Leonardo Loureiro, vicepresidente de la Confederación de Cámaras Empresariales (CCE)
La inflación volvió a bajar y se ubica en su menor registro desde el año 2005, situación que es bien valorada por el vicepresidente de la CCE. Sin embargo, opinó que ahora es fundamental que se implementen medidas para solucionar el desequilibrio en el tipo de cambio. En diálogo con CRÓNICAS, Loureiro explicó cuáles son los principales desafíos del empresariado uruguayo e hizo hincapié en que el atraso cambiario es una de las grandes preocupaciones del sector, puesto que está comprometiendo la competitividad.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-Como vicepresidente de la CCE, ¿cómo evalúa la situación actual del empresariado uruguayo?
-La CCE agrupa a diversas cámaras que representan a distintos sectores de actividad económica, por lo que la situación es heterogénea. Actualmente, enfrentamos múltiples desafíos externos que impactan de manera diferenciada a cada sector, como las repercusiones continuas de la guerra en Ucrania, la diferencia cambiaria con Argentina, el problema estructural del tipo de cambio real y las consecuencias de la sequía. A pesar de estos retos, los empresarios uruguayos han demostrado ser resilientes, buscando soluciones propias y, en otros casos, a través de las cámaras empresariales, presentando propuestas al gobierno para encontrar alternativas conjuntas.
-Dado ese contexto actual, ¿en qué áreas de trabajo ha puesto el foco la confederación?
-Al asumir en marzo, destacamos algunas iniciativas a largo plazo que representan desafíos significativos para la sostenibilidad de nuestras empresas. Por ejemplo, como parte de “Uruguay por el Conocimiento” respaldamos proyectos que buscan impulsar temas relacionados con la educación de manera más rápida. Si bien valoramos la reforma educativa emprendida por el actual gobierno, sus beneficios se materializarán en un plazo de ocho a 10 años. Aspiramos a reducir este período mediante proyectos innovadores que se centren en las demandas presentes y futuras.
Paralelamente, hemos iniciado la creación de un observatorio para llevar a cabo estudios que respalden el desarrollo empresarial. Disponer de datos y análisis es crucial para formular políticas sostenibles de largo plazo.
Los empresarios estamos alineando nuestros esfuerzos con el enfoque de triple impacto: social, económico y medioambiental, siguiendo los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Este enfoque es esencial para nosotros y estamos comprometidos con él.
Además, hemos iniciado un diálogo sobre el efecto de las nuevas tecnologías en el trabajo. A través de un evento que congregó a diversos actores, logramos instaurar un debate sobre las repercusiones de estos avances tecnológicos. Continuaremos promoviendo actividades similares para ayudar a los empresarios y la sociedad a comprender el impacto de la inteligencia artificial, la automatización, las innovaciones en construcción, entre otros temas relevantes.
-Desde diversos sectores de actividad vienen advirtiendo por el atraso cambiario y sus efectos sobre la competitividad. ¿Cómo lo analiza? ¿Es un tema de preocupación?
-El atraso cambiario es una fuente de preocupación para los empresarios, especialmente en lo que respecta al desequilibro del tipo de cambio real. Como bien señaló Ignacio Munyo, director de Ceres, “la literatura evidencia una correlación negativa entre atraso cambiario y crecimiento económico, ya que compromete la competitividad de las exportaciones, desalienta la inversión y la generación de empleo. Un dólar devaluado afecta principalmente al sector transable, que enfrenta mayores desafíos para competir a nivel internacional, dada la naturaleza no transable de sus costos”.
Observamos un impacto adverso en el sector exportador, abarcando tanto bienes como servicios. Si bien reconocemos que el gobierno podría tener limitaciones en cuanto a las herramientas disponibles para intervenir, consideramos que es posible enviar ciertas señales al mercado. Valoramos enormemente los esfuerzos realizados para controlar la inflación, pero ahora es esencial enfocarnos en implementar medidas que busquen rectificar el desequilibrio en el tipo de cambio real. Independientemente de esto, la mejora en la competitividad se logra haciendo cambios más estructurales como hemos venido recomendando en diferentes reuniones y actividades.
-¿Qué lectura hace del camino tomado por el gobierno en materia de apertura internacional?
