Hernán Bonilla, presidente del Centro de Estudios para el Desarrollo (CED)
El diagnóstico de la coyuntura económica para Hernán Bonilla es bueno, pese a que la economía del país tiene desafíos relevantes que atender para lograr un crecimiento que permita satisfacer la demanda de bienestar de la población. Sobre ello, cree que Oddone tiene clara esta problemática y así lo muestra su agenda, pero duda de si su programa económico podrá avanzar cuando varios integrantes del partido de gobierno no lo comparten. Así lo explicó en una entrevista que concedió a CRÓNICAS, en la que además abordó la postura de la actual administración respecto a la política exterior, entre otros temas.
Por Mateo Castells | @teocastells
Menú: El entrevistado degustó merluza grillé con puré de verduras, que acompañó con agua sin gas. Para culminar, eligió café expreso.
-¿Cuál es el estado de la economía hoy?
-En términos de las principales variables, la coyuntura económica es positiva. Los datos del mercado de trabajo, que es lo más sensible para la población en términos de empleo e ingresos, muestran una situación positiva. Por otro lado, la inflación subió levemente, pero hace casi dos años que está en el rango meta y ojalá se siga por esta senda. La situación que recibe el gobierno actual es mejor de la que recibió Lacalle Pou en 2020, porque cuando se mira el riesgo país en 2019 no estábamos en el podio de la región y hoy tenemos el menor riesgo país de América Latina, estuvimos a punto de perder el grado inversor a fines del segundo gobierno de Vázquez y hoy estamos arriba del mínimo, con perspectivas estables. En términos de tasas de colocación de deuda, venimos con tasas históricamente bajas, el resultado fiscal estructural es casi un punto mejor que el heredado y, en definitiva, claramente la economía uruguaya tiene desafíos relevantes, pero la coyuntura de partida de este gobierno es buena.
-El quinquenio anterior cerró con un crecimiento promedio del 1,3%, en un contexto condicionado por la pandemia, la crisis hídrica y la brecha cambiaria con Argentina. Sin embargo, ¿cree que hubo oportunidades o espacios que no se aprovecharon para fomentar un mayor crecimiento? ¿Se podrían haber aplicado cambios o reformas que en la campaña de 2019 hicieron eco?
-Claramente, si queremos responder a la demanda de bienestar de la población de nuestro país, tenemos que crecer bastante más de lo que estamos creciendo, para lo que hay que realizar una serie de reformas. Hay que fomentar la apertura de la economía, pese a que hoy en día es complicado hablar de esto con el embate proteccionista que estamos viendo y la guerra comercial que es inminente. También hay que fomentar acuerdos con países que, ante un mundo que se cierra, pueden querer generar algún acuerdo puntual, para lo que Uruguay debe estar de acuerdo. No necesariamente es un tratado de libre comercio (TLC) o grandes titulares, pero sí acuerdos específicos que sean importantes para algunos sectores, como uno que permita exportar a China garra de pollo. Después, hay cosas que dependen de nosotros, como eliminar la tasa consular, que es un cargo que tienen las exportaciones y que encarecen muchos productos, o facilitar importaciones, que es algo que redundaría en una reducción en el costo de vida y en los costos para las empresas. También hay cosas para hacer en el mercado de trabajo. Seguimos teniendo una ley madre de la negociación colectiva que viene de la Segunda Guerra Mundial, donde empresarios y trabajadores demandan que existan condiciones más afines a lo que es el mundo actual. La negociación colectiva por rama de actividad como se da en Uruguay, involucra a empresas muy diferentes, grandes y chicas, a las que les va bien y a las que les va mal, algo que no tiene sentido. Por otra parte, el rol del Estado es importante, tenemos regulaciones absurdas, costos altos, demoras injustificadas en muchos trámites a nivel nacional y departamental. Y la otra pata importante son las reformas micro, que son reformas de mercado que habiliten mayor competencia y que permitan menores costos. Acá hay desde cosas importadas hasta de producción nacional que, con mercados más competitivos, implicarían menores costos para los uruguayos y eso también repercute. No hay una bala de plata para crecer más, pero hay una serie de reformas que, si se encaran, Uruguay podría crecer más de lo que está creciendo hoy y eso es necesario, porque si no, en algún momento vamos a tener un problema para atender demandas sociales si la economía no crece más.
-¿Cree que este gobierno tiene la voluntad de llevar estas reformas a cabo?
-El ministro Oddone tiene claro este problema y lo ha mencionado expresamente. Creo que, en líneas generales, lo que ha anunciado va en el sentido correcto y ojalá pueda avanzar. La duda es si el programa económico de Oddone va a poder avanzar cuando varios integrantes del partido de gobierno no lo comparten, donde también tendrá la oposición del PIT-CNT. Entonces, creo que la orientación de Oddone en términos generales es la correcta, hay que ver en los próximos meses si puede empezar a mover la agenda o no.
-¿Es un palo en la rueda esa dualidad de posturas dentro del Frente Amplio (FA)?
