Daniel Pérez, viceministro de Trabajo y Seguridad Social
La recuperación del empleo ocurrió “un año antes de lo que los analistas decían” y hoy hay niveles “bastante mejores” a los prepandemia, dijo Daniel Pérez en entrevista con CRÓNICAS. Por otro lado, el subsecretario señaló que desde la cartera tienen información distinta a la que arrojó un reciente estudio del Instituto Cuesta Duarte, que dio cuenta de la existencia de 100.000 nuevos “veinticincomilpesistas”. En otro orden, agregó que muchas veces el atraso cambiario está “vinculado” con la productividad.
-Usted fue director de Empleo y en mayo asumió como subsecretario del Ministerio. ¿Qué evaluación hace de la gestión realizada en estos casi cinco años?
-Hago una evaluación positiva. Si se miran todos los indicadores, hemos tenido una buena gestión, que es algo que se refleja en la gente. No hemos sido interpelados y ni siquiera nos llamaron en régimen de comisión general, las veces que hemos ido a la comisión fue por proyectos o por algún conflicto puntual, pero no por un cuestionamiento a la gestión. En ese sentido, hemos tenido un buen resultado y cuando se miran los indicadores de empleo uno ve que, más allá de la pandemia, el desempleo nunca subió mucho e incluso subió bastante menos de lo que pronosticaban los analistas.
La recuperación del empleo ocurrió un año antes de lo que los analistas decían y hoy tenemos niveles de empleo que son bastante mejores a los niveles prepandemia. Hay que ir hasta 2016 para encontrar niveles de empleo mejores que los actuales y también logramos recuperar el salario. En su momento, con la pandemia, se planteó que había que priorizar el empleo o el salario porque la situación era complicada y tanto trabajadores como empleados lo entendieron y nos comprometimos a recuperar el salario al final del período, que de hecho lo recuperamos un año antes.
Por otro lado, la conflictividad ha sido más baja que en el último gobierno del Frente Amplio (FA) y ha habido un buen relacionamiento con los dirigentes sindicales, más allá de algunas diferencias.
-Según un estudio del Instituto Cuesta Duarte, la tasa de empleo se ubicó en el 58,6%, lo que hace que sean 1.720.000 el total de ocupados, que se traduce en 42.000 nuevos empleos creados en el último año. Sin embargo, el informe muestra un crecimiento en la informalidad y arroja que, si se compara el primer cuatrimestre de 2023 con el de 2024, esos 42.000 son empleos informales. ¿Qué opina al respecto?
-Esta es una mirada muy antojadiza, porque los indicadores de empleo se miran en términos anuales para evitar estacionalidades. Si yo miro el mes de abril, que es cuando cierra ese cuatrimestre, la informalidad bajó respecto de marzo, y sobre eso el informe del Cuesta Duarte no dice nada. Y a su vez ellos comparan 2023 con 2024, pero si se comparan los números de 2019, la tasa de informalidad actual es más baja. Cuando la informalidad fue más baja en 2023 que en 2022 tampoco dijeron nada.
Su visión es un poco antojadiza porque están buscando dónde está lo que está mal y qué se puede encontrar. Si se mira anualmente, en el 2023 la informalidad cerró en 21,3%, que es 3% por debajo de todo el quinquenio del FA. En general, los datos de empleo se miran anualmente, no parcialmente. Además, es raro que lo hayan hecho en el cuatrimestre, es más lógico que lo hagan en el trimestre o en el semestre, porque si se mira para atrás, no hay informes del Cuesta Duarte que usen como parámetro los cuatrimestres.
-¿Y cómo se miran los números de la informalidad desde el Ministerio?
-La informalidad es más baja que antes y no habrá un aumento en términos generales. Acá ocurrió un fenómeno raro, dado que la informalidad bajó con la pandemia, que es algo que pasó en todo el mundo, pero después se mantuvo baja. Una interpretación puede ser que la gente se haya dado cuenta de que todos los subsidios que se dieron, fueron vinculados a los aportes al BPS y toda la gente que tenía trabajos informales, sobre todo cuentapropistas, vieron un paraguas sobre el que guarecerse. También, lo que ocurrió fue que la recuperación del empleo se dio en la formalidad. Donde hubo recuperación de empleo, hubo un mayor aumento de la formalidad.
De todas formas, hay determinados lugares que siguen llamando la atención, particularmente, la frontera con Brasil. Hay que trabajar fuertemente en esa zona, más que nada en las empresas unipersonales, que se trata de gente que se quedó sin trabajo o que no cuenta con la formación suficiente y salió a trabajar por su cuenta. Debemos generar incentivos específicos para la formalización, teniendo en cuenta que no vayan a distorsionar el mercado. Quizá haya que generar incentivos específicos, como que los cuentapropistas puedan tener acceso a alguna modalidad de seguro de paro, porque si un cuentapropista se enferma o pierde un cliente, de un día para el otro se queda sin ingresos.
-La otra contracara que tiene la situación actual del empleo, planteada por el Cuesta Duarte, es la cantidad de “veinticincomilpesistas”, que son 100.000 más que en 2019. ¿A qué responde esto?