-La inserción internacional es esencial para Uruguay. Creo que la mayoría de los uruguayos comprendemos su importancia. En el sector en el que me desempeño, hemos estado trabajando en esta dirección desde 1988. Aunque históricamente se ha abordado la inserción internacional de diferentes maneras, existe un consenso generalizado sobre la necesidad de que Uruguay, dada su dimensión y su papel como productor de materias primas y proveedor de servicios de alto valor, busque abrir nuevos mercados, reducir aranceles y establecer acuerdos de doble tributación. Por ello, todos los tratados comerciales son de suma relevancia.
Nos preocupa que el proceso del acuerdo con China se haya ralentizado, supuestamente es porque China está priorizando ciertos avances con el Mercosur. En relación con la Unión Europea, aunque hemos visto progresos en los últimos meses, aún parece distante la concreción de un acuerdo definitivo. Esperamos que este proceso, que ha tomado años, culmine exitosamente. Respecto a Estados Unidos, se están realizando esfuerzos para mejorar los acuerdos existentes. En junio, congresistas demócratas y republicanos presentaron el proyecto “United States Uruguay Economic Partnership Act” que, de ser aprobado, beneficiaría a Uruguay al reducir aranceles en ciertos productos y facilitaría la obtención de visados para actividades comerciales e inversiones. Esto representa un avance significativo para diversos sectores económicos en nuestro país.
-Como expresidente de la Cámara Uruguaya de Tecnologías de la Información (CUTI), ¿qué opinión le merece el crecimiento que ha tenido el rubro tecnológico en Uruguay? ¿Qué oportunidades genera?
-El crecimiento del sector tecnológico en Uruguay es innegable y prometedor. A pesar de los contratiempos recientes, como el impacto de los despidos masivos en grandes empresas tecnológicas de Estados Unidos, que causaron una retracción en algunos negocios previstos para finales del año pasado y el 2023, el sector sigue mostrando resiliencia.
El 1º de junio organizamos un evento que contó con la participación de más de 120 de los más altos ejecutivos de las empresas asociadas a CUTI, donde se trazaron diversas estrategias. Una de las más relevantes es la necesidad de transformar la matriz productiva de nuestras empresas. Actualmente, la mayor parte de los ingresos proviene de la venta de servicios, lo que implica una demanda creciente de profesionales altamente capacitados. Dadas las condiciones demográficas de Uruguay, es un desafío mantener un flujo constante de profesionales formados para respaldar este crecimiento en servicios, especialmente al compararnos con países de mayor población.
Veo una oportunidad significativa en la creación de propiedad intelectual. Esto se traduce en el desarrollo de productos de software, innovadores modelos de procesamiento de información y nuevos modelos de negocios. Al enfocarnos en esta transformación, podremos alcanzar una economía de escala que nos permita crecer a un ritmo más acelerado.
“Este es el momento propicio para sentar las bases de un nuevo Plan Nacional de Ciencia y Tecnología”
-Diversos especialistas han planteado la necesidad de invertir más en materia de ciencia y tecnología. ¿Coincide con esta visión?
-Coincido totalmente con esa perspectiva. Como representante del sector productivo en el Consejo Nacional de Innovación, Ciencia y Tecnología, hemos estado trabajando activamente en esta dirección. Sin embargo, es esencial reconocer que, a pesar de la necesidad de incrementar la inversión, también debemos ser estratégicos debido a los recursos limitados. Esto implica priorizar las áreas de investigación que se beneficiarán de este aumento de fondos, lo que complica las negociaciones. Estoy convencido de que este es el momento propicio para sentar las bases de un nuevo Plan Nacional de Ciencia y Tecnología. A diferencia del plan creado en 2010, este debería incorporar líneas de base e indicadores claros que permitan un monitoreo, seguimiento y evaluación anual de su progreso y eficacia.
-¿La creación de un ministerio que aborde las áreas de ciencia, innovación y tecnología sería una medida de recibo para garantizar un mejor desarrollo?
-Es un planteo que necesita una discusión muy amplia, hay varias organizaciones que vienen promoviendo ese camino, como Investiga Uy. A priori muchos empresarios somos reticentes a incrementar el costo del Estado, pero si el objetivo que se busca se logra, podemos decir que no es un costo y es inversión. Podría ser el camino al darles mayor relevancia a la ciencia y la tecnología, pero debemos llegar a un consenso para contar con los apoyos políticos y sociales necesarios para su mejor desempeño futuro.