Mariana Pomiés, directora de Cifra
De cara al balotaje, Mariana Pomiés cree que hay votantes colorados y cabildantes que votaron a sus partidos en primera vuelta, “pero que no quieren a Delgado como presidente”, y que el senador 16 para el Frente Amplio (FA) es “muy importante”. Así lo explicó mano a mano con CRÓNICAS y también detalló que Bordaberry ayudó a que el Partido Colorado (PC) creciera y a que Cabildo Abierto (CA) decreciera, dado que “le robó parte de los votantes”. Respecto de Salle, vaticina que será un jugador “importante”, pero no considera que sea “confiable” como para acordar con él.
Por Mateo Castells | @teocastells
Menú: La entrevistada eligió de la carta bife ancho, que acompañó con mix de verduras y agua con gas. Para finalizar, optó por un café.
-¿Quiénes son los ganadores de la elección del pasado domingo?
-A su manera, hay muchos ganadores. El primero es el FA, que creció cinco puntos respecto del 2019 y es un ganador, más allá de las altas expectativas que tenían algunos, y el Movimiento de Participación Popular (MPP) también lo es, porque votó muy bien dentro del FA. El MPP que está hoy no es el mismo que el de 10 años atrás y, si se miran los perfiles de los senadores, son muy variados, porque están Cristina Lustemberg y Blanca Rodríguez, que no son radicales, y creo que sí hay un perfil de izquierda, pero no tan radical como dice la coalición. Por otro lado, Álvaro Delgado es un ganador, porque votó mejor que lo que marcaban algunas encuestas e incluso las expectativas que su misma campaña tenía en las últimas semanas. Lo veían muy capa caída y pensaban que no iba a llegar, algo que alimentó el propio Ojeda con su estrategia. En definitiva, perdió solo un punto y el que gobierna siempre pierde. A su vez, la lista 40 es muy ganadora porque votó muy por encima de lo esperado y Andrés Ojeda también es un ganador, aunque no cumplió la expectativa de alcanzar a Delgado. Empezó su campaña hace pocos meses, no era una persona conocida en la política y hoy es un político muy conocido y con cierta popularidad. También Pedro Bordaberry es un ganador, porque el triunfo del PC no es todo de Ojeda, aunque hizo un desgaste importante. Bordaberry ayudó mucho a que creciera el PC y ayudó a que decreciera CA, porque le robó parte de los votantes.
-¿Y los perdedores?
-El primer perdedor es CA, porque pierde aproximadamente nueve puntos en comparación con 2019 y es algo importante. Es un partido que había generado la expectativa de algo distinto y, a lo largo de estos cinco años, vi en sus votantes mucha desilusión, porque no marcó nada distinto. Si bien intentó varias cosas y fue la piedra en el zapato de la coalición, Manini dice que logró mucho, pero sus votantes no sienten eso y terminó teniendo comportamientos similares a los que cuestionaba del sistema político. Por otro lado, hay sectores como el herrerismo que, si bien llegó al Senado, está debilitado, y Gandini tampoco llegó, que es algo que me extrañó, porque es de esos blancos muy trabajadores y que siempre fue muy fiel a su partido, incluso sacrificando sus propias expectativas, y creo que el partido no ha sido generoso con él en darle un espacio que le permitiera crecer.
-En 2019 el FA obtuvo el 38% de los votos y el Partido Nacional (PN) alcanzó el 28%, mientras que el domingo pasado votaron 44% y 26%, respectivamente. ¿Es válido pensar linealmente la votación y plantearse un escenario donde el FA gana el balotaje, vista la variación en los votos respecto de las últimas votaciones?
-Antes del domingo, el FA era el favorito. Nosotros no difundimos la encuesta del balotaje porque siempre dijimos que el resultado de octubre no es inocuo y siempre cambia las perspectivas y las visiones de la gente. Hace cinco años el FA creció 10 puntos de octubre a noviembre e históricamente la suma de los partidos que hoy integran la coalición, en balotajes anteriores perdía votos cuando ganaba el FA. Entonces, es de esperar que el FA crezca, porque ya era favorito y porque no todos los votantes de la coalición se alinean con lo que sus candidatos proponen para noviembre. El FA algo va a ganar y los otros algo van a perder. Orsi es más popular que Delgado y es el político más popular después de Mujica, y tiene un aparato muy potente como el MPP.
-En contrapartida, ¿por qué el FA podría no crecer lo suficiente?
-Es cierto que la coalición de hoy no es la misma que antes, porque ya gobernó y demostró que funciona bastante bien como coalición y, salvo con CA, no tuvo grandes problemas. El problema es que las identidades partidarias siguen existiendo y las preferencias políticas pesan, y en noviembre lo que importa es el candidato. Hay votantes colorados y cabildantes que votan a su partido en octubre, pero que no quieren a Delgado como presidente. Entonces, las dos cosas juegan.
-¿Dónde están esos votantes que debería captar el FA?
