Culminada la instancia de referéndum del pasado domingo, el ministro de Trabajo conversó con CRÓNICAS acerca de los resultados. “El Frente Amplio (FA) habla de empate y no reconoce la derrota”, criticó. Por otro lado, se refirió a los grandes temas que ocuparán la agenda del gobierno en lo que resta del período, destacando la transformación educativa. En materia de empleo, remarcó la meta de crear 40.000 puestos de trabajo y explicó cuáles son las claves para cumplir ese objetivo.
Por Magdalena Raffo | @MaleRaffo
-¿Qué reflexión le merecen los resultados del referéndum?
-Ha habido un resultado que implica la ratificación del rumbo, es decir, la mayoría de los ciudadanos resolvió mantener los artículos, pero más allá de eso, fue una evaluación sobre la gestión del gobierno. El apoyo, que es prácticamente idéntico al que determinó la llegada de la coalición al gobierno hace dos años, es una señal que nos satisface y que nos obliga a seguir trabajando por el programa que acordamos.
-Desde el FA se ha hablado de un empate y se ha resaltado la corta diferencia de votos. ¿El gobierno esperaba un mayor apoyo?
-El FA sigue teniendo un grave problema de incapacidad de digerir la derrota del 2019 y ahora la del domingo. Entonces, hablan de empate, no reconocen el resultado, como pasó en 2019, que estuvimos esperando tres días porque el candidato del FA (Daniel Martínez) no quería reconocer que habían perdido.
El discurso del domingo de noche fue muy parecido al del 2019. Es una lástima porque el primer paso para recuperarse es asumir cuando uno pierde, eso lo sé por experiencia propia. Si no se reconoce la derrota es difícil tener la madurez para cambiar. Hubo una diferencia mínima, pero es lo que opina la gente, que ratificó los artículos de la LUC (Ley de Urgente Consideración).
Durante 15 años el FA gobernó sobre la base de una mayoría ajustada, y sin embargo nadie cuestionó su legitimidad o que podían votar las leyes que les pareciera. En cambio, ellos tienen un cuestionamiento básico porque no terminan de asumir que ya no tienen la mayoría, y la democracia funciona sobre esa base.
-¿Qué implica que la sociedad esté “dividida en dos” a nivel electoral?
-Eso es bastante común en el mundo, pero no está dividida en dos, sino que a la hora de votar termina estableciéndose ese mapa. No obstante, salvo los núcleos duros de cada partido, la sociedad funciona mucho más fluidamente. Yo no encontré un nivel de confrontación en la ciudadanía que preocupe. La población terminó votando para un lado o para el otro, en proporciones muy parecidas a las del año 2019. Por tanto, el mandato es: “sigan gobernando, el rumbo va para ese lado”. Por supuesto que hay un núcleo grande de gente que opina lo contrario, en el sentido de que no respaldó el No, pero no hay drama.
-¿No siente que a veces se genera una grieta?
-A veces la grieta se genera en los debates de los dirigentes políticos o de los militantes más aguerridos, pero tenemos una sociedad tolerante, plural, que reconoce las reglas de juego democráticas, y tenemos que cuidar mucho eso; ese es el gran desafío que tiene el sistema político.
-¿Cuál es la importancia, según su opinión, de que se mantengan los artículos vigentes en lo que respecta al área laboral?
-Desde el punto de vista laboral, el gran tema es la regla que está vigente hace 20 meses y que funciona bien, de que las organizaciones sindicales pueden tomar las medidas que les parezca dentro del amparo al derecho de huelga, que no está afectado en absoluto –siempre que esas medidas no afecten el derecho al trabajo de otros trabajadores que no compartan la resolución–.
Eso se ha aplicado en varias oportunidades. En la mayor parte de los casos en los que hubo medidas que impedían el acceso de otros trabajadores, el Ministerio de Trabajo (MTSS) intervino intimando a la organización sindical a que dejara de lado esas medidas y respondieron bien, no hubo ningún problema. En otros casos en los que mantuvieron la postura, se convocó al Ministerio del Interior, que actuó dentro de la ley, generando un cordón policial, permitiendo que se pudiera transitar sin inconvenientes.
-Pasada esta instancia, ¿cuáles son las mayores urgencias a tratar desde el gobierno de aquí en más?
-La gran prioridad –lo planteó muy bien el presidente el domingo– es la transformación educativa. Lamentablemente, en los gobiernos anteriores no se impulsó una reforma, se pagó mucho el peaje por parte de los gobiernos del FA a las posturas de los sindicatos de la enseñanza, que han estado siempre en contra de cualquier modificación.
En este período hay que empujar esos cambios que están en tránsito y avanzar sobre ellos. Tuvimos dos años muy difíciles, la pandemia no ayudó, no tuvimos condiciones de normalidad; pero la transformación curricular y la modificación de la conducción de la ANEP a través de la LUC –lo que ahora fue ratificado–, van en la dirección correcta. Debemos lograr una dinámica que permita llegar al final del gobierno con un proceso de transformación en curso y avanzado.
-Con el avance tecnológico y las transformaciones en el mundo del trabajo, ¿cuáles deberían ser los principales objetivos de esa reforma educativa?
-Lo más importante es el ajuste entre los contenidos de la educación y las perspectivas de evolución del mercado de trabajo. La educación cumple dos funciones básicas en la sociedad: la transmisión de normas para construir una sociedad integrada con valores comunes, y la preparación de las nuevas generaciones para la inserción laboral. Entonces, cuando se empieza a generar una distancia entre la formación y las demandas del mercado de trabajo, tenemos un grave problema, sobre todo cuando esa capacitación varía según el nivel socioeconómico, como nos está pasando –la deserción estudiantil afecta mucho más a los gurises que viven en los contextos más críticos–. Por lo tanto, eso hay que zanjarlo de forma urgente.
