Con la asunción de Lula da Silva en Brasil comienza un nuevo año. La visión uruguaya de este hecho, más allá de su propia importancia, resalta una imagen: Lacalle, Mujica y Sanguinetti, juntos. La política exterior parece imponerse a las disputas internas. En este sentido, y trascendiendo la región, aparece la otra cara de la moneda, las negociaciones con China. Entre tensiones con el Mercosur e incertidumbres propias del escenario internacional, surge la incógnita de si se logrará o no concretar un Tratado de Libre Comercio (TLC) con el mayor destino de las exportaciones. La Cámara de Comercio Uruguay-China hoy es el principal nexo. Sobre este y otros temas dialogó con CRÓNICAS su presidente, Gabriel Rozman.
Por Matías Kapek | @matias_kb
-Luego del acuerdo de factibilidad beneficioso con China en el marco del TLC, ¿en qué instancia se encuentran las negociaciones? ¿Están detenidas? ¿Por qué?
-Es difícil entender a los chinos. Cuando nosotros pensamos que están detenidas, tal vez ellos están trabajando silenciosamente. Mi impresión es que la estrategia de China es hacer un buen tratado con Uruguay para que lo puedan ver los argentinos y los brasileños. Quieren que estos piensen “nosotros también queremos entrar en eso”. Hablando con nuestro embajador en China, creo que no han dejado de lado la idea de hacer un TLC con Uruguay. No sé si le pusieron alta prioridad, considero que no, pero está ahí pendiente y somos nosotros los que tenemos que empujar.
-¿Cree que la situación que está viviendo China, que no parece salir del todo de la pandemia, ha influido en el poco avance de las negociaciones?
-Sí, veo por primera vez a China muy preocupada por la situación interna. Se trata de la primera vez que hay oposición a una política que desarrolló el gobierno sobre el covid-19 y a la comunicación que se ha hecho de ella; también se ha empezado a comparar la salida de la pandemia con la de otros países. Todo eso ha repercutido mucho en lo que piensa el gobierno chino y en las prioridades que tiene. En este momento están muy enfocados en salir del covid-19 de una manera elegante para que el gobierno no quede mal y también de una forma en que la gente pueda sentirse a salvo.
-¿Puede haber alguna responsabilidad de Uruguay? ¿Qué actitud cree que debe tomar el gobierno en este momento de las negociaciones del TLC?
-Tenemos que dar señales de que estamos disponibles para seguir adelante y además resolver nuestra posición frente al Mercosur. A lo mejor hay algún término medio, está el caso de Chile, que está asociado al Mercosur, pero no es parte de él; habría que ver qué estatus le vendría bien a Uruguay. Hay que tener en cuenta que existe la posibilidad de que nos digan que no podemos estar más en él porque no seguimos las reglas. En ese caso hay que tener mucho cuidado porque el Mercosur es la segunda o tercera fuente de nuestras exportaciones y no la queremos perder.
-¿Cuál sería la importancia de poder establecer finalmente un TLC con China?
-La prueba está en los países que tienen TLC con China y cómo han progresado en sus exportaciones. Está claro que podríamos beneficiarnos con un TLC, no solamente en cuanto a aranceles, sino también por las inversiones. En la pesca, por ejemplo, Uruguay ha desaparecido en la escala masiva. Se trata de un sector que a China le interesa y quizás quiera invertir, creo que en general el papel de las inversiones puede ser muy importante.
-¿Qué sectores exportadores cree que se verían beneficiados en el caso de que se concretara el tratado?
-La madera, que ya exportamos, pero que podemos exportar de manera más elaborada. También podemos exportar comida, porque los chinos siempre necesitan y nosotros podemos producir para mucha más gente que la que tenemos. En este sentido sería bueno diversificarnos; los chinos comen muchos productos porcinos, los cuales no tenemos, pero podríamos tener a partir de alguna inversión de China. Por otra parte, la industria de los pollos, que no es significativa en Uruguay, pero en China genera demanda. Queda claro que hay varias alternativas para mirar de cara a la diversificación.
-¿Algún sector se puede ver perjudicado por la concreción del tratado?
-Sí. Hay algunos que se han visto perjudicados en los últimos 10 años por la importación de China, principalmente, de textiles y de manufactura liviana. En lo que tiene que ver con el cuero y calzado, por ejemplo, nos hemos visto perjudicados, casi con la desaparición de la industria del calzado en Uruguay. Nos tenemos que ocupar de reconvertir este tipo de industrias, exportando cueros para guantes, para automóviles, como solíamos hacer cuando mandábamos a Europa. Si vamos a competir cabeza a cabeza con productos chinos, vamos a perder, tenemos que ofrecer algo diferente.
-En los últimos tiempos se han hecho evidentes ciertas tensiones dentro del Mercosur; al parecer, los países vecinos se muestran contrarios a la política exterior de nuestro país. ¿Cree que su posición va a detener las posibilidades de profundizar las negociaciones bilaterales?
