El sector exportador pasa raya y hace su balance. En ese sentido, y con los números a la vista, en 2023 hubo una caída de las exportaciones de bienes del 13% frente al 2022, año que había marcado un récord en ventas al exterior. El titular de la UEU realiza una puesta a punto sobre el tema, y enfatiza en el tipo de cambio, que no los favorece. Habla de los desafíos, que son los que se repiten año a año, y tienen que ver con mejorar la inserción internacional y abatir los costos de producción que tiene el país. El control de las tarifas portuarias es otro de los temas que preocupa, y que el sector seguirá reclamando ante las autoridades.
-El contexto ha estado enmarcado por la guerra entre Ucrania y Rusia, más acá en el tiempo los problemas en Israel, y en la región los cambios de conducción en países con peso económico como Brasil y Argentina, por citar algunos. Con ese escenario como marco, ¿qué balance hace del 2023?
-Este año ha sido complejo para los exportadores. Pero el sector ha demostrado ser muy resiliente. Tuvimos 13 meses consecutivos de caídas en nuestras exportaciones de bienes desde finales de 2022. Esto se explica por un menor dinamismo de China, menores precios internacionales y, por sobre todo, los impactos de la profunda sequía que atravesamos. Los últimos dos meses del 2023 mostraron indicios de recuperación en los montos de bienes exportados, tendencia que esperamos se consolide de cara al futuro. China está mostrando los primeros signos de mejora, luego de 16 meses de bajas, y las perspectivas de crecimiento a nivel internacional están algo más auspiciosas.
Ha sido un año de importante conflictividad en los servicios portuarios, lo cual ha afectado la operativa de nuestros exportadores, con los costos que esto conlleva. La UEU mantuvo un diálogo constante con autoridades y partes involucradas para evitar que esta situación se profundice.
Por otro lado, están las dificultades que enfrentaron los exportadores a Argentina, con demoras en las aprobaciones de importación y en los plazos de pago, lo cual nos demandó importantes esfuerzos para transmitir la situación a las autoridades y ayudar a destrabar la situación. Tenemos expectativas de que la situación mejore con el nuevo gobierno, ya sea por la eliminación que se dio en los permisos arbitrarios de importación como por la regularización de deudas y pagos futuros en los cuales aún se trabaja.
Por otro lado, el mercado brasilero se ha mantenido firme, y junto con la exportación a Estados Unidos, ha compensado en parte las caídas que hemos tenido a quien fuera nuestro principal cliente en los últimos años, China.
En cuanto a la exportación de servicios, hemos visto que hay dinamismo, pero no con los niveles de crecimiento que se habían visto en el 2022.
En definitiva, podemos catalogar el 2023 como un año bueno en términos históricos a pesar de las muchas dificultades a las que nos vimos enfrentados.
-El informe de exportaciones de bienes en 2023 reportó una caída del 13% frente a 2022. ¿Qué valoración hace al respecto?
-Lo vemos como una foto. Puede ser que parezca que fue una caída generalizada muy importante, pero en realidad eso tiene algunos componentes que hay que tener en cuenta. Se trata de que dos sectores cayeron fuertemente por situaciones diferentes; en el entorno de US$ 1.600 millones las semillas y oleaginosas como consecuencia de la sequía, y en el entorno de los US$ 500 millones la carne, producto de la caída de precios internacionales y de cierta merma de los volúmenes exportados por la desaceleración de China.
-¿Cómo evalúa el desempeño general y el comportamiento del resto de los sectores?
-El resto de sectores se mostraron bastante bien y resilientes considerando todos los eventos que hubo durante 2023. Tuvimos la caída de precios internacionales, el atraso cambiario que nos complicó la competitividad, la guerra de Rusia y Ucrania, que la seguimos teniendo pero que afectó las ventas a determinados países, las complicaciones que venimos arrastrando con Argentina, la volatilidad que tuvimos en Estados Unidos con el tema de las tasas de interés, la inflación, entre otras cosas.
-Mirando al 2024, ¿qué expectativas tiene para el sector y cuáles son los principales desafíos?
-Esperamos que el 2024 sea un año de crecimiento exportador en materia de bienes porque habremos superado la sequía -aunque perduren algunos de sus efectos-, China está en recuperación y UPM II seguirá incrementando sus exportaciones, entre otros factores.
Respecto a la exportación de servicios, creemos que mantendrá el dinamismo al que nos tiene acostumbrados últimamente.
Los principales desafíos serán los mismos en los que ya venimos insistiendo y trabajando: mejorar la inserción internacional y los costos de producción. Debemos continuar con los esfuerzos para abrir nuevos mercados, bajar los costos logísticos, mejorar la conectividad, buscar reducir costos de combustibles y energía eléctrica, entre otros temas. El desafío está en obtener resultados concretos en estos puntos, en especial en las tarifas portuarias, sobre las que venimos trabajando desde hace tiempo y sensibilizando a las autoridades. El control de las tarifas es un tema que advertimos y seguiremos defendiendo el próximo año.
