Labat: En el Frente Amplio “están rompiendo las bases de la economía” y sus propuestas “erosionan la confianza”

EN HYATT CENTRIC

Diego Labat, expresidente del Banco Central del Uruguay

Quien será ministro de Economía si Álvaro Delgado asume la Presidencia en marzo de 2025, está convencido de que el país está en un momento que no puede atrasar más las reformas micro. Así lo manifestó en una entrevista con CRÓNICAS, en la que además defendió que Ancap está “razonablemente” preparada para competir si se desmonopoliza el mercado y dijo que Uruguay “debe crecer más” y “más allá del viento de cola o de frente”. Sobre este punto, resaltó que lo importante es la confianza, algo que los uruguayos ven como obvio, “pero que cuando aparecen cosas como el plebiscito del PIT-CNT, vemos que no son tan obvias”.

Por Mateo Castells | @teocastells


Menú: El entrevistado degustó Palometa al josper escalfada con salsa bechamel, que acompañó con agua sin gas, y para extender la sobremesa pidió un té.


-La mayor propuesta económica de Álvaro Delgado apunta a bajar el costo de vida de las personas, para lo que presentaron medidas que se traducirán en un ahorro de entre $ 2.500 y $ 3.000 para el bolsillo de las familias, lo que demandará una desregularización y cambios normativos en distintos escalafones. ¿Cómo piensan implementar estas medidas si gobiernan el próximo período?

-En el próximo período de gobierno habrá que trabajar mucho en competitividad, es decir, un país más barato para vivir y producir. Nosotros presentamos una pata de ese planteo que tiene que ver sobre todo con las reformas micro, con darles a muchos mercados más competencia, con desregular y desburocratizar un montón de mercados. Vamos a buscar ordenar la microeconomía y mejorar los incentivos que damos, para que el país sea al final más productivo y más competitivo. Esto lo vamos a hacer con una serie de normativas y decretos que permitan desregular y desburocratizar, centralizando algunas actividades y cuidando las cuentas públicas.

-¿Es consciente del papel que pueden tener los distintos lobbies?

-Es parte de la gestión del cambio. Las reformas micro van a tener efectos en el mercado, pero Uruguay está en un momento que no puede atrasar más las reformas micro y debemos salir de esa lógica del “no se puede”. No se podía la reforma de seguridad social y se hizo, no se podía bajar la inflación y se hizo. Ahora tenemos que ir por las reformas micro, con gestión del cambio y con los cuidados que haya que tener, pero es algo que vamos a hacer.

-Otro de los principales puntos de este paquete de medidas es la desmonopolización del mercado de combustibles. Usted estuvo en el Directorio de Ancap años atrás. ¿Cree que la empresa está preparada para competir?

-Ancap está razonablemente preparada y competir es lo que la va a terminar de preparar. Hay que seguir insistiendo con esto, a veces nos quedamos simplemente en la comparación de precios, que es importante, pero más importante es cómo cambian los incentivos cuando se desregula un mercado, porque hay actores que van a querer invertir más y otros que van a querer innovar y hacer las cosas de manera distinta. Que cambien los incentivos hace que dentro de 10 años pasemos a tener un mercado muy distinto. Cuando en un mercado hay un solo jugador, ese jugador nunca va a estar motivado a cambiar. En la medida que vos le ponés competencia y cambiás los incentivos, ese jugador va a estar pensando en cómo cambiar la manera de producir y de hacer las cosas.

-Uruguay hace 10 años que viene creciendo en el margen del 1% y se suele decir que está muy sujeto a los vientos de cola para crecer. ¿Cómo piensa hacer si es ministro de Economía para que el país crezca más?

-Está claro que Uruguay debe crecer más y que debe hacerlo más allá del viento de cola o de frente. Lo primero es la confianza, tener un país con una democracia sólida y reglas de juego claras, no es menor. A veces los uruguayos lo damos por obvio, pero cuando aparecen cosas como el plebiscito que impulsa el PIT-CNT, vemos que no es tan así. Eso hay que consolidarlo y mantenerlo. También hay que mantener la macro y las cuentas públicas ordenadas, manteniendo la regla fiscal. A eso hay que agregarle mayor impulso en algunos aspectos, que tiene que ver con una política comercial que busque una mayor apertura de la economía y las reformas micro que ya mencioné.