-Ese dato a nosotros no nos queda claro cómo se construye, porque aparentemente se hace a partir del valor hora y después se multiplica eso por 40 horas, y no queda claro qué ingresos y qué variables se toman en cuenta. A nosotros no nos da que exista una situación de 100.000 nuevas personas que cobran $ 25.000 o menos. Hay que estudiar bien eso, porque hay que ver cómo se cruza este dato con el hecho de que la masa salarial haya aumentado. En la descripción que ellos hacen en el estudio no queda claro cómo llegan a ese número y cuáles son las variables exactas que toman en relación con la Encuesta Continua de Hogares (ECH), porque, además, aparentemente pareciera que todas las personas trabajan 40 horas, cuando hay muchas personas que trabajan menos.
-¿Qué datos manejan?
-Hay una dificultad para medirlo, pero los datos que tenemos nosotros nos dan que puede haber una diferencia del 3% de aumento en el mejor de los casos, pero hay que medir los aspectos que mencionaba y ver si esto no se debe a que aumentó la formalidad y la rebaja que se observa es por eso mismo. También hay que tener en cuenta que hay un cambio de metodología en la ECH y no tengo muy claro si el Cuesta Duarte no tiene algunos errores de diferencia, porque hasta 2019 la muestra estaba constituida de un modo y ahora es una muestra de tipo panel.
-Tomando en cuenta los principales factores que hacen a la situación económica actual del país, ¿cree que el contexto de la economía del país contribuye al desarrollo del empleo?
-Contribuye. La situación de Argentina fue un golpe muy fuerte y todavía sigue golpeando. Aun con ese contexto de brecha cambiaria con Argentina, los niveles de desempleo nunca fueron altos, sino que tendieron a ser más bajos que en la prepandemia y creo que hay que trabajar en generar más incentivos a la incorporación de nuevas inversiones, por eso es muy importante todo lo relativo a la apertura hacia el mundo y también hay que buscar generar polos de atracción en el interior. Muchas veces las inversiones se radican en Montevideo y hay una diferencia muy grande entre la situación de la capital con el interior, que tiene que ver con niveles de empleo y de salario, que son menores en el interior. En la medida que logremos generar nuevas inversiones que se radiquen en el interior, podremos generar mayores niveles de empleo con mejores salarios y cambiar la situación.
-¿El sindicalismo incide, en parte, para que los inversores extranjeros no vengan?
-No creo que sea un problema de cómo es el sindicalismo. Lo que sí es claro es que hay algunos temas que el país tiene que discutir y rediscutir. Uno de ellos es la productividad y cómo generar mayores niveles de valor agregado. Muchas veces el atraso cambiario está vinculado con la productividad que tenemos. Un ejemplo es el conflicto de Fábricas Nacionales de Cerveza (FNC), que uno de los problemas de la empresa es que la productividad de Uruguay es mucho menor que la que hay en Argentina o Brasil. Hay que trabajar para generar mayor valor agregado y las empresas y los sindicatos deben sentarse a discutir en profundidad este tema para elevar los niveles de productividad. Esto va a permitir exportar más a mayores valores, mejores ganancias para las empresas y salarios más altos para los trabajadores. A esto hay que vincularlo con la educación y la formación, además de la posibilidad de que los trabajadores puedan adecuarse más a los cambios. Vivimos en un mundo donde la capacidad de adaptarse a los cambios es cada vez más importante.
“A los actores sociales les cuesta discutir la productividad”
-La productividad es un tema central dentro de la reducción de la jornada laboral que se viene discutiendo. ¿Cree que están dadas las circunstancias para esta discusión en el país?
-Creo que es posible, pero no va a ser sencillo. Muchas veces a los actores sociales les cuesta discutir la productividad. Va a depender de la voluntad política, pero también de la audacia que tengan los actores sociales, tanto del sector empresarial como los trabajadores, para sentarse a discutir este tema seriamente y ver cómo hacer para mejorar, porque si no se mejoran los niveles de rentabilidad de las empresas, es imposible mantenerse. Podrá hacerse en algunos sectores en específico, pero no a nivel generalizado, porque lo que va a pasar es que habrá más costos y se va a reducir nuestra productividad respecto de otros países y, lejos de generar más empleo, vamos a tener mayores niveles de desempleo.
“Lo que hicimos con esta reforma fue resolver un problema que era urgente”
-¿Cómo evalúa la situación actual de la seguridad social?
-La situación actual está controlada. Lo que hicimos con esta reforma fue resolver un problema que era urgente, tanto que hace 10 años Mujica decía que era un tema a resolver. El problema de la seguridad social está asociado a la baja natalidad, dado que hoy nacen menos de 40.000 niños por año y se jubilan muchos más, por lo que es insostenible ese nivel de aportaciones, porque el sistema estaba basado en un sistema poblacional piramidal. En la medida en que eso no es así, es insostenible y necesariamente había que hacer una reestructura. La otra cuestión tiene que ver con que la expectativa de vida creció y está en el entorno de los 78 años, y la cantidad de años que el sistema debe pagar es mucho mayor. Hoy es sostenible, en la medida en que no se apruebe el plebiscito que propone el PIT-CNT y una parte del FA, porque dinamita el sistema de seguridad social y el BPS y hace que se deban aumentar los niveles de impuestos. Habrá que pensar en aumentar el IVA, que se estima rondaría en el 35%, lo que se traduciría en una reducción o en un aumento de costos.