El jerarca dialogó con CRÓNICAS al respecto de los desafíos del sector forestal, los nuevos proyectos de la Dirección General Forestal y las expectativas del próximo verano. “Nuestro bosque nativo tiene gran valor ecosistémico y de reserva genética”, dijo e hizo referencia al bono soberano verde sobre el que se trabaja junto al Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), lo que significa que Uruguay exporte productos libres de deforestación.
Por Antonella Aguinaga | @antoaguinaga15
-¿Qué balance hace de su gestión en lo que va del período?
-La Dirección Forestal es la autoridad forestal del país creada en 1968 mandatada por la ley forestal del año 1987 y anteriormente por la del año 1968. Desde el inicio intentamos modernizar la oficina, incorporar nuevo software y digitalizar carpetas que todavía van en papel. Por otro lado, se han hecho capacitaciones en sistema geográfico y la dirección también se enriqueció con estadísticas donde se incluye el inventario de la cartografía forestal del bosque nativo del 2016, que vamos a actualizar con información del 2021. Se participa en varios proyectos, por ejemplo, el bono soberano verde en el que trabajan el Ministerio de Industria y el de Ambiente y la cartografía del bosque nativo de Uruguay. Estamos participando de la Comisión Honoraria de la Madera que se generó desde el Ministerio de Ganadería y forma parte de la ley de presupuesto de 2020, para identificar problemas de la construcción o uso de la madera.
-Hace unas semanas presentaron junto con Fonplata y demás instituciones, un proyecto sobre estandarización de edificios en madera. ¿Qué pretende esta iniciativa?
-Lo que hicimos en la Comisión Honoraria de la Madera fue armar un proyecto que consiste en una guía constructiva para construir en madera. Los fondos son de Fonplata, además, va a obtener un relevamiento de los fondos y las reglamentaciones de las intendencias de todo el país. Se pretende unificar criterios para construir en madera de la misma manera en todos los departamentos. Hay otro capítulo con el suministro para construir en madera, por ejemplo, aserraderos, plantas, herrajes, anclajes y demás. Ese estudio está en curso y esperamos terminarlo en mayo del año próximo. Este año también presentamos los resultados de Iniciativa del Río Negro en el marco del acuerdo con UPM, donde hay muchos estudios en los que trabajan el Ministerio de Ganadería y el de Ambiente. La Dirección Forestal realizó un relevamiento de la Cuenca Alta de Río Negro que está terminado y se publicará en breve. Es la situación actual del bosque nativo del país, lo que nos servirá para hacer inventarios cualitativos en todo el territorio nacional.
-¿Cuáles son los mayores desafíos que atraviesa la dirección?
-Terminar las etapas de digitalización y aumentar la capacidad de recursos humanos, por extensión e inspección, porque tenemos a cargo el cuidado del bosque nativo y el control de las plantaciones con medidas de incendios. En ese sentido, estamos más restringidos. Se está trabajando mucho en la prevención de incendios en coordinación con Presidencia, Ministerio del Interior, Dirección Nacional de Bomberos, Ministerio de Defensa y productores forestales privados. Estos últimos cuentan con helicópteros que transportan agua y bomberos con un sistema de alerta temprana y la dirección no solo hace un control inspectivo, sino que multa en caso de incumplimiento de alguna medida, una capacidad que se nos brindó en la ley de presupuesto.
-En entrevista con CRÓNICAS, usted señaló que Uruguay es un país confiable para la inversión en materia forestal. ¿Lo sigue considerando pese a las sequías e incendios intencionales que se produjeron en los últimos años?
-Uruguay es confiable, se mantiene la institucionalidad, aunque cambie el gobierno, y la nueva administración continúa con el compromiso. El ejemplo es la política de Estado de la ley forestal que tuvo modificaciones, pero lleva casi 35 años de vigencia. Eso da una visión institucional sólida. La ley forestal, de zonas francas, promoción industrial y de puertos son otros casos. El país tiene índices de transparencia de los más altos del mundo, comparables con Estados Unidos y Japón. Eventos como la sequía son riesgos que se corren que afectan a todo el mundo.
-¿Qué expectativas tienen para el próximo verano?
-Se han ajustado controles, tanto para la dirección como para todo el sistema interviniente. Se están aplicando nuevas tecnologías por parte del Sistema Nacional de Emergencias, que es quien dirige el esquema de incendios. La Dirección Forestal se ha actualizado, pero buscamos estar al nivel del desarrollo del sector forestal, que probablemente en dos años pase del 4% al 5% o 6% del PBI y sea cercano al 20% de las exportaciones del país.
Por otro lado, estamos viviendo un cambio global en cuanto a la bioeconomía y economía circular. El país tiene un buen modelo y estrategia de bioeconomía sobre una buena base de energías renovables en cuanto a lo eléctrico y calórico. Con la ley forestal no solo generamos bienes, sino que se está produciendo una economía a base de energía. Tenemos la posibilidad de generar nuevos combustibles fósiles a partir de la refinación de madera, sustituto de gasoil. La dirección debe estar a esa altura de desarrollo, las inversiones que ha captado son muy importantes.
-¿Qué peso tiene el sector forestal en la economía?
-Hoy va a crecer el porcentaje de PBI total de 4% a 5% o 6%. El agrícola probablemente represente el 20%. Además, ha sido un sector que ha captado grandes inversiones mundiales.
Beneficios que apuntan a conservar el bosque nativo
-El MEF propuso en la Rendición de Cuentas beneficios tributarios que apuntan a la conservación del bosque nativo y que “impactan” en financiamiento internacional “más barato”. ¿Qué opiniones tiene al respecto?
-La dirección trabaja mucho con el MEF y esos beneficios apuntan a conservar el bosque nativo. Uruguay, históricamente, a partir de la ley forestal y como producto de la Comisión de Inversiones y Desarrollo Económico, generó políticas forestales y de conservación que le dio al Ministerio de Ganadería. Nuestro bosque nativo tiene gran valor ecosistémico y de reserva genética. Por este motivo, se dan dos eventos: Uruguay empieza a plantar y deja de cortar madera de bosque nativo, como en la Primera y Segunda Guerra Mundial y, por otro lado, el pago por servicios ecosistémicos.
Uruguay hizo que el bosque nativo se conserve, registre y, en función de un plan de manejo sostenible que preserve la superficie, hace que se exoneren impuestos del área. Hace 52 años fue un gran avance, hoy son más comunes. Eso nos permite ser el único país libre de deforestación. En esa línea, trabajamos por el bono soberano y, por otro lado, nos permitirá que Uruguay sea un país libre de explotación de sus productos agrícolas, lo que significa que sean libres de deforestación. Eso confronta al Mercosur y la Unión Europea, porque esta reclama la corta de montes y la cantidad de hectáreas perdidas. Desde que se implantó la ley, las áreas de bosque nativo nos ponen en una situación única en América Latina. Hoy es un factor diferencial con respecto a otros países.