-La apertura de la economía está sujeta a factores externos, en gran parte.

-Pero hay que seguir insistiendo, con mucho pragmatismo. Y además hay cosas que podemos hacer solos, como la reducción de la tasa consular. Hay mucha industria del software y tecnología o la fabricación de satélites que hay en el país, por ejemplo. Y el tener insumos más baratos va a potenciar esa industria, que hoy funciona bien, pero podría crecer mucho más con otra apertura. A veces no visualizamos las ganancias de esa apertura. Hay que apuntar a la apertura comercial, a las reformas micro para tener mercados más competitivos y a un gasto público alineado con la competitividad. Tenemos que empezar a pensar cada vez más en un gasto público que esté muy bien priorizado, que se gaste cuando agrega valor. Y a eso le agrego mantener algunos paquetes de incentivos para las inversiones.

-Ambos bloques están de acuerdo en la importancia de tener una inflación baja, de que el país crezca más y de tener las cuentas ordenadas, pero hay matices en cómo llevarlo a cabo, además de la prioridad de atacar el problema estructural de la pobreza infantil. ¿Qué disonancias tiene con respecto al Frente Amplio (FA) en cuanto a cómo alcanzar esto que le menciono?

-En la confianza. Si no sos transparente, si no decís lo que vas a hacer, si tenés un montón de prejuicios ideológicos con un montón de actividades, si te preocupa que haya algunos actores que tengan lucro, es difícil.

-¿A qué se refiere?

-La propuesta del plebiscito de que no tiene que haber AFAP es un mensaje bien claro, y de esos en las bases programáticas hay muchos. La confianza está en la base de todo y no nos damos cuenta de cómo eso influye. Precisamos crecer, para crecer precisamos invertir, pero para invertir debe haber confianza. Cuando se mira a los otros países de la región, hay algunos que tienen oportunidades de inversión gigantes, pero que nadie va allí por las reglas de juego que no están claras. Las principales propuestas que hoy pone sobre la mesa la oposición erosionan la confianza, además de que hay muchas que no está claro qué es lo que harían porque son bastante ambiguas. Están proponiendo estudiar una flota pesquera estatal. ¿Qué mensaje le están dando al empresario pesquero? Están rompiendo las bases de la economía. En la oposición el prejuicio hacia el sector privado y el funcionamiento correcto de la economía aparece permanentemente. Tal vez no sean todos, pero sí son la corriente que prima.

-Otro de los grandes temas de debate son los 150.000 niños que viven por debajo de la línea de pobreza en el país, lo que demandará una importante inversión en los próximos años. A su vez, el déficit fiscal en marzo de 2025, según estimaciones, rondará en el entorno del 4%, y distintos especialistas han señalado que no hay margen para aumentar el gasto público. ¿Cómo se atiende la pobreza infantil con este panorama acotado? ¿Se reestructura el gasto? ¿Se aumentan impuestos?

-Nosotros no manejamos aumentar impuestos. Sí es muy importante empezar a tener un manejo del gasto con prioridades. Nosotros estimamos un gasto que en el quinquenio termina en US$ 200 millones gastados por año, que es un paquete con el que nos proponemos bajar considerablemente la cifra de pobreza infantil. Más allá de las discusiones sobre cuánto hay que gastar, mi lectura es que Uruguay hace 10 años que tiene las cifras de pobreza estancadas. Hay que hacer cosas distintas y aplicar teoría y práctica para que tengan efecto. Creemos que hay que plantear un buen shock para la pobreza infantil, que por ahí también van las propuestas educativas, porque tenemos el diagnóstico de que en la educación se va buena parte de la vida de esos problemas y por ese camino va la universalización de las escuelas para los dos quintiles de menores ingresos.

