Que la economía uruguaya es más estable que hace dos décadas atrás y que el gobierno ha hecho un buen manejo fiscal, además de lograr bajar la inflación y consolidar los datos, son los principales balances que Hernán Bonilla realiza de la actualidad económica del país, además de apuntar a que se debe “seguir perfeccionando” la regla fiscal. Así lo resaltó en un mano a mano con CRÓNICAS, donde además aclaró que el grado de regulación al que se ha llegado en Argentina es “absurdo” y no es el caso de Uruguay.
-¿Cómo ve la actualidad del país desde la perspectiva de la economía política?
-Creo que Uruguay, desde la recuperación democrática hasta acá, ha mejorado varios aspectos que tienen que ver con la economía política y la política económica. Creo que hoy existe una economía más estable y sana que hace unas décadas atrás. En términos generales creo que hay una mejor comprensión de los procesos de la economía política, los distintos intereses y los objetivos. Considero que hemos avanzado, no a la velocidad deseable, como casi todo en Uruguay, pero nos hemos movido en el sentido correcto. Hay más análisis, más masa crítica para opinar, además de la Universidad de la República surgieron las privadas, más centros de estudio y profesionales que analizan los temas. Los resultados de la política económica también han mejorado en términos generales, fiscales, monetarios y cambiarios; tenemos una mejor comprensión que décadas atrás.
-En lo que respecta a la actualidad, a nivel económico y pensando en clave de desarrollo, ¿cuáles cree que deben ser las principales discusiones y temas a abordar de cara a un año electoral?
-Un resumen o evaluación condensada de las propuestas que creemos que se deberían hacer es el documento que presentamos a todos los partidos políticos con el CED a fin del año pasado, que tiene varias áreas y el foco principal está puesto en el tema macroeconómico. Uruguay tiene un buen manejo fiscal y una inflación baja, y creo que hay que consolidar eso, seguir perfeccionando la regla fiscal y bajar la inflación un escalón más de lo que hemos alcanzado. En términos de las últimas décadas es un muy buen dato, hemos mejorado, pero queda espacio para avanzar. Después tenemos la agenda pro competencia, que es clave para salir de la trampa del ingreso medio. No tenemos una economía lo suficientemente sofisticada y con una productividad alta para atraer las inversiones que capta el primer mundo. Tenemos que salir de este lugar, es importante mejorar la competitividad de la economía donde hay una agenda de cambios en la regulación de muchos mercados. En el documento ponemos como ejemplo el tema de los combustibles, planteamos liberalizar toda la cadena, ponemos de ejemplo el mercado de pollos y frutas y verduras donde hay una serie de bienes que impactan directamente en la canasta de consumo básica de la población. También hay otras regulaciones de bienes que ya no se producen en Uruguay. Nosotros hablamos de habilitar nuevos permisos de importación con productos de higiene personal donde tenemos barreras a la entrada. Por ejemplo, la pasta de dientes es dos o tres veces más cara que en Argentina o Brasil, a veces de la misma empresa. Ahí hay que facilitar la importación cambiando los permisos y trámites para hacerlo, que tienen que ver con habilitar más competencias. Los mercados más competitivos tienen precios más bajos y benefician al consumidor. Es una agenda central para que aborde el próximo gobierno. El documento habla de otras cosas, como tener un Estado más simple y eficiente, cambios en la regulación del trabajo, pero estos son algunos de los principales.
-Al respecto de las regulaciones, ¿cree que las medidas y desregularizaciones propuestas por Milei darán lugar a nuevas discusiones en Uruguay?
