Julio César Lestido, presidente de la Cámara de Comercio y Servicios del Uruguay (CCSU)
La marcada diferencia de precios que existe con Argentina y Brasil constituye uno de los principales desafíos para el sector comercio y servicios. Por un lado, las empresas ubicadas en la frontera son las que sufren los mayores impactos y, por otro, el consumo hacia los países vecinos y el contrabando que ingresa a Uruguay, perjudican a todos los rubros a nivel nacional. Así lo dijo a CRÓNICAS el titular de la CCSU, quien lamentó además la pérdida de competitividad de la economía uruguaya desde diversos frentes.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Cuál es su evaluación del estado actual del comercio y los servicios?
-Según los últimos datos relevados correspondientes al primer trimestre del año, que surgen de la encuesta de actividad que realizamos desde la cámara, el sector registró un incremento moderado en el volumen de ventas en la comparación interanual del orden de 1,7%. Es decir, si bien el sector mantiene una fase de crecimiento ya desde la segunda mitad del año 2022, es relativamente bajo, dejando atrás los efectos rebote luego de las caídas registradas durante la pandemia, y sin poder iniciar aún una senda de crecimiento sostenida en el tiempo.
Asimismo, cuando se desagrega el análisis a nivel de rubros, tamaño de empresas, tipos de bienes y localización geográfica, los resultados presentan una gran disparidad. A modo de ejemplo, de los 19 rubros relevados, 13 sufrieron una caída en sus niveles de venta reales en la comparación interanual en el comienzo del año. Según la localización geográfica, las empresas ubicadas en la zona del litoral (Salto, Paysandú, Río Negro y Soriano) son las más afectadas, con una contracción en sus niveles de venta mayor al 7%. Y en relación al tamaño de las empresas, las micro y pequeñas vienen atravesando una fase recesiva por varios períodos consecutivos.
-¿Cuáles son los principales desafíos que enfrenta el sector?
-Uno de los grandes desafíos es la diferencia de precios que existe con los países vecinos, en particular con Argentina, siendo las empresas ubicadas en la frontera las que sufren los mayores impactos, con menores niveles de venta mes a mes y la destrucción de fuentes de trabajo. Por otra parte, el corrimiento del consumo hacia los países vecinos, las corrientes de mercadería de contrabando que ingresan, así como los menores niveles de ingreso y gasto de turistas, ya afectan a las empresas del sector de todo el país, convirtiéndose en una problemática nacional.
-El desafío de la competitividad es algo transversal a todos los rubros y, pese a ser un reclamo que tiene años, no parecen verse cambios significativos. ¿Cree que el gobierno debería tomar determinadas acciones para mejorar en este aspecto? ¿Qué puede hacer la cámara en este sentido?
-Una de las mayores debilidades de nuestro país son los bajos niveles de competitividad, es decir, Uruguay está caro, lo cual es un gran obstáculo para las empresas de todos los rubros al momento de desarrollar sus negocios, de invertir, de contratar mayor personal. La cámara viene impulsando una nueva herramienta con el objetivo de convocar y movilizar a todos los empresarios: “Facilitación: de lo complejo a lo simple”. Allí podrán compartir todas las dificultades que deben enfrentar y que tienen como consecuencia pérdida de tiempo y gasto de recursos económicos. Es un hito más y refiere al compromiso de la CCSU para lograr un entorno de negocios que estimule el desarrollo de empresas privadas competitivas, generadoras de fuentes de trabajo genuinas.
-¿Cómo analiza la política monetaria y cambiaria del Banco Central (BCU)? Hoy se habla del atraso cambiario y sus impactos sobre la economía. ¿Esta situación está afectando al sector?
-Nuestra economía está perdiendo competitividad desde diversos frentes y uno de ellos está estrechamente vinculado con sus precios relativos frente a los principales socios comerciales, no solo de la región sino también extrarregión. Uruguay está caro en dólares y esto nos vuelve menos competitivos teniendo un impacto directo negativo en toda la economía. Cuando hablamos de pérdida de competitividad, hablamos desde una visión sistémica, es decir, no solo incide la política monetaria y cambiaria por parte del BCU, sino también las decisiones en materia fiscal, salarial, el entorno de negocios, entre otros.
