos destinos; al menos casi el 50% de las exportaciones son entre China y Brasil.
En el caso de China, será un problema para varios sectores de actividades. Por ejemplo, el térmico. Además, los lácteos estaban empezando a conectar en China, y despertaba expectativas de que comenzara a ser un mercado relevante, pero se llegó a detener el proceso por el enlentecimiento de su economía. En este sentido, se debe esperar y ver qué sucede. De todas formas, el país asiático se ha mostrado resiliente desde el punto de vista económico.