La productividad también es un tema para tratar. Necesitamos una estrategia país, que vaya más allá de los gobiernos, que ponga el foco en el desarrollo a partir de la diversificación en la matriz productiva y de mercados de exportación de bienes y servicios.
En cuanto a la apertura de nuevos mercados, tenemos expectativas de los avances que se puedan dar el próximo año en las negociaciones con China y el Cptpp (Acuerdo Amplio y Progresista de Asociación Transpacífico), así como el posible cierre del acuerdo Mercosur-Unión Europea y el acuerdo con los países del EFTA (Acuerdo Europeo de Libre Comercio). Además, hay que trabajar en destinos como India, Medio Oriente y África.
Hay otros temas en los que proyectamos seguir trabajando en 2024. Uno de ellos es la independencia y autonomía del Banco Central, sobre la que hemos estado estudiando y creemos que es el momento de poner en agenda. Apostamos a un manejo profesional de la inflación como el que tenemos hoy, pero con independencia de otras políticas económicas. Los exportadores hemos sufrido todo el costo de lograr una inflación baja mediante la apreciación de nuestra moneda, lo que nos ha dejado en una posición mucho más débil para competir en el mundo. Entendemos que si queremos mantener una inflación baja es importante iniciar un proceso de desindexación de la economía. Este proceso hará que todos los actores sociales y económicos tengan interés real en mantener una inflación baja.
También esperamos seguir sensibilizando sobre la necesidad de modernizar las relaciones laborales, donde vemos que hay espacio para mejoras. Sin dudas la negociación colectiva sectorial es adecuada, pero debería existir espacio para distinciones por tamaño o ubicación geográfica, por ejemplo. O también distinguir entre transables y no transables.
Finalmente, 2024 será año electoral por lo que presentaremos a todos los candidatos la agenda de temas que preocupan al sector exportador. Nuestro desafío es romper con la dinámica de crecimiento que tiene Uruguay porque creemos que somos el sector que realmente lo puede impulsar, siempre apostando a lograr consensos y diálogo entre los diferentes actores.
-¿Considera correctos los pasos dados por el gobierno en materia de inserción internacional? ¿Se podría hacer más?
-Considero que Uruguay aún tiene mucho trabajo por hacer en materia de inserción internacional. Se han dado cambios en la conducción y en la estrategia que vemos con buenos ojos, pero obviamente la evaluación la haremos en función de los logros, y eso lleva tiempo. Si bien llegamos a más de 140 países, no contamos con gran cantidad de acuerdos comerciales preferenciales, y los que tenemos tienen poca profundidad (abarcan pocos productos o tienen poca incidencia). Para mejorar nuestra inserción necesitamos avanzar en acuerdos comerciales preferenciales con la mayor cantidad de países posible.
En cuanto a lo actuado este año, se destacan por su relevancia la misión a China y las visitas del presidente a Estados Unidos. Tenemos que concretar tantas misiones como se pueda; es fundamental para Uruguay salir a conseguir nuevos mercados e inversiones.
Por otra parte, en la región, los avances en la agenda bilateral con Brasil son bienvenidos y ahí se está haciendo también un trabajo fino en cuanto a la estrategia Mercosur muy importante por lo relevante que es nuestro vecino en el bloque.
Queda por saber la actitud que tendrá Argentina en materia de apertura. Las señales hasta ahora son positivas, pero queremos ver acciones concretas antes de dar una opinión más contundente. Debemos prestar atención también hacia otros mercados que en principio podrían parecer de menor relevancia como India y Medio Oriente.
Queda mucho para mejorar en relación a la estrategia de promoción comercial, por ejemplo, fortaleciendo el papel estratégico del Instituto Uruguay XXI.
Desde la UEU venimos trabajando fuertemente en materia de inserción, promoviendo el diálogo con los partidos políticos, la academia, el sector trabajador, organismos internacionales y todos los actores vinculados al comercio exterior con el objetivo de generar insumos al gobierno.
-¿Cuál cree que es el futuro del Mercosur? ¿Habrá cambios con la nueva conducción política en Brasil y Argentina?
-Nosotros venimos reclamando la apertura del Mercosur. El bloque está muy cerrado desde hace mucho tiempo, pero como mencionaba antes, guardamos optimismo con el cambio de gobierno de Argentina y expectativa con la conducción de Lula en Brasil. Muchísimas empresas y trabajadores uruguayos dependen del Mercosur, por lo que más que pensar en salir del bloque, debemos pensar cómo mejorarlo y abrirnos al mundo, avanzando con acuerdos conjuntos o individuales, cada país a su ritmo. En la última Cumbre del Mercosur el canciller Paganini habló con claridad sobre el regionalismo abierto y de la necesidad de negociar con diferentes velocidades.