-Hay votantes de CA y del PC, como también del resto de los partidos, que cuando se los lleva a la dicotomía entre el FA y la coalición, terminan optando por el FA, sobre todo si ven amenazado el triunfo de Orsi. Después, hay algunos que votaron en blanco y que votaron a favor del plebiscito de seguridad social, que desde el FA se estima que era gente enojada con el partido. En el interior también hay chances de pescar algunos votos blancos, que ya aseguraron su diputado local y que en mayo van a votar a su intendente blanco, pero que Delgado no los convence tanto.
-¿Se puede tomar como referencia la votación del referéndum por la Ley de Urgente Consideración (LUC) para este balotaje?
-Sí y no. El referéndum por la LUC votó casi igual que lo que fue el balotaje de 2019 y, claramente en esa instancia, la mayoría de los votantes hizo lo que sus líderes decían, porque no hubo mucha comprensión o información sobre qué era lo que se estaba apoyando. Pero, a partir de ese momento, pasaron cosas y algunos que apoyaban la LUC pueden estar desencantados con el gobierno o pueden haber apoyado la propuesta por cosas puntuales, pero su voto no se trasladaba al gobierno.
-Teniendo en cuenta que el FA tiene mayoría en el Senado y que no habrá mayorías en la Cámara Baja, ¿cómo hace Álvaro Delgado para explicar su gobierno y decir que va a gobernar sin el FA?
-El senador 16 para el FA es muy importante en este escenario y hay que ver cómo cada uno lo hace jugar. El PN va a tratar de minimizarlo y decir que puede gobernar sin mayorías en el Senado. Todos los cargos de la administración pública requieren de la venia del Senado, y ahí tendrán que negociar. En todo lo que el Senado vota tendrán que negociar y, si de acá a noviembre la batalla es a muerte, eso va a ser duro. Pero, además, tampoco va a tener mayoría en Diputados. Tendrá que negociar las leyes importantes con el FA y en Diputados también lo tendrá que hacer.
-¿Qué rol tiene Salle en este panorama?
-No sé si será fácil negociar con Salle. Creo que Salle va a quemar todas las naves. Va a ser un jugador importante, pero no estoy segura de que sea confiable como para pensar que se podrá acordar con él. Entonces, ese es un escenario muy difícil para la coalición, que en este mes va a tratar de convencer a la gente de que no es algo importante.
-¿Qué debe hacer la coalición de cara a las elecciones departamentales, considerando que el FA ganó en departamentos históricamente blancos y teniendo en cuenta la experiencia de las departamentales de 2019?
-Yo creo en los partidos y siempre voy a defender que existan como partidos. Las coaliciones a la larga terminan matando las identidades partidarias y dejando de lado las cosas que hicieron que los partidos sostuvieran la democracia durante 200 años. Entonces, creo que las coaliciones son buenas para gobernar, pero no me gustan como ideas definitivas que afectan a los partidos. Me podrán decir que el FA también es una coalición, pero no es una coalición de partidos fundacionales del Uruguay. Es una coalición de partidos, como el Socialista y el Comunista, internacionales, y es algo distinto. Por otro lado, el PN y el PC no son iguales. Pueden tener muchos puntos en común, pero no son iguales y yo creo que son buenas las coaliciones electorales, pero no son buenas como partido. Si la estrategia es solamente ganarle al FA tienen que hacer un partido, pero eso es algo muy coyuntural. Hoy lo proponen los blancos porque son mayoritarios y algún colorado porque le sirve coyunturalmente, pero creo que estas cosas hay que mirarlas a largo plazo y, si las miro así, me termino inclinando por la fuerza de los partidos.
-Andrés Ojeda habló de un cogobierno, algo que no cayó muy bien en la interna. ¿Cómo dialoga este hecho con lo que usted está diciendo?
-Ojeda está haciendo su jugada y ha sido muy hábil en llevar a cabo su estrategia. El día de las internas dijo que desde ahí empezaba la interna de la coalición e instaló una competencia interna que no había existido hasta ese entonces. Ahora quiere hablar de la cogobernabilidad y no todos los colorados están de acuerdo con esa idea. Delgado, en el afán por ganar, le va a decir a todo que sí. La idea de un cogobierno es una posibilidad y hoy el PC tiene la fuerza de exigirlo. La coalición no fue un cogobierno, porque las últimas decisiones las tenía Lacalle Pou. Un cogobierno implica que las decisiones se comparten.
“Delgado tiene algunas debilidades como candidato y la ha tenido muy difícil en la campaña con una figura muy fuerte que es la de Luis”
-¿Cómo se explica la remontada que tuvo el PN? ¿Qué tanto se le atribuye a Valeria Ripoll?
-Creo que Delgado tiene algunas debilidades como candidato y la ha tenido muy difícil en la campaña con una figura muy fuerte que es la de Luis. Como todos los gobiernos, el presidente en su último tramo, porque quiere que su partido vuelva a ganar, se dedica a mostrar y a inaugurar obras. Eso recuerda que el líder es el presidente y no Álvaro Delgado. Entonces, yo creo que eso lo debilitó mucho y alejó a la gente de Delgado, pero también creo que las estructuras partidarias existen y que los militantes se pusieron el partido al hombro y sacaron la elección adelante.