–Los puntos de partida son muy diferentes. En Argentina hay una regulación de empresas demencial, hay leyes que hasta obligan a producir a las empresas o que les dicen a los supermercados cómo acomodar los productos en las góndolas. El grado de regulación al que se ha llegado en Argentina es absurdo y no es el caso de Uruguay. Hay que ver cómo le va a Milei porque presentó un paquete de ajuste fiscal, un decreto de urgencia que hay que ver si se le da pie, porque hay que atravesar el Congreso y la justicia, y la ley de bases y puntos de partida que está analizando el Congreso. Vamos a ver qué queda del paquete de medidas que propone. En el caso de Uruguay no necesitamos algo tan abarcativo y revolucionario como propone Milei; creo que hay que hacer un análisis mercado por mercado y encontrar las distintas regulaciones que representan una traba. En algunos casos son cuestiones económicas, pero otros son permisos en el Ministerio de Salud Pública (MSP), por ejemplo. Repito, hay que analizar cada mercado y ver cómo funciona, para saber cuáles son las trabas que existe en cada uno. Es un trabajo minucioso y me parece distinto a lo de Argentina porque parte de una base más compleja que la uruguaya en todo sentido, con una economía peor, tipos de cambios públicos y control de importaciones y exportaciones. En el caso uruguayo me parece que hay que avanzar sobre una base más particular y pragmática.
-A nivel laboral, ¿cuáles son los principales puntos a regular y prestar atención?
-Cuando uno ve los principales índices internacionales de la economía, el mercado laboral es lo que sale peor parado en Uruguay. Tenemos un mercado muy rígido, con modificaciones, pero la ley madre viene desde mediados del siglo XX. Tenemos que cambiarla porque no es solo una demanda de las empresas, sino también de los trabajadores. Los jóvenes quieren regímenes que le permitan mayor libertad, poder elegir horarios, negociar sueldos que pueden ser vinculados a la productividad o resultados. Para mencionar algunos aspectos, hay que descentralizar la negociación, esto de fijar para una misma rama de actividad que puede implicar empresas con dos trabajadores o mil, en Montevideo o el interior, que factura mucho o poco, no tiene sentido. Hay que tomar en cuenta la realidad de lo que está faltando. Hay una definición de categorías de trabajo que en muchos casos está desactualizada, porque está hecha con un nivel de detalle que no se corresponde a los trabajos concretos, lo que es un problema. Otro problema es que Uruguay tiene una brecha salarial muy alta, lo que quiere decir que la diferencia entre lo que le cuesta a un empresario contratar un empleado y lo que recibe en mano el trabajador es muy desigual, lo que afecta a los trabajadores más jóvenes y los menos calificados, donde hay más desempleo. Poder avanzar si hubiera margen para reducir impuestos y aliviar las cargas que presenta la brecha, sería una reforma importante.
-Teniendo en cuenta la actual agenda política y mediática y los principales temas de discusión sobre los que giró la discusión en el último período, ¿cree que el debate político en Uruguay se ha deteriorado y se trasladó a zonas que no aportan lo suficiente?
-En términos generales, el debate político es bastante aburrido, predecible y más agresivo a lo que solíamos tener. En términos de año electoral, las perspectivas de que mejore no son muchas. Creo que faltan debates de ideas, propuestas, y en general se concentran en un debate de camisetas, que es muy inconducente. El gobierno no hace ni todo bien ni todo mal. Más allá de la discusión o ataques personales, termina siendo negativo para el prestigio de la política porque la gente se aburre. Hay que tratar de debatir ideas y propuestas, para mejorar la vida de la gente, algo que tiene más interés que el ping pong de ataques.
“Si no crece la economía, corremos riesgo de tener problemas para enfrentar demandas sociales de mayor bienestar”
-¿Qué desafíos observa que tiene el país para apuntar al desarrollo y crecimiento?
-Hay varios desafíos de largo plazo, pero el más importante es aumentar la tasa de crecimiento de la economía. Con eso, vamos a tener más recursos para encontrar soluciones de vivienda, de salud o lo que se necesite. Si no crece la economía, corremos riesgo de tener problemas para enfrentar demandas sociales de mayor bienestar. Lo más importante es aumentar la tasa de crecimiento. Para aumentar la tasa de crecimiento hay que aumentar la tasa de inversión, para la que debemos mejorar las condiciones. Por este camino van el paquete de propuestas que presentamos, que apuntan a una economía más competitiva, con un Estado más simple y eficiente y un mercado laboral actualizado al siglo XXI. Hay sectores específicos para los que vale la pena generar incentivos. Planteamos una lista de temas concretos y también abordamos cuestiones que hacen a la primera infancia y salud. El gran desafío es crecer más, tener más inversión y generar dinamismo económico donde se vea la posibilidad de desarrollarse en Uruguay. Hay que hacer girar el círculo virtuoso de la economía.