Teresa Aishemberg, gerenta general de la Unión de Exportadores del Uruguay (UEU)
Las solicitudes de exportación de bienes cayeron 14,6% en agosto, frente a igual mes del año pasado. En los primeros ocho meses del año el descenso fue de 23,12% frente a igual lapso del 2022, lo que representó un monto total exportado de US$ 6.296 millones. Partiendo de este panorama, CRÓNICAS conversó con Teresa Aishemberg, gerenta general de la UEU, quien analizó la situación actual del sector, con énfasis en los problemas y desafíos de cara al futuro. Entre otros temas, se refirió a la competitividad, detalló la importancia de la sostenibilidad y evaluó el rol del Mercosur para la producción nacional.
Por Oscar Cestau | @OCestau
-¿Qué lectura hace de los últimos datos de exportaciones?
-En términos generales, las exportaciones cayeron por décimo segundo mes consecutivo, China compró menos carne, lácteos y soja. Por su parte, cayeron también las ventas a Argentina y crecieron las ventas a Brasil, país que se ubicó en el primer lugar del ranking por encima de China. Estos datos siguen reflejando un contexto internacional complejo, con precios de exportación menores a los del año pasado y con perspectivas de crecimiento muy magras a nivel mundial. Las mismas, por su parte, se suman a la falta de competitividad interna y los efectos de la sequía. Tanto la sequía como los precios internacionales, se suman al hecho de que China completó 15 meses en baja de compras. Hay cosas que no podemos dominar, pero sí podemos trabajar por la competitividad interna del país.
-Escuchamos hablar de competitividad, ¿qué es?
-Hay que imaginarse dos corredores en la pista de atletismo, uno viene muy preparado, con mucho músculo y entrenamiento, y otro no tanto, además lleva en su espalda una mochila cargada de cosas. Los músculos son todas las gestiones que hace un país para ganar la carrera y llegar a ese mercado. Tiene que ver con cómo está la empresa dentro y cómo está el país que rodea esa empresa, todo junto tiene que estar integrado para que lleguemos en forma para competir con otros por ese mercado. Nosotros tenemos costos altos con respecto a otros países, en relación a tarifas, logística y calidad de servicios. Por otra parte, hay otros aspectos de mediano y largo plazo en los cuales, si no se avanza, se retrocede. Se trata, por ejemplo, de los acuerdos comerciales y la capacitación de recursos humanos, lo que en definitiva es la educación.
-Teniendo en cuenta todas esas gestiones necesarias, ¿por qué no se avanza?
-Tendría que haber una estrategia país enfocada en lo que es necesario para quintuplicar las exportaciones. Si no nos juntamos y pensamos en lo que podemos compartir y no en lo que podemos disentir, no nos vamos a poner nunca de acuerdo. De ese modo, también va a ser difícil que compitamos con países que sí cuentan con una estrategia y objetivos claros. Insisto en que hay que trabajar a la interna mucho más, dentro de la empresa y en las pequeñas empresas.
-¿Desde la UEU se está trabajando de alguna forma en relación a las pequeñas empresas?
-Les estamos dando una mano en la Unidad de Pymes de la Unión de Exportadores, y otras cámaras están haciendo lo suyo. Se trata de que no estén tan perdidas y podamos ver dónde les duele para ir con los programas encauzándolas, para que sigan creciendo.
-En concreto ¿cómo es la situación de competitividad en relación al dólar?
-El dólar nominal en Uruguay aumentó 0,44% en agosto, pero no es suficiente para compensar lo que va del año, ya que cayó 6,19%. Paralelamente, aumentó 5% en Australia y 6,5% en Nueva Zelanda, ambos competidores. Por otra parte, aumentó 10,7% en Sudáfrica, que compite con nosotros en fruta, y además 5% en China, por poner otro ejemplo.
-¿Cómo se caracteriza el momento actual de las exportaciones en función de los commodities?