-¿Cómo se encuentran las mipymes del rubro actualmente? ¿Son necesarios mayores apoyos?
-Como decía, las empresas de menor tamaño, en particular las micro y pequeñas, presentan los peores resultados. Las ventas de las microempresas volvieron a caer en forma significativa en el comienzo del año (-6,2%), así como de las pequeñas (-4,6%). Ambas son las que mayormente están padeciendo un contexto de menor actividad, de menor consumo, de mayor competencia desleal, en particular como resultado de la situación de frontera. Somos conscientes de que se han implementado medidas tendientes a darles cierto aire a estas empresas, pero, en muchos casos, dada la realidad tan compleja que enfrentan, resultan insuficientes. De allí la importancia de continuar trabajando de forma coordinada entre las empresas, el gobierno y la cámara para poder llevar adelante todas aquellas estrategias adecuadas a los requerimientos de las empresas y a las capacidades de las autoridades.
-¿Cuáles son las posibles soluciones a la problemática de las fronteras? ¿Por qué cree que no se ha implementado una “política de fronteras”, que fue una promesa de campaña del gobierno?
-La problemática de frontera es de una gran complejidad, lo que dificulta arribar a una solución. A principios de julio convocamos a un encuentro entre diferentes referentes técnicos y empresarios del sector, quienes manifestaron el impacto que la situación genera en la actividad económica de sus empresas allegadas, así como un conjunto de propuestas para atacar el problema. Como resultado se elaboró una nota que fue enviada al Ministerio de Economía, trasladando un conjunto de medidas de corto y largo plazo para que puedan ser tenidas en cuenta.
Dentro de las medidas de corto plazo o paliativas se destaca el descuento de impuestos al consumo (IVA, Imesi) y la reducción de las tarifas públicas comerciales para aquellas empresas y personas localizadas hasta a 60 kilómetros de los pasos de frontera; acciones de control aduanero en pasos de frontera, rutas nacionales y principales avenidas comerciales y ferias de todo el territorio nacional; y una campaña de concientización respecto a la importancia de la compra local y bajo el marco de la legalidad.
En relación a las medidas de largo plazo, que son las únicas que realmente van a poder atacar el problema estructural, es imprescindible trabajar en los aspectos microeconómicos de funcionamiento de los mercados de determinados tipos de bienes; generar propuestas de cambios sobre regulaciones, registros, normas, exigencias vigentes en aquellos mercados donde el diferencial de precios con los países vecinos es de mayor magnitud; generar propuestas de modificación en materia regulatoria que promuevan mayores niveles de competencia en dichos mercados, lo cual redundará en precios más competitivos de la economía y por lo tanto en una mejora en el bienestar de los consumidores.
“El camino de avanzar hacia una mayor apertura al mundo es el correcto y debemos profundizarlo”
-¿Considera que ha sido adecuada la política de comercio exterior de la actual administración?
-Este gobierno desde el principio tuvo un discurso aperturista, de diálogo permanente con otros países y búsqueda de avanzar hacia la concreción de nuevos acuerdos comerciales, lo cual desde la CCSU fue visto con buenos ojos. El camino de avanzar hacia una mayor apertura al mundo es el correcto y debemos profundizarlo, sin embargo, nos mantenemos aún bajo un escenario relativamente cerrado. Las autoridades parecen estar recargando las baterías en el Acuerdo Transpacífico, donde puede haber más probabilidades de éxito en el corto plazo, aunque aún restan deberes internos referentes a la adhesión de nuestro país al Tratado de Cooperación en Materia de Patentes. De forma simultánea existe una agenda amplia de liberalización comercial que nuestro país puede y debe continuar recorriendo, y así alcanzar mayor acceso de bienes a determinados mercados, lograr nuevas habilitaciones fitosanitarias, así como también lo recientemente logrado en materia de ampliación del área de libre comercio entre Uruguay y Brasil al incluir los bienes de zonas francas. El peor escenario es la inacción, por lo cual desde la cámara siempre encontrarán un impulsor clave para avanzar en este camino de apertura.