En vista de los resultados que surgieron de los comicios del domingo 24, con la victoria del Frente Amplio de la mano de la fórmula Yamandú Orsi-Carolina Cosse, CRÓNICAS conversó con Carlos Mazal, experto en asuntos internacionales, para conocer su opinión sobre los efectos que esta elección podría tener en los vínculos diplomáticos y de comercio internacional de Uruguay. El analista se refirió, además, a la situación internacional en que se insertará este nuevo gobierno, planteó sus preocupaciones al respecto, y señaló los aspectos que no le parecieron acertados en materia de comercio exterior de la actual administración.
Por: Sofía Dri
¿Qué lectura hace del resultado de las elecciones a nivel general?
Lo primero es saludar nuestro sistema electoral. En otros países por menos de 90.000 votos hay todo tipo de problemas, y acá no hay ninguna duda sobre nuestro proceso, que es limpio y es transparente. Eso habla bien del Uruguay de hoy y de siempre. Ver qué pasa en temas de inserción internacional es todavía una incógnita. No está el gabinete 100% definido. He escuchado al presidente electo hablar de temas de comercio y de vínculos con países, y quedé un poco animado, porque tiene algunas posturas que me sorprenden y me alegran, aunque en otras quedo en duda. Sobre todo porque él aparentemente consulta con el expresidente Mujica, que en los temas de comercio internacional no era tan hábil como otros presidentes.
¿Cree que podrían darse algunos retrocesos dados los resultados de las elecciones? ¿En qué aspectos?
Me genera ciertas dudas en algunos temas. Espero que no volvamos a mucho de lo que sucedió durante los 15 años del Frente Amplio (FA). Tengo miedo al despilfarro. No critico lo que se hizo, sino lo que el FA no hizo durante esos 15 años, pudiendo haber hecho mucho más, con ingresos sin precedentes. Creo que Uruguay está en una buena situación para mejorarlo. Yo confío que la parte económica y el manejo de las finanzas públicas sea impecable, y no empecemos nuevamente con esto de financiar fábricas o proyectos que no tengan el objetivo de la productividad, como se hizo bajo el presidente Mujica, con Pluna o con la regasificadora. Espero que hayan sido lecciones aprendidas y que no se vuelvan a repetir. Si alguien se llama progresista, o se autodenomina progresista, no puede ser regresista, no puede ser conservador cuando el término progresista viene de progreso. No reconocer que Venezuela es una dictadura también. Me parece que alguien que no pueda discernir entre democracia y dictadura no está capacitado para gobernar un país democrático. Suena fuerte. Pero una dictadura es muy fácil de definir, y el que no pueda o el que no quiera, por las razones que sea, para mí no está apto para gobernar o para cargos públicos de importancia. No sé cuáles son las ideas que tiene el presidente, aunque desde que fue elegido lo veo un poco más independiente en su pensamiento, y eso me gusta. Ojalá pueda seguir adelante sin las presiones que vendrán de distintos sectores y que lo apoyen, que no lo utilicen para promover sus propias ideas. Por ahora las señales son confusas, pero no creo que se haya llegado todavía a esa etapa donde se hayan definido política exterior y excepción comercial.
¿En qué aspectos podría haber actuado mejor el actual gobierno de la Coalición Republicana?
En el tema del Cptpp (Acuerdo Amplio y Progresista de Asociación Transpacífico, estando ya el documento de adhesión preparado, el ministro Bustillo se demoró siete meses en ir a llevarlo a Nueva Zelanda, cosa que no debería de haber sucedido, porque en esos siete meses podríamos ya haber estado adentro. Nadie entiende por qué tuvo que viajar físicamente, porque eso no se estila. El proceso se retrasó siete meses, y eso me parece un error. El hecho de apostar a China también lo pongo en duda. Son dos economías que, para tener un acuerdo bilateral, yo siempre le vi pocas posibilidades. Por más que se ha aumentado el comercio, y en algunos otros temas se ha mejorado, nunca pensé en una alianza estratégica integral para un país del tamaño de Uruguay. Cosa que además nuestros vecinos ven con recelo. Que China pueda tener un puerto, que sea una cuña, con vista a la Antártida, son cosas preocupantes. Sobre todo en un sector del mundo donde no hay un organismo regional de ordenamiento pesquero, en el cual China se destaca por la pesca ilegal, por la depredación.
¿Qué postura vislumbra en el presidente electo respecto al Mercosur, considerando la mezcla ideológica de los gobiernos que hoy lo integran?