-Carne, lácteos y soja fueron los commodities más resentidos, esto se debió a menos compras de China, Brasil y Argentina. Los que aumentaron en agosto, por ejemplo, son la madera por la nueva planta de UPM y los cereales porque Brasil compró más, salió algo por la zona franca de Nueva Palmira y algo más a México. También aumentó la venta de animales vivos porque empezaron a comprar más Turquía y China.
-De cara al futuro de las exportaciones, ¿cuáles son las expectativas?
-Queremos que vuelvan a crecer, las cosas que podemos hacer son enfocarnos en el tipo de cambio, la mayor apertura de mercados y la baja de los costos internos del país. Esto último es clave, de lo contrario, por más esfuerzo que hagamos de negociación internacional, el mismo se ve neutralizado porque seguimos con los costos altos. No alcanza con tener acuerdos, bajar aranceles y barreras paraarancelarias, si no logramos llegar con bienes y servicios de calidad y a precios competitivos. Para eso necesitamos del dólar, bajar los costos de producción, los costos logísticos, los costos de la burocracia, entre otros. Ahora lo otro que se viene es producir más cuidando el ambiente, trabajando en aspectos sociales y de gobernanza, elementos que en su conjunto son la base de la sostenibilidad y tendrán cada vez más relevancia en los próximos años.
-¿El sector exportador tiene conciencia del nuevo rol de la sostenibilidad y los aspectos sociales?
-Tiene conciencia, las grandes empresas le vienen pidiendo a gritos a sus proveedores que se conviertan en pos de la sostenibilidad. En ese sentido, la Unión de Exportadores creó una unidad verde donde hay una estrategia de ayudar a las pequeñas empresas, que son proveedores de las grandes, para caminar apuntando a ese desafío, generando sellos. En el exterior, si no tenés esos sellos, no te van a comprar. Junto con el LATU y el Banco de la República estamos trabajando para generar un grupo de empresas pequeñas que vayan traccionando a otras para que las grandes puedan certificarse en sostenibilidad.
-En general, ¿cómo está Uruguay con respecto al medioambiente?
-Podemos decir que existe en Uruguay compromiso y conciencia. Es una política de Estado, se cambió la matriz energética a 100% renovable y se está entre los países con mayor energía eólica per cápita. Tenemos un Ministerio de Ambiente enfocado en la temática, hay una ley forestal hace más de 30 años, la cual ha permitido que el país en vez de sufrir la deforestación, tenga forestación y ayude a bajar los niveles de CO2. Hay un sistema de respuesta al cambio climático y las empresas que exportan a mercados exigentes en su mayoría tienen certificaciones ambientales, de otra forma no podrían exportar. Por lo tanto, lo que necesitamos de Europa es apoyo para trabajar juntos para un planeta sostenible y no la exigencia de cosas que nosotros ya tenemos encaminadas.
-Sin embargo, cuestiones vinculadas al medioambiente parecen haber dificultado la concreción del acuerdo Mercosur-Unión Europea. ¿Se está tan lejos de sus exigencias?
-La Unión Europea vive cuestionando los temas ambientales y poniendo normas, pero creo que tiene un gran desconocimiento de cómo se produce en el Mercosur, algo que también es culpa nuestra por no hacer un mejor marketing. Cada vez que Europa quiere firmar un acuerdo se oyen crecientes protestas, sin embargo, en ese continente hay algunos países que vienen contribuyendo al deterioro ambiental hace siglos. Parece que no se tiene en cuenta el deterioro acumulado. Desde 1750 cuando inició la Revolución Industrial comenzó a deteriorarse el medioambiente en Europa y en poco tiempo Estados Unidos siguió el mismo camino. Hacia 1900 esto se hizo más evidente, pero recién se empezó a estudiar en profundidad a mediados del siglo pasado. En ese momento los países emergentes comenzaron a industrializarse, por lo tanto, la contribución que han tenido al deterioro ambiental mundial es bastante menor, no se los puede responsabilizar y menos aún a los de América del Sur. Se han ensayado distintas fórmulas con el Protocolo de Kioto, la más reciente la cumbre en París, pero todo es muy lento, el planeta se sigue calentando y estamos viendo las consecuencias. Si hace 50 años hubiéramos revertido el rumbo, seguramente sería otra la situación actual. No es una realidad que hayamos generado desde este rincón del mundo y no tenemos el peso como para revertirlo solos.