-Sí. No veo que nosotros salgamos del Mercosur. No sé cuánto va a durar la crisis en Argentina, pero estamos exportando muy poco. El gran problema es Brasil, ahí exportamos cifras interesantes. No nos conviene salirnos del Mercosur, es un barrio complicado, pero tenemos que vivir en él.
-En este sentido, ¿qué papel puede jugar la asunción de Lula en Brasil?
-Lula en su período anterior no mostró una gran sensibilidad hacia abrirse a otros mercados. Por lo que leo, ha cambiado mucho su opinión, está más cerca de Estados Unidos, está más cerca de querer comerciar con otros países fuera del Mercosur.
-¿Qué postura debería tomar Uruguay en caso de que el Mercosur se oponga en forma contundente al TLC entre nuestro país y China? ¿Cuál cree que debería ser la prioridad, seguir manteniendo los lazos con la región, o apostar hacia afuera?
-Los necesitamos a los dos. No deberíamos negociar un TLC, sino buscar llamarlo de otra manera. No insistiría en llamarlo así, me parece que es ofensivo para los socios del Mercosur. Sin llegar a un TLC, se pueden negociar tratados para ciertos productos, tratados de protección de inversiones y de protección de las marcas. Lo hicimos durante la época de Tabaré Vázquez, cuando el TIFA, que era un tratado con Estados Unidos sobre inversiones, pero no lo llamamos tratado general de inversiones o algo por el estilo.
-¿Cuál es el balance de exportaciones de este año?
-Ha sido un año difícil, por la pandemia y la logística de China. No vamos a exportar como lo hicimos en el 2019 o en el 2020, pero los números son muy satisfactorios y tenemos un buen margen de superávit contra las importaciones hechas desde China.
-¿Qué sectores se destacaron?
-Los tradicionales, la madera, la celulosa, la soja, el sorgo.
-Parece haber una desaceleración en el crecimiento de la economía de China. ¿Considera esto como preocupante para los intereses de Uruguay?
-No. Se trata de un problema interno que tienen, toda la cadena logística de China hacia afuera está bastante dañada y hay que recomponerla. Tienen la posibilidad de seguir creciendo, siguen vendiéndole a Estados Unidos y a Europa. Les está pasando lo mismo que nos pasó a nosotros durante el covid-19 con las industrias; tienen casos donde tuvieron que cerrar industrias enteras, eso lo tienen que arreglar. No tengo información completa de cuál es el plan para hacerlo, entonces no puedo hacer ningún comentario, pero imagino que se están ocupando de eso.
-¿Cómo analiza lo que ha sido en general la política exterior del actual gobierno?
-Lacalle diría que les tocó un garrón. Con la pandemia tuvimos que parar muchas industrias y el comercio, creo que nos afectó. Pero por lo menos tenemos una política muy bien definida. Lo hagamos o no, sabemos lo que queremos hacer y muchas veces damos pasos para hacerlo. No se trata solo de la política del gobierno de coalición, Tabaré Vázquez quiso hacer lo mismo, simplemente no tuvo el apoyo de su partido; lo del TLC con China viene desde hace 15 años. Este gobierno está haciendo lo que puede y me parece bien que trate de dar los pasos que son necesarios para seguir adelante.
La relación de Uruguay y China, más allá del TLC
-¿Cómo define las relaciones actuales entre Uruguay y China?
-Están muy bien, hemos hecho cosas inteligentes. Los consulados están provistos de muy buena gente, tenemos un embajador excelente, que conoce muy bien China. Me alegro mucho de que el presidente Lacalle lo haya extendido por un año más, ya que él tendría que haber regresado a Uruguay en 2021. El embajador Lugris se ha ganado la confianza de muchos de los funcionarios chinos con los que nosotros tenemos que tratar.
-¿Cree que hay margen para profundizar en esas relaciones, más allá del TLC? ¿Hay otras vías posibles?
-Se podría hacer algún pacto sobre la pesca. Los chinos de todas maneras pescan en nuestras aguas, hay muchos que lo hacen sin pagar lo que deberían. Las aguas que tenemos les caen muy bien, también el puerto de Montevideo.
La Cámara de Comercio Uruguay-China, un actor importante
-¿Qué papel juega la cámara en la relación entre ambos países?
-Asesoramos a nuestros asociados y a quienes vienen a nuestra cámara. Negociar con China no es fácil, se dan diferentes situaciones. Se trata de cosas que hay que arreglar y el gobierno chino no ha puesto interés. En ese sentido, deberíamos insistir en progresar, entre otras cosas, en acuerdos de protección de nombres y de marcas dentro del sistema bancario chino, para saber, por ejemplo, quién es el último beneficiario de las cuentas.
-¿Qué desafíos y expectativas tienen para 2023?
-Tendremos reuniones con China, que ahora se van a poder hacer presenciales, ya que se puede ir sin hacer cuarentena. La idea es tener reuniones comerciales donde nosotros propongamos productos y ellos también. Esa fluidez de poder hablar cara a cara nos puede favorecer mucho.