-Unicef, por ejemplo, estimó que para abordar esta problemática se necesitarán US$ 355 millones y ustedes manejan US$ 200 millones. ¿Es acertado hablar de cifras?

-US$ 200 millones para la pobreza infantil es lo posible hoy. Hay una situación fiscal razonable y con una regla fiscal, pero a diferencia de hace cinco años, tenemos una economía creciendo, no en el entorno del 1%, sino que bastante más. Este año va a cerrar en casi 3%, y una economía creciendo te empieza a dar ciertos lugares para avanzar en estas cosas. Para nosotros hoy lo posible son US$ 200 millones, por supuesto que uno podría gastar el doble y sería útil, pero creo que lo importante es empezar a atacar. Nosotros hicimos una estimación con el bono educativo, que está hecha con las tasas de egreso que hay hoy en esos quintiles y un poco más, pero ojalá dé el doble del resultado. 

-¿Qué estimaciones hicieron?

-Para ese programa estimamos entre US$ 33 millones y US$ 35 millones. 

-Pero están sujetos a la cantidad de egresados de bachillerato de esos quintiles, que puede aumentar.

-Si el programa es exitoso, va a costar mucho más. Si cuesta mucho más, quiere decir que estaría teniendo efecto, que a veces es lo que perdemos de vista. El programa del bono educativo es algo que, si funciona bien, tiene fecha de vencimiento, porque si lográs que el 100% de los jóvenes terminen el liceo o la UTU, muchos de los problemas de pobreza se van a terminar resolviendo.

-¿Imagina mucha diferencia entre un Ministerio de Economía dirigido por usted a uno dirigido por Gabriel Oddone?

-Lo único que sé es que Álvaro Delgado me anunció a mí públicamente. No sé quién va a ser el ministro del FA. No me puedo imaginar nada mientras no designen a nadie.


“La preocupación por la competitividad será el eje central de los próximos cinco años”

-¿Cómo se piensa la política económica de un eventual gobierno de coalición?

-En términos generales, pensamos seguir en la misma línea. Una línea de política económica que cree en la economía de mercado, que cree en una economía de bases sólidas y reglas de juego claras. Vamos a seguir ordenando la macroeconomía, que hoy está ordenada, pero seguramente tengamos un objetivo más ambicioso de inflación, ajustando los números fiscales y aplicando un paquete que permita crecer mucho, donde la competitividad estará en el centro de todo. Uruguay tiene una preocupación importante por la competitividad, que será el eje central de los próximos cinco años.

-¿Piensa algún perfeccionamiento de la regla fiscal?

-No. Hay algún indicador que se puede ver, con los gastos que se consideran estructurales o no.


La flotación libre “es el mejor régimen que puede tener un país chico”

-¿Cómo fue lidiar con las presiones de sectores como el de los exportadores respecto del precio del dólar?

-A mí me tocó estar en el BCU y defender un objetivo que era el mandato que teníamos y a eso apunté. Como toda política pública, puede haber gente que no esté de acuerdo, pero así funciona. Yo no le llamo presiones, sino que son opiniones de gente que piensa distinto.

-Se suele decir que un dólar alto funciona como una especie de subsidio para este sector. Que el dólar suba, subsidia ineficiencias que existen en el país para que los exportadores puedan competir. ¿Está de acuerdo con esto? ¿Cuáles son estas ineficiencias? 

-Para un país abierto como Uruguay, que lo que quiere es abrirse al mundo y ser cada vez más competitivo, lo más importante es tener flotación libre, que es el mejor régimen que puede tener un país chico y por eso lo implementamos. Creemos que en el mediano y largo plazo esto apuntala la competitividad. Las ineficiencias que tenga la economía, la misma economía las irá resolviendo, y cuando esas ineficiencias vienen del Estado, es cuando hay que actuar. Seguramente la economía uruguaya tenga muchas ineficiencias y haya que hacer el esfuerzo de corregirlas. Ahí estará nuestro enfoque.