-¿Cómo evalúa el desempeño del gobierno a nivel del comercio exterior?
-El gobierno ha hecho lo que estaba ante sus posibilidades. Cuando se quiere acordar con países como China, Brasil o Estados Unidos, generalmente no se tiene la sartén por el mango. Podemos marcar la intención, pero esos países nos ponen en la fila según su conveniencia. Tenemos que esperar, ya manifestamos la intención, pero ellos deciden cuándo.
“Tendríamos que seguir profundizando y mejorando el Mercosur”
-¿Cómo ve la situación actual del Mercosur?
-En Uruguay hay 400 empresas que exportan al Mercosur, dentro de las cuales hay unas 250 que solo pueden hacerlo a este mercado. Esas empresas que exportan al bloque productos industrializados no tienen opción de vender en otros mercados, ya sea por los costos del transporte, por temas culturales o porque son filiales internacionales que se instalaron en Uruguay para aprovechar justamente al Mercosur. Por lo tanto, tendríamos que seguir profundizando y mejorando el Mercosur, negociando mucho con nuestros vecinos. Hay que procurar no ponernos tantas trabas entre nosotros, el Mercosur es una plataforma muy importante de consumidores. Considero fundamental profundizar los acuerdos que están protocolizados en Aladi, porque todo el mundo busca nuestros países para vender y nosotros también nos podemos vender entre nosotros. Hay muchas empresas de América Latina que no viven de los precios internacionales, solo trabajan industrializando, manufacturando, y ese valor lo soportan los países latinoamericanos. Entonces, si nosotros bajamos más los aranceles entre nosotros, haríamos muchas cadenas de valor y complementación, y en definitiva aprovecharíamos las virtudes que tenemos.
-El presidente de la Cámara de Industrias, Fernando Pache, en una entrevista con Empresas & Negocios decía que el error de Uruguay era haber querido cortarse solo olvidándose de lo que era la dimensión de Brasil. ¿Qué opina al respecto?
-Tenemos un consejo de comercio exterior del Mercosur que integran las cámaras de exportadores de los cuatro países. En una reunión en Brasil le decíamos al presidente de la cámara exportadora de Brasil que por favor liderara, que su país era grande, que tenía la fuerza de negociación. Pero evidentemente cada país tiene problemas internos que a veces lo superan. Se necesita un lobby importante para que sientan qué pasa en estos países, porque ellos están en otro mundo, con todos esos problemas y siendo grandes países.
-¿En el Mercosur a veces pesa la ideología?
-Debería no impregnarse de ideología, la ideología debería ser el Mercosur per se, como plataforma comercial y de negocios.
La logística y el gran debate de la terminal portuaria
-Hablaba de los costos logísticos, ¿eso es una preocupación a nivel local?
-Sí, hay que tener en cuenta que es parte del producto. Cuando se produce ese insumo, tiene que pasar por el puerto de Montevideo, nosotros estamos reclamando que bajen esos costos. Hicimos estudios y detectamos durante 2013 y 2018 que hubo aumentos de hasta 300% en las tarifas de las terminales. Cuando cambió la forma y se extendió por 50 años la concesión de la terminal, se definió una rebaja del 26% en dos etapas sobre las tarifas básicas. Algo ya concretaron, llegaron a la rebaja del 26%, pero acaban de aumentar 17% para la importación y 13% para la exportación. Según nuestros estudios, el costo básico para exportar un contenedor vía la terminal del puerto de Montevideo pasa a ser de US$ 324. Los puertos que nos pueden llevar la carga si quisieran, si nuestros empresarios decidieran salir por el de Río Grande en Brasil o el de San Antonio de Chile, ese costo es de US$ 80. Nuestra terminal portuaria es cuatro veces más cara, por eso nosotros estamos trabajando para ver qué figura la puede controlar.