-Lo curioso es que, en buena medida, la oposición a la agenda procrecimiento que Oddone quiere plantear, va a estar principalmente en el partido de gobierno y en el PIT-CNT. Entonces, es una situación curiosa y ojalá tenga el respaldo para poder enfrentarla. Hay dos situaciones este año que nos van a mostrar en qué medida se impone la agenda de Oddone y en qué medida se impone la de Castillo, Civila y compañía. La primera es el presupuesto. El ministro de Economía dice que hay que mejorar el resultado fiscal, vamos a ver si tenemos un presupuesto que plantee una mejora en el resultado fiscal, lo que implicaría necesariamente no aumentar el gasto significativamente y no aumentar impuestos. Si en el presupuesto hay algo que venga por el lado de aumento de gastos con aumento de impuestos, no estaría imponiéndose la agenda de Oddone. Y la otra gran situación es la ronda de negociaciones de los Consejos de Salarios. Hay que ver si se va por el lado de pautas prudentes, que permitan mantener la creación de empleo récord que viene de la administración anterior, o por un aumento voluntarista, que complique la creación de empleo y se llegue hasta a destruir empleo.
-¿Hay margen para la mejora salarial que planteó el FA en campaña?
-Va a tener que ser muy prudente con el aumento de gastos en el presupuesto, como con la pauta de los Consejos de Salarios. Creo que hay un riesgo no menor de que se infle el presupuesto. No en lo que envíe el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), sino en lo que derive de las negociaciones del Parlamento y que en la pulseada entre el MEF y el Ministerio de Trabajo haya pautas de aumentos excesivos. A todos los que vivimos de nuestro salario nos gustaría que aumentara más, el problema es si por ese aumento voluntarista se llega a la destrucción de empleo, algo que nadie quiere. Entonces, en ese equilibrio fino se va a demostrar qué agenda se impone y cuál es la suerte del país. Hay compromiso de campaña de aumento de salario y de gasto que considero que, como está planteado, sin incremento de impuestos es muy complejo que se implemente.
-¿Cómo analiza los últimos cierres de empresas industriales, que se han instalado en el debate público?
-En general, los casos que hemos visto son de empresas que venían con problemas desde hace tiempo. Creo que no responde a una situación generalizada de la economía. Después, hay otro asunto que nos cuesta entender en Uruguay, que es normal en el proceso de una economía que haya empresas que cierren y empresas que abran. Es normal. En algunos casos sí hay un problema particular, si cierra una empresa grande en un pueblo chico del interior, para esa localidad sí es un problema en sí mismo, pero en términos generales, no se puede estar corriendo atrás de cada empresa que cierra para darle una solución, porque eso tiende a esclerosar la economía.
“Fue malo que no se cumpliera con la regla fiscal en el último año de gobierno”
-El último año trajo consigo el aumento del tope de endeudamiento, fijado por uno de los pilares de la regla fiscal. ¿Qué reflexión le merece?
-Fue malo que no se cumpliera con la regla fiscal en el último año de gobierno, así como fue bueno que se cumpliera en los cuatro primeros años. Hay algunos atenuantes, como por ejemplo que el grueso del incumplimiento se da por una sorpresa inflacionaria, porque la inflación fue menor a la prevista y se dio una recaudación menor. Entonces, no fue por aumento del gasto. El gasto nominal es el que venía de las rendiciones de cuentas anteriores y no hubo un aumento del gasto en año electoral. El balance de la regla fiscal es muy positivo, porque ayudó a la mejora de la calificación de Uruguay y a la baja del riesgo país. Creo que hay algunos aspectos a mejorar, nosotros propusimos algunos desde el CED y la semana pasada, cuando Oddone estuvo en Comisión de Hacienda en Diputados, habló de algunas mejoras a la regla fiscal y creo que es bueno que se esté hablando de cómo mejorarla, en base al supuesto de que se va a mantener.
“La idea de que a Uruguay le puede ir bien pegándose a la política exterior de Brasil, es un error importante”
-¿Ve oportunidades en la postura que está tomando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para que Uruguay se acerque a la Unión Europea (UE) o a China, teniendo en cuenta la posición que tiene el nuevo gobierno en cuanto al Mercosur?
-Me parece un error de la nueva política exterior el pegarse a Brasil. La idea de que a Uruguay le puede ir bien pegándose a la política exterior de Brasil, es un error importante. No responde a los mejores intereses de Uruguay y no nos va a traer ningún beneficio a nivel internacional. De lo que se vio hasta ahora, es de los errores más importantes. De todas formas, esto de volver a la política de más y mejor Mercosur, que no funcionó y no va a funcionar, también es un error. Creo que se va a tratar de insistir con otros acuerdos por fuera de la región y una posibilidad es que esta guerra proteccionista que se está desatando haga que se pueda cerrar el acuerdo con la UE, porque la UE puede querer mostrar que no sigue una política proteccionista al estilo de Estados Unidos, sino que apuesta a ir por una política contraria, algo que quizás ayude a cerrar este acuerdo. Uruguay no tiene alternativas a la apertura comercial y sería ridículo plantear que vamos a tomar represalias a los países que nos pongan aranceles.