En el MTSS tenemos que preocuparnos por generar una política de formación laboral para las personas adultas, para ayudarlas a reinsertarse. Para eso, uno de los objetivos del Ministerio en este tiempo es construir un sistema de información sobre el mercado laboral que realmente nos dé señales que nos permitan orientarnos de una manera lo más acertada posible para que el adulto que tiene dificultades de inserción laboral pueda tener éxito en su reinserción.
-El Ministerio de Economía se marcó la meta de llegar a 40.000 puestos de trabajo. ¿Cuáles son las claves para la creación de empleo en un momento como el actual?
-La clave para el crecimiento del empleo sigue siendo fundamentalmente el crecimiento de la economía, que de acuerdo a los datos del 2021 ha sido muy importante, porque superamos las propias metas del gobierno, que habían sido calificadas por la oposición como equivocadas y exageradas.
Eso genera una dinámica en la economía que lleva a un pronóstico para este año de 3,8% de crecimiento. Obviamente, el mundo está muy volátil y Uruguay no es ajeno a eso, pero la perspectiva de creación de 40.000 puestos de trabajo habla no solo de la recuperación de la pandemia, que prácticamente se cubrió en el 2021, sino también de recuperar los empleos que se perdieron en los últimos años de gobierno del FA, que fueron 50.000.
-¿De qué forma está impactando en Uruguay esa volatilidad, marcada por la crisis internacional y la guerra en Ucrania?
-El impulso inflacionario que vive el mundo, el aumento de los precios de los productos, sobre todo de los alimentos y la energía, impactan en Uruguay y hacen que hoy tengamos como principal desafío el control de los precios, el ver cómo hacemos para evitar que los precios sigan aumentando, porque eso tiene un impacto directo en el poder adquisitivo del salario y de las jubilaciones, y nuestra meta es recuperarlo a los niveles prepandemia. Eso era bastante más sencillo en un mundo estable, ahora tenemos que encontrar los caminos para responder a ese desafío en estos tiempos de volatilidad y de aumento de la inflación.
-Pero ¿se puede ver afectado el mercado laboral?
-No, yo creo que los puestos de trabajo no se verán afectados, a diferencia del tema del poder adquisitivo. Ahí es donde tenemos que esmerarnos para encontrar medidas que nos permitan revertir ese impacto.
-Con la temporada turística culminada –aunque aún falta la Semana de Turismo–, ¿cuál es el panorama actual del empleo a nivel nacional?
-El turismo sigue siendo un sector muy afectado. La temporada turística del verano había empezado muy bien, pero nos mató la ola de ómicron principalmente y el tema climático en segundo lugar. La ola de contagios, de hecho, generó una retracción del turismo.
Cuando un sector está muy golpeado y uno espera que se recupere y otra vez sufre un bajón, la espalda para ese sector en materia empresarial y laboral ya está muy delgada, entonces la afectación no es la misma, es mayor, porque ya no hay respaldo para defenderlo. Tenemos ese problema planteado. Hubo medidas que buscaron sostener al rubro, por ejemplo, la nueva prórroga del seguro de paro parcial hasta junio.
El avance del teletrabajo
Pasados los meses más duros de la pandemia, que obligaron a una parte importante de la población a permanecer en su casa, el teletrabajo “llegó para quedarse”, de acuerdo con Mieres. Este mecanismo de relaciones laborales va a ser cada vez más aplicado, aseguró, en el entendido de que la tecnología lo permite y por muchas razones le conviene tanto al empleador como al trabajador. Esto es así, según explicó, porque tiene más flexibilidad y posibilita el cumplimiento de la tarea sin la necesidad de estar en un lugar determinado.
“Con el decreto que acabamos de presentar, lo que hacemos es asegurar ciertas condiciones. Tenemos un marco legal tanto a nivel de la ley que se aprobó el año pasado en el Parlamento como del decreto que publicamos recientemente, lo que brinda un marco jurídico que permite un uso razonable de esta forma de relación laboral que cada vez se va a utilizar más”, aseveró el entrevistado.
Los grandes retos del mercado de trabajo
El mercado laboral uruguayo presenta diversos desafíos a futuro. El principal, en palabras del ministro, es lograr que siga creciendo la oferta de empleo y que eso no aumente las inequidades. El otro gran reto para la cartera que dirige, en línea con lo anterior, es combatir las desigualdades. Es por esto que, entre otras cosas, el año pasado se aprobó la ley de promoción del empleo, que apunta a impulsar la inserción laboral de ciertos segmentos poblacionales con dificultades de acceder a empleos, como las mujeres, los jóvenes y las personas con discapacidad.
De todas maneras, Mieres es consciente de que será necesario implementar otros instrumentos para ayudar a que estas poblaciones puedan acceder a ofertas laborales “razonables”.
Pese a que el empleo ha aumentado tras el parate causado por la irrupción de la pandemia, las cifras del mercado laboral todavía no satisfacen a las autoridades. Además de la generación de nuevos puestos de trabajo, el gobierno persigue el objetivo de que los más vulnerables puedan insertarse en el mercado laboral.
Sobre la implementación de la ley de promoción de empleo, el jerarca comentó que al momento no se ha llegado a los niveles de utilización deseado de esta herramienta. “Nosotros querríamos cerrar el año con alrededor de 6.000-7.000 solicitudes, pero el promedio mensual todavía no alcanza”, aseveró.