Lo escuché decir que volveríamos a estar dentro del Mercosur respetando las reglas, aunque no sé exactamente a qué se refiere. Me parece bien tener buenas relaciones con Argentina y Brasil, y también con Paraguay. La relación con Lula es una certeza; ya ha hablado con el presidente electo a través de las conexiones de Mujica. Con Milei no se ha hablado directamente, pero el presidente electo ha manifestado su intención de tener la mejor relación posible con ambos. Pero volvemos a un Mercosur cerrado y proteccionista, que para mí es negativo. Uruguay es parte de la fundación de una experiencia que nunca llegó a concretarse. Tenemos aranceles altos, un Brasil que intenta todavía decirnos qué es lo que tenemos que hacer; y una Argentina con la que no sabemos bien qué pasa de un día para otro, cuando lo que necesitamos nosotros es de alguna manera la confianza del día a día. Hoy por hoy, yo desearía que estuviéramos como observadores en el bloque. Mientras Brasil siga pensando que lo que hace Brasil es lo que tiene que hacer el resto de América Latina, vamos a tener problemas. Uruguay necesita salir del barrio, se necesitan alianzas; puede ser con Noruega, Islandia, acuerdos menos exigentes, pero con eso alcanza. Han llegado inversiones japonesas, en forestal, en hidrógeno verde, y todo ha venido de afuera, no ha venido de países cercanos. Nuestro comercio con Argentina es reducido al mínimo. Con Brasil ha mejorado, pero no tenemos la confianza de que pueda seguir siendo así. Y ahora estamos ante esa incertidumbre de que no sabemos si van a cambiar o no van a cambiar, y si podemos firmar acuerdos bilaterales con quien se nos ocurra, que creo que es nuestro derecho.
¿Qué futuro proyecta para la posibilidad de que Uruguay pase a integrar el Cptpp?
El presidente electo hizo referencia a fortalecer vínculos comerciales con países del Pacífico, aunque no del Acuerdo Transpacífico específicamente, pero sí ha dicho que tenemos que mirar hacia esa parte del mundo. Y estamos muy próximos a ser calificados para ver si se crea un comité de adhesión para Uruguay, que es el próximo paso. Es una suerte de examen, pero ya estamos aceptados y seguimos en el proceso. Espero que el nuevo presidente, cuando llegue el momento, continúe en ese camino. Yo he insistido siempre que el Cptpp es algo que calza perfectamente a las necesidades de Uruguay, porque reduce las dependencias del Mercosur, y también las de un acuerdo con China, que nunca lo vi viable, y que los chinos tampoco lo vieron. Ojalá se continúe con las negociaciones para el tratado transpacífico, porque es algo que beneficia a todo el Uruguay. Trae muy pocos riesgos, porque muchos países son de nuestro tamaño, o muchos son complementarios para nuestras exportaciones.
¿Cómo pintaría el escenario actual y de los próximos cinco años a nivel global al que se enfrentará el gobierno entrante? ¿Qué valoración hace del estado actual de la geopolítica a nivel mundial en general?
Yo no creo que Uruguay tenga una gran influencia en la situación a nivel global. Sin embargo, tenemos una gran capacidad para tener “soft power«, el llamado “poder blando». En estos momentos en el mundo hay una globalización sin liderazgo alguno. Estados Unidos ha abdicado espacios a países como Rusia, China, o Turquía. No ha podido hasta ahora, con Biden, volver a liderar la superdemocracia del mundo, sino todo lo contrario. Existe una gran división en Estados Unidos, entonces tenemos que empezar por saber cuál va a ser la política de Trump en los hechos. Porque también Trump promete mucho, como cuando dijo que puede solucionar la guerra de Rusia y Ucrania en 24 horas. No creo que sea tan fácil, cuando estamos utilizando nuevas armas que pueden tener capacidad nuclear para atacar dentro del territorio de Rusia. Yo creo que lo que él está pensando es decirle a Ucrania que entregue el 15% del territorio y solucionarlo así. En el tema de Israel ojalá se alcance un acuerdo de paz duradero con Hezbollah. Es una cosa de locos estar negociando con terroristas, y no con el Líbano. La situación mundial está en caos total, vamos a ver qué efecto tiene Trump cuando asuma. Me alegró mucho escuchar el cese al fuego negociado por Israel y Hezbollah. Sin embargo, mi proyección es que va a durar poco, de que esto es algo que no va a tener sustento. Israel quiere acabar no sólo con Hamas, sino con Hezbollah y enfrentarse con Irán. Creo que si en Irán hubiese un cambio de régimen, los otros países árabes van a poder sumarse a un esfuerzo de paz como estaba ocurriendo, con un buen relacionamiento con Israel. En síntesis, considero que Trump tiene que tener una política fuerte, de repente ayuda a buscar algún tipo de equilibrio.
¿Cómo impactará en el mundo la postura de Trump a nivel comercial?
Lo que se necesita es un equilibrio, y no ceder y esconderse en el proteccionismo de Estados Unidos sólo a través de tarifas. Eso lo que causaría sería más malestar con China. Eso sí afectaría a Uruguay, porque son nuestros mercados. Si se suben las tarifas, o hay una guerra de tarifas, Uruguay sufre. No hay que fijarse en si nosotros somos una potencia mundial o no lo somos, si podemos influir en algo o no; tenemos que ver nuestros mercados, y hoy hay una gran incertidumbre sobre lo que va a pasar en ellos.
¿Qué hay de la posibilidad de un TLC Mercosur-Unión Europea? ¿Qué viabilidad le ve actualmente?
Es algo que yo no veo viable, sobre todo cuando se van sumando países como Polonia y Austria a la negativa de Francia. Yo creo que el acuerdo está muerto, a no ser que se renegocie desde el principio, y Uruguay no tiene 20 años más para renegociar absolutamente nada. Uruguay es un país que necesita una apertura inmediata más allá del Mercosur, ser más independiente.