En las últimas semanas hemos tenido algunas señales positivas, como la firma del acuerdo con Singapur, el primero después de mucho tiempo para el bloque con un país de una región del mundo a la que debemos apostar. Además, se iniciaron las negociaciones con El Salvador y República Dominicana, lo cual es una buena noticia. El Mercosur tiene espacio para crecer en diversas regiones que a veces olvidamos y no debemos desatender.
Con respecto a Argentina, esperamos que logre salir de la situación en la que está, que pueda comenzar a ordenar su economía y crecer, lo cual es importante para Uruguay. Esperamos una Argentina más abierta al mundo y con menos restricciones en el intercambio comercial. Una buena señal es la eliminación del sistema de aprobación previa de licencias de importación, SIRA (Sistema de Importaciones de la República Argentina), que pone fin a la discrecionalidad y garantiza la transparencia del proceso de aprobación de las importaciones. Nuestros exportadores se vieron seriamente afectados por este sistema, con lo cual estas primeras medidas nos darían un respiro importante.
-¿Qué se puede esperar de Argentina? ¿Qué pasa con las exportaciones que no se pagaron?
-Eso lo estamos monitoreando casi día a día. Ahora, desde el punto de vista del sector exportador, un dato muy importante es que, como decía antes, se eliminaron los permisos de importación. Pero queda la otra pata, que es el tema de los pagos. Ahí nosotros tenemos dos aristas: una es la deuda vigente que tenemos actualmente, y ver cómo la vamos a cobrar; y segundo las futuras operaciones, es decir, cómo se van a operar las próximas exportaciones para poder cobrarlas en el futuro. Por esa razón es que las nuevas exportaciones están trancadas hasta no tener claro cómo va a ser el sistema de cobro. Por eso decía que esto es algo que estamos monitoreando día a día, al menos hasta que esté claro el panorama.
-¿Ve más cerca que nunca un posible acuerdo comercial con la Unión Europea? ¿Qué expectativa tiene al respecto?
-No tuvimos los avances esperados en el acuerdo con la Unión Europea, pero me mantengo optimista sobre su conclusión en los próximos meses. Sabemos que la ventana temporal es estrecha y las negociaciones continúan abiertas. De parte del Mercosur, dependerá mucho de Brasil; su canciller anunció este mes que el acuerdo podría cerrarse en febrero de 2024.
Somos conscientes de los reparos que hay por parte de algunos países, en especial Francia, por los temas ambientales en el Mercosur. Se tiene que entender que el Mercosur está trabajando en la mitigación del cambio climático y en el cuidado del medioambiente. Por lo tanto, lo que necesitamos de Europa es apoyo para trabajar juntos por un planeta sostenible y la cooperación que se puede dar en el marco del acuerdo UE-Mercosur sería una buena forma de llevarlo adelante.
Esperamos avances porque es un acuerdo que sería muy beneficioso para nuestro país y llevamos demasiado tiempo sin poder concretarlo.
Desindexar la economía
-¿Qué postura tiene al respecto de la política monetaria del Banco Central (BCU)?
-Nosotros tuvimos un impacto enorme de esta política monetaria, sobre todo en el 2022. En 2023 también tuvimos algo, pero el gran impacto fue en 2022. Esto hizo que quedáramos en el escenario extra regional 23% más caros en los últimos 24 meses. Eso va a ser muy difícil o casi imposible recuperar en el corto plazo, y lo que sí pretendemos es que esta brecha lentamente logremos achicarla y que el control de la inflación -la cual todos apoyamos- no sea solamente a través de una baja del tipo de cambio. Ante esta política monetaria de control y baja de la inflación el único que pagó el costo fue el sector exportador y productivo del país, que compite con los bienes importados. Entonces, nosotros lo que pretendemos es que la inflación sea controlada no solo por el BCU, sino también dentro de una política económica integrada. Eso implica el control de precios por una mayor competencia, por una mayor apertura del país, por una desindexación que tenemos que empezar a transitar. Me refiero a una desindexación de la economía, que lo que va a hacer es que realmente exista un interés y compromiso de todos los sectores de controlar la inflación. Lo que precisamos es que para que realmente haya un interés de todos los actores, tenemos que lograr empezar a desindexar la economía para que no sea una bola de nieve que se va retroalimentando. Tenemos que romper con eso y que el tema no quede solo en manos del BCU, sino en una política integrada y coherente de gobierno. Por la misma razón que digo que el tema del tipo de cambio es fundamental, también lo es el asunto del gasto. Porque acá la forma de financiar el gasto, y que genera déficit, es a través de deuda, y esa deuda implica ingreso de dólares, y ese ingreso de dólares termina en un exceso de esta moneda, y esto termina en una presión en el tipo de cambio.
En el mismo sentido, vemos como muy importante empezar a hablar de la independencia de la economía del BCU para que no quede a merced de vaivenes políticos o intereses electorales.